30/1/19

Glass – Semidioses y monstruos



Dir.:
M. Night Shyamalan
Int.: Bruce Willis, James McAvoy, Samuel L. Jackson, Sarah Paulson, Anya Taylor-Joy, Spencer Treat Clark, Charlayne Woodard, Luke Kirby, Adam David Thompson
¿De qué va?: El guardia de seguridad David Dunn usa sus habilidades sobrenaturales para encontrar a Kevin Wendell Crumb, un hombre perturbado que tiene 24 personalidades.

Reseña: Poco después de estrenar El protegido (2000), M. Night Shyamalan empezó a expresar su voluntad de hacer una secuela del film. Sin embargo, ha tenido que esperar a quemarse con consecutivos fracasos y a resurgir de sus cenizas con la ayuda de Blumhouse para poder llevarla a cabo, introduciéndola por sorpresa a través de la escena final de otra película, Múltiple (2017), que a priori no tenía nada que ver. Con este nuevo giro de tuerca al final sorpresa marca de la casa, Shyamalan reactivó el interés por una secuela que ya no se esperaba, y recuperó la complicidad con la audiencia que había perdido por títulos como Airbender (2010) o After Earth (2013). Glass es la culminación del tratado de Shyamalan que comenzó hace casi 20 años sobre la retroalimentación entre cómics y mundo real, y claro que el fenómeno superhéroico que hemos experimentado durante este tiempo ha tenido un impacto sobre él, pero, a diferencia de lo que algunos podrían esperar, no se ha dejado contagiar por el ‘marvelismo’.


El enfrentamiento entre el superhéroe de a pie, David Dunn (Bruce Willis), y el psicópata de personalidad múltiple, Kevin (James McAvoy), se produce de forma bastante temprana en el film. Es un cebo que utiliza Shyamalan para dar pie a lo que siempre le ha interesado, que es situar a sus personajes en situaciones anómalas y  estudiar su comportamiento. La película se plantea la viabilidad de la existencia de personas con poderes extraordinarios en un mundo real, al tiempo que sitúa al héroe y al antihéroe en la tesitura de tener que mirarse en un espejo y replantearse el sentido de su existencia. Y todo mientras la mente maestra y asesino en masa que contribuyó a que David Dunn se descubriera a sí mismo, Mr. Glass (Samuel L. Jackson), hace acto de presencia como convidado de piedra, aunque sea más que evidente que algo oculta detrás de esa aparente desidia.


Shyamalan presta atención a la puesta en escena para desarrollar su historia sacando provecho de todos los detalles posibles y presenta, como casi siempre, ideas interesantes, pero las desarrolla demasiado tarde y de forma descompensada y atropellada, para garantizar su característico giro final. Por ello, el grueso de la trama gira sobre sí misma, sobreexplicándose a través del personaje al que da vida Sarah Paulson, algo que ya pasaba con toda la trama de la psicóloga en Múltiple. Es refrescante y agradecido que no se trate de una de superhéroes al uso, pero las ideas no están del todo bien ejecutadas, y los huecos se van rellenando con subrayados y escenas en las que James McAvoy vuelve a demostrar que es una bestia parda cambiando de personaje en cuestión de segundos, valiéndose únicamente de su voz y de su lenguaje corporal. Sí, es asombroso, pero pierde el efecto cuando se explota demasiado.


Con Glass se cierra una trilogía atípica, pues cada entrega presenta un tono diferente. Este punto y final no posee ni la gravedad de El protegido ni el terror sobrenatural de Múltiple, y aún así, cierra el círculo con coherencia, pero no con brillantez. Sin embargo, algo queda tras los créditos finales: la sensación de que ni el mundo ni nosotros somos tan ingenuos y cándidos como cuando El protegido se estrenó allá por el año 2000, algo que se entrelaza con esa idea que ha rondado a lo largo de toda la filmografía de Shyamalan de que el ser humano cierra los ojos, levanta muros y se arma hasta los dientes para protegerse de lo que considera el mayor peligro a su condición terrenal:  lo extraordinario; todo aquello que se escapa a su control y que parece escaparse de su realidad, olvidándose de que, tal y como parece ser que dijo cierto profeta, la verdad nos hará libres.

