martes, 22 de octubre de 2019

12 GLOSAS PARA ÁNGEL CERVIÑO



por Francisco Layna Ranz

 
Presentación en Librería Iberoamericana, Madrid, 18 de octubre, 2019
 


En el año 2017 Ángel Cerviño escribió veinte glosas a uno de mis libros. Hoy es el día de mi venganza. Más breve, porque en mi caso son doce.



Hace ya un par de años escribí sobre la poesía de Cerviño. Recupero de aquella reseña algunas líneas: “El poema de Cerviño nunca es un resultado. Intuyo que él desea hablar de encrucijada, pero en los cruces de caminos hay que decidir. Cerviño elude esta decisión, casi arrastrado por la fuerza de su propia escritura. El poema se dice a sí mismo, para decirse de modo distinto. Sin duda avanza, pero en cualquier dirección, quiero decir que también avanza, y con suma frecuencia, hacia la molécula, el protozoo de la palabra. Los preliminares de la significación. El lenguaje y sus referentes acuden en auxilio de un sujeto. No hay enunciación estable”.



I

Su poesía pretende que los sistemas simbólicos caigan en desgracia. Me explico. Dice Covarrubias, el de diccionario, que símbolo es lo que tiene “semejanza, correspondencia y metáfora”. Por esto Cerviño desea su ruina. Uno de sus poemas se llama “Recuerdos de mi autopsia” (Peleé con él para que ese fuera el título final, pero no lo conseguí). En una morgue un muerto prepara la escena del “como”, la conjunción metafórica por excelencia. Y dice: “solo daña lo afín / opera por contigüidad el hueco que persiste / engolosinadas con correspondencias / las colisiones responden unas por otras / es demérito de la alegoría” (p. 83). Establecer afinidades puede ser también colisión, y así sucede en el entramado de cualquier metáfora. Es magnífica la persistencia de lo hueco.



II

En su primer poema se pregunta si todo lo hueco era parte del plan. Lo hueco, lo hueco planificado, lo contrario de lo macizo imprevisto. Tiene una imagen espléndida por la que siento debilidad: “espada hueca” (p.  77) No sé si es adecuado hablar de oxímoron. Prefiero hablar de autoantónimos. Por ejemplo, “nimio” significa “insignificante” y “excesivo o exagerado”. “Conjurar” significa “conspirar”, pero también “evitar o alejar un daño o peligro”. La escritura de Cerviño no elude las colisiones, el malentendido, la deriva semántica, el azar significativo, lo seminombrado.



III

Mallarmé dijo: “La destrucción fue mi Beatriz”. Ángel termina su segundo poema con “viví de aproximaciones / accidental fue mi Beatriz”. Ya había antes hablado de la lógica de lo ocasional.



IV

Veo en el poema tercero que “se deja hacer” (p. 13), es decir, se trata de un sujeto pasivo. Si atendemos al étimo, el verbo “estar” significa ‘estar de pie’. No solo esto es indicio de actitud corporal, sino localización: “mi estar allí”, escribe. Vamos a encontrarnos lo mismo en el poema XIII, donde habla de “las diferentes formas de decir estoy aquí”. Es curioso porque esos deícticos indican al mismo tiempo cercanía o lejanía en el tiempo y en lo probable. La percepción del conflicto entre lo próximo y lo lejano. El futuro y el pasado son hipótesis, también el presente y también el poema. Él prefiere hablar de “provisionalidad” (p. 50) Vuelvo a la última línea: “mi estar allí / en haz se da y rompe a callar” (p. 13). Algo puede “dar miedo”, o “dar pena” o “dar gana de”. A Cerviño le “dan olvidos...”



V

En el poema número XX puede leerse (p. 32):  “Me dan olvidos que persuaden / sin haber sido invitados / sonrientes desconocidos se están congregando. / Ni tanto (ni tan poco) / con tres delicados golpes la autoridad del río llama a mi puerta / en lentitud mejor me tiene”. “Los olvidos” (antes “lo hueco”) se alían para invadir la escritura. Esto va a más.

