Dos mujeres protagonizan esta
novela, Margaret una joven apasionada por los libros, que ha crecido en la
librería de su padre, en Inglaterra, dónde aprendió el alfabeto con “A de
Austen, B de Brontë, C de Charles y D de Dickens”, un lugar que convirtió en su
hogar, que fue su escuela y su universidad, que es donde trabaja. Para ella es
un refugio para leer, para disfrutar de los libros, de esas novelas escritas en
otras épocas, olvidadas por muchos, y que ella adora. Siente entusiasmo por ese
espacio que le hace sentirse viva. Pero también es una mujer que siempre ha
tenido la sensación de que le faltaba algo, una impresión de pérdida que le
produce tristeza y soledad, como si fuese media alma.
Y Vida Winter, una famosa
escritora que le pide a Margaret que escriba su biografía, porque quiere que se
sepa toda la verdad. “¿Cuál es el secreto que la señorita Winter ha estado
ocultando al mundo durante toda su vida?” Ella es una inventora de historias,
una mujer, ya anciana, con gran fragilidad física pero que derrocha energía. Su
historia es la del pueblo de Angelfield, de la casa y la familia Angelfield,
sus acontecimientos, sus desasosiegos y sus fantasmas la han acompañado desde
niña.
Las protagonistas tienen en común
varias cosas, desde un sentimiento especial por Jane Austen hasta que ambas
conviven con los fantasmas de su pasado. Y los dos temas son la esencia de esta
novela, el primero para todo aquel o aquella que sea amante de la literatura y
el segundo para quienes se sientan atraídos por un misterio que consigue
sorprender e inquietar.
Tras unas primeras páginas donde
la descripción de los sentimientos de Margaret hacia los libros me ha parecido
magnífica y envidiable, ya me gustaría a mi vivir en una librería como la
descrita, y más que nada, sentir sus mismas emociones. Donde, además, la autora
hace un homenaje a los grandes autores del XIX. Entonces nos hace traspasar ese
mundo literario para meternos en un misterio que iremos poco a poco
descubriendo con el relato de los recuerdos de la señorita Winter, que como un
puzzle irán acoplando en la historia, y cada personaje irá encontrando su
lugar.
Aparte, este libro, también tiene
otro aspecto que me ha llamado bastante la atención, y es todo lo relacionado
sobre los gemelos, y que he leído y releído atentamente, porque soy madre de
mellizas y me han fascinado las referencias a este tema.
Una estupenda novela para
recuperar el aroma que deja la lectura de un buen libro.
Algunas frases del libro:
“La librería era mi vida”
“Gemelas, siempre juntas, siempre
dos. Si en su mundo era normal ser dos, ¿qué pensaban de las personas que no
venían de dos en dos, sino de una en una? Debemos parecerles mitades, consideró
el ama. Y recordó una palabra, una palabra que se le había antojado extraña en
su momento, que hacía referencia a los seres que habían perdido parte de sí
mismos. Mutilados. Eso es lo que somos para ella. Mutilados.”
“No hay una vieja casa que no
tenga sus historias, no existe una vieja casa que no tenga sus fantasmas,”
“En cierta manera podríamos
considerar a las gemelas dos hermanas que se han repartido un conjunto de
características. Mientras que una persona sana y normal experimenta todo un
abanico de emociones diferentes y muestra una extensa variedad de comportamientos,
podría decirse que las gemelas han dividido ese abanico de emociones y
comportamientos en dos y cada una ha asimilado una parte.”
“Estar viva no es lo mismo que
vivir”
“Todo el mundo tiene una
historia. Es como la familia. Quizá no la conozca, quizá la haya perdido, pero
así y todo existe. Puede alejarse de ella o darle la espalda, pero no puede
decir que no tiene. Lo mismo sucede con las historias.”
“Todos tenemos nuestras
aflicciones, y si bien el perfil, el peso y el tamaño del dolor son diferentes
para cada persona, el color del dolor es el mismo para todos.”
Contracubierta o parte de la misma:
Entre mentiras, recuerdos e
imaginación se teje la vida de la señora Winter, una famosa novelista ya muy
entrada en años que pide ayuda a Margaret, una mujer joven y amante de los
libros, para contar por fin la historia de su misterioso pasado.
“Cuénteme
la verdad”, pide Margaret, pero la verdad duele, y sólo el día en que Vida Winter muera sabremos qué secretos
encerraba “El cuento número trece”, una historia que nadie se había atrevido a
escribir.
Traducción de Matuca Fernández de Villavicencio