rumiar la biblioteca: Alfaguara
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lunes, 5 de agosto de 2024

Luis Luna Maldonado o emigración y contrabando

 

Luis Luna Maldonado, Aquí sólo regalan perejil, Madrid, Alfaguara (2018)

https://www.penguinlibros.com/es/tematicas/164376-ebook-aqui-solo-regalan-perejil-9789877384789

Abilio es un joven colombiano que hace un tiempo vive en Barcelona pero está a punto de regresar a su país. ¿Por qué? Porque las cosas no salieron como pensaba. Este es su último día y le está contando la historia completa a Wong, el chino dueño del bar. Le cuenta cómo llegó y qué pasó en la Ciudad Condal y por qué ha decidido regresar. Claro que Abilio no es trigo limpio: es experto en contrabando. Allá se ganaba la vida así, cosas de vivir cerca de la frontera, y al llegar cree que es lo único que más o menos sabe hacer. Tanto acá como allá hay una mujer, claro, porque Abilio no deja de ser el galán (fracasado) que se espera de todo latinoamericano. Obviamente se mete en miles de líos y vemos a Abilio rebuscándosela para no salir del todo mal parado. Pero no es un tipo con suerte, o al menos termina pagando el pato. 

Toda la historia se cuenta con una prosa saltarina, oral, con ritmo caribeño. Salpicada, además, con muchas explicaciones sobre las particularidades de la variedad del español colombiano. Humor, acción y experiencia de emigrado.

"Nada peor que estar fuera de la casa y mal, jodido. Siete años, siete meses y once días acá en Barcelona. Sé por lo que he pasado. Me voy tal como vine, con la ilusión de empezar algo nuevo, pero ahora es al revés. A desandar un camino que ya no es el mismo para volver al ombligo que está poblado por otros aunque esos otros sean los mismos. Mi gente dirá ¡Uy!, Abilio está en las Españas, y entre chismes pensarán que voy todos los domingos a toros o a ver al Barça sin saber que soy del Español, que como jamón del bueno y paso con mejor vino, que voy a museo y visito castillos, que eso sí es progresar, que ahora cómo que va a venir, ¿se le habrá pegado el acento? Y cuando le digo mi gente, son los tres pelagatos conocidos, los tres familiares y sus pequeños círculos, los colegas del colegio que quedarán por ahí, los dueños de negocios del mercado y las chicas de El Camellón, cada quien en lo suyo, recordándote de vez en cuando o todos los días, como mis papás. Todos creen que acá todo es más fácil pero ignoran que la mierda sabe igual en todas partes."

martes, 2 de mayo de 2023

Rosa Beltrán o un catálogo de especímenes humanos

 

Rosa Beltrán, El cuerpo expuesto, México. Alfaguara (2013)

https://www.penguinlibros.com/es/tematicas/39750-ebook-el-cuerpo-expuesto-9786071128591

Un hombre que trabaja en la radio va exponiendo casos de personas siguiendo algunas de las descripciones de El origen de las especies de Darwin. Es decir, se expone un fragmento del libro de Darwin y acto seguido leemos una historia que serviría como ejemplo. De tal manera que vemos cuentos intercalados como un álbum de coleccionista de especímenes raros.

Por otro lado, conocemos la historia del mismo Darwin, una historia que corre paralela. Así, tenemos varios textos en un mismo libro, todos ellos conectados por particularidades y rarezas del ser humano, todo narrado con una prosa límpida e irónica, que reboza sentido del humor, muchas veces bastante negro.

