Se trató de llegar a ella. Una urgencia repentina que invitó a desandar senderos que se bifurcan y convergen en un laberinto de agua y paredes de acantilados. Una idea clara que emerge de la profundidad.
Agua, olas, años, un cuarto propio, ese que toda mujer que desee ser letras debería poseer. Un espacio individual que la contenga y le permita volar a un pasado, donde detenida frente a una iglesia, imagine uno a uno los hombres que la construyeron. El perímetro antes de ella. El ayer antes de todo.
Las voces que se fueron por un mismo río. Los secretos de ese estanque. Ser nosotros, sin recortes.
Un diario de memorias que todo lo cuenta, el mismo que no debía llegar a manos de ningún hombre. Décadas de vida. De confesión incesante. Genuina, sin tamiz, tu verdad.
Un tren me llevó hasta los años. Alguien que atesoraba desde el 46 su descubrimiento, se desprende de él y llega a mí.
Recorro la avenida que nunca duerme en busca de "tus últimos actos", los que precedieron a la irrevocable convicción final. El río Ouse. El que te llevaría a ese nuevo mundo debajo de la turbiedad. Ese mismo río donde tantas memorias te hablaron, y donde el pensamiento se aclaró otras tantas.
Agua, olas, años, un cuarto propio, ese que toda mujer que desee ser letras debería poseer. Un espacio individual que la contenga y le permita volar a un pasado, donde detenida frente a una iglesia, imagine uno a uno los hombres que la construyeron. El perímetro antes de ella. El ayer antes de todo.
Las voces que se fueron por un mismo río. Los secretos de ese estanque. Ser nosotros, sin recortes.
Un diario de memorias que todo lo cuenta, el mismo que no debía llegar a manos de ningún hombre. Décadas de vida. De confesión incesante. Genuina, sin tamiz, tu verdad.
Un tren me llevó hasta los años. Alguien que atesoraba desde el 46 su descubrimiento, se desprende de él y llega a mí.
Recorro la avenida que nunca duerme en busca de "tus últimos actos", los que precedieron a la irrevocable convicción final. El río Ouse. El que te llevaría a ese nuevo mundo debajo de la turbiedad. Ese mismo río donde tantas memorias te hablaron, y donde el pensamiento se aclaró otras tantas.