Que
nadie se eche para atrás a la hora de leer esta novela porque sea
tan extensa (tiene 1004 páginas) pues la narración hace que no
resulte pesada, y a los personajes después de compartir tanto tiempo
con ellos, les vas cogiendo cariño, y sus vidas acaban formando
parte de la tuya.
La
historia se extiende en un amplio espacio temporal que abarca varias
décadas, pues parte de los personajes son cuatro amigos que se
conocieron en la universidad, y mantienen su amistad toda la vida.
Viven
en Nueva York, pero se habla de más lugares, tanto de EEUU como de
Europa. Y como curiosidad hablan del Camino de Santiago, pues Willem
rueda una película allí, además, en ese viaje hacen una visita a
la Alhambra, con el detalle de que Malcom hizo la tesis sobre este
conjunto monumental (son esos pequeños detalles que a mi suelen
llamarme la atención).
Estos
cuatro amigos después de la universidad, donde se inició su
amistad, comenzaron su vida de adultos, y ellos son:
Malcolm
es arquitecto y va abriéndose su camino, siendo socio de un
despacho. Sus padres son ricos.
JB
es pintor. Un artista que también utiliza la fotografía, pues
inicia un proyecto que consiste en copiar en lienzo fotos de sus
amigos hechas por él mismo, es como una crónica de su vida y la de
ellos. Con el paso del tiempo va adquiriendo renombre. Siempre ha
estado arropado por su familia.
Willem
es actor, primero sin éxito por lo que trabaja de camarero, pero la
situación va mejorando por momentos. Tuvo poca relación con sus
padres, y fue protector de un hermano con parálisis.
Jude
es abogado, empieza en la fiscalía pero después trabaja en un
bufete importante. Arrastra un trauma de la infancia y adolescencia,
que condiciona su vida, por lo que no puede disfrutar del presente.
Tampoco sabe su origen ni quienes fueron sus padres.
Willem
y Jude comparten piso a temporadas. Su relación es una amistad por
encima de todo. Jude se siente unido a Willem por las cosas
importantes, el amor, la confianza. Pero también le unen las
pequeñas rutinas cotidianas, las facturas, las revisiones al
dentista, las cosas de casa. En su relación se han ido salvando el
uno al otro,
Otros
personajes:
Harold
Stein, profesor y después amigo de Jude. También tienen una
relación especial, junto con Julia, la mujer de Harold. Con este
personaje se da una situación diferente dentro de la estructura de
la novela, pues en un par de ocasiones se convierte en narrador.
Andy
es el médico de Jude, una de las pocas personas en quien confía,
aunque tampoco le ha contado todo su pasado. Se van convirtiendo en
amigos.
El
conjunto de la novela me ha parecido sensacional, porque se va viendo
la evolución de cada personaje a lo largo de los años,
prácticamente en su día a día tanto personal como laboral.
También
porque trata, en mayor o menor profundidad, multitud de temas:
amistad, derecho, fotografía, pintura, medicina, cinematografía,
arquitectura, relación padres-hijos, adopción, amor, sexo,
homosexualidad, terapia, drogas, abusos, pedofilia, autolesiones,
dolor, sufrimiento, duelo, enfermedad, autoestima. Expuestos a través
de las propias vivencias de los personajes. Y es que el pasado de
cada uno de los amigos ha marcado su carácter.
Por
otra parte, la historia se centra sobre todo en Jude, y con él he
compartido ese sufrimiento interior que le amarga la existencia, ese
pasado que ha ido contando muy poco a poco. De la misma manera que
les ha pasado a sus amigos, y junto a ellos he sido partícipe de ese
dolor. Pues la autora va narrando los hechos de tal manera, que cada
vez que Jude recuerda momentos de su infancia y adolescencia a la vez
transmite su padecimiento. Y cada uno de esos instantes me ha ido
golpeando irremediablemente. Es tremendo el miedo que siente a contar
su realidad. Pero, sobre todo, es fortísimo como se autocastiga.
Como
contrapartida están las buenas situaciones que le van sucediendo,
por las que debería sentirse afortunado y feliz. Como es la relación
con sus amigos, quienes a pesar del secretismo de Jude sobre el
trauma que arrastra, son incondicionales.
Tal
vez no sea un libro para todo el mundo por su extensión, por la
dureza de ciertos temas que trata. Sin embargo os animo a leerlo,
pues para mi ha sido una gran lectura, ya que he compartido con los
personajes momentos inolvidables de sus vidas, las malas y las buenas
épocas. Me ha transmitido multitud de emociones, en ese vaivén de
alegrías y tristezas.
Algunas
frases del libro:
“Nadie
tiene la familia que se merece.”
“En
algún momento el acto de rendirse a lo que parecía ser el destino
había dejado de ser algo digno para convertirse en un signo de
cobardía.”
“Creo
que el único secreto que tiene la amistad es dar con personas que
sean mejores que tú, no más listas ni más populares sino más
buenas, más generosas y más compasivas, y valorarlas por lo que
pueden enseñarte, escucharlas cuando te dicen algo sobre ti, por
malo (o bueno) que sea y confiar en ellas, que es lo más difícil de
todo, pero también lo mejor.”
“Necesitaba
descubrir que había algo más en la vida que el trabajo, vivir el
presente y aprender a quererse a sí mismo.”
“Todos
decimos que queremos que nuestros hijos sean felices, felices y
sanos, pero no queremos eso. En realidad deseamos que sean como
nosotros, o mejores que nosotros. En eso somos muy poco imaginativos,
y no estamos preparados para aceptar que puedan ser peores.”
“Le
parecía la expresión ideal de una relación entre adultos, tener a
alguien con quien discutir la mecánica de una existencia
compartida.”
Contracubierta
o parte de la misma:
Para
saber...
Qué
dicen y qué callan los hombres
De
dónde viene y adónde va la culpa
Cuánto
importa el sexo
A
quién podemos llamar amigo
Y
finalmente...
Qué
precio tiene la vida cuando ya no tiene valor
Para
descubrir eso y más, aquí está “Tan poca vida”, la historia de
cuatro amigos que crecen juntos en Manhattan y comparten una idea muy
peculiar de la intimidad, una manera de estar juntos hecha de pocas
palabras y muchos gestos.
Nota
personal: en la contracubierta hay una cita del libro “El guardián
entre el centeno” de J.D. Salinger (reseña aquí). “No cuentes
nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa,
empieza a echar de menos a todo el mundo.”
Traducción
de Aurora Echevarría
Fotografía de cubierta: Orgasmic man, de Peter Hujar. Cortesía de Pace / MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco
Gracias
a la editorial Lumen, Penguin Random House Grupo Editorial y al
proyecto Edición Anticipada por el envío de este libro