"El ritornelo es la forma de cada cual de
controlar su ansiedad ante el caos. Es devenir y línea de fuga. Es una
apoyatura que exorciza"
Hernán Kesselman
Puesto que el poderío de la poesía aún nos sostiene, en esta ocasión quiero compartirles tres poemas de mi libro en preparación, Espejos de niebla.
La ciudad de la angustia
Para Alonso Londoño
En esta esquiva ciudad que me consume, todo ha
quedado reducido a una enorme ventana, por donde se fuga la única ilusión que
me sostiene: levantarme de ésta arraigada silla y caminar de espaldas para
olvidar el extravío del tiempo que me trajo al recinto del cuerpo abofeteado
por la crueldad.
En esta ciudad de nadie, aprendí que la vida era un interminable sueño, donde
persistían inmóviles mis huesos frente a todas las puertas despejadas.
Retorno al origen
Vibraré hasta consumir el soplo del caos
que me trajo a la existencia.
Olvidaré el descenso de los días y dejaré
que la pesada roca compañera de mis pasos, se deslice solitaria,
olvidaré el camino,
olvidaré la palabra,
olvidaré la mirada,
olvidaré este pensamiento.
Y me haré movimiento
para mover la nada (¡Mi única profundidad!)
Añoranzas nocturnas
Absorto,
(detenido
en el abigarrado diálogo interno,
fundido
en la vehemencia de temores amigos,
jugando
los dados sin numeración,
recorriendo
el camino sediento de las pieles resecas por la ausencia)
mientras las voces exaltadas por la clausura del
crepúsculo,
continúan
su reposada caída en los intervalos de la mudez;
y
vuelve a abrirnos la puerta de la vida
el
fulguroso escenario musical.
Añoro esas horas gloriosas
con
la plenitud del cántico en el esplendor de la noche.
Imágenes tomadas de la circulación libre en la red.