"Que usara la selección natural como pretexto para justificar un crimen les resultó de mal gusto. Pero que expusiera el caso de una mujer que pactaba con su chofer para que este matara a su marido era ir contra la ley. Era utilizar los medios de forma ilegal y, según dijeron, era haberme pasado de la raya. Antes, había tenido llamadas de atención de la radiodifusora, amenazas de recortarme el tiempo del programa, 'clarificaciones' sobre lo que podíamos transmitir y lo que no. Había una moral que cuidar."

lunes, 1 de julio de 2019

Patricio Pron y el amor

Patricio Pron, Mañana tendremos otros nombres, Barcelona, Alfaguara (2019)
https://www.megustaleer.com/libros/maana-tendremos-otros-nombres-premio-alfaguara-de-novela-2019/MES-103622

Tal vez el amor romántico sea una de las experiencias humanas más desprestigiadas en los últimos tiempos, tal vez a causa de la independencia de las mujeres, quizá por el uso de las nuevas tecnologías que parecen facilitar los encuentros entre las personas. Pero, como sabemos todos a estas alturas, las aplicaciones de citas nos obligan a ofrecernos como una mercancía y la experiencia "amorosa" que fomentan se asemeja rotundamente a un "intercambio de servicios".  
"[...] cada nueva forma de relación que era concebida para superar la idea del amor romántico traía consigo una o numerosas barreras que venían a reemplazar las que la vinculación entre deseo y propiedad había establecido previamente."
El asunto del amor y la economía siempre fueron de la mano. Piénsese en el matrimonio, o incluso en el tabú del incesto, que muchos antropólogos relacionan más con cuestiones de intercambios económicos que con deficiencias genéticas. La sociedad siempre beneficia a quienes están en pareja y perjudica a quienes apuestan por la soledad. Eva Illouz, por ejemplo, habla del amor romántico como un invento del siglo XIX, y asegura que todos los rituales relacionados con este están atravesados por las leyes del capital. De una forma u otra, el mercado se las ha ingeniado para colarse en todas partes, adueñándose incluso de cada uno de nosotros, que ahora nos exhibimos en fotos como mercancías al alcance de un clic. Pero no hay que confundir amor con deseo, nos dice el narrador, pues el primero conoce "la renuncia al tiempo que el segundo no". 

Resumiendo mucho, Mañana tendremos otros nombres nos cuenta la historia de una pareja que rompe, y lo hace avanzando con un estilo sobresaliente, a caballo entre el ensayo y la ficción, irónico y emotivo a partes iguales. Cualquiera que haya roto puede identificarse con las reflexiones y vivencias que aquí se narran. En este sentido, podría decirse que Mañana tendremos otros nombres sigue la línea de El pasado de Alan Pauls. Salvo que, en este caso, lo que viene luego es el despertar a un mundo que ha cambiado por completo las formas de relación entre personas por la irrupción de las nuevas tecnologías, de las "parejas abiertas" o del "poliamor" (formas que solo el mercado puede mostrarnos como "nuevas"). 
"No lo hacía solo por altruismo, pensaba Ella, sino por curiosidad y quizá por aburrimiento, porque F. había terminado rompiendo con su novio: su generación creía estar hollando un territorio desconocido con sus experiencias de parejas abiertas y flexibles, pero, al igual que las de los padres de personas como Ella de cuyos antecedentes los jóvenes como F. podrían haberse beneficiado de no ser porque su juventud les impedía concebir siquiera la existencia de un antecedente, esas experiencias tropezaban una y otra vez con la naturaleza humana, que tiende a la posesión y a la volatilidad."
Es evidente que la experiencia del amor romántico incluye la posesión, y si queremos cambiar las cosas, necesitamos construir otros imaginarios y otras palabras. Necesitamos desaprender todo lo que la humanidad ha construido en torno a la idea del amor romántico. Porque sabemos que la experiencia del amor es cultural. ¿Cómo escapar a eso? Bueno, tal vez es imposible, viene a decirnos la novela, habría que renunciar por completo a esa experiencia humana.

lunes, 25 de febrero de 2019

Lucia Berlin o versiones de sí misma

Lucia Berlin, Una noche en el paraíso, traducción de Eugenia Vázquez Nacarino, Barcelona, Alfaguara (2018)
https://www.megustaleer.com/libros/una-noche-en-el-paraso/MES-084008

