-Ella sí fue una mujer sencilla. No creo que pueda entusiasmarla con eventos sociales.
30 de diciembre de 2014
Encuentros, Borges (parte XXII)
-Ella sí fue una mujer sencilla. No creo que pueda entusiasmarla con eventos sociales.
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29 de diciembre de 2014
La doble identidad (parte VI)
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27 de diciembre de 2014
Encuentros, Borges (parte XXI)
-Sí, encantados - respondió Borges.
Y ahí comenzamos con la sesión de fotografías. Mucho más extensa que la que habíamos hecho en la de la misma María Gracia.
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26 de diciembre de 2014
La doble identidad (parte V)
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24 de diciembre de 2014
Encuentros, Borges (parte XX)
-Saldremos de mi casa. Eso impedirá viajar en un coche "del futuro". Me aturde la ciudad. Tal vez solo sea que no estoy acostumbrado.
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23 de diciembre de 2014
La doble identidad (parte IV)
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22 de diciembre de 2014
Encuentros, Borges (parte XIX)
Por eso decidí ir hasta Luján a ver la placa de mi hermano, a sentarme a conversar con él. Ese lugar me da mucha paz.
No supe más que lo que sé hoy. Año mil nueve sesenta y tres, y Jorgito nació en el sesenta y seis. Había una superposición inentendible.
Sin embargo me esperaba una gran sorpresa, para la que no estaba preparada.
En un momento fui a la cocina a ayudar a mi madre con unos cafés. Oí ruidos. Había una pieza. La recordé inmediatamente. Ahí jugaba a la maestra.
-Mi mamá me ha ayudado con la cena, pero es muy arisca. No ha querido salir a saludar - me dijo justificando la presencia.
Su mamá...¡Mi nona! Mi adorada nona...
La perdí en el año noventa y seis y fue uno de los dolores más grandes de mi vida.
La cuidé sola el último año. Se llevaba conmigo mejor que con nadie.
Sufrió mucho con mi separación de Claudio. Ella siempre quiso verme acompañada y feliz.
No podía disimular la emoción, pero por lo visto no estaba dispuesta a salir de la habitación. Era la contigua a la cocina.
Creí recordar que mi abuela pasaba largas horas ahí.
Adoraba cocinar. Nos crió prácticamente...
Con mi papá tenía un pacto de buenos modales. Ella era menor que él, y él la respetaba aunque no siempre coincidiesen. Evidentemente, mi padre lo sabía ver y lo valoraba. Jamás se interpuso.
La ayudé con los cafés y me demoré a propósito.
De pronto mi abuela salió y me pidió disculpas.
-Usted debe ser la secretaria de Borges - me dijo.
No es por maleducada, pero no me sentía parte de esa cena.
-El maestro intimida a veces, pero es muy ameno - le respondí.
-Ya lo creo.
Vaya que se perderá el café. He preparado unos scones, que sospecho han salido riquísimos.
Mi madre se volvió a buscarme.
-Lo siento, me demoré con su mamá. Justo salió de la habitación cuando yo abandonaba la cocina.
-¿No le dije que era arisca? - volvió a insistir sonriendo.
-A mí me pareció encantadora.
Mi abuela la ayudó mucho siempre, y no tenía ansias de figurar. Nada hubiese sido de mi madre sin ella cerca. Ella cocinaba como los dioses, cosía espléndidamente, la ayudó conmigo y con mi hermano cuando nacimos, y muchísimo cuando se separó de mi papá.
-¿Y cómo va ese libro? - preguntó mi madre durante el café de la sobremesa.
-Poniéndonos de acuerdo. Seleccionando entre cuentos y poemas para que sean leídos la noche de la presentación de las Obras Completas - resumió Borges.
Yo dejo todo en sus manos - dijo señalándonos. Conocen muy bien la obra, y son mejores críticos que yo.
-Por lo que respecta a Jorge, le aseguro que sí - agregó.
¿Para cuándo calculan que estaría teniendo lugar esa noche? - continuó.
-Depende de la editorial, de los diseñadores. No solo de nosotros.
Por nuestra parte yo estimo un mes más.
Pero usted, Salcedo, que es quien lee, debería tener la última palabra.
-Con un mes de ensayos sobra - respondió.
Ella no tenía inconvenientes para seguir la conversación.
-Coincidirá con la fecha de nacimiento de nuestro hijo. Quizás no pueda estar.
Si el asunto se demora sí, porque afortunadamente cuento con la ayuda de mi madre.
Ella este último tiempo ha estado viviendo con nosotros. Yo ya no es mucho lo que puedo hacer.
-Yo siempre he contado con la ayuda de la mía. Solo en el último mes ha estado acompañando a mi hermana Norah - agregó Borges.
Sabe que cuando estoy en períodos exigidos de trabajo, si yo mismo no le pido ayuda es mejor que se aleje. Es la mujer más inteligente que conozco, tal vez por eso no consigo esposa.
-Yo apuesto a que la encontrará - acotó ella.
Las mujeres mueren con sus poemas, Borges. No se le atreven.
-He tenido una enorme mala suerte desde siempre.
Podría hacerles una lista de las mujeres que me rechazaron, o inspiraron mis poemas. Ya se los decía el otro día, creo que carecería de obra de no haber sido así.
-No lo creo Borges - lo interrumpió mi madre, y decidió presentar a la suya.
Previo a eso se retiró a la cocina y juntas trajeron unas copas de cognac.
Se me derramaron unas lágrimas al ver nuevamente a mi nona.
Cuán feliz hubiese seguido siendo si ella hubiera continuado viva.
Mientras tanto pensaba, que lo peor es que no tendría excusa para volver a casa de los Salcedo.
Tampoco me llevaría su abrazo...
Los ojos me brillaban de emoción.
Borges lo intuyó no sé cómo, y atinó a acortar el encuentro. Ya era suficiente por esa noche.
Pediríamos un auto y me acompañaría hasta mi casa. Quería tener la certeza de que al regresar, regresaba a mi tiempo.
Yo por lo bajo había alcanzado a decirle "está mi abuela, voy a quebrarme de emoción".
Sin embargo toleré toda la cena con bastante naturalidad.
Nos despedimos hasta una pronta próxima vez.
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20 de diciembre de 2014
La doble identidad (parte III)
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18 de diciembre de 2014
Borges, encuentros (parte XVIII)
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La doble identidad (parte II)
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16 de diciembre de 2014
Encuentros, Borges (parte XVII)
Y yo a mi madre, pensé. Aunque ese mismo día hubiese almorzado con ella para cubrir un poco mis extrañas ausencias.
-Será cuestión de que se lo proponga al maestro. No decido nada antes que él.
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12 de diciembre de 2014
La doble identidad (parte I)
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11 de diciembre de 2014
Encuentros, Borges (parte XVI)
Con Borges comenzamos a elegir poemas antes de que llegase mi padre.
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