Al escuchar las declaraciones desafortunadas (¿declaraciones desafortunadas o lapsus deschavador?) de Pino Solanas sobre la calidad de voto de los salteños, lo primero que se nos puede ocurrir es preguntarnos si este Pino es el mismo Pino que era peronista, militante del campo nacional y popular, cercano a los movimientos políticos populares de nuestra América morena, o se trata de otro Pino goliroide que fue injertado en el tronco del anterior. De darse la primera opción, veríamos que este ex-peronista venido a neo-gorila pudo haber pensado siempre lo mismo, pero recién ahora y dentro de este contexto (y de esta edad) se atrevió a revelarlo. De todos modos, este humilde servidor público cree que es más importante reflexionar más sobre sus dichos que sobre sus verdaderas creencias o estrategia electoral del momento.
Por eso, como siempre, empecemos por el principio:
Pino Solanas opinó muy tranquilamente sobre su escasa performance electoral en Salta y el arrasador triunfo del Frente por la Victoria: "Todo eso es dependencia laboral, es clientelismo… es todo eso. Y también es... Poblaciones con muy poco nivel cultural... todas esas cosas cuentan. Las provincias más pobres no se caracterizan por tener la mejor calidad del voto, eh?... Es así."
Ante estas afirmaciones, Basurero Nacional entrega aquí grtatuitamente un CD con el Voto Premium de Pino Solanas para ser instalado en cualquier PC, principalmente en las provincias con "votos de baja calidad".
Ahora bien, un pensamiento parecido al de Pino Solanas es el de Mirtha Legrand, quien hace un tiempo reflexionaba en uno de sus almuerzos: "Los pobres y los analfabetos votan al partido aquel que le da más bienes.que le ofrece más cosas." Y agregaba después: "La gente educada, la gente culta, la gente evolucionada piensa, la gente que tiene hambre no piensa, entonces ahí es donde consiguen sus votos... es clientelismo político."
Informe completo aquí:
El acreedor del triunfo electoral en Salta, el gobernador Juan Manuel Urtubey acotó a este debate digno del siglo XIX, que: “Hay veces que la intelectualidad en Buenos Aires cree que todos los que no votan como ellos son brutos e incultos. Esta no es la primera vez que lo hacen. Lo que tenemos que hacer es seguir trabajando y no faltarnos el respeto entre nosotros”. Y agregó: “la opinión de la gente de afuera es de la gente que no nos conoce, que no sabe cuáles son nuestras prioridades”.
Por supuesto que no es la primera vez que se esgrime este argumento para justificar una derrota electoral, o para explicar el triunfo de un candidato que uno no votó, y siempre se pone en discución el voto de otros y no el propio, se cuestiona la capacidad de voto de otro y no de uno mismo, porque se analiza la realidad social y política desde las premisas o la ideología de quien cuestiona, las que pasan a ser entonces las correctas, las normales, las naturales: se naturaliza lo que es circunstancial o se toma la parte por el todo. Pero, veamos primero qué es lo que se está restringiendo, es decir: qué es el voto universal?
El sufragio universal consiste en el derecho a voto de toda la población adulta de un Estado, independientemente de su raza, sexo, creencias o condición social. Habitualmente se entiende de forma más concreta, en el sentido de más ligado a la extensión del voto a la población adulta femenina.
En 1789 el poder político comenzó a estar en manos de presidentes y cámaras de representantes, resultando necesario regular su sistema de elección. A lo largo de los siglos XIX y XX se fueron estableciendo sistemas electorales que comenzaron siendo muy restringidos y limitados a una élite, hasta establecer sistemas de reconocimiento universal del voto. Aunque no todos los países pasaron por las misma etapas y restricciones, ni en el mismo orden, en términos generales el sufragio universal se estableció luego de una evolución a través de los siguientes sistemas:
• sufragio censitario: en el que votaban solo hombres que cumpliesen una serie de requisitos de nivel de instrucción, de renta y de clase social
• sufragio masculino calificado: en el que podían votar todos los hombres que supieran leer y escribir
• sufragio femenino: reconociéndose el derecho a voto de las mujeres
• sufragio sin calificación: en el que se establece el derecho a voto de todas las personas, sin discriminar su nivel educativo, incluyendo a los analfabetos.
