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─Ha oído hablar de los países exteriores?
─No, jamás.
(J.L. GODARD, Alphaville,1965)
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En una perspectiva general, bajo el lema La desaparición del exterior se aborda a continuación, de forma tentativa, una hipótesis tan central como polémica: la que apuntaría a la existencia de un vínculo pragmático e inercial entre el ambiente social actual y un fascismo de baja intensidad.
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La expresión "baja intensidad", tomada a primera vista, podría dar la impresión de una fuerza en descenso o de presión mínima. Lo cierto es que esa presión mínima, si se diera, lo haría únicamente como contrapeso de una opresión que se orienta a ejercerse con un máximo histórico de constancia, extensión y profundidad.
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Un espacio sin exterior ¿sigue siendo un espacio o es el lugar último de una perdida? ¿Podría esa pérdida suponer una oportunidad libertaria, de cambio cultural y social en tiempo de crisis? Si fuera así el avance se abriría tanto para quienes defienden el "status quo" como para quienes lo cuestionan desde distintos ángulos. Sería la hora insegura. Precisamente porque el espacio ha dejado abierta su ansia por cerrarse, de una forma singularmente nueva, crítica, ahora las opciones se abren y reinventan también sin límite. Porque todo está en juego. Se perdieron incluso las excusas. Un fascismo de baja intensidad produce un holocausto de baja intensidad, y reclama, entre otras cosas, una lucha de intensidad máxima.
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Antonio Méndez Rubio
La desaparición del exterior.
Cultura, crisis y fascismo de baja intensidad
(Editorial Eclipsados, 2012)