30 de diciembre de 2011

Hay un detective nuevo en la ciudad

          G. se retrepó en el sillón y miró a su alrededor profundamente satisfecho. Habían sido días de agobioso trabajo pero el fruto de todos ellos estaba allí, entre aquellas cuatro paredes: un sombrero quizás algo grande, una gabardina manchada de cascarrias, una pistola en el cajón de la mesa y una puerta con un letrero en el que se podía leer: “Detective”.  Entonces entró ella, como un torbellino y preciosa, haciendo que perdiese el equilibrio y se esmorroñase.
            -¿Te has hecho daño? –preguntó solícita.
            -No, gracias, estoy bien. ¿Qué desea?
            -Que me tutees y que me contrates. Me han dicho que buscas secretaria.
            -Sí, es cierto.
          Volvió a mirarla. Era mucho más de lo que se había atrevido a soñar, con aquella mirada llena de jugosas promesas. Empezó a sudar, sacó un pañuelo del bolsillo del pantalón y volvió a sentarse:
            -¿Estás acatarrado? –preguntó ella con una cara de preocupación encantadora.
            -No, no me escullan las narices es que…
        -Babeas. Tranquilo, les ocurre a algunos hombres en mi presencia –dijo con  naturalidad.
Poco después el detective G. oía el ruido de unos tacones en el despacho de al lado y empezaba a sentirse como nunca.

28 de diciembre de 2011

Recuerdos del Titanic


Él era, aunque lo disimulase como buenamente podía, un barco que se hundía.
Estaba allí, acodado en la barra de la discoteca, rodeado de hermosas mujeres que se movían al ritmo de la música, mientras dejaba que el sonido de los hielos en su copa llegase hasta sus oídos y le recordase el doloroso encuentro con aquella mujer  distante y fría.
Sabía que de momento no podía permitirse el lujo de olvidar, que no podía volver a arriesgarse a un dolor como aquel pero… también sabía que no debía alejarse de la vida.
Por eso estaba allí. Esperando que alguna de aquellas sirenas, lo mirasen a los ojos, lo descubriesen y le ayudasen a achicar las lágrimas que aún amenazaban con hundirle.


(microrrelato escrito para la propuesta hecha en Triple C: Minificciones a partir de una imagen, mes de noviembre; en esta ocasión la ilustración está hecha por Juanlu/Luiyi, http://www.dididibujos.blogspot.com/)

26 de diciembre de 2011

Sentidos


        ¿Qué puede haber mejor que la dulce caricia en las yemas de tus dedos de la página que pasas?
           El tacto de la corteza de un árbol vivo.
         ¿Qué puede embriagarte más que el perfume de la tinta impresa sobre el papel?
           El olor mojado de las flores de mimosa.
           ¿Qué mejor que una historia narrada en capítulos? 
          La biografía narrada por la anchura del tronco del roble. 


Microrrelato escrito por Montse Aguilera (http://letrasparapasarunrato.blogspot.com/)
Ilustración hecha por Juanlu/Luiyi




(Si tienes un microrrelato con temática ecologista, no dudes en enviármelo. Si, por el contrario, prefieres ilustrar, ponte en contacto conmigo, esta sección la estamos construyendo entre todos y estás invitado. ¡Muchas gracias!)

25 de diciembre de 2011

Autoepitafio


            Las letras que lees te miran y te saludan desde el otro lado. Aquí estoy, una vez perdida la voz alta y reducido a polvo mi cuerpo grande
            Hija de carcelero y alquimista. Primogénita en ejercicio siempre; y por lo tanto, transparente y desconocida un tanto.
            Prescindible estudiosa de ciencias, en las que trabajó; estudiosa tardía y constante de letras con las que jugaba.
            Tez pálida. Pelo rubio-gris-cano. Ojos y labios claros. Nariz grande, operable, que no obstante no fue tocada. Aria, alemana, camuflada entre hojas en blanco.
            Querida por no muchos, pero sí por los importantes. De lengua triperina y castellana.
            Devota de la mesa, de la cocina y del mercado. De ver, de oler, de escuchar, de tocar la piel cálida, del abrazo y de las miradas. De lo pequeño y de lo grande. De los planes y de cambiarlos. Ansiosa de vida y de vivirla hasta el último instante y vencida en la última batalla.
            Ruego que tu crítica sea leve y que tu sonrisa tenga alma.