Aunque este segundo volumen de cuentos de Lucia Berlin no produce el efecto del primero (Manual para mujeres de la limpieza), tal vez porque se pierde el factor sorpresa del descubrimiento, la voz simple y honesta de Lucia Berlin sigue emocionando: ella consigue el momento de verdad. Además, uno tiene la sensación de estar presenciando una variación de las narraciones del primer volumen, un anecdotario con distintas versiones de ella misma, de manera que se construye una historia de vida alternativa. Tal vez este efecto se deba a que en ambos volúmenes los cuentos se han ordenado respetando precisamente esa cronología biográfica.
A poco que se avance en la lectura, uno tiene una sensación bastante parecida a esta cita del cuento "Perdida en el Louvre":
"Todo lo que veía me resultaba vívidamente déjà vu, pero es que veía lo que había leído."

lunes, 2 de abril de 2018

Andrés Neuman o el deseo narrativo nunca descansa

Andrés Neuman, Fractura, Barcelona, Alfaguara (2018)
https://www.megustaleer.com/libro/fractura/ES0157295

El señor Watanabe, superviviente de Hiroshima, viaja al epicentro del terremoto de Fukushima, es decir, se dirige hacia el mar. ¿Qué encuentra en el centro? Un pueblo fantasma a lo Pedro Páramo, donde solo quedan viejecitos que no han querido marcharse de allí. No le temen a la muerte estos ancianos, tal vez ya habitan la muerte. La muerte es el vacío y en el vacío no hay nada. El centro está vacío; el sentido carece de sentido.
"Descubrió que tenía miedo al vacío. Y se quedó de lo más decepcionado, porque en su familia le habían enseñado que el vacío era el verdadero sentido de la vida. [...] el vacío debería ser una actividad en sí misma."
Pero también es un viaje en dirección a todo aquello que se fractura: la identidad, el lenguaje, la memoria, la destrucción del siglo XX, la catástrofe nuclear. Fractura es un recorrido por la memoria de la catástrofe en cinco países: Japón, Francia, Estados Unidos, Argentina y España. También una exposición de voces de esos cuatro países y sus respectivas traducciones. Las mujeres de Watanabe se prestan a ser entrevistadas por un periodista argentino, Pinedo, a propósito de Watanabe, ese superviviente. Los lectores conocemos a Watanabe a partir de esas cuatro voces (muy bien logradas, por cierto). Pero también conocemos a Watanabe por ese narrador poético que lleva a Watanabe hacia el vacío, el no-sentido, el delirio afantasmado. Watanabe, que es un puzle o "de varias partes en parte", funciona como la excusa para desplegar ese "deseo narrativo que nunca descansa".
"Tenía la ilusión de la mezcla, que quizá te lleva a la soledad por caminos distintos al exilio."

Pero todo esto se despliega en una estructura que avanza como ondas expansivas: el centro de la novela, la escena en que Watanabe está mirando un documental de Chernóbil y emborrachándose, va cubriéndose de capas, pero eso solo lo sabemos al final. Fractura es una de esas novelas que también "narran" con su estructura, es decir: la trama se refleja en la manera en que ha sido construida.
"Eso explicaría, especula Watanabe, la relativa fluidezmuy relativa que él ha alcanzado para narrar su experiencia. Las ondas expansivas del silencio, los mapas de los caídos por las bombas, las zonas de evacuación: un problema de círculos concéntricos."



lunes, 9 de mayo de 2016

Lucia Berlin o el arte de que lo terrible suene divertido

Lucia Berlin, Manual para mujeres de la limpieza, traducción de Eugenia Vázquez Nacarino, Madrid, Alfaguara (2016)
http://www.megustaleer.com/libro/manual-para-mujeres-de-la-limpieza/ES0142775#

