domingo, 15 de diciembre de 2024

FRANÇOIS BAYROU, PRIMER MINISTRO LETRADO

Por Eduardo García Aguilar

El nuevo Primer ministro francés François Bayrou (1951) es una prueba de que nunca un político debe darse por muerto y que las volteretas del destino pueden sacarlo del limbo a la palestra como por acto de magia, tal y como ocurrió con el innombrable presidente estadounidense electo, el del peluquín y el maquillaje naranja y con muchos otros del espectro africano, asiático, latinoamericano, medioriental o europeo.

Profesor de literatura originario del suroeste, nacido en Pau junto a los Pirineos, cerca de la frontera española, Bayrou habla con un acento peculiar y durante mucho tiempo luchó contra la tartamudez que de vez en cuando reparece en sus presentaciones públicas o discursos. Es hombre de campo, alcalde desde hace mucho tiempo de su ciudad natal, padre de seis hijos, católico, pero laico convencido. Viene de lo más profundo de Francia y ha brillado en la capital a lo largo de cuatro décadas como joven ministro de Educación y líder político del centro, al mando de su partido Modem (Movimiento Democrático).

Ha sido tres veces candidato a la presidencia, pero no ha podido nunca pasar a la segunda vuelta y con frecuencia sus enemigos lo han dado por muerto político, pues los derechistas lo acusan de traición por apoyar en algunas ocasiones a los socialistas y los de izquierda desconfían de él por participar en gobiernos de derecha y dar un apoyo crucial para la llegada al poder del joven Emmanuel Macron en 2017. 

Desde un fulgurante inicio al conquistar la presidencia a los 40 años de edad, Macron ha perdido popularidad y está ahora en lo más bajo de los sondeos, pues es detestado por su arrogancia y desconexión con el pueblo, que estuvo a punto de tumbarlo cuando la crisis de los "chalecos amarillos".  Pero tuvo suerte porque lo salvó la pandemia del covid, que paralizó al país con intermitencia casi tres años y apagó los impulsos revolucionarios de la Francia provinciana y agrícola. Ahora, tras muchos errores y una frustrada disolución de la Asamblea Nacional, el país está bloqueado y sin salida. En las elecciones legislativas de julio pasado ganó la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular, pero sin lograr mayoría absoluta, y el partido de la ultraderechista Marine Le Pen se convirtió en el mayor del país al obtener 11 millones de votos. 

Pero el joven presidente no quiso reconocer los resultados de las urnas y optó primero por Michel Barnier, un primer ministro del partido de derecha Los Republicanos que fue último en las elecciones, derribado hace unos días por mayoría absoluta del Congreso con votos de la izquierda y ultraderecha. Ahora Macron designó a su principal aliado y mentor, el profesor Bayrou, que tampoco ganó las elecciones.

Ahora Bayrou, septuagenario como Barnier, lo reemplazará sin saber si logrará permanecer al mando del gobierno en un país ingobernable, donde se escuchan ya voces que piden la renuncia de Macron y el fin de la Quinta República fundada por el general Charles de Gaulle, caracterizada por la elección de un presidente casi monarca, que tiene todos los poderes y vive encerrado en los palacios dieciochescos del Antiguo Régimen, rodeado de una corte.

El literario Bayrou, especialista en el rey Enrique IV, sobre el que ha escrito varios libros, recibió el cargo con el mismo entusiasmo que Barnier hace poco, pero su tarea será muy difícil y dijo que tiene "un Himalaya frente a él". Cumple el sueño de ser Primer ministro a falta de la presidencia con la que sueña y sabe que esta fue su última oportunidad, el instante político en que se alinean los astros y el viejo político derrotado y humillado, lleno de cicatrices, resucita. ¿Pero por cuanto tiempo?
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Publicado en La patria. Manizales. Colombia. Domingo 15 de diciembre de 2024.

sábado, 7 de diciembre de 2024

RESURRECCIÓN DE NOTRE DAME DE PARÍS

Por Eduardo García Aguilar

Notre Dame de París reabre sus puertas cinco años después del incendio que la devastó y casi la destruye. el 15 de abril de 2019. Si no hubiera subido un grupo de bomberos en una misión casi suicida a una de las torres frontales para sofocar allí otro foco de la conflagración, el desplome lateral se hubiera llevado toda la estructura de piedra convirtiéndola en ruinas.

