Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

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viernes, 19 de septiembre de 2014

LA GENTE FELIZ LEE Y TOMA CAFÉ de Agnès Martin-Lugand

Mi tercera lectura este año que trata el tema del duelo, las otras han sido “La alargada sombra del amor” de Mathias Malzieu (reseña aquí) y “La vida era eso” de Carmen Amoraga (reseña aquí). Tres libros diferentes con un fondo común.
“La gente feliz lee y toma café” además del título es el nombre de un café literario de París, del que  Diane es medio dueña, la otra mitad del negocio es de un personaje especial, como tal y, sobre todo, para ella. Félix es capaz de ser terapeuta hasta por teléfono, es un gran apoyo en una etapa tan trascendental de su vida. Por cierto, como curiosidad también se llama Félix el personaje que en Tetuán ayuda bastante a Sira en “El tiempo entre costuras” (reseña aquí) y me ha recordado algo a él, aparte del nombre.
Y hasta aquí el café literario, quitando algunas pequeñas referencias, hubiera sido bonito una novela basada en éste, pero entonces habría sido otro libro con otra historia.
Y en ésta nos cuenta la superación personal de Diane tras un gravísimo revés. Después de un año continua sin superar la pérdida de su marido y de su hija. No acepta ayuda. Todo le recuerda a Colin y a Clara. A su vida con ellos. Pero llega un momento en que toma una determinación y se va a Irlanda, aunque no por casualidad, instalándose en un pueblo perdido, en un rincón del mundo para vivir sola frente al mar. Es una huida de todo, de todos y de sí misma.
Me pregunto ¿Por qué es tan complicado vivir el presente, intentar tener un futuro y no poder dejar atrás el pasado?
La nueva vida en Irlanda, es un contraste con Francia, con escenas un tanto simpáticas y curiosas, gracias a los típicos tópicos. Apareciendo nuevos personajes como los amables caseros Abby y Jack, todo lo contrario a su sobrino Edward, que se puede definir como impresentable, arrogante, maleducado, taciturno, bronco y solitario, por lo menos nada más conocerlo. Y en el lado opuesto está su hermana Judith que es la chispa de la vida.
Tiene una parte de tristeza mezclado con situaciones divertidas,  con algo de ternura y una pizca de humor. Aunque el duelo está siempre presente. Curiosos contrastes, en un momento donde el planteamiento es ¿cómo se reconstruye la vida? ¿Se puede volver a ser capaz de disfrutar de los pequeños placeres sencillos?
Me ha parecido un relato con altibajos, creo que le sobraban algunas escenas y le ha faltado profundizar un poquito más en otras. Pero el tema del duelo tiene momentos emotivos, me ha transmitido lo difícil y complicado que es vivir un momento así, el enfrentarse a una vida donde la pérdida te tiene atrapada. Tiene sus mensajes de superación, de que la vida continua, que hay que seguir adelante, que en algún momento la huida puede dar el empujón que faltaba para volver a encontrarte a ti misma.

Algunas frases del libro:
“El azar me llevó al mejor sitio, parecía estar sola en el mundo. Cerré los ojos, mecida por el ruido de las olas que rompían a pocos metros de mí. El viento maltrataba mi piel y me hacía derramar algunas lágrimas, mis pulmones se llenaban de oxígeno yodado.”

“Hacía todo lo posible por regresar al mundo de los vivos.”

Contracubierta o parte de la misma:
Tras la muerte de su marido y de su hija en un accidente, Diane lleva un año encerrada en casa, incapaz de retomar las riendas de su vida. Su único anclaje con el mundo real es Félix, su amigo y socio en el café literario La gente feliz lee y toma café, en el que Diane no ha vuelto a poner los pies.
Decidida a darse una nueva oportunidad lejos de sus recuerdos, se instala en un pequeño pueblo de Irlanda, en una casa frente al mar. Los habitantes de Mulranny son alegres y amables, salvo Edward, su huraño y salvaje vecino, que le sacará de su indolencia despertando la ira, el odio y, muy a su pesar, la atracción. Pero ¿cómo enfrentarse a los nuevos sentimientos? Y luego, ¿qué hacer con ellos?

Traducción de Juan Carlos Durán Romero