24 de diciembre de 2011

Una extraña propuesta

23 de diciembre de 2011

Escullar

            Gotear o escurrir líquido de una vasija u otra cosa similar. También significa echar caldo o comida en una escudilla o plato.
            Estos son los significados que apunta el diccionario de la RAE pero MJ, que es quien me ha susurrado la palabra al oído, me ha comentado que también se utiliza para hablar de los mocos que gotean de la nariz y yo he podido comprobar que hay más personas que emplean esta palabra de este modo.
            Ejemplo: “Estoy harto, por culpa del resfriado, me escullan las napias que es un gusto y a todas horas”.

(quizás quieras participar en todo esto, mira cómo)

22 de diciembre de 2011

La isla de Pablo

Quizás gracias a Pablo Garcinuño (responsable del blog: “En mal estado”, para los más despistados) hay un pequeño espacio para los microrrelatos en Punto Radio Castilla y León. No lo sé ni lo he investigado.
Eso sí, gracias a Pablo, mi micro “El final del escondite” fue leído en el programa del pasado martes.  
Pinchando en el siguiente enlace
podréis oírlo también vosotros, a unos 10 minutos y 15 segundos del inicio de la grabación y tras una fantástica entrevista a Ramiro, un abulense que hace esculturas en lata.
Es raro para mí, nunca antes había oído un microrrelato mío en voz alta; y he de decir que Begoña Rodríguez, la persona que le pone voz y silencios, lo hace estupendamente.
Muchas gracias a los dos, a Begoña y a Pablo.

21 de diciembre de 2011

La buena educación

            -Yo la abrazaré bien fuerte y me la llevaré conmigo –dijo con determinación la pequeña mirando el escaparate.
            -¿Vas a robar a la Barbie Princesa?
            -Sí, ¿por qué no?
            -¿Es que tus padres no te la quieren comprar? Pero… si te lo compran todo.
            -Ese es el problema. Me aburro, nunca me dicen que no a nada, sea lo que sea.
            -Qué exagerada eres.
            -Y a Ken Bombero lo secuestraré la próxima semana a punta de pistola.

(microrrelato que presenté a ReC)

20 de diciembre de 2011

El orfanato

Durante años cada uno de nosotros ha pedido a los Reyes Magos un papá. Ayer llegó uno, el primero; dice que se llama Noel, está gordo y es algo más viejo de lo que nos hubiese gustado pero, mientras llegan el resto de padres, hemos decidido quedárnoslo.
Se parece un poco al director, a quien por cierto no encontramos, pero es mucho más simpático.

(microrrelato escrito para la convocatoria lanzada por La Esfera Cultural, a la que ha llamado: “La otra Navidad” y que fue publicado el viernes)

19 de diciembre de 2011

Sembradora de sueños


Aquí las alegrías, acá los pensamientos, allá las violetas...y así fue llenando de color colores y aromas la gran playa.
Hasta convertirla en un inmenso jardín de sueños posibles.

Microrrelato escrito por Patricia O.  (http://mismusascuenteras.blogspot.com)
Ilustración hecha por Juanlu/Luiyi (http://www.dididibujos.blogspot.com/)

(Si tienes un microrrelato con temática ecologista, no dudes en enviármelo. Si, por el contrario, prefieres ilustrar, ponte en contacto conmigo, esta sección la estamos construyendo entre todos y estás invitado. ¡Muchas gracias!)