Aquella fecha fatídica presencié cerca del lugar el desespero de los parisinos que acudieron en masa y no podían creer lo que veían, especialmente los fieles católicos que cantaban e interpretaban música clásica en distintos lugares cercanos para tratar de conjurar un derrumbe que parecía ineluctable. Una joven directora de oprquesta dirigió desde la fuente de Saint Michel a una orquesta juvenil con gran entusiasmo, convocando así energías necesarias para impedir el desastre.

Y el milagro se dio porque después de medianoche, luego de que el grupo suicida de jóvenes bomberos regresó sano y salvo desde las alturas de esa torre lateral tras cumplir su arriesgada misión, los expertos dieron por conjurada la posibilidad de que todo el edificio se derrumbara como un castillo de naipes. Pero el daño estaba hecho, pues todo el techo milenario de madera del templo y su aguja central se habían quemado y desplomado de manera espectacular hacia el interior de la Catedral y sus cenizas mojadas yacían humeantes abajo en el piso. 

Varios vitrales estallaron y muchos muebles, objetos, púlpitos, confesionarios, esculturas y cuadros resultaron averiados. Los bomberos seguían lanzando chorros de agua para apagar los últimos focos y dejar controlado el desastre a medida que avanzaba la madrugada. Estuve todo ese tiempo debajo de un antiguo puente cercano, al otro lado del río, un lugar desde donde podía verse el espectáculo completo. Y sentía vibrar de emoción a toda esa gente, viejos y jóvenes que se resistían a partir pese a que ya habían cerrado los transportes públicos, el metro y la mayoría de líneas de autobuses.

A esa hora de la madrugada esa zona de la ciudad, el Barrio Latino, en cuyo seno aun hay ruinas romanas de cuando la metrópoli se llamaba Lutecia, estaba iluminada y había tanta gente deambulando por las calles como si fuera un viernes o sábado por la tarde. La multitud había venido desde todos los rincones para acompañar al templo amenzado y decidieron quedarse hasta el final, que en este caso fue un final feliz pese a todo, porque la estructura seguía en pie. Porque Notre Dame es el corazón de París.

Acudimos a un bar en la avenida Saint Germain des Prés, que estaba lleno de parroquianos y brindamos ahí por el desenlace de esta historia que se había iniciado en la tarde,  a la hora en que la gente se prepara para salir de sus trabajos rumbo a sus casas y cuando muchos van al bistrot a tomarse su aperitivo. En uno de esos lugares vi por televisión las primeras imágenes transmitidas en directo conmocionando al público atónito y no dudé un instante en acercarme a ese templo mágico que siempre parecía intocable y eterno, visto desde todos sus ángulos en cualquiera de las estaciones del año.

Un templo que figura en novelas como Gargantúa y Pantagruel del renacentista Rabelais o Nuestra Señora de París de Víctor Hugo y en poemas, canciones o cuadros y dibujos que van desde el Medioevo hasta nuestrso tiempos, pasando por los impresionistas y los cubistas. Una Catedral que queda para siempre impregnada en las retinas de quienes la vieron o la soñaron un día. Ahora, ya restaurada, se prepara a vivir otro milenio.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 8 de diciembre de 2024.

 

  

 

sábado, 30 de noviembre de 2024

LA LEYENDA MEXICANA DE SILVIA PINAL


 
Por Eduardo García Aguilar
 
La actriz mexicana Silvia Pinal, que murió a los 93 años, fue una de las grandes estrellas femeninas del cine de oro mexicano, al lado de Dolores del Río, María Félix y Columba Domínguez, que desempeñaron inolvidables papeles en películas al lado de actores como Pedro Infante, Jorge Negrete, Cantinflas, Tin-Tán, Arturo de Córdova y Emilio "Indio" Fernández, entre otros.
 
En los años 40 y 50 México se convirtió en una potencia cinematográfica latinoamericana desde los Estudios Churubusco, que producía centenares de filmes distribuidos y vistos con entusiasmo en todo el continente americano desde Los Angeles y Tijuana hasta la Patagonia. La Ciudad ede México se volvió meca del cine y allí recalaron estrellas como la argentina Libertad Lamarque o las españolas Sara García y Sara Montiel, que divirtieron y emocionaron a millones de personas de varias generaciones.

El cine mexicano tenía también estrechas relaciones con la industria de Hollywood, que a veces retomó historias suyas para hacer versiones mundiales, especialmnete con las máximas estrellas Dolores del Río, Cantinflas y la gran María Félix, sin duda la más grande diva del siglo XX, personaje ejemplo de la indómita, inteligente y orgullosa mujer precursora del feminismo y admirada en todas las esferas del arte y el poder.

