Dejó profundas huellas en mi camino y equivocada las seguí sin vacilación.
Cuando llegué a su lado, me miró con ese gesto de desilusión que tanto me hería y dijo:
-¿Qué haces aquí? ¿Por qué me has seguido? ¿No has visto acaso como mis pasos se alejaban de ti?
Me sentí perdida. Desanduve el camino andado viendo a cada paso como mis pisadas y las suyas iban en direcciones opuestas.
Ahora, ya en mi camino, sin señales, sin marcas, sin pistas, intento seguir con mi vida pero a veces, sólo a veces, sacó el par de zapatos que olvidó en mi armario, me los pongo y recorro la casa a grandes zancadas.
(microrrelato presentado al Concurso ImaginArte Minificciones en Cadena)
Es un gran micro, Luisa, muy emotivo!!!
ResponderEliminarUn abrazo, compañera
Y tú, una dura y fantástica competidora.
ResponderEliminarUn beso.
Muy, muy bueno, Luisa, grandes imágenes las de las huellas en direcciones opuestas, y el sacar los zapatos del armario, para afianzar aún más esa mella hecha en el terreno y en el corazón.
ResponderEliminarMe encantó ese final con los zapatos andando a grandes zancadas. Muy original.
ResponderEliminarAbrazos sin pisotones.
A ver, Amando, repite: hay palabra de confirmación, hay palabra de confirmación....
ResponderEliminarPUes eso decíamos ayer que algunas veces habría que explicar el sentido de las huellas y no caminar, sin más.