• sufragio sin discriminación racial: se garantiza el derecho a voto de todas las personas, sin discriminación racial, ni de su pertenencia étnica u origen nacional.
Limitaciones que anulan el sufragio universal
Las exclusiones que algunos países establecen por razones raciales, étnicas, sexuales o sociales (como la pobreza o el analfabetismo), son exclusiones que afectan la esencia misma del sufragio universal, volviéndolo inexistente.
Algunos de estos casos están definidos por la prohibición generalizada de votar que muchos países occidentales impusieron a las mujeres durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX.
Basándose también en diferencias de raza o etnia. Por ejemplo, durante la era del apartheid no estaba permitido el voto a razas que no fueran la blanca en Sudáfrica. Igualmente ocurría en la época de pre-derechos civiles en Estados Unidos donde, aunque los afroamericanos tenían técnicamente derecho a votar, se les negaba su ejercicio mediante intimidaciones u otros medios. El Ku Klux Klan formado después de la guerra civil estadounidense fue una de las organizaciones que destacó en este cometido.
Nota completa
Para negar el derecho al voto a una población o a indivíduos determinados se debe calificar su voto, sus razones para elegir funcionarios que los represente; pero, ¿cuáles pueden ser las razones para caracterizar la calidad de ese voto? Repasemos algunas de las razones que suelen esgrimirse para cuestionar ese derecho universal:
El voto comprado: se dice que la gente de menores recursos puede ser sobornada facilmente para incentivarlos a votar a un candidato determinado, y esto lleva a que los políticos que gobiernen no les interese sacarlos de esa situación, sino que les conviene mantenerlos así para que sigan votándolos. Entonces, restringiéndo la población de votantes, evitando el voto de quienes sean indigentes, pobres o desocupados se evitaría este voto cautivo. El repetido slogan es que se vota "por un par de zapatillas, un choripan o un plan social".
El voto desinformado: se dice que un individuo educado, informado, más ilustrado cuenta con una interpretación de la realidad superior a la de quien no tiene educación o está desinformado, que puede ser víctima de la demagogia y de engaños de la propaganda engañosa. Así se postula el voto "informado o educado" es mas valioso, y por eso es injusto que todos los votos valgan lo mismo. Es similar a la restricción que tienen para votar los menores de edad, considerados por la ley incapaces para votar porque no alcanzan el conocimiento mínimo necesario para votar: no cuentan con la mínima educación cívica como para conocer las funciones de un diputado, un senador, cómo funciona el Congreso, qué responsabilidades tiene un ministro, un intendente, un gobernador, el presidente de la Nación, etc. Se teme que la incapacidad de interpretar la realidad adecuadamente, la menor conciencia de lo que hace con su voto por parte de ciertos individuos, pueda poner en riesgo el bienestar del resto de la sociedad, algo que se supone que sucede en la mayoria de los paises subdesarrollados.
Ambos argumentos son los habituales de todos los autoritarismos que se ampararan en esa idea para justificar su poder y restringir el acceso a la política a las mayorías. Pero un escollo insuperable para este argumento de superioridad de unos sobre otros es ¿quién es el juez que decide cuáles indivíduos tienen capacidad de interpretar la realidad adecuadamente? ¿Y ese supuesto juez omnímodo no tiene ideología, intereses o prejuicios que interfieran su decisión? Por supuesto que sí, y ahí aparece uno de los mayores errores de esta concepción. Y éste fue el fundamento sobre el que se construyeron las sociedades aristocráticas y despóticas de la historia universal, superadas hace siglos. En cuanto a la compra del voto, ¿qué diferencia a quien supuestamente vende su voto por un choripán, un par de zapatillas o un plan social con quien vota a cambio de un crédito hipotecario, el famoso “voto licuadora” de Menem o el mantenimiento del chantaje del “1 a 1” de Menem-Cavallo? ¿Qué pedían a cambio de su voto cada uno de ellos? El resultado de estos últimos ya lo conocemos muy bien, y no fueron votos “no calificados” o de “baja calidad” precisamente los que consagraron y mantuvieron en el poder al menemismo durante una década.