Silvia Pinal (1931-2024), más joven, fue un emblema del cine mexicano de los años 1960, mucho más moderno, que dejó atrás dos décadas de cine popular en blanco y negro caracterizado por decenas de clásicos inolvidables que hoy son de culto y se ven en retrospectivas en cines de arte del planeta. Aquellas películas protagonizadas por María Félix, Jorge Negrete, Pedro Infante, Kati Jurado, Joaquín Pardavé, Ninón Sevilla y Tongolele, entre otros, representaba la profundidad y riqueza ancestral de la cultura mexicana, la vida de las haciendas, los racheros, la ciudad y los pueblos de otros tiempos.

Pinal saltó a la fama con tres películas dirigidas por Luis Buñuel, el cineasta surrealista español que desde su exilio en México dirigió una decena de películas fundamentales del siglo XX, como el clásico Los Olvidados, Viridiana, ganadora de la Plama de oro en Cannes en 1962, Simón en el desierto (1965) y El ángel exterminador (1967), en las que actuó Pinal, cerrando con el broche de oro de Belle de jour (1968), protagonizada por Catherine Deneuve. Aunque trabajó con excelentes directores y productores, fue con Buñuel con quien se convirtió en leyenda.

En los años 60 Pinal compró una mansión del Pedregal de San Angel, al sur de la capital, barrio de arquitectura contemporánea para millonarios y magnates donde también se instaló después Gabriel García Márquez. En esa mansión se hicieron fiestas extraordinarias que llenaban las páginas de la farándula e incluso se filmaron películas de la época ye-yé y go-go, cuando la diva se casó con la estrella de esa músca popular Enrique Guzmán, mucho menor que ella, y padre de su hija Alejandra, estrella pop de los años 90.

La Pinal reinó desde entonces en México gracias a su importante fortuna, contactos con la gran cadena Televisa, el poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) y llegó inclusive a ser senadora y primera dama del estado de Tlaxcala, al casarse con un gobernador priísta. En ella confluyeron todos los poderes terrenales: arte, dinero, cine, telenovelas, política y la creación de una dinastía con hijas y nietas cantantes y actrices como Silvia, Viridiana, Alejandra y Frida Sofía. Con ella se va una protagonista de la próspera y terrible época de un México en plena bonanza petrolera e industrial del siglo XX, que generaba riqueza, violencia, glamour y pobreza a raudales entre sonidos de rock, jazz, mambo, bolero, mariachis y merecumbé.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 1 de diciembre de 2024.


 

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jueves, 28 de noviembre de 2024

LA ORDEN DE CAPTURA CONTRA NETANYAHU

 

Por Eduardo García Aguilar

La decisión histórica de la Corte Penal Internacional en contra del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y de su ex ministro de defensa Yoav Gallant, así como del dirigente del brazo armado de Hamás Mohammed Deif, es razonable y justa desde todos los puntos de vista. Nadie duda de que la acción del movimiento islamista Hamás, que desencadenó la guerra contra Gaza, fue un crimen de lesa humanidad contra civiles israelíes, pero la reacción de Israel ha superado todos los límites y se ha convertido en una carnicería inadmisible contra indefensos y hambrientos civiles hacinados en la Franja de Gaza y ahora en Líbano, a donde se han extendido sus criminales bombardeos.

Hasta ahora la Corte Penal Internacional solo había perseguido a líderes africanos negros criticados por las potencias occidentales, como fue el caso de Laurent Gbagbo, el expresidente de Costa de Marfil, derrocado, apresado y quien tras un largo proceso fue absuelto y espera volver a presentarse para aspirar a la primera magistratura. Gabgbo no era del gusto del gobierno francés, que tenía presencia militar en ese sitio y la usó para defenestrarlo e imponer luego a un presidente que fue alto funcionario del Fondo Monetario Internacional y representaba los intereres de las plutocracias occidentales.

Desde su creación, los fiscales y jueces de la CPI se hacían los de la vista gorda con los líderes occidentales blancos que emprendieron guerras injustificadas en Africa, Asia y Oriente Medio, como los presidentes George Bush, padre e hijo, que sembraron el terror en Irak y Afganistán, y los líderes británicos y franceses que estuvieron involucrados en guerras en el continente africano, entre ellas la de Libia para derrocar al dictador Muamar Gadafi, quien era ya amigo y cómplice de los occidentales y financiaba en secreto a los políticastros en París y Londres.