18 de diciembre de 2011

Día de pesca

              Volvió a sumergirse.
            En su mundo azul, flotando y volando a un tiempo, escuchando los ritmos de sus vecinos en sordina, rodeado de irreales paisajes a los que no se acostumbraría nunca, el dolor acechaba a la vida como había hecho siempre.
         Elevó la vista a la luz, a lo que para otros es cielo, y no acertó a reconocer el objeto que surgiendo de la nada estaba ahora a su lado. No mucho más tarde aprendió su nombre, los otros lo llamaban cebo.

(microrrelato presentado a la XXVIII Edición del Concurso de Microrrelatos en Bubok y finalista)

17 de diciembre de 2011

Algo alegre y divertido

            Los amigos de La Esfera Cultural me han dado un trío de buenas alegrías y un par de geniales sorpresas.
En el nº 4 he visto publicados tres microrrelatos de los que soy autora: “Desigual batalla” (pag. 15), “La carta” (pag. 17) y “La magia del fuego” (pag. 23), lo cual me ha hecho una ilusión increíble, tanto la publicación como ver mi nombre junto al de tantos conocidos.
Así mismo y, como decía al principio, me han dado dos sorpresas que desvelo ahora: “Desigual batalla” ha sido publicado con el título “Batalla desigual”, ha sido un buen intento pero… amigos, creo que prefiero mi título; y en “La carta” me ha crecido un apellido nuevo que casi hace que no descubra que el micro es mío, pero lo es, ¿vale?
Sea como fuere, gracias, muchas gracias. Y una sonrisa.

16 de diciembre de 2011

Crecer

            Todos los veranos de mi infancia los pasamos en el río, cazando renacuajos y nadando coritos; pero el tiempo pasó y llegó el día en que nos dio vergüenza quedarnos desnudos uno frente al otro. Desde entonces sólo soy un hombre abrasado por el recuerdo de tu piel y tú, la mujer que me rechaza.

15 de diciembre de 2011

La mancha

            Apareció en el fondo de la bañera hace dos días y empezó a crecer, quizás demasiado deprisa, distinta a todas las manchas de suciedad que pueblan la casa. Cuando llegó al borde, no lo rebosó, no se derramó, es densa y espesa. Para entonces yo ya sabía que se movía, pero supongo que al gato lo pilló por sorpresa; después de engullirlo, aumentó sustancialmente de tamaño. Desde entonces ha ido tragándose las puertas, las toallas, las viejas cortinas y creo que no disfrutó el frigorífico vacío. Se ha adueñado de la casa y yo he ido cediendo terreno. La verdad es que nunca he sido muy limpio, nunca fui bueno luchando contra las manchas de suciedad, incluso contra las más pequeñas.
            Ahora está a punto de acorralarme en un rincón de comedor, es mi última oportunidad para escapar por la puerta hacia la calle; pero tengo miedo a lo que hay ahí fuera.

(microrrelato presentado sin éxito al II Certamen de Terror ArtGerust)

14 de diciembre de 2011

El juego

Aunque nos hayan visto eliminarnos los unos a los otros y alegrarnos de la muerte del contrario dando brincos, hemos de decirles que no somos ni racistas ni asesinos. Simplemente obedecemos las reglas del juego y a aquel que nos mira y nos empuja con el dedo.
Sin embargo, en contadas ocasiones, logramos escapar a nuestro cruel destino: cuando el azar nos hace permanecer en casa y sólo somos espectadores pasivos de la frustración de nuestro dictador de turno.
Amarillo, rojo, verde y azul. La vida no es fácil para nadie, independientemente del color del que estés hecho.
Amarillo, rojo, verde y azul. Un juego en el que matamos y morimos mil veces, tras el cual nos encontramos juntos en el cubilete, juntos y sorprendentemente ilesos.

(microrrelato presentado al Concurso de Lamicrobiblioteca, mes de octubre, para hacer un poco de bulto, cosa que hizo estupendamente)

13 de diciembre de 2011

Año Nuevo, vida nueva

Con la primera campanada, se hizo el silencio en la reunión familiar. Con la segunda, busqué su mirada cómplice. Con la tercera, comprobé que él no la devolvía. Con la cuarta, seguí sus ojos. Con la quinta, vi un beso que no era para mí. Con la sexta, volví a él, destinatario de aquellos mimos. Con la séptima, octava y novena las uvas llegaron mecánicamente a mi boca. Con la décima, masticando, empecé a pensar. Con la undécima tragué la fruta, segura de mi decisión. Con la duodécima, me descubrí ansiosa por empezar el año nuevo, mi nueva vida.