6/10

27/1/19

Ganadores de los OFB 2018

Mejor película
Roma



Call Me By Your Name > Tres anuncios en las afueras > Isla de perros > Caras y lugares
> Vengadores: Infinity War > El hilo invisible > Lady Bird > The Florida Project > Hereditary


Premio especial de los seguidores
1º. Call Me By Your Name (64 %)
2º. Tres anuncios en las afueras (48%)
3º. Hereditary (32%)




Mejor director
Paul Thomas Anderson por El hilo invisible
Wes Anderson por Isla de perros
Alfonso Cuarón por Roma
Luca Guadagnino por Call Me By Your Name
Martin McDonagh por Tres anuncios en las afueras




Mejor actor protagonista
Timothée Chalamet por Call Me By Your Name
Bradley Cooper por Ha nacido una estrella
Daniel Day-Lewis por El hilo invisible
Ethan Hawke por El reverendo
Rami Malek por Bohemian Rhapsody




Mejor actriz protagonista
Toni Colette por Hereditary
Frances McDormand por Tres anuncios en las afueras
Margot Robbie por Yo, Tonya
Julia Roberts por El regreso de Ben
Saoirse Ronan por Lady Bird y En la playa de Chesil




Mejor actor de reparto
Sam Elliott por Ha nacido una estrella
Richard Jenkins por La forma del agua
Shia LaBeouf por Borg McEnroe
Sam Rockwell por Tres anuncios en las afueras
Michael Stuhlbarg por Call Me By Your Name




Mejor actriz de reparto
Claire Foy por First Man
Marina de Tavira por Roma
Allison Janney por Yo, Tonya
Rachel McAdams por Disobedience
Laurie Metcalf por Lady Bird




Mejor guion original
Paul Thomas Anderson por El hilo invisible
Alfonso Cuarón por Roma
Greta Gerwig por Lady Bird
Martin McDonagh por Tres anuncios a las afueras
Alice Rohrwacher por Lazzaro feliz




Mejor guion adaptado
Gillian Flynn y Steven McQueen por Viudas
Alex Garland por Aniquilación
James Ivory por Call Me By Your Name
Ian McEwan por En la playa de Chesil
Nicole Perlman y Josh Singer por First Man




Mejor montaje
First Man
Ready Player One
Roma
Vengadores: Infinity War
Yo, Tonya




Mejor fotografía
Alfonso Cuarón por Roma
Bruno Delbonnel por La balada de Buster Scruggs
Sayombhu Mukdeeprom por Call Me By Your Name
Sayombhu Mukdeeprom por Suspiria
Lukasz Zal por Cold War




Mejor diseño de producción
Aniquilación
Black Panther
El regreso de Mary Poppins
First Man
Roma




Mejor vestuario
Black Panther
Colette
El hilo invisible
El regreso de Mary Poppins
Suspiria




Mejor banda sonora
Carter Burwell por Tres anuncios en las afueras
Alexandre Desplat por Isla de perros
Alexandre Desplat por La forma del agua
Jonny Greenwood por El hilo invisible
Justin Hurwirtz por First Man




Mejor canción original
"All the Stars" de Black Panther
"Mystery of Love" de Call Me By Your Name
"Shallow" de Ha nacido una estrella
"Suspirium" de Suspiria
"Visions of Gideon" de Call Me By Your Name




Mejores efectos visuales
Aniquilación
First Man
Ready Player One
El regreso de Mary Poppins
Vengadores: Infinity War




Mejor película de habla no inglesa
Caras y lugares (Francia)
Las distancias (España)
Girl (Bélgica)
Lazzaro feliz (Italia)
Roma (México)
Un asunto de familia (Japón)




Mejor película de animación
Los increíbles 2
Isla de perros
Loving Vincent
Ralph rompe Internet
Spider-Man: Un nuevo universo




Mejor reparto
La forma del agua
Lady Bird
Tres anuncios en las afueras
Un asunto de familia
Viudas




Mejor dirección novel
Ari Aster por Hereditary
Bradley Cooper por Ha nacido una estrella
Lukas Dhont por Girl
Coralie Fargeat por Revenge
Greta Gerwig por Lady Bird





Mejor actor revelación
Billy Howle por En la playa de Chesil
Brady Jandreau por The Rider
Charlie Plummer por Lean on Pete
Victor Polster por Girl
Adriano Tardiolo por Lazzaro feliz




Mejor actriz revelación
Yalitza Aparicio por Roma
Cynthia Erivo por Viudas y Malos tiempos en el Royale
Lady Gaga por Ha nacido una estrella
Millicent Simmons por Un lugar tranquilo y Wonderstruck
Bria Vinaite por The Florida Project




Mejor escena
La charla entre Elio y su padre en Call Me By Your Name
Jackson y Ally cantan Shallow sobre el escenario en Ha nacido una estrella
El final de El reverendo
El rescate en la playa de Roma
La audición de Susie Bannon en Suspiria





Premio especial ¿Tanto bombo para esto?
¿Quién está matando a los moñecos?
Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald
Han Solo: Una historia de Star Wars