Como vemos estos argumentos no son nuevos en nuestra historia, desde este humilde blog basurero hemos analizado este tipo de razonamiento discriminador e ignorante (ignorante de la realidad social) en varias oportunidades. Por ejemplo:
"Había dos países en octubre de 1945: el país elegante y simpático con sus intelectuales y su sociedad distinguida sustentada en su clientela ‘romana’ y el país de ‘la corte de los milagros’ que mostró entonces toda su rabia y toda su fuerza. Desde luego, el odio no es el único ingrediente del peronismo pero es el fundamental, el cemento que aglutinó a las masas en torno a Perón".
Emilio Hardoy, dirigente conservador.
"El malón peronista con protección oficial y asesoramiento policial que azotó al país, ha provocado rápidamente – por su gravedad – la exteriorización del repudio popular de todos los sectores de la república en millares de protestas.
En el primer orden, nuestros camaradas deben organizar y organizarse para la lucha contra el peronismo, hasta su aniquilamiento. Corresponde aquí también, señalar la gran tarea de limpiar las paredes y las calles de nuestras ciudades de las inmundas ‘pintadas’ peronistas. Que no quede barrio o pueblo sin organizar las brigadas de higienización democrática (…) reclamando la acción coordinada y unánime contra el peronismo y sus hordas. PERÓN ES EL ENEMIGO NÚMERO UNO DEL PUEBLO ARGENTINO".
Declaración del Partido Comunista argentino, 21 de octubre de 1945.
"Américo Ghioldi ( dirigente importante del Partido Socialista) llegó, incluso, a definir como “fascistas” a las multitudes movilizadas y a calificarlas como “bandas provenientes de las barriadas fangosas de Avellaneda y Berisso”. No muy lejos quedará ubicado el periódico Orientación, bajo la influencia de Rodolfo, quién hablará de “hordas de desclasados, pequeños clanes con aspecto de murga que recorrieron la ciudad, no representando a ninguna clase de la sociedad argentina. Era el malevaje reclutado por la policía y los funcionarios de la Secretaría de Trabajo y Previsión para amedrentar a la población”
Nota completa
"En los bajíos y entresijos de la sociedad hay acumuladas miseria, dolor, ignorancia, indigencia más mental que física, infelicidad y sufrimiento. Cuando un cataclismo social o un estímulo de la policía moviliza las fuerzas latentes del resentimiento, cortan todas las contenciones morales, dan libertad a las potencias incontroladas, la parte del que pueblo que vive ese resentimiento y acaso para su resentimiento, se desborda en las calles, amenaza, vocifera, atropella...
Partido Socialista
La misma masa popular que antes gritaba ¡Viva Yrigoyen!, grita ahora ¡Viva Perón!. Así como en el pasado se intentó explicar el éxito del yrigoyenismo aludiendo a la demagogia que atraía a la chusma, a las turbas pagadas, a la canalla de los bajos fondos, etc., así tratan, ahora, la gran prensa burguesa y sus aliados menores, los periódicos socialistas y stalinistas, de explicar los acontecimientos del 17 y 18 en iguales o parecidos términos. Con una variante: comparan la huelga a favor de Perón con las movilizaciones populares de Hitler y Mussolini. Identificar el nacionalismo de un país semicolonial con el de un país imperialista es una verdadera ’proeza’ teórica que no merece siquiera ser tratada seriamente...
Texto extractado de "El 17 de Octubre de 1945" de Norberto Galasso.
“Este hombre no tiene energías, ni tiene voluntad, tiene una obstinación, un deseo de decidir el voto de los electores por medio de favores, servicios, prebendas y promesas, se puede llegar a situaciones insostenibles. Hay una clase de parasitismo populachero, que es insaciable… Todo esto prepara situaciones sociales realmente pavorosas, tan serias y tan complicadas, que muchas veces imponen la necesidad de apelar a recursos extremos…” Nicolás Repetto en la Cámara de Diputados.