Muchos analistas consideraron absurda esa guerra en Libia, que en vez de solucionar un problema creó otro mas grave, desestabilizando un país estratégico y rico que tenía gran influencia en el continente africano y ahora se encuentra entre el caos, descuartizado entre dos poderes enemigos acérrimos. La cruel muerte del tirano indefenso, empalado por soldados, fue celebrada en el mundo por los occidentales y desde entonces esa tierra es un lugar sin ley y epicentro de éxodos migratorios africanos hacia Europa. El presidente francés que más interés tuvo en esa guerra absurda fue el derechista Nicolás Sarkozy, quien está a punto de ser condenado por haberse beneficiado del financiamiento oculto de Gadafi, a quien recibía con todos los honores en París.

La CPI siempre persiguió y condenó a negros africanos caídos en desgracia o rebeldes, pero jamás investigó a mandatarios, militares o funcionarios occidentales involucrados e
n atrocidades y violaciones de los derechos humanos en sus antiguas ex colonias mediorientales, asiáticas o africanas, a las que saquearon durante siglos. Todas las masacres y atrocidades cometidas por los occidentales en sus ex colonias quedaron impunes e incluso fueron celebradas por los áulicos de los imperios como logros para la democracia y la libertad. Y muchos de esos sanguinarios líderes occidentales fueron premiados hasta con el Nobel de la Paz.

Netanyahu y sus militares han sido implacables, intratables y sanguinarios al convertir a la franja de Gaza en un cementerio de infantes, mujeres, ancianos y civiles aplastados por las bombas de su poderoso ejército financiado por Estados Unidos. La cifra de muertos llega a 50.000 en Gaza, a lo que se agregan ahora las cifras de muertos provocados por los bombardeos en Líbano, donde el criminal Netanyahu usó bíperes y teléfonos celulares para matar y herir a miles de personas.

Nunca expresó la más mínima pena por ese genocidio y por el contrario en su rostro se ha visto el rictus de su diabólica maldad. Con tal de salvar su pellejo y no ser condenado en su país, que ya estaba harto de él, Netanyahu es capaz de sumir todo Oriente Medio en un mar de sangre. Por todos esos delitos debe rendir cuentas ante la CPI, que al fin reconoce lo que todos en el mundo ya hemos visto horrorizados. Pero bien sabemos que es solo una orden de captura simbólica, pues el Primer ministro israelí quedará impune como todos los líderes occidentales protegidos por la cruel plutocracia de los blancos.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 24 de noviembre de 2024. 

LA VICTORIA DEL EMPERADOR DONALD TRUMP


Por Eduardo García Aguilar

Más poderoso y legítimo que nunca, el Emperador Trump tomará posesión de su cargo como presidente de Estados Unidos en enero, iniciando un cuatrienio que será un espectáculo permanente para el mundo. Después de su espectacular y arrasadora victoria, el magnate casi octogenario apareció ante sus partidarios fresco y enérgico, al lado de su esposa Melanie, sus hijos, y del hombre más rico del mundo, el innovador Elon Musk, que aspira entre otras cosas a llevar al hombre al planeta rojo Marte y superar la gravedad y la velocidad de la luz.

Ni las acusaciones ni los juicios ni las condenas ni el atentado que por un pelo casi le cuesta la vida, pudieron detener su irrefrenable carrera hacia la victoria imperial, que lo convierte en un Emperador como en los mejores tiempos del Imperio Romano. Uno tras otro los mandatarios del mundo saludaron su triunfo y se mostraron dispuestos a trabajar con él por el bien de la humnidad. Y la derrotada Kamala Harris y su mentor el presidente Joe Biden, de manera caballerosa, se mostraron dispuestos a una transición pacífica, reconociendo en franca lid su estruendosa y humillante derrota.

Donald Trump, como pocas veces en la historia de Estados Unidos, encarna el ideal americano que reposa en cada uno de los corazones de los gringos de todos los orígenes e inmigrantes que llegan hambrientos y sin un un peso e imaginan volverse algun día millonarios como él, con mansión en Florida, propiedades en el mundo, campo de golf en su patio y avión privado para desplazarse por el globo, rodeados por un séquito de serviles colaboradores y domésticos.

