A sólo dos semanas de asumido el gobierno de Alberto
Fernández ya padece movilizaciones de chacareros en diversos lugares del
interior, esto no hace más que ratificar dos cosas: que el sector está en pie
de guerra y que el peronismo sigue sin formular una acción política virtuosa
para ese sector que es el más vital de nuestra economía a nivel nacional y
termina yendo al choque, aún sin buscarlo. Luego de la confrontación de 2008,
donde desde este blog se bancó a pie juntillas la 125, luego de aquella dura
derrota y luego de algunos años que sirvieron para pensar y repensar qué hacer
con y hacia esto que se instaló como El Campo surge la necesidad imperiosa de
entender que un gobierno popular debe antes que nada darse una política hacia
ese sector, que sencillamente es el mayor aportante de divisas y el de
respuesta más rápida en el marco de una crisis sin precedentes ¿Implica esto
desistir de ideas y formulaciones? Para nada, implica realizar un diagnóstico
preciso y luego operar en consecuencia, para ello es central reconocer que el
campo tiene una serie de batallas ganadas desde lo ideológico y cuenta con un
andamiaje y cobertura mediática fabuloso, basta con escuchar las radios en las
mañanas de los sábados para comprobarlo, por ende cualquier intento de alegre confrontación
es un atajo hacia la derrota.
Lo concreto es que el sector está en pie de guerra a menos
de un mes de asumido el nuevo gobierno y se dice agredido por una disposición
en cuanto a retenciones que equipara las que había instalado Macri con algunos
puntos de diferencia, nada que amerite tamaño estado de asamblea, pero las
cosas son como son y no como a uno le gustaría que fueran. Ante este escenario
¿Es razonable ir a un nuevo choque cuando, incluso, el campo está dentro de ese
40 % que votó a Cambiemos? Para mí es comprarse una nueva derrota que en las
actuales condiciones podría lesionar muy seriamente al gobierno de Alberto. Lo
que se impone es ponerse a construir una política que tenga como objetivo
integrar a ese sector a los grandes objetivos nacionales pero para ello es vital
partir de la base que con la confrontación no se irá a ningún lado victorioso,
mas bien todo lo contrario. Hacer política es antes que nada hacer diagnósticos
crudos de la realidad sobre la que se pretende actuar, por eso es un error
salir a confrontar desde las redes al campo cuando sus sectores más ultras se
muestran en las rutas. La sociedad no es gila y sabe leer mucho mejor las cosas
de lo que muchos creen. Que sean sus ultras los que generen rechazo y no salir
desde nuestro lado a responder provocaciones pues eso es lo que están buscando
para reinstalar un escenario en el que creen -con certeza- que llevan las de
ganar. Hay que probar con trabajar en sus propias grietas, que las tienen y muy
grandes; su frente interno está sumamente agrietado y una política inteligente lo primero que debe hacer es filtrarse entre ellas que es lo contrario de una confrontación frontal que termina haciéndolas desaparecer, hay que operar sobre sus contradicciones intestinas pero teniendo claro que es el sector más dinámico de la
República Argentina y que hacer política en Argentina implica necesariamente
asumir esa realidad y operar en consecuencia.
No hay que rendirse ni bajar
banderas, hay que estudiar, investigar y entender que el campo está, existe con
sus vicios y virtudes y que por lo tanto se lo debe entender, de lo contrario
estamos fritos. Que el campo tiene más ventajas que otro sector es cierto, hay
que asumirlo. Pretender dar una pelea sin soldados y sin plan es suicida.
Siempre es mejor un mal acuerdo que una derrota sin contemplaciones.
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