En cuanto se despertó, sintió su ausencia, el vacío y el frío al otro lado de la cama, el silencio de la respiración que no estaba allí.
Más tarde, mientras se duchaba, se equivocó y cogió su gel; desde ese momento ya todo olió a ella, incluso él.
Unas cosas le fueron llevando a otras.
Un rayo de sol iluminando el que había sido su sitio en la mesa de la cocina. Un cuadro que habían elegido juntos, que aún estaba allí. El montón de libros que vendría a recoger una tarde de éstas. Las revistas a las que estaba suscrita. Algunos recibos, algunas cartas. Un par de bolsos, unos guantes, un frasco de perfume aún sin empezar.
Ella se había ido de casa pero había dejado tras de sí un campo minado, un lugar en el que él pisaba sin querer un recuerdo y la pena explotaba sin avisar arrancándole el corazón de cuajo.
Maravilloso campo minado. Qué bien lo has contado Luisa. Yo intenté escribir algo parecido una vez y me salió una patata. Un micro como el tuyo me hubiera gustado escribir. Ojalá fuera mío. Un beso.
ResponderEliminarUffff vivir en una casa llena de minas que horror. Así no se puede vivir se le parte el corazón en cada rincón.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Luisa, el desamor es así de terrible, y esas bombas del recuerdo explotan, en cualquier momento en cualquier hora, porque en esos momentos todo es remembranza, melancolía. Pero siempre llega un día que recuerdo se convierte en olvido.
ResponderEliminarBonito texto.
un abrazo
Los recuerdos que defines con tanta idoneidad como minas son aún más dolorosos sazonados por el desamor. Muy bien recreado, me ha gustado especialmente.
ResponderEliminarUn beso
Luisa, muy bien reflejado el dolor de un desamor ausente aún reciente. Es así como ocurre. Me encantó el titulo y como lo adecuas a esta situación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un micro que hiere en la lectura, porque se masca el dolor del personaje. Ay, los olores, siempre son más intensos incluso que los propios recuerdos.
ResponderEliminarBesos
Qué bien has cerrado el relato, precioso.
ResponderEliminarUn beso
Bea
Muchas gracias. Como supongo que os pasa a vosotros hay micros que os "tocan" más que otros. Admito que éste me toca a mi y que pienso que toda la vida en un campo minado de recuerdos, de sensaciones que traen recuerdos, de imágenes y olores que son o que pueden ser recuerdos... afortunadamente no todos malos.
ResponderEliminarUn beso y gracias.
Luisa, es precioso, triste, y lo más triste (y lo mejor) es que las minas se irán cubriendo de polvo hasta que ya no duelan.
ResponderEliminarUn abrazo
Intenso y muy bien escrito. Te has recreado colocando las minas estratégicamente para que nos tocasen, jeje. Me ha gustado muchísimo, transmite a la perfección.
ResponderEliminarExplosivo tu micro. El simil, muy bueno. Me ha gustado mucho esa sensación de ir pisando en falso intentando no rememorar lo que más nos duele.
ResponderEliminarUn saludo.
El último párrafo es una pasada. Me encantó.
ResponderEliminarAbrazos con mermelada.
Dura experiencia la de nuestro protagonista. Afortunadamente, sabemos que el tiempo todo lo cura (o casi).
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa.
Que cruel es el desamor, Luisa. Sobre todo cuando es unidireccional y el otro sigue amando.
ResponderEliminarLo has dibujado perfectamente. Un campo minado, una carcel con barrotes electrificados.
¡Que gran micro!
Un abrazo,
Un gran micro, Luisa. Qué bien has reflejado ese sentimiento. El último párrafo es una belleza, bueno todo el micro lo es.
ResponderEliminarBesitos