Miren ustedes, pasa que se han dormido. Y siendo justo que no se hiciera el trasvase del Ebro, por el que la gente de Aragón y Cataluña se levantó en pie de guerra, ahora el gobierno no ha sido capaz de atajar el problema. Porque mientras que ya hay funcionando plantas desaladoras, a
El gobierno de la Generalitat y el gobierno de España se ven en una verdadera dificultad, la de explicar por qué los trasvases antes eran malos y ahora se va a hacer uno. Uno contrario a su anterior tesis. Aragón está en contra, coherentemente con lo que siempre ha mantenido, los “pagesos catalans” de Lleida y Tarragona no lo entienden y no están conformes y, para colmo, las Comunidades de Valencia y Murcia tienen motivos para decir ¿y a mí por qué no? En resumen, una desastrosa política del agua desde los gobiernos central y de la Generalitat.
El agua a Barcelona llega ya en parte desde las plantas desaladoras de Almería y Tarragona, con un precio muy encarecido por el transporte y los barceloneses tendrán que ajustarse el cinturón y ahorrar agua, de forma coercitiva.
Se habla de medida provisional, se dice que ha sido por la profunda sequía, pero nadie es capaz de reconocer un error de previsión y no haber dado la prioridad necesaria al problema del agua en Barcelona y sus ciudades limítrofes. Mientras tanto, los responsables piensan que con llamarle “captación de agua” o “traslado” –eufemismos habemus-- en vez de trasvase, se soluciona el problema, sin darse cuenta de que se está abriendo de nuevo un melón podrido que les va a conducir a una cruenta guerra del agua.
Hasta que llegue, veamos si algunos aprender lo que es un trasvase, aunque sea desde la jarra al vaso, sin perder el sentido del humor.
Salud y República