“Vivimos
en una época mediocre y cruel.” Esta frase la escribió Pio Baroja
hace más de 60 años. Y sin embargo, es una frase que podría haber
sido escrita en este mismo momento, pues su actualidad y su veracidad
son de una radicalidad absolutas. Resulta más que evidente que los
tiempos que nos han tocado en suerte, como ya le ocurriera al genial
escritor vasco, son tiempos para que los mediocres y los crueles
campen a sus anchas, moviendo los hilos, haciendo y deshaciendo sus
oscuros negocios, conspirando para alcanzar sus malvados y crueles
objetivos.
Escribo
todo esto a propósito de lo que hemos vivido en España en los
últimos días. Día sí y día también nos encontramos en los
medios de comunicación con las andanzas de personajes tan
siniestros, tan mediocres y tan crueles que más parecieran
personajes perpetrados por la mente creadora y fecunda de un
novelista de prestigio. A veces la realidad en la que andamos
sumergidos es tan retorcida que uno tiene que pellizcarse varias
veces para darse cuenta de que no vive en una pesadilla perpetua.
Personajes
como el ministro José Manuel Soria, con sus cuentas opacas (o como
quiera que se llamen esas cuentas bancarias ubicadas en los paraísos
financieros), mintiendo sobre sus empresas, tratando de mostrarse
ofendido ante la información publicada por los medios de
comunicación, pero sabiendo perfectamente que todo lo que se ha
dicho sobre él y sus dinero es tan cierto como la vida misma.
Personajes
como José Torres Hurtado, a la sazón alcalde de Granada, detenido
hace unos días por la policía que él mismo mandaba hace unos años
cuando era Delegado del Gobierno en Andalucía, acusado de ocho o
nueve delitos, empecinado en que se le detiene porque alguien la
tiene tomada con él, ya que su honradez, bla bla bla, está fuera de
toda duda.
Personajes
como Mario Conde, banquero, delincuente condenado, reincidente,
adicto al dinero y a los placeres a los que sólo los muy ricos
tienen acceso, montando toda una estructura mafiosa para poder seguir
disfrutando del dinero que chorizó de Banesto, hace quince o veinte
años, cuando se le consideraba un mago de las finanzas, y no
simplemente un remedo de don Vito Corleone.
Personajes
como José María Aznar, ex Presidente del Gobierno de España, guía
moral y ética de la derecha neoliberal, adalid del milagro
conservador, patriota de medio pelo, sí, él, el rey de los
mediocres y crueles, el mismo que le regaló a su gran amigo César
Alierta Telefónica, más tarde travestida en Movistar, o a su otro
gran amigo, Blesa, la dirección de Caja Madrid, paraíso terrenal
para chorizos con tarjeta black,
vendedores de preferentes y otras joyas del estraperlo financiero, y
ahora dedicado, Aznar digo, a hacer juegos malabares para pagar menos
o no pagar nada en absoluto a Hacienda, ese ente al que supuestamente
pertenecemos todos los españolitos.
No
se nos puede ni se nos debe olvidar que todos estos personajes y
otros muchos que sería largo y monótono citar en este artículo
—cada cual puede añadir los nombres que considere oportunos— han
contribuido, con su mediocridad y su crueldad, al sufrimiento
colectivo, al dolor de miles de personas, a que la miseria se haya
extendido como una mancha de aceite. Soria, Torres Hurtado, Conde o
Aznar: ejemplos paradigmáticos de esta época en la que vivimos, una
época, ay, don Pío, mediocre y cruel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.