La esencia del sistema norteamericano reposa en esa quimera de los cientos de millones de habitantes que pueblan ese inmenso territorio conquistado por sus ancestros en el siglo XVII y XIX a punta de guerras y violencia sin límite, basados en la esclavitud de los negros y el exterminio de los indios. De esa fabulosa conquista del oeste surgieron las más increíbles fortunas y destinos de centenares de magnates, terratenientes, propietarios, comerciantes, inventores, innovadores e inventores que como Elon Musk impulsaron nuevas industrias como la automotriz, la ferroviarria, la aviación, la nuclear, la armamentística y de las comunicaciones, entre otras muchas.

Lo raro no es que Donald Trump lograra su más grande victoria después de estar desprestigiado y hundido en la ignominia, salvado como el Rey Midas por millones de norteamericanos, mujeres y hombres, que hicieron caso omiso de sus defectos y lo limpiaron con sus votos de toda sospecha. Lo curioso es que antes no hubiera habido un presidente que encarnara a la perfección como él la esencia del sistema gringo, cuyos dioses máximos son el poder, la guerra, el dinero, la fama y el derroche encarnado por las grandes estrellas de Hollywood, deportistas y cantantes míticos como Elvis Presley y Michael Jackson y los raperos populares de hoy que predican ante los jóvenes del mundo el objetivo final de andar en limusinas, cargados de joyas y rodeados de las chicas más bellas a las que celebran con gigantescas botellas de champán, antes de llevarlas a la cama como hacía Trump.

Los pobres y desclasados estadounidenses de todos los orígenes, blancos, negros, latinos, deben estar celebrando la fiesta aupados en una nube quimérica, en un éxtasis místico, religioso, como nunca antes visto. En suburbios, barriadas, campo profundo, fábricas, supermercados, pizzerías, hamburgueserías, la población celebra la consagración ineluctable de su líder, que sin duda al retornar al poder después de un interregno infame adquiere el brillo del oro verdadero y no el del patético maquillaje naranja que cubre su rostro y pinta su cabello.

Todos lo ven ahora patriarcal, benévolo, divertido, protector, padre de la patria que con su adarga hundió hasta lo más profundo a sus rivales. Es el triunfo de la televisión, el triunfo de las estrellas de farándula que reinan en las pantallas chicas vistas por la población en las noches después de sus largas y extenuantes jornadas de trabajo. Alienados y manipulados por siempre. 

En la era de celulares, redes sociales, pantallas de televisión, interconexión permanente e histérica, la humanidadad se ha convertido ya en un conglomerado de miles y miles de millones de zombies hambrientos desde Alaska hasta la Patagonia, desde Australia a la tierra de los esquimales, desde El Cabo a Calcuta, Pekín y San Petersburgo, pasando por Bogotá, El Cairo, Jerusalén, Berlín, Estocolmo y Estambul. Y su nuevo dios es Donald Trump, un payaso loco salido de las películas de Batman. Un engendro mezcla de Rey Midas, Nerón, Calígula y Atila. Ave César, gritan todos al unísono en el mundo, enloquecidos por la victoria de un triunfador insaciable.



AUGE Y CREPÚSCULO DEL LIBERALISMO

Por Eduardo García Aguilar


Mi padre y su familia fueron liberales originarios del oriente de Caldas y crecí entre historias y leyendas de esa militancia, anclada en el imaginario de los viejos líderes radicales colombianos de ese partido, como Manuel Murillo Toro (1816-1880), Benjamín Herrera (1853-1924), Rafael Uribe Uribe (1859-1914), el Indio Uribe (1859-1900), Vargas Vila (1860-1933) y Ñito José Restrepo (1855-1933), que lucharon por ese ideario a través de guerras, libros, poemas y proclamas.

Álvaro nació en 1913 y como muchos jóvenes liberales y conservadores de esa época amaba los libros y a lo largo de los años conformó una biblioteca en la que me nutrí en la infancia y la adolescencia, donde había clásicos de la literatura mundial y del pensamiento político e ideológico europeo surgido del espíritu de la Ilustración y las ideas de la Revolución francesa. El pueblo se rebeló contra un milenio de monarquía, nobleza y privilegios hereditarios y derrotó de manera espectacular en unos cuantos años al odiado Antiguo Régimen y sus castas, que llegaron a su máximo esplendor en el largo reinado del Rey Sol Luis XIV desde el Palacio de Versalles.

En la biblioteca de mi padre también exploré libros colombianos que se referían al pensamiento liberal colombiano, entre los que se destacaban las primeras obras de su amigo y copartidario el liberal riosuceño Otto Morales Benítez, Testimono de un pueblo y Revolución y Caudillos, a las que se agrebaban los de Germán Arciniegas e Indalecio Liévano Aguirre, cuyas obras Conflictos sociales y económicos de la historia, su biografia de Bolívar o Bolivarismo y Monroísmo ocupaban lugar especial en las estanterías.