Recuento de premiados
Roma: Mejor película, director, fotografía, diseño de producción y actriz revelación.
Call Me By Your Name: Premio especial de los seguidores, mejor actor protagonista, guion adaptado y escena.
Tres anuncios en las afueras: Mejor actriz protagonista, actor de reparto, guion original y reparto.
El hilo invisible: Mejor vestuario y banda sonora.
Lady Bird: Mejor actriz de reparto y dirección novel (ex aequo)
First Man: Mejor montaje
Ha nacido una estrella: Mejor canción original
Aniquilación: Mejores efectos visuales
Caras y lugares: Mejor película de habla no inglesa
Isla de perros: Mejor película de animación
Hereditary: Mejor dirección novel (ex aequo)
Girl: Mejor actor revelación

Ediciones anteriores: 2017, 2016, 2015, 2014, 2013, 2012, 2011, 2010, 2009, 2008, 2007

26/1/19

Sauvage – Animal silvestre



Dir.: Camille Vidal-Naquet
Int.: Félix Maritaud, Eric Bernand, Nicolas Dibla, Philippe Ohrel, Lionel Riou
¿De qué va?: Leo es un joven de 22 años que vive vendiendo su cuerpo en la calle. El trato particular del joven consiste en hacer que sus clientes no solo se sientan satisfechos sexualmente sino que, además, se sientan protegidos y queridos. Pero en realidad es Leo el que necesita esa protección, pues mientras ellos vienen y van él se queda, sin saber qué le deparará el futuro.

Reseña: En el patio de la casa de mi abuela siempre ha habido gatos salvajes. Gatos a los que se les deja comida pero que salen pitando si ven a un humano cerca. Pero en alguna rara ocasión, algún minino en particular se dejó tocar, buscó cariño, fue llevado al veterinario e incluso se le dio cobijo dentro de casa para que no pasara tanto tiempo fuera. Sin embargo, aunque ese gato tuviese todas las comodidades que pudiese necesitar, a veces aullaba junto a la puerta porque necesitaba salir. Porque a pesar del frío y de los peligros, su lugar estaba fuera. Porque aunque tuviese un nombre que le distinguía del resto de sus congéneres anónimos, nunca dejó de ser un gato salvaje. Como Leo, el protagonista de Sauvage, una de las joyas escondidas de la cosecha cinematográfica del 2018 – 2019.
Leo es un chaval que vive en la calle y trabaja como prostituto. No conocemos las circunstancias que le llevaron ahí, pero pronto nos percatamos de su escasa experiencia laboral, puesto que desconoce las normas por las que se rigen sus compañeros de profesión. Su evidente ingenuidad juega a su favor de cara a los clientes interesados en contar con los servicios de alguien que ofrezca algo diferente al resto, pero también le juega malas pasadas, puesto que se mete en situaciones de un peligro más que alarmante. ¿Espiral de autodestrucción o grito desesperado de ayuda? Leo es una contradicción en sí misma, una persona que busca cariño en quien no debería y que se distancia de aquellos que están dispuestos a darle una seguridad real. Y ninguno de los muchos golpes que recibe hace que flaquee o que se extinga esa pureza que le define y que le emparenta con la dulce y soñadora chica de la calle a la que daba vida Giulietta Masina en la preciosa Las noches de Cabiria (1957) de Fellini.
La francesa Camille Vidal-Naquet debuta en largo como directora y guionista de una película que emociona a través de gestos y detalles silenciosos, con una ausencia absoluta de sentimentalismo. Félix Maritaud, al que ya vimos en la también estupenda 120 pulsaciones por minuto (2017) transmite a la perfección tanto la fragilidad como la determinación de Leo. Entre la directora y el actor logran un apego prácticamente instantáneo con el personaje, y ese vínculo no se rompe pese a que lo veamos cometiendo continuamente errores y actuando de forma temeraria, en una aparente búsqueda compulsiva de su perdición. Asimismo, el film también repara en la angustia de aquellas personas que recurren a la prostitución tratando de aliviar su soledad, aunque sea de forma momentánea. Sauvage es una película pequeña, de las que no hacen mucho ruido fuera del circuito de festivales (en España se ha estrenado directamente en Movistar+) pero merece una sentida reivindicación por ser un íntimo, duro y bello acercamiento al día a día de un chico que, al igual que un gato salvaje, nunca estará más a gusto que a la intemperie.

8/10

24/1/19

La casa de Jack - Lo grotesco y lo sublime



Dir.: Lars Von Trier
Int.: Matt Dillon, Bruno Ganz, Uma Thurman, Riley Keough, Siobhan Fallon, Sofie Gråbøl, Jeremy Davies, Jack McKenzie
¿De qué va?: Jack es un inteligentísimo asesino en serie que rememora los homicidios que marcaron su carrera criminal a lo largo de la década de los 70.