(microrrelato escrito para Euro-pa-labra como respuesta a su propuesta de diciembre y publicado ayer)


12 de diciembre de 2011

Emboscados





Hace miles de años, en la selva, una asamblea de árboles soñó al Hombre. Eso los mató.









 
Microrrelato escrito por Ximens
Ilustración hecha por Juanlu/Luiyi

(Si tienes un microrrelato con temática ecologista, no dudes en enviármelo. Si, por el contrario, prefieres ilustrar, ponte en contacto conmigo, esta sección la estamos construyendo entre todos y estás invitado. ¡Muchas gracias!)

11 de diciembre de 2011

Un error de cálculo

Por fin quietas sus manos sobre mí, esperé a que el sopor le venciese, tan despacio y dulcemente como yo esperaba alejarme de él.
Estaba contenta. Como tantas otras veces, había escogido bien, tanto el momento como el veneno y la víctima.
Sentí entonces como los músculos de la cara se me entumecían, como se cuarteaba mi sonrisa, como mis manos se aquietan junto a las suyas; hasta que él se movió un poco para verme morir con mayor comodidad y yo, pillada en falta, lo hacía. 

(microrrelato presentado sin éxito a ReC)

10 de diciembre de 2011

La magia del traje rojo


             Odio la Navidad.
Confieso que, en cuanto empieza diciembre, me pongo nervioso.
Veo las luces apagadas aún de un lado a otro de las calles y las siento como una amenaza. Descubro árboles cubiertos de bolas de todos los colores o belenes de cualquier tamaño y las manos empiezan a sudarme. Siento náuseas tanto con los villancicos como con el turrón. No puedo ni tan siquiera pensar en una comida con los compañeros de trabajo o en una cena en familia. Los décimos de Lotería, los niños y los bombos, las sonrisas y las botellas de champán me producen sarpullido. Las tiendas abiertas a todas horas y la gente moviéndose entre ellas como zombis me son repugnantes. Los niños y su cara de tontos me confirman que el ser humano no tiene futuro alguno. En cuanto a…
Afortunadamente, cuando llega el 25 de diciembre y estoy al borde de colapsarme, busco en el fondo del armario mi traje de Papá Noel, confirmo que las manchas de sangre del año anterior son prácticamente indetectables y salgo.
Pasada esa fecha suelo estar más calmado y ya puedo empezar a pensar en lo que quiero pedir a los Reyes Magos.

(microrrelato escrito para la convocatoria hecha por La Esfera Cultural y que fue publicado ayer mismo)

9 de diciembre de 2011

Ajuntar

Palabra infantil que significa admitir como amigo.
Es una palabra unida a mi niñez y realmente muy importante en ella. Recuerdo que la usábamos mucho, cada vez que nos enfadábamos o perdonábamos a nuestros compañeros de juegos y en cada ocasión, varias veces al día, lo hacíamos con mucho dramatismo y seriedad, como si nos fuese la vida en ello.
En cuanto a las definiciones que se apuntan en el diccionario de la RAE, sencillamente no tienen nada que ver con ésta.
Ejemplo: “Había días que me ajuntaba y me desajuntaba cuatro o cinco veces con mis amigas. Ahora que somos cuarentonas hemos decidido ajuntarnos para siempre”.