El liberalismo regresó al poder en 1930 con Enrique Olaya Herrera, iniciando un periodo de 16 años de grandes avances sociales y culturales impulsados por Alfonso López Pumarejo, Eduardo Santos y los designados Alberto Lleras Camargo y Darío Echandía, que contaron con el apoyo de fuerzas progresistas. Ese periodo terminó con el triunfo del conservador Mariano Ospina Pérez en 1946 a causa de la fratricida división de los liberales entre el oficialista Gabriel Turbay y el disidente Jorge Eliécer Gaitán, que sería asesinado poco después y se convertiría en mito del partido en los tiempos de La Violencia.

En esos años terribles, como lo hicieron muchos liberales del Oriente de Caldas, mi joven padre se instaló en Manizales para pasar las tormentas de la Violencia y la dictadura de Rojas Pinilla y después, fiel a su partido, siguió militando en él durante el Frente Nacional, pero en el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), en su línea dura.

En su oficina, en un edificio al lado del café Osiris, tenía parte de su biblioteca y ahí recibía a amigos liberales y progresistas de la ciudad, a quienes escuché desde temprano referirse con entusiasmo a las ideas del viejo ideario liberal y de la izquierda latinoamericana.

Fueron esas las últimas grandes épocas de ese partido al mando de figuras de alto rango intelectual como Carlos Lleras Restrepo y Alfonso López Michelsen, que, aunque controvertidos, debatían, tenían idearios y proyectos concretos de cambio en materia agraria y laboral. 

Luego ese movimiento entró en una larga era crepuscular convertido solo en una franquicia del clientelismo, negocio serpenteante y camaleónico al mando y propiedad de un cacique que se aferra al poder sin más principio que vender su apoyo al mejor postor a cambio de prebendas según la coyuntura y bloquear cualquier posibilidad de cambio en Colombia. Las grandes figuras históricas de ese partido, después de la Convención de Cartagena, se retuercen ahora en sus tumbas.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 3 de noviembre de 2024.
  


viernes, 25 de octubre de 2024

UMBERTO VALVERDE Y CALI PACHANGUERO

Por Eduardo García Aguilar

Umberto Valverde (1947-2024) escribió Bomba Camará, un clásico del cuento colombiano publicado primero en México en 1972 por la editorial Diógenes y que es al lado de Qué viva la música (1976) una de las dos obras cumbres de la renovación narrativa urbana surgida de la vida caleña juvenil de los años 60 y 70.

En sus cuentos magistrales cuenta la vida de los muchachos del Barrio obrero de Cali, donde nació y creció y al que le fue fiel toda la vida, dedicado a contar los avatares de la vida popular en un medio marcado por la salsa, la rumba y el fútbol como pasión, ya que fue hincha e historiador del equipo América. 

La publicación de Bomba Camará fue posible gracias a Alvaro Mutis y Gabriel García Márquez, quienes aun jóvenes y en plena actividad laboral acogían al joven narrador caleño en la capital mexicana y recomendaron la obra al crítico y editor Emmanuel Carballo. En esos años también estuvo presente allí otro narrador colombiano, Héctor Sánchez, tolimense a quien le publicaron dos de sus principales novelas, Las maniobras y Las causas supremas.

La generación de narradores a la que perteneció Valverde es una de las más amplias y prolíficas de la historia del país y en su momento generó muchas expectativas, pero sin contar con la deflagración que significó el triunfo del boom latinoamericano y su líder, el creador de Macondo, que los eclipsó para siempre.

Valverde regresó a Colombia y allí se dedicó en Cali al periodismo escrito y radial y a la promoción entusiasta de la música caribeña o el fútbol a través de obras también clásicas, como Reina rumba (1981), biografia novelada de la gran cantante cubana Celia Cruz, Memoria de la Sonora Matancera (1997) o Jairo Varela, que todo el mundo cante (2002), sobre el mítico creador del grupo Niche y autor del himno Cali Pachanguero. 

También publicó En busca de tu nombre (1976), analizada y elogiada por el gran hispanista francés Jacques Gilard, y Quítate de la vía perico (2002), dos originales obras narrativas que no tuvieron la difusión ni el reconocimiento merecidos en su momento.

