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lunes, 30 de octubre de 2017
FÁTIMA: LOS OBISPOS DE LA RESISTENCIA CONSAGRAN RUSIA AL CORAZÓN INMACULADO DE LA SMA. VIRGEN MARÍA
domingo, 1 de mayo de 2016
COMENTARIOS ELEISON - DECLARACIÓN DE OBISPOS - II
Número
CDLIX (459)
30
de abril de 2016
Declaración de Obispos – II
Mons.
Williamson
Una verdaderamente
diabólica desorientación
Clamó por otro obispo y de
allí su consagración.
He aquí la segunda y última parte de la declaración
de los obispos en la consagración de Monseñor Tomás de Aquino en Brasil el 19
de Marzo, seis semanas atrás:
Sin embargo, lo más grave
de todo en nuestro siglo 21ero es tal vez la masa de Católicos,
tanto clérigos como laicos, quienes todavía siguen dócilmente a los
destructores. En cuanto a los hombres de Iglesia, ¿cómo pueden algunos de los
destructores no estar conscientes de lo que están haciendo? Debe ser por esa
“desorientación diabólica” evocada ya antes del Concilio por la Hermana Lucía
de Fátima. Y, en cuanto a los laicos, ¿cómo es que muchos de ellos todavía no
ven que la Autoridad católica solamente existe para establecer la Verdad
católica, y una vez que la Autoridad traiciona esa Verdad, pierde su derecho a
ser obedecida? Debe ser por la misma “desorientación”. Entonces, ¿en qué
consiste exactamente esta desorientación? En la pérdida de la Verdad, en la
pérdida progresiva de todo sentido de la existencia misma de una verdad
objetiva, porque los hombres han querido librarse de la realidad de Dios y sus
creaturas, y reemplazar esa realidad con su propia fantasía, con el fin de
poder hacer lo que les da la gana. Siempre la falsa libertad.
Pero Dios no abandona a Su
Iglesia y entonces en los años 1970 Él suscitó a Monseñor Lefebvre para venir
en su ayuda. Monseñor comprendió que en el Concilio, el Papa y sus hombres
afines estaban abandonando la Tradición de la Iglesia en el nombre de la
modernidad, y, haciendo esto, terminarían por destruir la Iglesia. Por una
especie de milagro, él logró constituir dentro de la Iglesia una sólida
resistencia a la destrucción en curso, bajo la forma de una Fraternidad
Sacerdotal que él dedicó a San Pío X, un Papa muy perspicaz respecto a la
corrupción de los tiempos modernos. Pero las autoridades Romanas no soportaban
que alguien rechazara su supuesta “renovación” del Vaticano II, entonces
hicieron todo lo que estaba en su poder para hacer que la resistencia del Arzobispo
desapareciera.
Sin embargo, él los
enfrentó y con el fin de garantizar que su obra de inmensa importancia para la
defensa de la Tradición Católica sobreviviera, en 1988 procedió a consagrar
cuatro obispos contra la voluntad expresa de las autoridades Romanas
extraviadas, pero de acuerdo con la voluntad implícita de todos los Papas desde
el inicio de la Iglesia, con la excepción de los últimos cuatro, todos ganados
por el Concilio.
Esta heroica decisión de
Monseñor Lefebvre estaba ampliamente justificada por los eventos, notablemente
la decadencia ininterrumpida de las autoridades de la Iglesia, cuyo único deseo
era conformar a la Iglesia con el mundo corrompido de hoy. De estos cuatro
obispos, el que hablaba español debía instalarse en América del Sur para
ocuparse de los fieles que querían conservar la Fe de siempre en todo este
continente antes tan católico, pero donde ya no había obispos seguros para
llevar las almas al Cielo.
Desgraciadamente la
decadencia ha continuado desde entonces, sólo que ahora es la Fraternidad San
Pío X la que a su vez está cayendo víctima de la corrupción universal por su
Capítulo General del 2012, donde sus jefes, bajo su Superior General, la
hicieron volcarse hacia el Concilio. En lugar de insistir sobre la primacía de
la doctrina católica de siempre, de la Tradición, ellos abrieron la puerta a un
acuerdo con la Roma oficial, consagrada al Concilio. Y así desde el 2012, la
misma desorientación se abre paso dentro de la Fraternidad, en cuyos obispos,
al menos por el momento, no se puede confiar más. Eso es muy triste pero
totalmente normal en el estado actual de la Iglesia y del mundo. De ahí que,
una vez más, un obispo confiable necesita ser consagrado para asegurar que la
Fe inmutable sobreviva, especialmente en todo un continente de almas que
necesitan un verdadero pastor para salvarse por la eternidad.
¡Que Dios esté con él!