(quizás quieras participar en todo esto, mira cómo)

7 de diciembre de 2011

En serie

            -El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral –dijo el inspector observando el cuerpo.
            Tenía una alabarda clavada en la espalda.
            -No hay muchas personas que puedan manejarla con la fuerza y la destreza necesarias -apuntó el forense.
            -Estoy de acuerdo. El asesino no debe de andar muy lejos. Llévate el cuerpo y cuéntame si encuentras algo, yo empezaré a interrogarlos a todos.
            El inspector apenas echó un vistazo al fallecido mientras se lo llevaban, era un cuerpo que conocía bien, que había amado, y ahora aquel forense iba a destrozarlo. Se sorprendió a sí mismo sintiendo como toda la venganza que había concentrado en el muerto fluía ahora hacia el compañero de profesión que se lo llevaba.
            “Mañana pensaré en ello”, susurró, mientras elegía entre los nombres de los miembros de la Guardia Suiza aquel que sería el culpable.

(microrrelato presentado sin éxito al Concurso de Microrrelatos Getafe Negro)

6 de diciembre de 2011

Una historia de amor

Llamaron a la puerta, fue a abrir y, al hacerlo, encontró a un desconocido frente a ella.
-Se acabó. No puedo seguir así por más tiempo –y con un gesto de dolor, le tendió un paquete-. No, no digas nada. No podría soportarlo. Adiós.
Y se fue, dejándola con la palabra en la boca.
Tras quedarse sola y volver a entrar en casa, abrió el envoltorio y descubrió que aquel hombre le había escrito decenas de cartas de amor y que, del mismo modo que hablaba sin cesar de poner fin a aquella absurda historia, repetía una y otra vez que la quería aunque no se atreviese a decírselo nunca.
Al día siguiente, ella escribió una carta para él, la primera de muchas, la metió en un sobre y la echó en el buzón mientras empezaba a temblar como una hoja.
Sí, ella también era tímida.

(microrrelato publicado en el nº 26 de Pseudònims, en esta ocasión la palabra clave era “desconocidos”)

5 de diciembre de 2011

Compensación

            -Sois el único acierto que justificaría todos mis errores -murmura dulcemente a lo que esconde el hueco de sus manos-. Pero me conformo conque viváis.
            Se agacha hasta sumergir las manos en el agua de la orilla.
          Las pequeñas criaturas, liberadas a su hábitat de origen, se alejan impulsadas por el débil aleteo de sus extremidades.

Microrrelato escrito por Montse Aguilera (http://letrasparapasarunrato.blogspot.com/)
Ilustración hecha por Juanlu/Luiyi (http://www.dididibujos.blogspot.com/)



(Si tienes un microrrelato con temática ecologista, no dudes en enviármelo. Si, por el contrario, prefieres ilustrar, ponte en contacto conmigo, esta sección la estamos construyendo entre todos y estás invitado. ¡Muchas gracias!)

4 de diciembre de 2011

El trío

Alguien le dijo que su mujer había sido vista con otro hombre y sólo pudo sentir el miedo de perderla, atenazándole. Tras muchas dudas, se armó de valor y habló con ella. Ella le aseguró que estaba enamorada de los dos, que prefería seguir disfrutando de la compañía de ambos pero que, si aquella situación le hacía daño, podían romper su matrimonio y seguir cada uno por su lado.
Se abrió un periodo de reflexión, conoció al nuevo hombre en la vida de su mujer, una persona muy agradable, y acabaron por probar contra todo pronóstico un matrimonio a tres bandas.

2 de diciembre de 2011

Experimento 111202001

Colocó el muñeco en posición, tiró de la cadena y esperó. El chiguito concluyó: “El surf no es divertido”.

1 de diciembre de 2011

La sesión

Jugábamos en el cuarto del fondo. Cecilia machacaba una galleta para hacer la cena de las muñecas y yo recogía lo que había sido una escuela.
Fue entonces cuando oímos la voz de mamá, llamándonos por nuestros nombres.
Cecilia y yo dejamos los juguetes inmediatamente, nos cogimos de la mano y salimos a su encuentro. Atravesamos la pared y pronto descubrimos que, aunque nos podía oír, no había forma de que nos viese. Nos alegramos mucho, porque seguro que a mamá no le gusta el aspecto que tenemos desde el accidente.

(microrrelato presentado sin éxito al II Concurso de Microrrelatos Bernardo Del Carpio)