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lunes, 25 de julio de 2016

Angela Carter: pensar la mujer


Angela Carter, La mujer sadiana (1979), traducción de Graziella Baravalle, Barcelona, Edhasa (1981)

Cuando reviso el pensamiento de las mujeres me doy cuenta de que la mayoría de las veces encuentro deconstrucción y poca nueva construcción, mucha parodia o mucha queja, pero rara vez un planteamiento creativo que se atreva a mirar desde otro ángulo, uno absolutamente libre. 
Angela Carter lo ha intentado y diría que conseguido con La mujer sadiana, por ejemplo, libro desaparecido del mercado. A primera vista, el texto se limita a analizar a los personajes femeninos de las obras del Marqués de Sade, pero entremezcla jugosas reflexiones que atañen a la ficción de la mujer y al mito que de ella se ha construido, al cual Carter va despojando de sus velos. 

He elegido algunas citas que en conjunto conforman una pauta de lo que podríamos llamar "nueva narrativa femenina" según Angela Carter. Diríase que una novela como La pasión de la nueva Eva (1977) va casi tan lejos como este ensayo, aunque apoyándose en la ciencia ficción. (Siempre nos quedará la ciencia ficción.)

La primera: Evita narrar o pensar a la mujer teniendo relaciones sexuales en la posición del misionero.
"La posición del misionero tiene otra gran ventaja, desde el punto de vista mítico; implica un sistema de relaciones que identifica a la mujer con la receptividad pasiva del suelo, con la riqueza y la fecundidad de la tierra. [...] El suelo que —¡cielos!— soy yo misma. Es una noción altamente atractiva; casi me sedujo. Toda mujer puede lograr, un lujurioso autoengaño, sentirse por un momento un ser de naturaleza grande, creadora, fértil, abierta, viviente, anónima y cualidades parecidas. Al hacerlo, se pierde totalmente a sí misma y pierde también a su compañero."
La segunda: Piensa, aunque a primera vista resulte doloroso, en que la mujer ha de entrar en la Historia, esto es, tiene que abandonar el ámbito mítico y relacionado con la Naturaleza y lo salvaje y lo material y la fértil tierra que pisamos, etcétera.
"[...] las relaciones entre los sexos están determinadas por la Historia y por el hecho histórico de la dependencia económica de las mujeres respecto de los hombres. Ahora este hecho pertenece al pasado y, aún en el pasado, solo era cierto para ciertos grupos sociales y en ciertos periodos. Hoy en día, la mayoría de las mujeres trabaja antes, durante y después del matrimonio. Sin embargo, la dependencia económica de las mujeres sigue siendo una ficción creída y parece implicar una dependencia emocional, que se da por supuesta como condición inherente al orden natural de las cosas y se usa para consolar de sus bajos salarios a las mujeres que trabajan. Trabajan; advierten que sacan muy poco provecho de ello; y por lo tanto concluyen que en realidad no han trabajado en absoluto." 
La tercera: Sade, al otorgar a la mujer un papel activo en las relaciones sexuales, al tergiversar cual terrotista y aunque fuera mediante la violencia las relaciones matrimoniales, de alguna manera estaba dándonos al menos una pista (posiblemente no sea la única) del camino hacia la Historia.
"Sade [...] urge a las mujeres a joder tan activamente como sean capaces, de modo que impulsadas por su enorme y hasta el momento desconectada energía sexual, serán entonces capaces de abrirse camino hacia la Historia, y de ese modo, cambiarla."
La cuarta: Hemos de posicionarnos lo antes posible en la Historia, con sus ventajas y desventajas, hemos de emanciparnos del todo, hemos de follar de pie.

 "En un mundo de hombres, ser mujer es automáticamente una desventaja, lo mismo que ser pobre, pero ser mujer es un poco más fácil de remediar. Si la mujer abandona la praxis de la feminidad, entonces es bastante fácil ingresar en la clase de los ricos, los hombres, siempre que una ingrese en los términos de esa clase."
La quinta (y tal vez la más inquietante): En cuanto la diosa haya muerto, en cuanto la mujer haya entrado plenamente en la Historia, puede que la raza humana, tal y como la conocemos, haya llegado a su fin. 
"La diosa está muerta.
Y junto con la construcción imaginaria de la diosa, muere la noción de eternidad, cuyo lugar sobre la tierra era su útero. Si la diosa está muerta, la eternidad ya no tiene donde ocultarse. El último expediente de regreso al hogar nos es negado. Debemos enfrentarnos con la mortalidad, como si fuera la primera vez.
No hay posibilidad fuera del tiempo. Debemos aprender a vivir en este mundo, considerarlo con la suficiente seriedad, porque es el único mundo que conoceremos jamás.
Creo que esta es la razón de por qué tanta gente encuentra aterradora la idea de la emancipación femenina. Representa la secularización final de la Humanidad."


lunes, 23 de febrero de 2015

Onetti suena a tango

Juan Carlos Onetti, La vida breve (1950), Barcelona, Edhasa (1977)

Breve es la vida del escritor, nos dice Onetti, breve pero múltiple. El hacedor gusta de vivir tantas vidas como le permita la imaginación, y de eso trata esta novela, de pequeñas vidas alternas. De alternativas, las que se puedan.

También será breve mi lectura. 
(Lectura: otra forma de vida breve.)

Porque qué más agregar a esas superpuestas vidas breves con sus respectivas mujeres en escenarios paralelos y ya no sabemos cuál es la historia principal y cuál la de ficción:


"Sobre el escritorio, la fotografía estaba entre el tintero y el calendario, las cabezas de los tres representantes sobrinos de la Queca esforzaban sus sonrisas a la espera del momento en que el hombre que me había alquilado la mitad de la oficina -se llamaba Onetti, no sonreía, usaba anteojos, dejaba adivinar que solo podía ser simpático a mujeres fantasiosas o amigos íntimos- se abandonara alguna vez, en el hambre del mediodía o de la tarde, a la estupidez que yo le imaginaba y aceptara el deber de interesarse por ellos."

Onetti viene a explicarnos cómo funciona la cabeza de un escritor y fondo y forma reproducen la idea.

"Un argumento, vamos -había dicho Julio Stein-; algo que se pueda usar, que interese a los idiotas y a los inteligentes, pero no a los demasiado inteligentes."

Por lo demás, su prosa suena a tango y a todo el imaginario rioplatense del tango: garúa, mujer, adulterio, rechazo, asesinato.