Dir.: Pablo Trapero
Int.: Ricardo Darín, Martina Gusman, Darío Valenzuela, Carlos Weber, José Luis Arias, Loren Acuña
¿De qué va?: Sosa es un abogado sin licencia que trabaja en una organización ilícita que se dedica a provocar accidentes automovilísticos y a estafar a los damnificados para quedarse con la mayor parte de las indemnizaciones. Una noche, Sosa cruza su destino con el de Luján, médica de urgencias en un hospital de Buenos Aires.
Reseña: Aunque soy de la opinión de que hay que tener algo de conocimiento sobre la película que se va a ver, también creo que de vez en cuando vale la pena ir “virgen” al cine. Tenía formada una idea muy vaga sobre Carancho antes de visionarla y al volver a casa hice mis deberes y descubrí que el director era el mismo de Leonera, un drama carcelario argentino que vi hace unos meses y del que me sorprendió su realismo y crudeza. Además, las dos comparten protagonista, Martina Gusman, que ya me había sorprendido en aquel filme por su tremenda interpretación. Vamos, que al final estaba puesto en antecedentes sin saberlo.
En Leonera el espacio donde se desarrollaba la mayor parte de la trama era una lúgubre y maltrecha penitenciaría de la que casi se podía oler su nauseabundo hedor. El director Pablo Trapero ha cambiado la prisión por un hospital, pero el ambiente sigue siendo el mismo: opresivo, nocturno, mundano, nada que ver con la visión romántica que nos han inculcado las ficciones televisivas. Martina Gusman ya no está entre rejas, pero la relación al límite que mantiene con Ricardo Darín es igual de asfixiante. Dicen que el amor libera, pero a ambos les va a resultar muy complicado soltarse de las pesadas cadenas que arrastran por los errores cometidos en el pasado. El camino a la redención no es tan fácil después de todo.
Trapero filma adecuándose a los rasgos propios de cine negro que contiene la historia. No le tiembla el pulso al enfocar muy de cerca la cruel violencia que se desarrolla a lo largo de la trama y hace un uso muy efectivo del plano secuencia para rodar momentos de mucha tensión, caso del desenlace, que es de infarto. Abusa de las escenas sin cortes y de los primeros planos, afectando en algunos casos al ritmo de la película, pero al menos Trapero cumple con su propósito, que es el de transmitir al espectador esa sensación de angustia y desesperanza en la que está envuelta toda la cinta.
Carancho es una película amarga y durísima no apta para los paladares más dulces. Una eficaz combinación de thriller, denuncia social y cine negro que te pondrá en una situación incómoda, debatiendo entre si apartar la mirada o mantenerla hipnótica en la pantalla. Ayer se supo que la película ha sido escogida para representar a Argentina en los Oscar. ¿Mirarán los académicos hacia otro lado?
7’5/10
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