He vivido tan rápido que veo venir el disparo que
acabará con mi vida, el instante en que el odio se materializa y un plan
largamente elaborado llega a su fin. Muchos pensaran que soy joven para morir;
sin embargo, estoy agradecido por esta muerte que viene hacia mí como en cámara
lenta. Me bastaría un movimiento para parar los pies a estos torpes que ahora
van a ejecutarme; sin embargo, me quedo quieto. Ellos no saben y no sabrán
nunca que el pelo empezó ya a caérseme, que el tumor que crece en mi pecho
apenas deja espacio para el aire, que antes de que ellos llegasen yo había
escuchado mi sentencia de muerte. A ellos les entrego mi herencia, la guerra en
la que sólo fui soldado, en la que yo tenía un precio, que hoy me cansa y que
nunca fue mía, entre bandas y hermanos, con esos derramamientos de sangre que
tanto les gustan. Yo sólo les entretendré un momento. Giro levemente la cabeza.
Les ofrezco mi sien. Espero.
28 de noviembre de 2016
25 de noviembre de 2016
Verano azul
Frente a mí el azul que he
de vigilar, en la playa el bikini azul del que no puedo apartar los ojos, como
azules serán los ahogados con los que luciré mis habilidades si hay suerte.
Sin embargo los días pasan y vuelvo a ver la muerte de
Chanquete, solo.
(microrrelato
publicado en Cincuenta
palabras)
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Microrrelatos
21 de noviembre de 2016
Nubada
Sobre
el centro de la ciudad, en el corazón mismo, hay una boina de contaminación que
empieza a doler en el pecho, que desdibuja la realidad y envenena el ambiente.
Ayer, al fin, llegó el ansiado aguacero. Ayer ella,
limpiándose por dentro, comenzó a llorar.
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17 de noviembre de 2016
16 de noviembre de 2016
Secaba los platos con un trapo...
...mientras observaba con preocupación el cielo. No
paraba de pensar qué podía ocurrir, cómo morirían todos. Las imágenes de múltiples
situaciones cotidianas vividas con sus hijos y su marido transitaban con
rapidez y desorden por la pantalla de su mente. A ratos pensaba en cómo Dios
podía permitirlo. ¿De qué le servía el penúltimo sermón? ¿No le habían dicho en
la iglesia que lo que causaba el mal en el mundo era la tendencia del hombre al
pecado? Ahora resultaba que todos que aquellos seres venían de otro mundo… ¿y
si en realidad no era así?
-‘¡Ay, Dios mío!’, exclamó mientras retiraba la sartén
de la hornilla.
En ese momento escuchó el sonido de la llave en la
cerradura e, inmediatamente, la algarabía de vocecitas alegres, que celebrando
su llegada, la saludaban. Su marido entró el último.
Les respondió besándolos con el corazón ausente.
Cuando el marido, con un evidente pesar, intento apartarla un poco de los niños
para hablar con ella de la noticia:
-‘!Mira, a mí déjame de cuentos chinos, ¡¿eh?!, qué
naves ni naves. Como si no tuviera ya bastante con ocuparme de vosotros!’,
gritó mientras, sin mirarlo, le lanzaba el trapo. ‘Ya sabes que yo no creo en
esas cosas. Anda, lavaos y poned la mesa que la comida ya está. Voy al baño y
en cinco minutos vengo. A ver si me dais una sorpresa y me encuentro con que me
habéis ayudado siquiera por una vez’.
Desapareció por el pasillo, cerró la puerta de la
habitación de matrimonio, y luego, la del baño interior.
Cuando apareció en el comedor con el pelo mojado, nadie
se percató de que había llorado.
Autor: Elías D. Dana
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Corto,
por favor y Haikus y pensamientos
(¿sabes
que estamos escribiendo una novela entre todos?, ¿quieres participar?; descubre cómo)
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III-Desenlace
14 de noviembre de 2016
Un duro entrenamiento
Apenas comía. Era pálido, casi transparente. Sus labios y
sus ojos se confundían con el color de su piel. Vestía colores apagados y
grises. Apenas hablaba y prefería los susurros. Observaba todo fijamente.
Parecía no querer estar allí. Nada más alejarse de él se le olvidaba, pero ante
su presencia todos se sentían incómodos. En ocasiones parecía que algo le
atormentase, otras parecía asumir su condición de ser extraño con una sonrisa
terrible. Sus manos estaban heladas. Desconocía el llanto y la risa. A veces
parecía cojear o llevar una pesada carga; otras daba la impresión de flotar,
como si un único soplo de aire pudiese llevarle lejos. Era, sin embargo,
fuerte.
No podemos confirmar si alguna vez estuvo vivo, sólo
sabemos que lleva años viviendo como un fantasma. O eso parece.
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Microrrelatos
11 de noviembre de 2016
Animales de costumbres
Alrededor
de veinte años después de mi ingreso, se rompió la rutina de golpes y sangre.
Oímos, desde nuestras mazmorras, ruido de tumulto y algunos empezaron a golpear
los barrotes con las escudillas para llamar la atención de los asaltantes. Poco
después llegaron unos desconocidos y nos abriendo los grilletes y los
candados.
De eso hace ya unos meses. Algunos
prisioneros, los que llevábamos más tiempo encerrados, nos hemos quedado a
vivir entre los muros del castillo y hemos decidido hacer todo lo posible por
recuperar nuestra vida, antes de haberla olvidado.
Mañana elegiremos a suertes quien
será carcelero, quien torturador y quien chivato. Yo, personalmente, prefiero
ser lo que he sido siempre; porque si me toca otro papel, temo que estaré algo
sobreactuado.
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Microrrelatos
7 de noviembre de 2016
Entrega
La mujer, intentando calmar los llantos del bebé que
tenía en brazos, empezó a amamantarle y abrió un silencio. Asistimos entonces a
lo increíble: el niño creció al tiempo que se consumía la madre, fueron
invirtiéndose los papeles, hasta llegar a ser lo que ahora vemos, un hombre
acunando a una vieja de ajados pechos.
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Microrrelatos
4 de noviembre de 2016
El bosque de las palabras
Una vez más Alejandro Garaizar, gestor de la web Cincuenta palabras,
ha reunido algunos microrrelatos en una antología, en la que curiosamente me
encuentro con “Dudas y fallas”.
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