Leer a Lucia Berlin es como leer a una especie de Hebe Uhart americana. Trabaja con lo biográfico, es irónica y dulce (aunque destila menos desparpajo), se fija en las pequeñas cosas, divierte y emociona. Leer este libro de título discutible es leer la vida de Lucia Berlin o, mejor, la novela de su vida. Frases como esta nos devuelven la confianza en los editores que comienzan a apostar fuerte por una auténtica escritura de mujeres (no estaría mal que lo hicieran también cuando están vivas):
"Una vez me propuso que fuéramos a echarnos en su furgoneta y descansáramos juntos un rato. [Están en una lavandería.]
Los esquimales lo llaman 'reír juntos'. Señalé el cartel verde lima, NO DEJEN LAS MÁQUINAS SIN SUPERVISIÓN."
O esta (que parece un chiste):
"Unos meses más tarde Melina se dio cuenta de que estaba embarazada. Loca de alegría, se lo contó a su marido. Él se puso hecho una furia. No puede ser, dijo, me hice una vasectomía. ¿Qué? Melina se indignó. ¿Y te casaste conmigo sin decírmelo? Lo echó de la casa a patadas, cambió las cerraduras. Él le mandó flores, le escribió cartas apasionadas. Durmió delante de la puerta hasta que al final lo perdonó."
O este otro fragmento, leído por ella, que podríamos llamar "la literatura como reconstituyente":





Manual para mujeres de la limpieza es un libro de relatos que se lee como una novela o como una biografía novelada o como una ficción autobiográfica antes de que se pusiera de moda el término. De hecho, entre todos los textos es llamativo el que lleva por título "Punto de vista", quizá el más (¿el único?, no, también ese de los talleres de escritura en la cárcel) metaliterario, o mejor, un manifiesto de cómo Lucia Berlin construye sus relatos:


Y me llama la atención porque hoy en día lo que la gente pide a gritos es precisamente lo contrario, el reality show.

Se habla aquí de alcoholismo, abortos, matrimonios y divorcios, hijos nacidos muertos, heroinómanos, carcelarios, cáncer e infinidad de cosas terribles, pero, como bien dice en el cuento "Silencio":
"No me importa contar cosas terribles si consigo hacerlas divertidas."
Esa es la clave. Pero también se habla de amor, amistad, atracción sexual, familia, compañerismo en el trabajo con una paleta de variados matices en todas las relaciones humanas. 
" [...] podéis mentir y aun así decir la verdad. Esa historia es buena, y suena verdadera, venga de donde venga." 


lunes, 12 de enero de 2015

Thomas Bernhard olvidó

Thomas Bernhard, El malogrado (1983), traducción de Miguel Sáenz, Madrid, Alfaguara (2006)
http://www.alfaguara.com/es/libro/el-malogrado/

El magnífico y eufónico Thomas Bernhard olvidó: en todo el libro El malogrado relegó, arrinconó, mutiló, calló y postergó a Sviatoslav Richter, a pesar de que repite Horowitz y Gould, y Horowitz y Gould son las palabras mágicas o también las palabras alrededor, las palabras afines. Incomprensible, pienso, salvo si la ausencia, el hueco, la carencia de eso innombrado en su letanía algo exagerada de pianista frustrado pretendiera tal vez... ¿evidenciarlo?, ¿materializarlo?..., porque ¿es acaso posible que no lo conociera?



"O penetramos como un todo en la música o no penetramos en absoluto, decía Glenn a menudo, también a Horowitz. Per solo él sabía lo que eso quería decir, pensé. Un Glenn tiene que encontrarse con un Horowitz, pensé, y de hecho en el único momento oportuno. Si ese momento no es oportuno, no se logra lo que se logró con Glenn y Horowitz."
 Repaso todo el libro, releo nerviosa, busco y... nada. Solo aquello que conceptualmente me pone un poco nerviosa: el músico patético, romántico, la encarnación del genio.
"Ni siquiera Horowitz hubiera sido aquel Horowitz si hubiese faltado Glenn, porque el uno condicionaba al otro, y a la inversa. Fue un curso de Horowitz para Glenn, pensé, de pie en el mesón, y nada más."