Reseña: Uno escucha siempre historias de proyecciones en las que se producen desmayos y desbandadas masivas, pero al final todo parece ser una artimaña publicitaria para suscitar la curiosidad malsana de los espectadores potenciales. Pero tras acudir a un pase de La casa de Jack (The House That Jack Built) en un festival y presenciar una situación así, puedo asegurar que estas cosas pueden ocurrir. No estoy seguro de la razón del desmayo de la mujer que estaba sentada justo detrás mío, dado que la película aún estaba entrando en caliente; quizás solo estaba dormida y montamos alrededor suyo un barullo innecesario. Pero no albergo dudas sobre la razón por la que se produjo una desbandada del público hacia la mitad del metraje, cuando el protagonista del film relata el tercer incidente destacado de su exitosa carrera como asesino en serie, el más salvaje y cruento. Lo que más me sorprende es que, en el marco de un festival de cine, el público no estuviese un poco informada de lo que iba a ver. ¿O acaso nunca habían visionado una película de Lars Von Trier?


El cine del director de Dogville siempre ha sido polémico, escandaloso, chocante y desagradable. Pero no puedes apartar la vista de la pantalla. Quizás por ello todas esas personas abandonaron la sala, para evitar la tentación de mirar. La casa de Jack podría ser perfectamente su última película, puesto que, al tiempo que el protagonista recuerda los momentos cumbre de su pasión asesina y expone ante un misterioso interlocutor los argumentos por lo que considera que sus crímenes macabros son un arte tan elevado como una catedral renacentista, el director está defendiendo la razón de ser de su perturbadora filmografía; ya sabíamos que la modestia no es algo que le caracterice especialmente.  Von Trier hace un examen de conciencia esquinado mientras se recrean los horripilantes asesinatos cometidos por su alter ego, los cuales probablemente sean lo más divertido y cómico que ha filmado en su carrera.



Sí, es completamente inmoral divertirse con el sufrimiento de una mujer, pero la gracia no radica ahí, sino en el carisma que tiene el asesino, un Matt Dillon ante el personaje de su vida. Jack es un tipo que casi de forma accidental despierta una pasión que llevaba arraigada en él desde la infancia y que desarrolla a lo largo del tiempo con torpeza cómica (lo del segundo incidente es hilarante de principio a fin) y una saña ‘in crescendo’. Jack construye su casa de cadáveres y por el camino prueba cosas nuevas, siente orgullo por su obra, se equivoca, aprende de sus errores y se asquea por la rutina. Casi como un cineasta que está en constante búsqueda de su identidad y de dejar un legado acorde con su forma de entender el cine.



 La casa de Jack me mantiene engatusado hasta su última parte, que deriva por un delirio visual y quimérico con el que ya empiezo a mirar el reloj, dándome cuenta de que llevo más de dos y media metido en este peculiar vía crucis que, como yo mismo he podido comprobar, no es apto para todas las sensibilidades, ni mucho menos. Pero luego me quito mi sombrero imaginario ante la acertadísima elección musical que ha hecho para acompañar a los créditos finales. Von Trier es un tipo al que han acusado de misógino, de nazi, de pedante y de despiadado, y se ha comido todos esos descalificativos, los ha regurgitado y le ha salido la que quizás sea su película más personal, intimista, demente y clarividente. Luego no digan que no les avisé.

7/10

22/1/19

El vicio del poder – Farsa política


Dir.: Adam McKay
Int.: Christian Bale, Amy Adams, Steve Carell, Sam Rockwell, Tyler Perry, Alison Pill, Lily Rabe, Jesse Plemons, Justin Kirk, Eddie Marsan
¿De qué va?:  Dick Cheney es un callado e inquisitivo burócrata de Washington que ejerce silenciosamente un inmenso poder y acaba convirtiéndose en vicepresidente de los Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush, con terribles consecuencias a largo plazo para su país y el resto del mundo.

Reseña: En el 2008 se estrenó W., un biopic sobre el presidente de los Estados Unidos George W. Bush dirigido por Oliver Stone que, pese a la expectación generada, no caló demasiado ni en el público ni en la crítica. El incendiario cineasta no logró dotar a la película del nervio y la virulencia que caracterizaban su cine. Pero sí que consiguió transmitir la idea de que Bush era un tipo que se había metido en política en busca de la aprobación de su padre y que no era más que un títere controlado por su gabinete, principal responsable de la Guerra de Irak y de otros grandes “éxitos” de su mandato. Una década después de W., nos llega El vicio del poder, un biopic centrado esta vez en la figura de Dick Cheney, el presunto máximo responsable de las acciones de la Administración Bush, pero bajo el formato satírico y ‘meta’ que tan bien le funcionó a Adam McKay en La gran apuesta.


