El Encano, Colombia
dic. 2012
Estoy
aquí, en un rinconcito de Colombia. Estoy al pie de la laguna de La Cocha, en
Nariño. Llegamos hace un par de días con mis padres y mi hermana. Así, como
cuando era chiquita y todo me parecía enorme, lejano, y sin embargo, tan
alcanzable. Aquí estoy, y sigo jugando, jugándome, manchándome las manos,
cayendo, aprendiendo.
Mientras
haya en el mundo superficies, escribiré, seguiré siendo.
*
Hace
días viví momentos intensos en el Encuentro de Poesía en mi país. Fui un
instrumento de mi poesía, porque siempre el poema estará sobre mí. Canté, gocé,
bebí, lloré, muté. Conocí seres luminosos que me llegaron como un respiro,
pasadizo a otras realidades. De esas vivencias sigo alimentándome, digiriéndolo
todo en la inmensidad de este bosque.
*
Mi
padre y sus historias de hace 41 años. Hace 41 años él estuvo aquí, caminando
por este mismo sendero, exiliado político en tiempos de Velasco Ibarra. Yo
también quiero regresar a esta Isla y decir "hace 41 años estuve aquí, con
mi padre, escuchando sus historias cuando el sol se ponía, lento y cadencioso,
una lejana tarde de navidad."
*
Mi
madre y su bendición en un beso infinito sobre mi frente. Mi madre, su sonrisa
y su inagotable ternura frente al fuego, una chimenea llena de carbón y
recuerdos en reversa. Porque el fuego también me remite a ella, siempre. Mi
madre y su mano extendida entregándome una agenda en cuya portada yacen muchas
mariposas pintadas, como entendiendo que el verdadero sentido de mi vida es la
búsqueda de la libertad, porque sí, porque que me doy el lujo de buscarla y
sobre todo, por momentos, de encontrarla. Siempre hay retorno, madre, siempre,
porque aunque lejos, de ti nunca me voy. Pero ahora gocemos, porque estamos,
porque somos. Sin tiempo. SOMOS.
*
Mi
hermana y nuestro código común. El aprendizaje y el hombro, para cuantas veces
sea necesario. Mi hermana y la risa de Marylin Monroe desde algún templo que
sigue incendiándose. Suena un blues desde el altarcito de nuestras pequeñas
muertas. El miedo es un grillo que puede tomar dimensiones monstruosas, lo sé,
pero si lo enfrentas con la luz de tu pincel, se irá achicando hasta dejarte
dormir, plácidamente. Hay en todos los colores una espada.
*
Brindo
por Mark, con este trago casero. Brindo por Mark que me canta en la distancia
'Blue Christmas' de Elvis. Y luego ríe. Y luego río. Protector de mis viejos y
mis locos que siguen deambulando por la calles de North Beach, reinventando
noche a noche la ciudad de la Niebla. Mark, como una luna permanente. Guardián
de mis palabras. Amándome, una vez más, como sólo él sabe hacerlo, renovándolo
todo, como siempre, como siempre.
*
Hoy
crucé hacia el santuario de la isla Corota, en lancha, y hundí mis manos en el
oleaje que Angela no pudo tocar en mi país. Hoy lo toqué por ella. Me limpié y
la limpié en la distancia. Los símbolos sólo existen cuando se materializan en
otras metáforas. En el agua hay un espejo que no se rompe, únicamente se
deforma. Y entonces su voz también es oleaje. "Somos pedazos de vidrios
sosteniéndose". Hay en el silencio un lugar del cual siempre querré
acordarme. Aquí estoy yo. Travestida. Iluminada. Y todas las aves del páramo se
levantan para saludarme. Hay leña, mucha leña. Y la noche reclama su espacio.
Creo
en la alquimia que produce el lenguaje de la ausencia.
Pero
aquí estoy,
mientras
haya superficie.