Aprovecho el despiste de Bernhard, pues, e invito a disfrutar de este documental del otro pianista, del eslabón, del primer "roquero". Enjoy!




lunes, 22 de septiembre de 2014

Hebe Uhart o el desparpajo

Hebe Uhart, Relatos reunidos, Buenos Aires (2010)
http://www.alfaguara.com/ar/libro/relatos-reunidos-u/

El universo Uhart abunda en el campo argentino y en la inmigración de Italia y deviene sencillez de mirada asombrada, de niño quizá, para transformarse sorpresivamente y con suma agilidad en lenguaje saltarín y preciso a la hora de narrar acciones cotidianas, detalles mínimos, riqueza de voces y matices léxicos donde el humor y el lenguaje toman protagonismo. Así las nouvelles Camilo asciende y Mudanzas, y muchos de sus cuentos, que reiteran temática.

Brillante, sin duda, y alejada de la temática predominante, la nouvelle Memorias de un pigmeo, tal vez variación-reverso sobre El entenado de Juan José Saer:

"Por fin me acerqué y me habló una mujer en nuestro idioma, pero suena tan raro en labios de ella que cuando nombra las cosas parecen otras. Me parece tan raro que ellos, que tienen otro espíritu, se puedan apropiar del lenguaje nuestro, ni los hemos comido ni nos han comido; al elefante le dicen fefante y a la cebra celebra. Después, hablan entre ellos con palabras más o menos así Hans, tribauss, mackassen."
"Me gusta mucho escribir, porque es como hablar pero en lenguaje mudo; es hablar sin hablar."


*

Experiencia Uhart quiere decir excelencia en lo aparentemente sencillo. Quiere decir divertimento y sobre todo desparpajo.

"Y no, no nací para pobre. ¿Y qué? Preguntale si les gusta a los pobres esperar un colectivo cagados de frío en Villa Caraza, que no les ponen ni un refugio. Por otro lado está bien, porque si los ponen, los rompen." ("Cosas que pegan, cosas que no pegan")
"Hace poco tiempo, se me ocurrió que me tenía que casar con un viejo. Fue por unos días no más. Yo me imaginaba un viejo redondo, sólido, de más se sesenta años, no un hombre medio viejo. El viejo tendría lo que se llama experiencia de la vida y yo haría lo que se me antojara." ("Un posible marido viejo") 





lunes, 8 de septiembre de 2014

Agustín Fernández Mallo o la perplejidad

Agustín Fernández Mallo, Limbo, Madrid, Alfaguara (2013)
http://www.alfaguara.com/es/libro/limbo/

Aproximaciones al limbo y su divertimento:

1. El limbo es el estado exacto donde el sonido y el espacio se comprenden o confunden. El Sonido del Fin habita en el desierto, carente de objetos (al menos numerables); la sonoridad del disco depende escrupulosamente de la disposición de los objetos en la sala de grabación.

2. El limbo es el estado intermedio entre el original y la copia, aunque todo absolutamente es copia, según nos dicen. Determinar de qué limbo es copia esta novela, o mejor: determinar hacia qué copia o desde qué copia se construye este limbo intermedio.

3. La muerte es doble, gemela, copia; la segunda persona es el hambre. El limbo es el universo paralelo donde habitan tanto el hambre como las almas muertas (y no pienso en Gogol sino en México y sus muertos).

4. La irrealidad es lo incontable; lo determinado es real.
       a) La segunda persona es real (el hambre).
       b) El limbo es irreal.
       c) Los personajes son irreales.
       d) La disposición de los objetos es absolutamente real.
       e) El desierto es irreal.
       f) El vómito es irreal.
       g) El plagio es irreal.
       h) La cita es real.

5. Limbo es una novela teórica y musical (aunque no comparto criterios). Corrijo: Limbo es una novela teórica y sonora.

6. Limbo es una novela sobre Mengele y sus gemelos.

7. La perplejidad es descaradamente real.






lunes, 25 de agosto de 2014

Juan Gabriel Vázquez o la construcción de la memoria

Juan Gabriel Vázquez, Las reputaciones, Madrid, Alfaguara (2013)
http://www.alfaguara.com/es/libro/las-reputaciones-5/


Algo acecha: la desmemoria, la desconfianza sobre la construcción de esa memoria, la fragilidad de la reputación.