Afortunadamente, el ascenso político de Cheney resulta menos enmarañado que la crisis económica mundial del 2008, y aunque La gran apuesta y El vicio del poder sean comedias con nula capacidad de provocar carcajadas, al menos esta última resulta más amena. Sin embargo, la forma en la que narra la historia, a medio camino entre la didáctica aplicada a la cultura popular y la chapa recibida por tu cuñado en una cena familiar, sigue estando ahí. Adam McKay ya ha definido su estilo, uno muy personal, que parece generar muchos admiradores, pero aún le falta pulirlo para que su espíritu crítico y de denuncia no resulte igual de sutil que aquella captadora de socios que me gritó el otro día si tenía un minuto para la lucha contra el cáncer mientras huía de ella. La película está llena de metáforas, contraposiciones, cuartas paredes rotas, golpes bajos y demás artificios para subrayar una única idea: la culpa fue de Cheney.


Es curioso que, según los respectivos biopics de Bush y Cheney, ambos eran muy similares durante su juventud: balas perdidas con peligrosa afición al alcohol (los dos sufrieron sendos accidentes automovilísticos) y que se metieron en política tras recibir una reprimenda y un empujón por la figura más autoritaria de su círculo; el padre en el caso de Bush y la esposa en el de Cheney. Volviendo a centrarnos en este último, es interesante cómo se demuestra que su voluntad política era bastante nula, inclinado al partido republicado casi que por inercia y simpatía, y desarrollando una carrera motivada principalmente por un apetito insaciable de poder. Christian Bale borda a Cheney principalmente porque, a diferencia de la gran mayoría de actores que se mete en roles basados en personajes reales, no cae jamás en la caricatura ni en la grandilocuencia. Tanto él como una Amy Adams estupenda (¿acaso no lo está alguna vez?) dando vida a la mujer que instruye a Cheney en el arte de la maquinación, parecen estar en otra película, más seria y contenida, mientras que todo lo demás, incluyendo a sus compañeros de reparto Steve Carell y Sam Rockwell, forman parte de la pantomima orquestada por Adam McKay. Y en realidad, resulta más interesante el espectro en el que se mueven Bale y Adams.


El vicio del poder gustará sobre todo a aquellos que vibraron con La gran apuesta, y aunque sea un poco mejor, el trazo grueso y manipulador de McKay sigue impidiendo que sus ideas, por muy lúcidas que sean, calen hondo. Él es plenamente consciente de que ve la historia norteamericana reciente con gafas demócratas, y aunque incluya un gag autoreferencial, no deja de exponer las decisiones políticas de Cheney de forma un tanto superficial y simplista. Con todo, algunas de sus maniobras resultan efectivas y pueden invitar a una necesaria reflexión. Por ejemplo, que por muy mal que obren los monstruos, estos actúan porque el pueblo les ha dado poder y autoridad para ello. Si esta película ayuda y moviliza el adormecido voto popular de izquierdas, bienvenida sea.

6’5/10

16/1/19

O.C: La noche de los muertos vivientes (1968)

Poster Night of the dead¿De qué va?: Johnny y Barbara son dos hermanos que van a visitar la tumba de su difunto padre a un cementerio a las afueras de la ciudad. En mitad del camino, Johnny es atacado por un hombre de tez pálida. Mientras tanto, su hermana, horrorizada, consigue huir hasta dar con una granja, donde también se ha refugiado un hombre llamado Ben. Ambos construirán barricadas para defenderse de una multitud de despiadados zombis que sólo pueden ser vencidos con un golpe en la cabeza.

Reputación: George A. Romero escribió el guion para su primera película inspirándose en la idea central de la novela Soy leyenda de Richard Matheson, sustituyendo a los vampiros por muertos vivientes. La produjo a través de una compañía que acababa de fundar con sus socios, Image Ten, pero solo consigue reunir 114.000 dólares, un presupuesto insuficiente con el que se apañó para invertir en 9 meses de rodaje y un equipo técnico reducido. Los socios capitalistas de Romero también participaron en el rodaje de otras formas: Russell Streiner interpretó al hermano de la protagonista, Karl Hardman encarnó a otro personaje y ejerció de maquillador, cámara y operador de sonido, mientras que el co-guionista, John A. Russo, se prestó voluntario para que le prendiesen fuego  y para dar vida a uno de los zombis.

