Habían quedado a las siete, era su primera cita. Él había tenido un día muy duro, estaba cansado y ahora veía que se le hacía tarde. Ella buscaba con desesperación un lugar donde poder dejar el coche. A las siete y veinte, a un tiempo, miraron el reloj, pensaron que ya era demasiado tarde y tiraron la toalla.
Estaban hechos el uno para el otro y no llegaron a averiguarlo nunca.
La de historias que pudieron ser y no fueron por...¿casualidad o destino?. Nunca es demasiado tarde
ResponderEliminarSaludillos
A veces si es tarde, Puck. A veces encuentras las cosas demasiado tarde, cuando ya has elegido y has hipotecado tu vida y te has creado obligaciones y firmado contratos que se supone que han de durar más que los sentimientos. Las personas cambian, los sentimientos también. Pero no las obligaciones.
ResponderEliminarMuy bueno, Luisa.
Quién sabe lo que pudiera haber pasado.....
ResponderEliminarmuy bueno
un beso
Muy bueno Luisa! aunque tal vez se encuentren un día por casualidad.
ResponderEliminarBesos,
Perdiron la oportunidad ese día. Esperemos mañana, confiemos.
ResponderEliminarBesos!
Si es que ya lo dice la frase...el aplazamiento es el asesino de la oportunidad!!! Abrazos
ResponderEliminarSeguro que la toalla se fue de parranda cuando la tiraron.
ResponderEliminarBlogsaludos
No seas mala que tus personajes no te han hecho nada.
ResponderEliminarUn experimento que he hecho: si empiezas con Estaban hechos el uno para el otro y luego cuentas el resto, también logras un gran efecto (aunque sale un micro más "trucoso")
Suele pasar muchas veces.
ResponderEliminarLas historias cotidianas funcionan bien en el microrrelato.
Quizá si vendieran pacientina en las farmacias, o en los herbolarios...
ResponderEliminarBueno, hasta que no se mueran...
ResponderEliminarBesos, Luisa.
Me ha gustado, me fascinan las cosas que pasan o dejan de pasar sin que nos demos cuenta. Me flipan, incluso.
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