VI

Para Cerviño el contexto es lo pragmático, y el desorden el caldo de cultivo de la escritura creativa. Así lo dice: “de donde surge lo que hemos llamado “creación poética” / / ahí el enunciador / el yo-elocutivo / permanece como lugar vacante / se oculta multiplicándose / y el texto se convierte en escenario para las teatrales apariciones de sus fragmentos / espacio de acogida donde el que habla puede desatender las sospechas de su propia provisionalidad / y acaso nutrirse de las carencias” (p. 50)



VII

Quiero suponer que el orden de los poemas se debe a labor de edición, pero me divierte establecer conexiones, algunas inmediatas, como hilos que son recogidos en nuevas puntadas, nuevas líneas. Hilván, hilvanar, hilo, madeja  son palabras de su vocabulario. Termina el séptimo poema del siguiente modo: “El recuento de nubes / como un listado de primeros versos / sacia en falso”. Ahora consiste en “saciar en falso”, luego será “máquina de inseguridad”. El siguiente poema se titula “Insomnio insuficiente. Nada allí tiene un efecto completo, porque en su poesía ninguna consecuencia es definitiva, solo secuencia.



VIII

A modo de una inseguridad que alcanza y traspasa la escritura, el papel, el libro, Cerviño también habla de su “yo acebrado" (p. 21). Sí, la palabra existe, “acebrado”. En la piel la inconsistencia, la no continuidad del cromatismo. Ahora sí, ahora no, como el amor en las margaritas o los semáforos intermitentes. La continuidad es atomización, espera y fragmento. Muy poca fe en la significación estable y en la unidad.



IX

Al principio fue el ritmo. Lo dice varias veces. En el origen hubo un reparto. El armadillo, la liebre, es decir, el modo distinto de desplazamiento, la lentitud o la rapidez. Ritmos, en definitiva. Escribe en su poema XXXVI: “la mujer del lanzador de cuchillos: / el Rhytmos precede al Logos / (parece que se levanta un poco de viento)”. La poesía inicial, la voz de Homero, es epos. Y ruega al Señor, en rezo y en mantra “porque la duración a lomos del ritmo cabalgue”. Lo he hablado con él muchas veces: le gusta que el poema tenga sonoridad. Dice en otro momento: “hablo de la música / obviamente / pero también de poesía / polifonía de las ideas / coreografía del pensamiento / el sonido se mueve rápido / para no dejar pensar al sentido / y una dicción bien lograda es la única prueba de veracidad exigible al poema / lo inasible solo responde ante el ritmo” (p. 48)



x

He aquí una oposición fundamental en toda su obra: ritmo y sentido. Dice Derrida: “todo poema corre el riesgo de carecer de sentido y no sería nada sin ese riesgo”.  Para Cerviño el sentido es una posibilidad, una entre muchas: “jirones de expresión rondan el texto como perros callejeros / marcando cada esquina con las señales de su desconcierto / una buena tensión superficial / esa es toda la quietud a que el poema puede aspirar mientras se desangra en lo más hondo” (p. 49). El sentido es dirección y distancia, una inercia siempre con la vista puesta en lo que ha de suceder: “el fluir del lenguaje es siempre exterior al “asunto” que aborda / lo refleja como el arroyo que pasa da cuenta de las espadañas de la orilla / pero no es ese su propósito” (p. 27). Y termina: “buena parte de la eficacia del texto queda así / abandonada a su suerte / en manos de las epifanías itinerantes que circunstancialmente se puedan presentar en el carril rápido de las artes combinatorias…" (p. 28). Es un asunto tan viejo como la luz del mundo real: la naturaleza, los sueños, la historia, esta silla, el poema y su sentido son el registro de la totalidad de las combinaciones. El libro se inicia con esta cita de Samuel Beckett: “Hay que decir palabras, mientras las haya, hay que decirlas hasta que me encuentren”.



XI

Los lugares también se mezclan. El lugar es siempre anterior a la decisión de abandonarlo. El “forajido” es el que está más allá del “ejido”, el mojón que señala el límite de lo nuestro. El poema está fuera de cualquier lugar. Va en dirección contraria. El éxodo, la errancia, provoca algarabía, no acuerdo en los significados. Y el poema tiene que aceptar la injerencia de todo texto que desee introducirse entre sus líneas.



XII

La continuidad es una constante en la poesía de Cerviño. De la necesidad de exégesis y escolio se deduce que el texto necesita, al igual que en los clásicos, una amplificatio, en evidencia de la escritura nunca definitiva. Voces en off, contrabando del nombrar, insurrección del significado, apostasía del verbo. Se pregunta “¿sigue creciendo el poema en el bolsillo del difunto? / ¿de qué manera preexistía este texto en el diccionario?”. Son conocidas sus notas a pie de poema. Pero tendríamos que ir más lejos, más allá del ejido. Lo que hay detrás del telón, de la página, del tapiz, lo que continúa se resiste a abandonar la enunciación, “decires imprevistos”, son sus palabras.

 
 La explotación industrial del gusano de la seda (AEREA - RIL Editores España, 2019)

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