Roguemos a la Santísima Virgen María para que Ella lo conserve fiel bajo Su
manto, fiel hasta la muerte.
Mons. Jean-Michel Faure.
Mons. Richard Williamson.
Mons. Richard Williamson.
sábado, 23 de abril de 2016
COMENTARIOS ELEISON - DECLARACIÓN DE OBISPOS - I
Número CDLVIII (458)
23 de abril de 2016
Declaración de Obispos – I
Mons. Williamson
Tenemos un tercer Obispo de
la Resistencia ahora,
Cómo y por qué, una
Declaración menciona.
El 19 de Marzo, hace poco más de un mes, Dom Tomás
de Aquino fue pacíficamente consagrado obispo para beneficio de las almas que
desean en todo el mundo mantener la verdadera fe católica. Así como cuando
Monseñor Faure fue consagrado justo un año antes, la ceremonia fue bellamente
organizada por los monjes del Monasterio de la Santa Cruz en las montañas
detrás de Río de Janeiro, en la Catedral-almacén de acero del Monasterio,
hermosamente decorada para la ocasión como el año pasado. El tiempo estuvo seco
y cálido sin ser demasiado cálido. San José hizo que todo se desarrollara sin
problemas. Le debemos un gran agradecimiento.
Asistió un poco más de gente que el año pasado,
aunque la mayoría eran de lugares cercanos dentro de Brasil. No hubo periodistas
presentes y el evento fue apenas mencionado incluso en las fuentes de noticias
católicas Tradicionales. ¿Hubo una conspiración de silencio? ¿Se corrió la voz
de no prestarle atención? No importa. Lo que sí importa es lo que Dios parece
estar sugiriendo, a saber, que la supervivencia de la fe no requiere en este
momento de publicidad o de darse a conocer, sino que quizá convendría
deslizarse hacia las sombras, desde las cuales la Iglesia puede bajar
suavemente a las catacumbas a la espera de su resurrección luego de que la
tormenta en el mundo, la cual promete ser humanamente terrible, se haya llevado
a cabo.
En cualquier caso tenemos ahora otro obispo,
firmemente en la línea de Monseñor Lefebvre, y en el lado Oeste del Atlántico.
Tal como Monseñor Faure, él conoció bien a Monseñor y fue un confidente suyo.
Monseñor Tomás de Aquino nunca trabajó con Monseñor Lefebvre directamente
dentro de la FSPX, pero debido a que él no era miembro de la Fraternidad,
Monseñor pudo haberse sentido más libre para compartir sus pensamientos e ideas
con él. Ciertamente él le dio al joven monje consejos invaluables en más de una
ocasión, los cuales Monseñor Tomás nunca ha olvidado. Los Católicos creyentes
no están equivocados – ha habido pocas excepciones a la reacción abrumadoramente
positiva por el regalo de Dios de otro verdadero pastor de almas.
Al momento de la consagración, los dos obispos
consagrantes hicieron una Declaración que no ha tenido todavía mucha
publicidad. Ésta expone en profundidad el fundamento de la consagración,
mostrando cómo este evento, aparentemente extraño, no es realmente extraño en
absoluto, sino muy natural dadas las circunstancias. He aquí la primera parte
de la Declaración. La segunda parte tendrá que seguir en el “Comentario
Eleison” de la semana próxima.
Nuestro Señor Jesucristo,
habiéndonos advertido que en su segunda venida la fe habrá casi desaparecido de
la faz de la tierra (Luc. XVIII, 8); se deduce que a partir del triunfo de su
Iglesia en la Edad Media, ella sólo podía conocer un gran declive hasta el fin
del mundo. Tres agitaciones en particular han marcado este declive: la del
protestantismo que rechazó a la Iglesia en el siglo XVI; la del liberalismo que
ha rechazado a Jesucristo en el siglo XVIII; y la del comunismo que ha
rechazado a Dios completamente en el siglo XX. Sin embargo, lo peor de todo fue
cuando esta Revolución por etapas logró finalmente penetrar en el interior de
la Iglesia gracias al Concilio Vaticano II (1962–1965). Queriendo acercar la
Iglesia al mundo moderno que tanto se había alejado de ella, el Papa Paulo VI
supo hacer adoptar por los Padres del Concilio “los valores de dos siglos de
cultura liberal” (Cardenal Ratzinger).
Lo que los Padres adoptaron
fue el triple ideal de Revolución Francesa, en particular: la libertad, la
igualdad y la fraternidad Revolucionarias bajo la forma respectivamente de la libertad
religiosa, que realzando la dignidad humana, implica la elevación del
hombre por encima de Dios; de la colegialidad, que
promoviendo la democracia nivela y subvierte toda autoridad en la Iglesia; y
del ecumenismo, que al alabar a las falsas religiones, implica la
negación de la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Y en el medio siglo
transcurrido desde el fin del Vaticano II, las consecuencias mortales para la
Iglesia de esta adopción de los “valores” Revolucionarios se han hecho cada vez
más evidentes, culminando en los gravísimos escándalos casi cotidianos que
manchan el pontificado del Papa reinante.