Al protagonista de esta historia, un caricaturista reconocido, se le presenta un día en casa una joven que pretende recordar lo que pasó una noche puntual. Entre ambos reconstruyen un recuerdo compartido (y por lo tanto, a primera vista, real).
"Qué rara es la memoria: nos permite recordar lo que no hemos vivido."
Sin embargo, no deja de exponerse la duda y el recelo sobre la veracidad de lo acontecido. ¿Se puede narrar la memoria, o mejor, la sospecha de esa memoria? ¿Acaso la memoria no es esclava de la interpretación? La memoria es tan artificiosa como la ficción, y lo mismo puede decirse de la reputación que pende de un hilo.

"Y él pensaba en ese giro curioso, hacer memoria, como si la memoria fuera algo que fabricamos o pudiera conjurarse, a partir de ciertos materiales bien escogidos, con la mera fuerza del trabajo físico."

La reputación de las personas puede extrapolarse: la reputación de las regiones, los países, las comunidades. La reputación trabaja para la opinión pública, que a veces parece que importa.

"Tal vez eso era la reputación: el momento en que una presencia fabrica, para quienes la observan, un precedente ilusorio."

Novela sobre la memoria y reputación, que a ratos se asemeja, en cierta manera, a la ciencia ficción: recordar hacia el futuro o construirlo.

"Para una tribu indígena de Paraguay, o quizás era de Bolivia, el pasado es lo que no vemos ni podemos conocer. El meteorito siempre viene por la espalda, no lo vemos, no podemos verlo. Hay que verlo, verlo venir y hacerse a un lado. Hay que ponerse de cara al futuro. Es muy pobre la memoria que solo funciona hacia atrás."

Aquí Juan Gabriel Vázquez presenta la novela en Casa América:

https://www.youtube.com/watch?v=djdYoybdcFU

lunes, 28 de julio de 2014

Sueños: Fogwill, Perec y el asunto de la música

Fogwill, La gran ventana de los sueños,
Madrid, Alfaguara, 2013
1

¿Los sueños son originales? ¿Acaso no participan de lo que Jung llamó el inconsciente colectivo y la simbología de la cultura? De no exisitir imágenes oníricas y simbólicas recurrentes, Freud no hubiese prosperado lo más mínimo, ni tampoco llamaríamos sueño a eso porque seríamos incapaces de recordarlo y hasta narrarlo una vez despiertos.

De modo que a simple vista hasta los sueños tienen su propia tradición, de la que es imposible escabullirse, porque también ellos responden al discurso y son interpretables. 


2


Dice Fogwill en la introducción a La gran ventana de los sueños:
"Cualquiera y a mí me ha sucedido puede volver a escribir o a reescribir la obra de otro, pero nadie podrá resoñar tus sueños ni soñar los tuyos con tu propio estilo de soñar, o de escuchar tus sueños."
Acto seguido, estiré la mano y agarré La cámara oscura de Georges Perec, con ánimo de comprobarlo. Para empezar, no hay más que atender un instante a ambos títulos y notarlos contrapuestos. Pero quería detenerme en otro ejemplo de lo que el mismo Fogwill llamaría originalidad en la dimensión de los sueños y que podemos titular "El asunto de la música".

3
El asunto de la música

Georges Perec, La cámara oscura (1973),
trad. de Mercedes Cebrián, Madrid,
Impedimenta, 2010
"La música es la única de las artes que no parece manifestarse en sueños. No se sueñan músicas. Al parecer los músicos suelen soñar respuestas a problemas musicales. Alguien dice haber compuesto una fuga en sueños, pero no hay testimonios de músicos y melómanos que hayan escuchado en sus sueños una melodía ni un ritmo." Fogwill

"P. canta. / Canta notablemente bien. Es una canción de estilo realista, pero muy conmovedora. / [...] Le pregunto cómo se las ha arreglado para tener coros que la acompañen al final de la canción. Me dice que eso se hizo en la grabación y me detalla el nombre del sistema algo como 'video-tape' empleado. / Ella iba cantando por la calle, y la gente incluso se giraba para escucharla, aunque de todos modos tenía acompañamiento, como en un disco." Perec
4

