María Lugones, Hacia un feminismo
decolonial, traducción de Gabriela Castellanos, Camilo Porta Massucco y
Joaquín Rodríguez Feo, Buenos Aires, Eterna Cadencia (2024)
Interesante propuesta de lectura que nos
pone en órbita sobre un feminismo que no es el de las mujeres blancas y
burguesas, o más bien: se trata de un feminismo que no pierde de vista otras
dominaciones tales como la de la raza y la socioeconómica. Plantea aquí
Lugones, a través de diversos ensayos, que el concepto de raza y el de género
fueron implantados con la colonización europea, pues el blanco europeo
necesitaba una categoría inferior de seres humanos para justificar moralmente
la dominación de los mismos y el uso de esa mano de obra esclava. Así, todos
los no-blancos eran casi humanos o menos que humanos. Por eso, el feminismo no-blanco
es incapaz de posicionarse solamente ante la dominación masculina y los roles
de género, pues este feminismo solo se aplicaba a las mujeres blancas. El resto
de mujeres no-blancas ni siquiera eran mujeres como tales, eran tan solo
no-humanas hembras.
"Solo los civilizados eran hombres y mujeres. Los pueblos indígenas de las Américas y los africanos esclavizados se clasificaban como no-humanos en su especie –como animales, incontrolablemente sexuales y salvajes. El hombre moderno europeo, burgués, colonial, se convirtió en sujeto/agente, apto para gobernar, para la vida pública, un ser de civilización, heterosexual, cristiano, un ser de mente y razón. La mujer europea burguesa no era entendida como su complemento, sino como alguien que reproducía la raza y el capital mediante su pureza sexual, su pasividad y su atadura al hogar en servicio al hombre blanco europeo burgués."
Plantea además que el género en otras civilizaciones no-occidentales era mucho más fluido, sin categorías estancas, de modo que había un tercer género y, por otro lado, tampoco se penalizaban las relaciones homosexuales. El género nació como categoría social de dominación al mismo tiempo que la raza.