Pues sí,
quién lo iba a decir. Nace Trump y resucita Aznar. Lo que le faltaba a la
derecha mundial y a la española en particular. Ahí quedan sus discípulos más
aplicados. Bolsonaro en Brasil y en Europa Orban, Salvini y Kurz, a los que hay
que añadir a Rivera, Casado y Abascal.
Todos ellos
dignos alumnos de un tramposo, faccioso, desvergonzado, xenófobo y mentiroso
Trump. Y, qué decir de los españolitos, tanto Casado ‘el renovador’, como
Rivera ‘el falangito’ y Abascal ‘el falanjazo’, además de seguir al líder
americano, son dignos sucesores de Aznar, así lo ha reconocido, hablando bien
de todos ellos, el mismo expresidente, ese que tanto daño hizo a este país y
que pretende seguir haciéndolo.
Malos tiempos
para la lírica. No es por quejarme, pero a los clásicos como Lepen ahora hay
que sumar a otros europeos y a estos españolitos, aunque afortunadamente,
todavía, no sean nada más que aspirantes al gobierno.
De Abascal,
mejor no hablar, no es bueno mentar a la bicha, cuando no es nada más que una
sombra. Rivera sigue a lo suyo, 155 ó 155, o por qué no 155. Todo lo demás se
la trae al pairo. Sabe que el conflicto catalán alimenta su estómago putrefacto
y le da votos también fuera de Cataluña. Un tipo que además, con su prepotencia
y quien sabe con qué más, se salta los controles de los aeropuertos por ser él
quien es.
Casado es
punto y aparte. En su rivalidad por ser más de derechas que Rivera, su
pretensión por ser un calco de Aznar y su intención de llevarse los votos de
Vox, está que se sale, eso sí, por la extrema derecha. Insulta hasta lo
indecible y no se apea de sus convicciones facciosas. Es posible que haga bueno
–menos malo— al propio Rajoy. Y la gente de confianza de la que se ha rodeado
es de una altura intelectual que clama al cielo. Ahí está el tal Teodoro García
Egea que cada vez que dice una burrada su capo, al justificarla la eleva a la
enésima potencia. Y qué decir de la portavoz, Dolors Montserrat que se dedica a
soltar batiburrillos que la hacen merecedora del premio al Club de la Comedia.
Una política cuyo nivelazo puede incluso igualar al de la ínclita Fátima Báñez
o al tal Joserra García Hernández.
En fin,
este es el estado de las derechas españolas, dignas sucesoras de Aznar, el que
nos llevó a la guerra de Irak, el que solucionó el Prestige, el que puso en
marcha la burbuja inmobiliaria, el que mintió deplorablemente en el 11-M, el
que tuvo muchos ministros, o imputados o involucrados en temas de corrupción,
alguno ha entrado hoy en la cárcel. En fin, una joya de hombre, que cree que
nunca se equivocó y que no tiene que pedir perdón por nada. Y es que, se cree
Dios, aunque hoy sea un zombi. Eso sí, hay que reconocerle los méritos que
tiene, haber sabido inocular a los líderes derechosos su ideología paleolítica
y trasnochada.
Nos han
parido tres aznaritos. Hay que tratar de que estos bebés, herederos de los ADN
políticos de Trump y Aznar, sigan en la oposición. Sufrirlos ahí siempre será
más leve. ¿Se imaginan ustedes que pasaría si llegaran a gobernar? ‘Que dios
nos coja confesados’, y se lo dice un ateo.