Se busca camaleón vivo o muerto

 
Dir.: Gore Verbinski
¿De qué va?: Rango es un camaleón doméstico con una importante crisis de identidad que termina accidentalmente en un arenoso y peligroso pueblo llamado Polvo, donde escasea el agua y hace falta una figura de autoridad que imponga el orden. Rango encuentra una oportunidad para reinventarse en la última esperanza del pueblo, así que ni corto ni perezoso decide convertirse en el nuevo sheriff de la localidad.

Reseña: A mitad de la proyección a la que asistí de Rango una pareja y su niña pequeña salieron de la sala como alma que les lleva el diablo. Después de eso no se fueron más críos, básicamente porque nos quedamos tres personas contadas en la sala, pero de no haber sido así no descarto que se hubieran producido más deserciones. Y es que más allá del sello Nickelodeon y de unos llamativos dibujos animados no se halla una película destinada a los más pequeños de la casa, o al menos, para la gran mayoría. Rango es en realidad un alucinógeno western crepuscular disfrazado de cuento infantil.

 
Pocas películas de animación han transcurrido en el salvaje Oeste; ahora que yo recuerde… Zafarrancho en el rancho y una de mis favoritas cuando era un retaco, Fievel va al oeste. Ha tenido que llegar el polifacético Gore Verbinski para revitalizar los arbustos que ruedan por el desierto en esta singular película en la que los amantes del género identificarán su esencia al instante y encontrarán referencias a montones, incluida una espectral aparición estelar. El pueblo de Polvo y sus habitantes son como los de cualquier western que se precie, solo que esta vez la supervivencia no se basa en la búsqueda de oro, sino en un elemento mucho más preciado, el agua, con lo que también se introduce un mensaje ecologista que nunca está de más.

 
Rango es un camaleón que en vez de cambiar el color de sus escamas cambia de personalidad para poder subsistir. Es uno de esos papeles de “héroe por accidente” que tan bien se le dan a Johnny Depp, que le presta sus cuerdas vocales en la versión original. Rango tiene ecos de Jack Sparrow y del Raoul Duke de Miedo y asco en Las Vegas, con un trasfondo dramático de búsqueda de identidad que lo convierte en un personaje único. La galería de secundarios está tan cuidada y es tan rica en detalles como los parajes y escenarios donde transcurre la historia; un trabajo de animación excelente que atrapa sin la necesidad de tener que usar unas gafas 3D, algo inaudito en las pelis de dibujos desde hace un par de años.

 
Rango es una ‘rara avis’ del cine de animación que probablemente no gozará de una legión de seguidores, pues al igual que su personaje protagonista nunca termina de definirse: combina pasajes y elementos que parecen sacados de una película destinada a toda la familia para luego sorprender con alucinaciones propias de la ingesta de algún estupefaciente y chistes sobre inspecciones rectales y mujeres de vida alegre. Pero ahí reside su encanto, en que es más rara que un perro verde. Y no puedo acabar esta reseña sin rendir mis respectos al coro de los agoreros búhos rancheros. Simplemente chido.

8/10