Night of the Living Dead1

El canibalismo fue una licencia que se tomó Romero, dado que los zombis (a los que nunca se les llama así en la película) provienen originalmente de mitos haitianos y caribeños que se remontan al siglo XVII, y versan sobre muertos que volvían a la vida para servir de marionetas de un hechicero. La película fue inicialmente criticada por su violencia gráfica, aunque la carne humana que se muestra sea en realidad jamón asado, las vísceras entrañas de oveja y la sangre sirope de chocolate. Debido a una negligencia por parte de la distribuidora original del film, cuando se cambió su título original, Night of the Flesh Eaters, por Night of the Living Dead, los derechos de autor se perdieron, por lo que el equipo detrás de la película apenas vio beneficios por ella, y la recaudación íntegra fue para los cines y los autocines que la proyectaban con gran éxito. La película gozó de varias secuelas: Zombi (1979), El día de los muertos (1985), La tierra de los muertos vivientes (2005) y La resistencia de los muertos (2009), todas dirigidas por Romero, pero solo la primera continuación consiguió gran repercusión.

Night of Living Dead2

Comentario: Estamos ante el origen del mito moderno del muerto viviente. Todas las películas sobre zombis, The Walking Dead, los videojuegos de Resident Evil… nada de esto existiría como tal si no fuera por esta pequeña película de bajo coste y en blanco y negro que se planteó por primera vez qué pasaría si los muertos volvieran a la vida con una insaciable hambre de carne humana. Romero ya intuyó la conducta mezquina y egoísta que tendría el ser humano al encontrarse ante una situación de este calibre, siendo el hombre el peor enemigo del hombre, aunque tampoco haya espacio para los que no estén preparados para sobrevivir a toda costa. Es cierto que se nota la escasa experiencia detrás de las cámaras de Romero al no saber controlar siempre el ritmo de la historia, pero eso no hace mella ni en la enorme influencia que ha ejercido el film en el género fantástico ni en su riqueza temática ¿Es una metáfora de la Guerra de Vietnam, del racismo, de los peligros nucleares, de la capacidad autodestructiva del ser humano o todo a la vez? Lo que prefieras; sirve para plasmar cualquier visión pesimista sobre la condición humana que puedas albergar.

Próximo visionado: Love Story (1970)

15/1/19

Bumblebee – Mi amigo el robot alienígena

Poster Bumblee


Dir.: Travis Knight
Int.: Hailee Steinfeld, John Cena, Jorge Lendeborg Jr., Pamela Adlon, Jason Drucker, Stephen Schneider, John Ortiz, Glynn Turman
¿De qué va?: En el año 1987, un autobot encuentra refugio en un depósito de chatarra en una pequeña ciudad costera de California. Charlie, una joven de 17 años que trata de encontrar su lugar en el mundo, lo descubre y se vuelca en arreglarlo, pero en el momento en el que lo ponga a punto, se dará cuenta de que es mucho más de lo que pensaba.

Reseña: Transformers (2007), la primera, estaba bien. Las que llegaron después ya tal. Pero había mucha gente a la que le gustaba el cóctel explosivo que preparaba Michael Bay, siempre con los mismos ingredientes (explosiones, ciudades destruidas, tías buenorras…) pero cada vez de forma más delirante, absurda y aburrida. El público terminó cansándose y la quinta parte, El último caballero (2017), registró los peores resultados de taquilla de la saga. Los Transformers necesitaban de un buen reajuste y de un formateo para poder garantizar su continuidad en el cine, y Bumblebee se ha alzado como su salvoconducto. El personaje, que ya había aparecido como secundario en los films de Bay, protagoniza un film que ahonda en sus orígenes, al tiempo que recupera el espíritu juvenil de los Transformers.

BUMBLEBEE

La película arranca con una pelea intergaláctica entre Transformers y Decepticons, pero la narración pronto pasa a la Tierra y se centra en Charlie, la joven que establecerá un vínculo especial con Bumblebee, similar a la amistad que se forjaba entre Shia LaBeouf y Optimus Prime en la primera película de la saga. La declaración de intenciones por hacer algo completamente ajeno al estilo Bay se demuestra desde la contratación como director de Travis Knight, artífice de esa maravilla animada que es Kubo y las dos cuerdas y mágicas (2016), y de una mujer guionista, Christina Hodson. El resto viene a través de la ambientación ochentera, los parecidos razonables a films como El gigante de hierro (1999) o E.T., el extraterrestre (1982), los guiños a las comedias adolescentes de John Hughes, una banda sonora de temazos en la que cobra protagonismo el grupo indie The Smiths, y al shock de que ningún edificio o ciudad termine completamente destrozado.

