Mostrando entradas con la etiqueta Heineken. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Heineken. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de mayo de 2021

Discretito pero informal


Debe ser que los trofeos patrocinados by Heineken son todos iguales o vaya usted a saber qué, pero el Gran Premio de Portugal me ha sabido a más de lo mismo aunque con algunos destellos...

A ver, yo a Hamilton no lo disfruto así, en plan matón en guardería. Ni viéndole errando el tiro en la resalida. Porque sé de qué va la película, porque son demasiados años, porque no me lo puedo quitar de la cabeza y porque me supone un handicap para el orgasmo o que se me vaya la olla y, en el hachazo a Bottas, imagine que el finlandés ha recibido previamente un mensaje por radio en plan «Aúpa ahí, Valtteri! Guiño, guiño, codazo, codazo», que en el librillo de códigos secretos de Toto Wolff significa: «¡Déjate pasar y pon cara de susto para que la pille la cámara del rádar!»  

domingo, 19 de abril de 2020

Los niños de Dios


A fe mía que me sigue enterneciendo el infantilismo de algunos posicionamientos, sobre todo cuando niegan la realidad para construir otra realidad alternativa, más a su gusto, claro.

Cuesta aceptar que nuestro deporte es un gigantesco burdel y esto lo entiendo, lo que no comprendo es la necesidad que tienen algunos de elaborar un relato alternativo que pasa inevitablemente por sustantivar las bondades deportivas de tal o cual conductor, como si el resto no importara nada o no hubiese tenido influencia. 

lunes, 27 de enero de 2020

La estrella roja de Heineken


Por curioso que parezca todavía hay gente que relaciona la estrella roja de Heineken con la estrella roja revolucionaria, aquella que llevaba el Che en su gorra y cambió Daimler por otra de tres puntas con intención de promocionar una logística de vehículos compartidos al grito de ¡Viva la revolución! [2012, una fábula].

Bueno, la cervecera neerlandesa —vamos a ponerlo bien— es patrocinadora global de la Fórmula 1 y por algún lado hay que empezar la semana, así que con vuestro permiso vamos a darle a la bendita estrellita porque la culpa de este embrollo la tiene la propia Heineken, ya que entre 1950 y 1991 la mantiene sin color en su publicidad y botellines para que nadie establezca comparaciones o paralelismos. ¿Efecto Streisand? Yo diría que sí...

lunes, 28 de octubre de 2019

Max en 0,0%


Que Max Verstappen se haya coronado Driver of the Day en el Gran Premio de México delata lo malito que anda el patio y lo poquito que valen estos triunfitos. A cuenta de las elecciones de abril pasado, me decía mi buen amigo Elías que el político no habla bobo para que le entienda todo el mundo, habla bobo porque no sabe hacerlo de otra manera y, básicamente, porque al otro lado no hay nadie que le contesta: ¡hágame el favor de respetarme la inteligencia!

Al FOM había que decirle esto mismo, y a la FIA también, por tolerarlo. Mucha seguridad vial, mucho Halo, mucha concienciación, pero en el Hermanos Rodríguez un gilipollas que no distingue la diferencia entre arrojo o dureza y conducción deportiva, se proclama Piloto del Día por votación popular y con la aquiescencia de las autoridades, que tampoco vieron nada malo ni punible en sus macarras evoluciones en pista.