Valverde decidió dedicar su vida a la cultura popular de su terruño y a diferencia de otros de su generación practicó el periodismo de terreno, en el que formó a muchos jóvenes cuando dirígía La Palabra o la revista del América de Cali. Dejó centenares de crónicas y artículos publicados en El Pueblo y Occidente y múltiples revistas del país y el extranjero.

Prefería ver todo el día partidos de futbol, escuchar música caribeña y salir a caminar bajo la canícula con su cachucha futbolera, lejos de los honores y ambiciones de la carrera literaria. Polémico y frentero en sus discusiones, caprichoso y rebelde, Valverde ganó siempre muchas enemistades y creó en torno a él por su carácter un aura diabólica, que simpatizaba con los diablillos rojos, emblema de su equipo América de Cali. 

Pero como dijo Carlos Jiménez en una excelente semblanza tras su muerte en septiembre, fue además de generoso amigo, infatigable y riguroso trabajador intelectual que dejó después de 77 años de vida una vastísima obra, que ojalá ahora se recopile y edite con esmero. 
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Publicada en La Patria. Manizales.
Colombia. Domingo 27 de octubre de 2024.
      

 

sábado, 19 de octubre de 2024

EUROPA Y EL ÉXODO DE LAS GUERRAS

Por Eduardo García Aguilar

Las autoridades europeas incrementan medidas para disminuir o detener la inmigración, que en los últimas décadas aumentó de manera dramática por las guerras que sacudieron a Irak, Afganistán, Siria, Libia, Líbano, y  países africanos de donde huye la gente por mar a riesgo de sus vidas con la ilusión de una mejor vida en Europa.

Hace una década millones de migrantes intentaban llegar a Europa por el Mediterráneo desde Afganistán, Siria, Turquía y Líbano en barcos precarios, muchos de los cuales naufragaban frente a las costas griegas. Las cifras escalofriantes de desaparecidos en el mar eran acompañadas de fotos de niños fallecidos que las olas depositaban en las playas, como fue el caso de la inolvidable y terrible imagen del niño Aylan Kurdi.

El momento climático fue en las fronteras del este europeo, donde se aglomeraron millones de migrantes y la canciller alemana Angela Merkel, en una decisión polémica que luego le fue reprochada, dejó ingresar de un día para otro casi dos millones de personas, en su mayoría sirios, libaneses, kurdos y afganos, familias enteras que tocaban a la puerta.

Después las autoridades europeas llegaron a acuerdos con Grecia y Turquía para instalar y financiar gigantescos campamentos de migrantes donde viven hacinados desde entonces millones de refugiados de las guerras afgana y siria que no lograron asilo en ningún país occidental. 

De manera concomitante, tras el caos creado por las revoluciones árabes y el derrocamiento impulsado por Francia y Gran Bretaña del líder y dictador libio Muamar Gadafi, que garantizaba un muro de contención al flujo migratorio por su liderazgo africano, cientos de miles de migrantes subsaharianos se agolpan desde hace años en las costas mediterráneas de todo el Magreb, especialmente en la primavera y el verano.

Desde ahí saltan al mar en embarcaciones precarias pagando altas sumas para llegar ya sea a Italia o por el lado marroquí a las Islas canarias españolas. El saldo es de miles de muertos en la travesía, jóvenes, niños, mujeres, ancianos, que se ahogan sin que les presten ayuda.  Algunas organizaciones humanitarias patrullan el mar y logran salvar y rescatar a miles de migrantes que recalan en Lampedusa y desde ahí tratan de infiltrarse a Francia, Alemania, Bélgica, o los países nórdicos, donde a veces tienen familiares.

El gobierno de la primera ministra italiana de extrema derecha Giorgia Meloni llegó esta semana a un acuerdo con Albania, para enviar allí a los migrantes que serán devueltos a sus países, generando polémica en Europa, aunque la mayoría de las fuerzas políticas en el Parlamento europeo coinciden en la urgencia de tomar medidas como esa para limitar el flujo migratorio que se descontroló con las guerras, inclusive la de Ucrania. Al interior de las fronteras europeas ya se registran minuciosos controles.  

Esta tragedia ocurre en el Mediterráneo y ha debilitado a Europa, pero la crisis migratoria afecta también a América Latina de punta a punta y el sudeste asiático, por lo que los éxodos masivos ya constituyen sin duda un hecho mundial que marcará las próximas décadas.