El pueblo creyó en su caudillo con fe ciega. Y no vio nada, no vió la Patria… El líder pudo convivir con todos y vibró con unos pocos, con los peores… Por eso ha terminado solo, absolutamente solo”.
Extractado de Revista El Hogar de 1930, luego del derrocamiento de Yrigoyen.
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Esta visión de lo que se considera “pueblo” capacitado para votar, es similar a lo más retrógado de nuestros dirigentes políticos:
"Cuando decimos pueblo, entendemos los notables, activos, inteligentes: clase gobernante. Somos gentes decentes. Patricios a cuya clase pertenecemos nosotros, pues, no ha de verse en nuestra Cámara (Diputados y Senadores) ni gauchos, ni negros, ni pobres. Somos la gente decente, es decir, patriota”.
(D. F. Sarmiento, Discurso de 1866)
Analicemos ahora en la práctica cotidiana cómo se comporta electoralmente la gente que supuestamente tiene “una mejor interpretación de la realidad”, de la gente “capacitada para votar” de acuerdo a su nivel educativo y cultural.
Empecemos con un pueblo “culto, educado, ordenado, organizado” y bien distinto al argentino como el alemán:
El 2 de agosto de 1934 muere su Canciller, jefe máximo del estado, Hindenburg y se dispara la sucesión legal.
La Wehrm acht no muestra oposición alguna a que Hitler una a su cargo de canciller alemán el de presidente de la República. Con ello, reúne en su mano todo el poder e impone desde ese momento un gobierno centrado exclusivamente alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo oFührerprinzip. Según este principio político, el Führer (Caudillo) quedaba identificado con el pueblo ("Era" el pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés nacional. Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip, sostenían sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición, antinacional. El cargo lleva implícito el de comandante en jefe de la Reich swehr. Los miembros de las fuerzas armadas tienen que jurar fidelidad a Hitler, juramento que se hace extensivo a todos los funcionarios del estado.
En un plebiscito realizado el 19 de agosto de 1934, el 89,9 por ciento de los votantes alemanes da su aprobación a la ampliación de poderes de Hitler.
Hitler ya es Canciller y Presidente, el Führer de todos los alemanes. La suerte está echada.
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El pueblo italiano, un pueblo europeo y de supuesta tradición cultural y repúblicana además de haber ungido a Mussolini como su “Duce”, ha elegido dos veces como premier a
Silvio Berlusconi, cuyas políticas y acusaciones de corrupción son conocidas por todos.
Un ejemplo más cercano a los argentinos, qué pasó en Chile, un país puesto como ejemplo de democracia evolucionada muchas veces por políticos y medios argentinos como nos ampliará el espectro:
Durante la dictadura de Pinochet se realizó un referéndum para dirimir si el dictador debía seguir o no en el poder:
El Plebiscito Nacional de 1988 fue un referéndum realizado en Chile el 5 de octubre de 1988, durante el Régimen Militar. Este plebiscito se realizó en aplicación de las disposiciones transitorias (27 a 29) de la Constitución Política de 1980, para decidir si Augusto Pinochet seguiría en el poder hasta 1997. El resultado fue de 44,01% por el «Sí» y 55,99% por el «No». El universo electoral habilitado para votar ascendió a 7.435.913 personas.
Es decir que el 44% de los chilenos prefería la dictadura de Pinochet a la democracia.
Y ahora analicemos cómo nos comportamos nosotros, los argentinos:
Durante los comicios celebrados el 14 de mayo de 1989, la fórmula Menem-Duhalde, del Frente Justicialista Popular, obtuvo un amplio triunfo en primera vuelta, al obtener el
47,5% de los votos, derrotando así a la fórmula oficialista Angeloz-Casella, de la Unión Cívica Radical, que se quedó con el
32,5% de los sufragios.