BUMBLEBEE

Tampoco podemos pasar por alto que la protagonista sea una chica, que, al igual que al personaje de Megan Fox en la dos primeras Transformers, le va la mecánica, pero sin rastro de la hiper-sexualización de por aquel entonces. Charlie (Hailee Steinfeld) es una chica corriente, que desde que murió su padre no sabe cómo encajar ni en el instituto, ni en su familia ni en la vida, y de buenas a primeras descubre que su primer coche es en realidad un robot que no puede hablar y que anda tan perdido como ella, así que la conexión es instantánea. La relación entre estos dos es muy enternecedora, algo que se enfatiza con lo entrañable que resulta Bumblebee, muy en la línea del gigante de hierro y de Baymax de Big Hero 6 (2014). El resto de personajes, como la madre de Charlie (Pamela Adlon), el amigo pagafantas (Jorge Lendeborg Jr.), su hermano (Jason Drucker) y hasta el militar escéptico de turno (John Cena) se dejan querer.

Bumblee2

Sin embargo, a pesar del buen rato que ofrece Bumblebee, no deja de ser una película que se empapa tanto de sus referentes que sacrifica cualquier posibilidad de tener personalidad propia para conformarse con ser un refrito bien ejecutado de todas ellas. El trauma de Charlie por haber perdido a su padre y la sanación que encuentra a través de su relación con el Transformer la tenemos ya tan vista que hasta Los Simpsons la parodiaron hace años, en un episodio en el que se veía el tráiler de una peli sobre un chaval que aprende a confiar en sí mismo gracias a una momia futbolista. Con todo, es la mejor película de Transformers hasta la fecha, que tampoco era muy difícil, pero abre un camino para que la saga sea un espectáculo con corazón y para todas las edades, más afín a su origen juguetero y a la serie de animación que le brindó la fama.

6’5/10

13/1/19

Tiempo después – Limón y circo

Poster Tiempo despues


Dir.: José Luis Cuerda
Int.: Roberto Álamo, Blanca Suárez, Pepe Ocio, Gabino Diego, Miguel Rellán, Carlos Areces, Arturo Valls, Berto Romero, Antonio de la Torre, Manolo Solo
¿De qué va?: En el 9.177, mil años arriba, mil años abajo, el mundo entero e incluso el universo al completo se han visto reducidos a un solo Edificio Representativo y a unas afueras cochambrosas habitadas por todos los parados y hambrientos del cosmos. Entre todos estos desgraciados está José María que, a pesar de las dificultades, decide que otro mundo es posible gracias a la venta en el Edificio Representativo de una riquísima limonada que él mismo manufactura.

Reseña: El cine español no es muy dado a producir películas de culto, pero si hay que confeccionar una lista, no podría faltar Amanece que no es poco (1989). Esta comedia absurda de José Luis Cuerda fue acogida en su momento con frialdad, al nacer en el seno de una industria que tenía a las películas de Esteso y Pajares como su máximo exponente humorístico, pero con el paso de los años fue ganando más y más apasionados adeptos que la han reivindicado como lo que es: una de las mejores y más lúcidas comedias de la cinematografía patria. Casi 30 años después de su estreno, llega Tiempo después, una especie de secuela en la que Cuerda pretende recuperar el espíritu surrealista, crítico y absurdo de aquel film.

Tiempo despues

Lejos queda aquel pueblecito de las montañas cuyos habitantes sentían auténtica devoción por Faulker, pues nos encontramos en un distante futuro en el que toda la civilización se encuentra concentrada en un lujoso y aséptico rascacielos. Se trata de una distopía similar a la mostrada en High-Rise (2015), pero a diferencia de ésta, los pobres/parados ni siquiera habitan en las plantas más bajas, sino en un asentamiento de chabolas a las afueras. Todo sigue el curso prestablecido hasta que uno de los pobres se presenta en la recepción del edificio para intentar ganar algo de dinero vendiendo limonada, algo a lo que se oponen firmemente el rey, el alcalde, la guardia civil mundial y la iglesia, al no querer que el parado se “desnaturalice”. Arranca así la sátira con la que Cuerda se ríe por no llorar de la lucha de clases, la coexistencia de las instituciones españolas más poderosas y de la historia del propio país, fundamentada en una lucha constante entre dos bandos.

Tiempo despues2

Los principales ingredientes de Amanece, que no es poco siguen formando parte de la ecuación: reparto coral, subtramas ridículas, diálogos engolados, costumbrismo surrealista… Sin embargo, hay algo por lo que no termina de funcionar. Quizás sea un elenco al que le falta espontaneidad y naturalidad, pese a contar con comediantes de largo recorrido entre sus filas, o puede que se trate de la ausencia de un repertorio de citas tan célebres y memorables como su precedente. O simple y llanamente, lo que ocurre es que Amanece, que no es poco fue un pequeño milagro incapaz de reproducirse, pero lo que está claro es que Tiempo después carece de la chispa alucinógena de aquella, y en consecuencia, no es tan brillante ni divertida .