Más allá de la anécdota o chiste, son dos curiosos compendios de sueños, lectura ligera y hasta despreocupada, si se quiere, propia del verano. Para compaginar con vídeos:














lunes, 9 de junio de 2014

Eros/Tánatos: Neuman, Bolaño, Bataille

Roberto Bolaño, El gaucho insufrible,
Barcelona, Anagrama (2003)
Follar es lo único que desean los que van a morir. Follar es lo único que desean los que están en las cárceles y en los hospitales. Los impotentes lo único que desean es follar. Los castrados lo único que desean es follar. Los heridos graves, los suicidas, los seguidores irredentos de Heidegger. Incluso Wittgenstein, que es el más grande filósofo del siglo XX, lo único que deseaba era follar. Hasta los muertos, leí en alguna parte, lo único que desean es follar.




George Bataille, Las lágrimas de eros (1971),
trad. de David Fernández,

Barcelona, Tusquets (1997)

A decir verdad, el sentimiento de incomodidad, de embarazo, con respecto a la actividad sexual, recuerda, al menos en cierto sentido, al experimentado frente a la muerte y los muertos. La "violencia" nos abruma extrañamente en ambos casos, ya que lo que ocurre es extraño al orden establecido, al cual se opone esta violencia. Hay en la muerte una indecencia, distinta, sin duda alguna, de aquello que la actividad sexual tiene de incongruente. La muerte se asocia a las lágrimas: tanto el objeto de la risa como el de las lágrimas se relacionan siempre con un tipo de violencia que interrumpe el curso regular, el curso habitual de las cosas. Las lágrimas se vinculan por lo común a acontecimientos inesperados que nos sumen en la desolación, pero por otra parte un desenlace feliz e inesperado nos conmueve hasta el punto de hacernos llorar. Evidentemente el torbellino sexual no nos hace llorar, pero siempre nos turba, en ocasiones nos trastorna y, una de dos: o nos hace reír o nos envuelve en la violencia del abrazo.




Andrés Neuman, Hablar solos,
Madrid, Alfaguara (2012)
Después de aclarar mis dudas médicas, él permite que me desahogue. Me observa llorar desde la distancia justa: ni demasiado cerca (para no invadirme) ni demasiado lejos (para no desampararme). En ese punto se abstiene de intervenir. Solo me mira y, de vez en cuando, esboza una sonrisa. Diría incluso que hay cierto amor en ese silencio suyo. Un amor puede que enfermo, como impregnado de la materia con la que trata. Cuando se me acaba el llanto, me asalta la sensación de estar desabrigada. Entonces Ezequiel sí viene a protegerme, me da calor, me abraza, me besa el pelo, me susurra al oído, me acaricia, me aprieta, me mete la lengua en la boca, me desviste, me araña, se restriega contra mí, me rompe la ropa interior, me muerde entre las piernas, me inmoviliza los brazos, me penetra, me viola, me consuela.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Antonio Di Benedetto o el relevo

Antonio Di Benedetto, Zama (1956), Madrid, Alfaguara (1992)
http://www.alfaguara.com/es/libro/zama/

Relectura y vuelta a caer, menos mal que sentada y de una sentada, en Zama, la historia de Diego de Zama, un leguleyo funcionario del virreinato del Plata, escrita con una prosa de estilo enrarecido, como si la rareza de una prosa templada y con pinceladas castizas y eufonía de obra de teatro fuese natural y del todo realista en el discurso de este señorito que poco a poco va perdiendo señoría y dignidad, que lo único que desea es escapar, si el ascenso llega, de esas tierras alejadas de la mano de Dios.

"Yo, en medio de toda la tierra de un Continente, que me resultaba invisible, aunque lo sentía en torno, como un paraíso desolado y excesivamente inmenso para mis piernas. Para nadie existía América, sino para mí; pero no existía sino en mis necesidades, en mis deseos y en mis temores." 