Para ver cómo votó cada provincia
ver aquí.
Al finalizar este período presidencial, y con el “1 a 1” vigente y la desocupación, la pobreza y la indigencia disparándose elegimos nuevamente al menemismo para guiar nuestros destinos en 1995:
Elegimos la fórmula Carlos Saúl Menem-Carlos Ruckauf con el
44,94% de los votos, y salió segunda la fórmula de José Octavio Bordón-Carlos Álvarez con el
28,37% de los votos.
Para ver cómo votó cada provincia comparando las diferentes “calidades de voto”
ver aquí.
En 1999 consagramos a la alianza de De la Rúa-Carlos Álvarez con el
48,37% de los votos, y en segundo lugar a Eduardo Duhalde-Ramón Ortega con el
38,27%.
Para ver cómo votó cada provincia comparando las diferentes “calidades de voto”
ver aquí.
Y en 2003, luego de la crisis más grande de nuestra historia, luego de los cacerolazos, el “corralito” y el “corralón”, más de 50% de pobreza, 25% de desocupación, más de 30 muertos por la revuelta de diciembre, el “que se vayan todos” y demás, los argentinos consagramos en primer puesto en la primera vuelta a… Menem-Romero con el
24,45% de los votos, seguidos por Kirchner-Scioli con el
22,24%, seguidos por López Murphy-Gómez Diez con el 16,37% y Rodriguez Saá - Posse con el 14,11%.
Para ver cómo votó el país
ver aquí.
Ahora veamos en detalle cómo se comporta la población supuestamente más educada, más informada y más politizada del país, como es considerada la de la ciudad de Buenos Aires. Y analicemos en detalle su comportamiento de estos últimos años considerando su composición socioeconómica, sabiendo ya el resultado del comportamiento del gobierno electo en 2007.
El 3 de junio de 2007 se celebró la primera vuelta de las elecciones a jefe de gobierno porteño. En ella, la fórmula Mauricio Macri-Gabriela Michetti logró el
45,6% de los votos, seguida por la lista Daniel Filmus-Carlos Heller con el
23,7%, del Frente para la Victoria.
Tres semanas más tarde, el 24 de junio, se celebró una segunda vuelta electoral entre las dos fórmulas más votadas y Macri-Michetti se impuso con un
60,9% de los votos, contra
39,04% de Filmus-Heller.
En 2007 se dijo:
Mauricio Macri rompió el maleficio del ballottage: con el impactante impulso del 61 por ciento de los votos se convirtió anoche en el próximo gobernante de la ciudad de Buenos Aires y, seguramente, en el jefe de la oposición al proyecto nacional del presidente Néstor Kirchner.
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Los porteños desconciertan a la sociología. Un porcentaje importante del barrio de Belgrano, donde vive la clase media alta, tiene dos fascinaciones simultáneas: Carrió y Macri. Una encuestadora se cayó de espaldas cuando escuchó las preferencias de una mujer encuestada: Macri y Aníbal Ibarra. ¿Qué tienen que ver uno con el otro? Nada. La sofisticada Capital vota sólo personas, no ideologías ni partidos, después de la colosal crisis de principios de siglo. "
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Pero, considerando la calificación de las distintas calidades de votantes propuesta por Pino Solanas, analicemos a fondo el comportamiento electoral de la capital de la república.
¿Qué pasó en la primera vuelta de las elecciones para Jefe de Gobierno?
El "voto calificado" de Proyecto SUR con Lozano-Gonzalez sacó un quinto puesto con un escaso
2,70% de los votos.
Ahora bien, sobre la distribución geográfico-social de los votos porteños podemos acotar que:
Como se observa, Mauricio Macri obtuvo su mayor desarrollo en el Norte distrital (53,3% de los votos), región que agrupa a los segmentos poblacionales de mayor Nivel Económico Social del distrito, pero en general se mantuvo apenas un 5% por debajo del promedio en el resto de las regiones , más allá de su condición socioeconómica.