Tiempo despues3

Tal vez el tiempo juegue a su favor, y nos encontramos ante una futura obra de culto, pues en absoluto resulta desdeñable. Pero si eso llega a ocurrir no será por la ejecución de unos chistes que no siempre logran despegar, ni por el carisma renqueante de su pareja protagonista (Roberto Álamo y Blanca Suárez),  sino por la forma tan caricaturesca como acertada en la que José Luis Cuerda retrata el modus operandi de la clase política, social y religiosa de España, dentro de una parábola futurista que se aplica a la España de ayer, de hoy y, horror, de mañana, si no espabilamos de una vez por todas.

6/10

11/1/19

Lo que esconde Silver Lake – Superparanoia Pop

Poster Under the Silver Lake


Dir.:
David Robert Mitchell
Int.: Andrew Garfield, Riley Keough, Topher Grace, Jimmi Simpson, Zosia Mamet, Callie Hernández, Riki Lindhome, Summer Bishil
¿De qué va?: Sam es un tipo desencantado de 33 años que descubre a una misteriosa mujer, Sarah, bañándose en la piscina de su apartamento. La conexión entre ambos es inmediata, pero cuando la joven desaparece, Sam se embarca en una búsqueda surrealista en la que recorrerá cada rincón de Los Ángeles para descifrar el secreto que hay detrás de su desaparición.

Reseña: Decía uno de los asesinos de Scream (1996) que las películas no creaban psicópatas, sino que solo hacían que fuesen más creativos. Esto puede extrapolarse a la cultura pop, ese conjunto de películas, estilos musicales, arte, videojuegos, cómics y un largo etcétera que ejerce una fuerte influencia en nuestras vidas aunque no siempre seamos conscientes de ello. ¿Pero qué pasaría si todos la cultura popular, supuestamente tan heterogénea, fuese en realidad un entramado mucho más planificado de lo que creíamos? ¿Y si los éxitos de la cultura pop no se forjan por y para el público, sino que han sido creados por una maquinaria secreta que nos inculca lo que nos tiene que gustar por un fin mayor que desconocemos? ¿Y si todo estuviese conectado?

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Tras situarse bajo el radar con la espléndida It Follows (2014), David Robert Mitchell busca la reválida con Lo que esconde Silver Lake, un thriller que se plantea esas cuestiones conspirativas a través del protagonista, Sam, un treintañero un tanto perdido que decide investigar la desaparición de su vecina, una joven, obsesionada con Marilyn Monroe, que desaparece sin dejar rastro poco después de conocerla. El misterio en torno al desvanecimiento de la chica escala gradualmente a una conjura en la que están metidos dibujantes de cómics, multimillonarios, un asesino de perros, músicos, hipsters, leyendas urbanas y mucho más. Se ha hablado mucho de David Lynch como gran referente del film, aunque en realidad, está mucho más emparentada con esa pequeña joya que es Brick (2005), por su tono neo-noir y por tener como protagonista a un aspirante a detective avispado pero un poco perdedor, torpe y amateur, y a Puro vicio (2014), siendo Lo que esconde Silver Lake una especie de revisión contemporánea y juvenil del film de Paul Thomas Anderson.

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La película de Robert Michell no llega a ser tan confusa e indescifrable como la de Anderson, pero sí que divaga bastante durante los 139 minutos que dura. Un poco de tijera en el metraje le habría sentado estupendamente, dado que la cinta se pierde en varias ocasiones por subtramas, personajes, pistas y callejones que no llegan a ninguna parte, aunque sí que alimentan la paranoia en la que está sumida tanto la trama como el protagonista, un estupendo y ofuscado Andrew Garfield que jamás baja la guardia aunque su presencia sea una constante a lo largo del abultado metraje. La presencia de Riley Keough es prácticamente testimonial, y aún así, vuelve a reafirmarse como una de las actrices jóvenes más interesantes, enigmáticas y audaces del panorama actual.

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Con Lo que esconde Silver Lake, David Robert Mitchell confirma lo que ya se intuía en It Follows: es un cineasta que sabe perfectamente tanto lo que quiere contar como la mejor forma en la que puede plasmarlo en imágenes. Sin embargo, en esta ocasión le hacía falta pulir el guion para que esa visión desencantada sobre la cultura pop, los falsos ídolos que ésta construye y el aborregamiento de las masas resultase más contundente y menos espesa. Con todo, se trata de un ejercicio cinematográfico de una ambición narrativa y estilística extraordinarias para tratarse de una tercera película. Habrá que ver si la película trasciende lo suficiente como para que no desaparezca dentro de la iconología pop que admira y desprecia por igual.

7/10