El éxodo latinoamericano es impresionante y hay lugares críticos en la frontera colombiana con Panamá o en la mexicana con América Central, desde donde miles y miles emprenden la riesgosa aventura de atravesar el territorio para llegar a Estados Unidos, también a riesgo de sus vidas, víctimas de los coyotes y de las crueles bandas delincuenciales, que también actúan en África y Europa. El mundo entero es ahora un insaciable y peligroso territorio de éxodos que impulsa el nacionalismo, el racismo y la xenofobia.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 20 de octubre de 2024.
  

viernes, 11 de octubre de 2024

CIEN AÑOS DEL SURREALISMO


Por Eduardo García Aguilar

Hace cien años, en octubre de 1924, André Breton publicó el primer Manifiesto del surrealismo, reivindicando la escritura automática, el sueño y el inconsciente en la poesía y las artes, lo que condensaba un proceso liberador iniciado con el romanticismo, las obra de Nerval, Lautréamont y Sigmund Freud y el futurismo, el dadaísmo, el ultraísmo argentino y el estridentismo mexicano que florecieron por esas fechas.

Los años de entreguerras del siglo XX, que parecen opacos por estar atrapados entre dos conflagraciones mundiales, fueron tiempos de efervescencia social e intelectual en el mundo, acorde con los drásticos cambios tecnológicos vislumbrados con la invención de la luz, el telégrafo, el avance de las industrias automovilística y cinematográfica y la aviación, entre otros nuevos inventos en tiempos de Charlot, James Joyce y Charles Lindbergh.

El Conde de Lautréamont, joven uruguayo autor de Los Cantos de Maldoror,  fue rescatado desde la segunda década del siglo XX por los surrealistas, entre ellos Philippe Soupault, el más entusiasta y fiel de todos, que escribió sobre él desde 1917 y realizó la edición de sus Obras completas con motivo del centenario de su nacimiento, ejemplar que tengo en mis manos, editado por la editoral Charlot. 

El movimiento contó tras su creación con una pléyade de poetas y artistas que ingresaban y salían de él como Tristan Tzara, Francis Picabia, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Louis Aragon, Antonin Artaud, Max Ernst, Marcel Duchamp, Pablo Picasso, Roberto Matta, Wilfredo Lamm, Salvador Dalí, entre los más famosos y fue activo a lo largo del siglo, inclusive después de la muerte de Breton en 1966, contando con antenas en varios continentes y países como México, Argentina y Japón.

El primer gran precursor del surrealismo es el dadaísmo, creado por el brillante poeta rumano Tristan Tzara (1896-1963), quien congregó a muchachos de 20 años en Suiza para dinamitar el arte, el lenguaje y la poesía, en rebeldía contra el mundo burgués y bélico de la época, la religión, la familia, las academias. Seguidores suyos fueron en América Latina el chileno Vicente Huidobro, inventor del creacionismo, el guatemalteco Luis Cardoza y Aragón y el colombiano Luis Vidales.

Breton (1896-1966), autor de Pez soluble y la novela Nadja, precursora de Rayuela de Julio Cortázar, viajó a México en tiempos de entreguerras, donde se encontró con León Trotsky, Frida Kahlo y Diego Rivera y descubrió una cultura prehispánica milenaria de carácter surreal que atrajo a figuras europeas que huyeron del viejo mundo por el auge nazi y la Segunda Guerra Mundial.

Las pintoras surrealistas Remedios Varo y Leonora Carrington llegaron a México, donde se quedaron, haciendo del país uno de los centros del movimiento, pues el peruano César Moro escribió allí uno de los libros claves de la corriente, La tortuga ecuestre, y el gran poeta mexicano Octavio Paz fue amigo de Breton y uno de los últimos representantes entusiastas y activos del movimiento hasta su muerte.

Breton definió el surrealismo como “automatismo psíquico puro, pensamiento libre en ausencia de cualquier otro control o regulación de la razón, más allá de toda preocupación estética y moral”.

Cien años después, al escuchar al elocuente André Breton en entrevistas radiales o televisivas rescatadas del olvido, nos damos cuenta de su inteligencia, lucidez y claridad, su inmensa cultura y amor por la poesía. Tanto él como Tristan Tzara fueron figuras literarias que lucharon toda la vida por la libertad y el amor, frente a la guerra y el odio de los poderes plutocráticos e ideológicos. Por eso el surrealismo, el dadaísmo y las vanguardias siguen más vivos que nunca un siglo después.    
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia, Domingo 13 de septiembre de 2024.
* En la foto Tristan Tzara, dadaísta precursor del surrealismo.