Es
una novela corta narrada en primera persona por un niño, y también
combina la narración con una segunda voz que son unos cuadernos
escritos por su padre. Cuenta la historia de una familia normal, con
sus virtudes y sus defectos, con sus cosas buenas y sus cosas malas,
con sus problemas y su día a día. Con un padre alegre, que
contribuye a que cada momento sea divertido, con una madre
extravagante, que hace afirmaciones sorprendentes, y con un niño que
vive inmerso en esa fantástica realidad. Acompañados por el fondo
musical de la canción “Mr Bojangles” de Nina Simone.
La
descripción del comportamiento de sus padres y del resto de personas
y situaciones que suceden, se puede resumir en extravagancia y
surrealismo. Es como dice en el propio texto “un folletín alegre,
lleno de sorpresas y rebosante de amor.” Y toda esta excentricidad
tiene su razón, y me ha sorprendido la vuelta de tuerca que da el
relato, convirtiéndose en algo mucho más profundo.
También
me ha parecido magnífico como el autor juega con el significado de
las palabras, dándoles en muchos casos su verdadero sentido. Y lo
hace de una manera natural y enriquecedora. Pienso que el traductor
ha tenido un arduo trabajo con muy buen resultado. Aunque imagino que
leer esta historia en su idioma original será aún mejor.
Aparte
quiero comentar un par de cosas, casi como una nota personal, que no
pretende desmejorar el resultado positivo de este libro. Y es por una
parte la descripción de las fiestas por San José en un pueblo
español (pág. 128) que dentro del tono surrealista del relato me
han recordado a las escenas, también estrambóticas, de las
películas de Tom Cruise “Misión imposible 2” y Noche y día”.
Me parece que también ha mezclado un tanto diversas fiestas. Y por
otra parte en otro punto de la historia hace un comentario sobre la
paella (pág. 122) que para mi no es la más acertada descripción de
este plato.
Algunas frases del libro:
“Yo
no obligo a nadie a creerse mis historias. ¡Les han gustado y se las
han creído! ¡He jugado con ustedes y ustedes han perdido!”
“Sentado bajo un olivo, viéndolos reír y parlotear mientras ofrecían sus blancas caras al sol, me dije que nunca me arrepentiría de haber cometido aquella locura. Un espectáculo tan hermoso no podía ser el resultado de un error, de una mala elección; una luz tan perfecta no dejaba espacio para el remordimiento. Jamás.”
Contracubierta o parte de la misma:
Ante
la mirada absorta de su hijo, un pareja embriagada de amor baila al
son de “Mr. Bojangles”, de Nina Simone. La escena, mágica,
vertiginosa, sólo es un recuerdo más de los muchos que brotan de la
memoria del protagonista de la historia, que rememora una infancia
marcada por la excentricidad de unos padres adscritos a un estilo de
vida ajeno a toda convención social. El padre, la vitalidad hecha
persona, no concibe una vida sosegada y monótona – hasta el punto
de rebautizar a su mujer con un nombre diferente cada día –, y la
madre, capaz de interpretar todo tipo de papeles con la convicción
del ilusionista más avezado, hace de la rutina familiar una fiesta
perpetua, un espacio donde sólo caben el gozo, la fantasía y la
amistad.
Traducción
del francés de José Antonio Soriano Marco
Ilustración de la cubierta: 123RF / Valeriy Kachaev
Ilustración de la cubierta: 123RF / Valeriy Kachaev