5 de noviembre de 2018

Bolo alimenticio




Veo esa escultura y se me pone la carne de gallina; me ha ocurrido desde siempre, me es imposible mantenerme impasible ante ella. Y a la vez siento envidia de su autor, de su genialidad, porque… me gustaría haberla hecho yo. Es una obra de arte que habla de esa época que hemos vivido todos los artistas en la que has de hacer de todo para sobrevivir, mientras el hambre te duele en las extrañas y tienes miedo de no llegar a ser quien quieres. Eso es esa escultura: el hambre llenándote el estómago y los pinchazos de la desazón. Lo siento, no puedo mirarla sin ponerme profunda y sin que se me humedezcan los ojos. ¿Qué si sé de quién es? No tengo la más mínima idea, me supongo que de un perroflauta cualquiera. 

(microrrelato escrito para el Monstruoscopio, concurso de Esta noche te cuento, utilizando como disparador la foto que ves)

2 comentarios:

  1. Lo leí en su día en la web de ENTC y me gustó, por lo que encierra de verdad: los artistas siempre han sido unos incomprendidos. Además el cierre con lo de los "perroflautas" me entusiasmó, creo que ese desdén final es justo lo que pedía ese relato.

    Un abrazo.

    P.D.: sólo por si te animas... hoy te menciono en mi blog en el texto del reto que he propuesto. Sería estupendo si te animases a participar.

    ResponderEliminar
  2. Gracias!!!
    Si tengo solo un poquito de tiempo.... estaré ahí. Un besazo

    ResponderEliminar