Contada en tres actos, porque no difiere mucho de una tragedia, la espera de Zama se va rarificando y contaminando de resignación a marchas forzadas en tres momentos distintos cada vez más sumergidos en algo kafkiano (por lo pesadillesco) y beckettiano (por lo irónico-absurdo), aunque de humor fiestero bastante cervantino.  

"Yo no quería decidir. / Quien escribe un libro, a veces, es capaz de acciones de desprendimiento. Yo presentía y anhelaba que Manuel Fernández, ese hombrecillo escritor de libros, me permitiera salir sin cargas morales de aquel enredo. Él podía asumir el sacrificio."

Pesco satisfecha aunque posiblemente obsesionada cierta línea que identifico en Machado de Assís y que se extiende y desarrolla por esas latitudes y se releva hasta desflecarse, por ejemplo, en Levrero o Bolaño, o por ser más precisa: la línea que desarrolla el humor absurdo, la pasión sensual y de los celos, la inquietud y el delirio de persecusión, la paranoia y hasta la arbitrariedad de las reacciones, y se me antojó un intermediario y di con un relevo en mis baldas. 

"Comenzaba la tarde, pero tanto mal me había dado aquel día que me espantaba continuarlo. Sin embargo, no se puede renunciar a vivir medio día: o el resto de la eternidad o nada."





Decoro con un trozo de entrevista, porque parece fantasma desvanecido en la memoria de las letras; aparecido a veces, como ambrosía y celebración.  



"Me pregunté, no por qué vivía, sino por qué había vivido. Supuse que por la espera y quise saber si aún esperaba algo. Me pareció que sí. / Siempre se espera más."

lunes, 24 de junio de 2013

Andrés Rivera y los cangrejos


Andrés Rivera, La revolución es un sueño eterno (1987), Buenos Aires, Alfaguara (1993) 

En mi primer viaje de visita a Argentina compré mi también primer libro de Andrés Rivera. Tenía por entonces diecinueve años, cursaba el segundo año de Filología Hispánica en Málaga y tanto las vanguardias como lo revolucionario acaparaban gran parte de mi atención. (Ahora recuerdo: fue en ese viaje cuando escuché también por primera vez la grabación Pour en finir avec le jugement de Dieu de Antonin Artaud.) Acostumbro a añorar esa edad en la que todo es enérgica voluntad de descubrir y serio entusiasmo. Intento o más bien pretendo trasladarme a ese estado de ánimo en cuanto puedo.

La librería. La revolución es un sueño eterno. Abrí el libro. Leí: "Escribo: un tumor me pudre la lengua. Y el tumor que la pudre me asesina con la perversa lentitud de un verdugo de pesadilla. / ¿Yo escribí eso, aquí, en Buenos Aires, mientras oía llegar la lluvia, el invierno, la noche? Escribí: mi lengua se pudre. ¿Yo escribí eso, hoy, un día de junio, mientras oía llegar la lluvia, el invierno, la noche? / Y ahora escribo: me llamaron -¿importa cuándo?- el orador de la Revolución. Escribo: una risa larga y trastornada se enrosca en el vientre de quien fue llamado el orador de la Revolución. Escribo: mi boca no ríe. La podredumbre prohíbe, a mi boca, la risa."

Era su estilo lo que acababa de hipnotizarme. El estilo cangrejo: adelante, atrás, adelante pero de costado. Como también la paradoja del orador que muere de cáncer de lengua. Como también la reinterpretación de la historia, su mirada vívida de esa historia que solía ser cabildo y escarapela y caballo blanco.

Fíjate, me digo, cómo van cambiando de disposición los libros en esta mi biblioteca: por entonces era otro escritor argentino, y allí se había cómodamente instalado, entre los pocos libros que me había traído, Cortázar, Borges, Soriano, Girondo y Arlt. Y sin embargo ahora acabo de encontrarlo bastante cerca de Thomas Bernhard, António Lobo Antunes y Pierre Michon: los prosadores poéticos, los poetas cangrejos. Los cangrejos-arácnidos, que tejen y destejen mientras leemos embobados.