ÉRAMOS TAN MALOS
Por Antonio Caponnetto
"...y echaba la culpa a la malignidad del
tiempo, devorador y consumidor de todas las cosas"
Quijote I, IX
Me llega por múltiples vías
cierto video, en el que aparece Miguel Ayuso respondiendo unas preguntas, tras
presentar su libro “Tradición, Política e Hispanidad”. El sucedido tuvo
lugar en Barcelona, el pasado 27 de noviembre, y la pregunta a cuya respuesta
queremos referirnos versa sobre el Nacionalismo Católico Argentino. Específica
y singularmente sobre esto.
Ayuso no dice nada
odioso e incorrecto sobre nosotros que ya no haya dicho en otras tantas
ocasiones; y que ya no se le haya replicado de muchos modos posibles: la
cátedra, el libro, la tertulia, los foros, o los simples encuentros amicales,
hasta hoy al menos siempre cristianamente hospitalarios. Acaso lo curioso en
esta circunstancia, sea el grado de agresividad empleado en el discurso, repitiendo
con énfasis que el Nacionalismo Católico Argentino es, de todos los conocidos,
el que posee mayor grado “de malignidad y de nocividad”. Lo que se dice una
política de mano tendida, que nos haría repetir con el mismísimo Lope su famoso
endecasílabo: “¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?”.
Los motivos de nuestra
malignidad son unos cuantos, pero Miguel –dueño del donum didacticum-
los sintetiza en un manojo encantador. En primer lugar, que habríamos
constituido una “escuela de pensamiento articulado”. En segundo lugar que –no
todos sino los peores- seríamos partidarios de “una hispanidad sin España”,
ejerciendo una suerte de “hispanismo antiespañol”, movidos como estamos por “un
prejuicio antiespañol”. En tercer lugar, que somos “un ensamble de elementos
heterogéneos y heteróclitos”, en el que caben todos los “elementos
fascistizantes”, “menos Perón”. Conducta que ve como contradicción fiera entre
nos, pues si él fuera argentino –se confiesa- le resultaría “más razonable ser
peronista que franquista”. Ya que no se pueden “criticar ciertas actitudes y
hacer después el elogio de personas que encarnaron esas actitudes”.