Kyrie eleison.
sábado, 5 de marzo de 2016
COMENTARIOS ELEISON - ¿OBISPOS VÁLIDOS? - III
Número CDLI (451)
05 de marzo de 2016
¿Obispos
Válidos? – III
Mons.
Williamson
Una ambigüedad y duda
diabólicas
Están volviendo
Iglesia y Obispos al revés.
El presentar los argumentos
del Padre Calderón sobre el Neo-rito de Consagración de Obispos como siendo
“Muy probablemente válido” no significa defender el Novus Ordo como un todo, ni
decir que no hay problema con este Neo-rito. Sí significa que el problema debe
ser medido no por emociones exaltadas sino por la teología sacramental de la
Iglesia, dominio en el cual es apto que ocurra, como dice el proverbio, que
“Los tontos se abalanzan donde los ángeles no lo osan”. He aquí los argumentos
del Padre Calderón, todavía sumamente resumidos:
Lo que se necesita para garantizar la validez
de un Rito sacramental es aprobación de largo arraigo en la Iglesia. Debido a
que el Neo-rito de Consagración Episcopal (NCE) es un rito totalmente nuevo,
fabricado bajo Pablo VI en la secuela del Vaticano II, no tiene tal garantía.
Más aún, el espíritu anti-litúrgico de ese Concilio, su colegialidad
cuasi-herética y su espíritu anti-autoritario, formando éstos el contexto en el
cual el NCE fue fabricado, se combinan para plantear una duda sobre su validez:
¿ha sido la nueva Materia en el NCE tan cambiada como para
invalidar el sacramento? ¿Muestra el NCE la Intención de su
promulgador del nuevo Ritual, la de hacer un Rito para consagrar obispos para
“hacer lo que hace la Iglesia” (y siempre ha hecho)? Y, la Forma ¿ha sido
oficialmente establecida por la Iglesia? ¿Y expresa suficientemente, no
necesariamente la gracia del obispado a ser conferido, sino al menos el orden
episcopal que necesariamente implica esa gracia?
sábado, 27 de febrero de 2016
COMENTARIOS ELEISON - ¿OBISPOS VÁLIDOS? II
Número
CDL (450)
27 de
febrero de 2016
¿Obispos
Válidos? – II
Monas. Williamson
La
Neo-iglesia es ambigua por donde se la mire,
Pero
almas inocentes dentro de Ella, aún ahora vemos.
Un estudio reciente por un
teólogo competente de la Fraternidad San Pío X concerniente a la validez del
Neo-rito de Consagración de Neo-obispos introducido en 1969, provee notable
confirmación del segundo punto del plan de tres puntos de la Masonería para destruir
la Iglesia Católica, plan que el moribundo Cardenal Liénart (1884–1973)
supuestamente reveló en su lecho de muerte. El Cardenal fue un neo-modernista
principal en el Vaticano II, y seguramente un Masón él mismo. Antes de citar
del resumen del testimonio del Cardenal que apareció en estos “Comentarios” (#
121 del 31 de Octubre de 2009), recordémosles a los lectores que la validez de
un sacramento católico requiere, además de un Ministro válido, una Forma y
una Materia válidas (palabras y acciones en el corazón de la
ceremonia), y la Intención sacramental de hacer lo que hace la
Iglesia. Todas las otras palabras a ser dichas en la ceremonia constituyen el Rito que
rodea y enmarca la Forma. Ahora, del CE 121:
Según
reveló el Cardenal, el primer objetivo de la Masonería en el Concilio era el de
romper la Misa alterando el Rito Católico de tal manera que a largo plazo la
Intención católica del celebrante de “hacer lo que hace la Iglesia” se fuera
socavando. Gradualmente el Neo-rito iba a inducir a los sacerdotes y a los
fieles por igual, a tomar la Misa como un “memorial” o una “cena sagrada” en
lugar de como un sacrificio propiciatorio. El segundo objetivo de la Masonería
era el de romper la Sucesión Apostólica mediante un Neo-rito de Consagración
episcopal que al final socavaría el poder de Ordenación de los obispos,
mediante una Neo-forma no automáticamente inválida pero sí suficientemente
ambigua como para sembrar duda y, sobre todo, por un Neo-rito que, como un
todo, lograría al final disolver la Intención sacramental del obispo
consagrante. Esto tendría la ventaja de romper la Sucesión Apostólica tan
delicadamente que nadie siquiera lo notaría (…)
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