Dir.: Paul Feig
Int.: Kristen Wiig, Maya Rudolph, Rose Byrne, Melissa McCarthy, Chris O’Dowd, John Hamm, Ellie Kemper, Wendi McLendon-Covey
¿De qué va?: Annie es una treintañera que no está pasando por un buen momento en su vida cuando su mejor amiga, Lillian, va a casarse y le pide que sea su primera dama de honor. Annie intenta salir airosa de su cometido, pero otra de las damas de honor, Helen, hará todo lo posible por arrebatarle el puesto.
Reseña: La factoría Apatow, creadora del nuevo modelo masculino de la comedia norteamericana, el ‘Peter Pan’ que se compromete antes con sus colegas que con las mujeres, expande horizontes y se atreve con su primera película protagonizada por féminas, quienes hasta ahora habían sido retratadas con cierta distancia, perpetuando el tópico de que a ellas no hay quien las entienda. Pero fíjense por donde que La boda de mi mejor amiga (de ahora en adelante la llamaremos Bridemaids porque su título en español puede llevar al engaño) no solo rompe los moldes de las mal denominadas ‘pelis para chicas’ sino que se alza como la mejor película producida por Judd Apatow.
Las guionistas Annie Mumolo y Kristen Wiig, esta última también estrella del filme y de la que hablaremos largo y tendido más adelante, no han descubierto la pólvora seca retratando a las mujeres de la película, de hecho, cada una está construida alrededor de un estereotipo en concreto, pero se sienten perfectamente reales, no son mujeres de cartón piedra, permitiéndolas ser tan irresponsables, cachondas e irreverentes como los hombres. Pero lo mejor de todo es que la inmensa comicidad de la película funciona a través de los personajes más que de las situaciones, resultando de la suma de ambos tres o cuatro secuencias que son hilaridad en estado puro, un no parar de reír continuo hasta llorar.
La culpa de todo la tiene Kristen Wiig. Curtida en el Saturday Night Live, domina tanto la comedia verbal como la física al mejor estilo slapstick, consiguiendo que el mínimo gesto o mueca nos haga partirnos de risa, y sin caer nunca en el histrionismo. Su personaje, Annie, se puede asimilar al de Bridget Jones porque ambas son mujeres a las que les ocurre de todo y les superan las circunstancias, pero su evolución es muy diferente, puesto que si Bridget daba más vergüenza ajena que otra cosa en su secuela, Annie puede meter la pata hasta el fondo que nosotros seguiremos incondicionalmente a su lado, porque se ha fraguado nuestra simpatía desde la primera secuencia. Wiig es una gozada pero los secundarios tampoco se quedan muy atrás, destacando a Melissa McCarthy como una auténtica robaescenas y a una deliciosa Rose Byrne como pija odiosa que mantiene un duelo a muerte con la protagonista. La lástima es que las otras dos damas de honor, encarnadas por Ellie Kemper y Wendi McLendon-Covey, desaparezcan inexplicablemente a mitad de la historia, desaprovechando todo el potencial de sus personajes.
Si nos regimos por el nivel de risas sanas y sinceras que me ha provocado Bridemaids, puedo afirmar con rotundidad que es la mejor comedia que he visto en años, mucho mejor que Resacón en Las Vegas, con la que se la ha comparado aunque no tengan demasiado en común. Al igual que las otras ‘producciones Apatow’ tiene un metraje excesivo (unas holgadas dos horas) pero jamás se me hizo larga, aunque también es verdad que el tramo final no es tan brillante como el resto. No sólo nos encontramos ante una de las películas más divertidas de la cartelera de este año, por no decir la que más, sino que asistimos al trampolín de Kristen Wiig hacia el estrellato, pues en una sola película ha demostrado tener más vis cómica que ciertas compañeras de profesión mucho más cotizadas. Desde ahora me caso con ella, confío en que no me obligue a pedir el divorcio.
8/10
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