El año 2019 comienza con una
excelente noticia literaria para quien suscribe estas líneas. Por fin, después
de largos meses de preparación, tengo la suerte de ver publicada mi primera
novela: La Casa de los Cuatro Puntos
Cardinales. El artífice de
este proyecto acariciado desde hace años es Editorial Adarve (a la que hago
llegar desde aquí mi más sincero agradecimiento), a través de la Colección
Arquero de Autores Actuales.
La novela narra con prosa poética (y bajo el
poderoso influjo del Hollywood de los años 40) una historia de amor que se
inicia en la Inglaterra de la Segunda Guerra Mundial, la historia de Janet
Stratton y Hugh Alderman, dos personajes idealistas que aspiran a obtener la
máxima felicidad en sus relaciones sentimentales, y que se conocen durante el terrible
bombardeo que sufre la ciudad de Canterbury en junio de 1942. Además de
pasearnos por Canterbury, la ciudad a la que acuden los peregrinos para honrar
a Santo Tomás Becket, las páginas del libro nos trasportan a la exuberante
campiña de Kent, al plácido Támesis que discurre a orillas de la regia
localidad de Windsor, a un Londres amenazado por la aviación alemana, al bello norte
de Italia… y a un misterioso destino en el desierto egipcio.
Pero tal vez la verdadera protagonista de la novela
sea la propia Casa de los Cuatro Puntos Cardinales, un espacio lleno de personalidad que actúa
como catalizador de la preciosa historia de amor y ejemplifica la imagen de
remanso de paz y la fuerza imbatible de la cultura en tiempos de guerra. Esta
mansión de estilo neogótico es mucho más que un hogar para Hugh Alderman, el
heredero de la estirpe. Se trata de un continente que cuenta con su propio lago
y múltiples estancias fascinantes, dentro de las que destaca la biblioteca, una
obra de arte que cautiva al protagonista con sus contenidos eruditos y su
serenidad.
Sin embargo, La Casa de los Cuatro Puntos Cardinales
no solo es una emocionante
historia romántica, sino que también rinde homenaje a los enamorados que
vivieron su romance bajo el fuego y el miedo de la Segunda Guerra Mundial, a
aquellos hombres y mujeres que se amaron intensa y tiernamente sin saber si
volverían a verse de nuevo. Ojalá ellos pudieran leer estas páginas y recordar
con los ojos brillantes de emoción.
Idealismo y espíritu romántico son las claves
que delimitan la arquitectura literaria de La
Casa de los Cuatro Puntos Cardinales, una novela escrita para conmover el
corazón de quienes la lean. Si te gustan las historias con mansiones típicamente
británicas, si te sientes bendecido viendo películas como El puente de Waterloo, Casablanca
o La calle del adiós, no te
defraudará La Casa de los Cuatro Puntos
Cardinales. Confío en que te sientas tan a gusto como yo recorriendo sus estancias
señoriales y admirando su colorida galería de retratos. Y es muy probable que
no quieras dejar de perderte el destino al que se ven abocados sus personajes
protagonistas, Janet y Hugh, enamorados en tiempos enturbiados por la guerra.
Te espero dentro de La Casa de los Cuatro Puntos Cardinales. Ven a conocer una historia
de amor como las de antes.
(También puedes consultar las notas y novedades acerca de la historia de La Casa de los Cuatro Puntos Cardinales en redes sociales).
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