Sin embargo la coalición que encabezó Jorge Telerman se desarrollo en el eje de su promedio distrital en todas las regiones, excepto en el Sur donde superó en un 10% el promedio , probablemente fruto de la tracción de votos clientelares que logran todos los dispositivos electorales de los gobiernos porteños de turno sobre la población electora habilitada, residente en villas de emergencias y barrios carenciados del cordón sur.
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¿Y qué pasó en la segunda vuelta, decisiva para elegir a quien dirigiría los destinos de la ciudad en 2007?
En la educada y politizada Capital Federal los informados ciudadanos porteños bendecieron a la fórmula Macri-Michetti con un abrumador 60,96% de los votos. Si realizamos el mismo análisis sociológico veremos que:
Como se observa la fórmula Macri-Michetti, ganando en todas las regiones tiene su vértice electoral en el Norte distrital, donde en segunda vuelta supera el 70% de los votos y excede en un 11,6% su promedio distrital .En el resto de las regiones, incluído el Sur, la fórmula PRO evoluciona en ambas rondas electorales por debajo del promedio, siendo la zona Oeste, la de menor respuesta electoral.
Esta enorme diferencia entre electores de alto NES, residentes en el Norte porteño resulta la clave de la muy amplia diferencia electoral de más de 20 pp entre las fórmulas . La performance asimétrica en el Norte en favor de PRO, tiene su contrapartida, aunque atenuada, en el Sur distrital donde entre ambas fórmulas hubieron "apenas"13 pp de diferencia.
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Veamos ahora dos años después, y habiendo gobernado el ingeniero Macri durante medio mandato, cuál fue la opinión de la educada y politizada población capitalina en estas elecciones legislativas. Los porteños siguieron consagrando en primer término al PRO, aunque ahora con un
31,1% de los votos, segundo a Proyecto Sur con el
24,2%, seguido de Acuerdo Cívico y Social con el
19,1%, el Frente por la Victoria con el
11,6%, Diálogo por Buenos Aires con el
3,3%, el Partido Socialista con el
2,4% y otros con el
8,4%.
Pero, analicemos ahora en profundidad los resultados:
Claramente el PRO y el Acuerdo Cívico observan su vértice en el Norte distrital y en el caso del pan radicalismo cae notoriamente en el Centro y Sur, desarticulando el perfil histórico de la UCR que crecía notablemente en el centro distrital.
Por otra parte el PRO mantiene su promedio electoral en la zona Sur , la de mayor vulnerabilidad social porteña donde, por ejemplo el 11% de los hogares no posee gas y el 50% de la población reside en villas o casa tomadas.
Un caso interesante de analizar es el de Proyecto Sur que a diferencia del los progresismos porteños, que normalmente son bienvenidos entre los sectores acomodados, cae notablemente en el Norte distrital y mantiene su promedio en el Sur, creciendo en el Centro distrital, hasta igualar las posiciones del PRO en el Oeste de la Capital, región poblada dominantemente por segmentos medios y en especial medios bajos porteños.
El FPV al igual que Proyecto Sur, cae en el Norte y mejora su promedio en el Centro y en particular en el Sur del distrito, donde supera casi en un 50% su promedio electoral.
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Para no prolongar demasiado el análisis dejaremos de lado el triunfo del “alica... alicate” de De Narváez en la provincia de Buenos Aires y el triunfo en mayo de 1995 del partido PAUFE en Escobar y con ello la consagración como intendente de
Luis Abelardo Patti con el
73% de los votos.
Un último comentario de este humilde servidor público: Si pusiéramos como premisa un exámen de
Educación Democrática para poder votar, ¿cuántos votantes de las clases media o alta lo aprobarían?
Y visto y considerando el análisis hecho del voto de la población porteña con su “educación y politización” ¿sería muy descabellado proponer que se evite que voten a nivel nacional para que utilizando sus mismos parámetros perjudiquen a la población de todo el país…?
Más allá de toda broma al respecto, luego de este análisis es evidente lo irracional, prejuicioso y discriminador de cualquier argumento a favor del “voto calificado”, de la división del voto de acuerdo a su supuesta calidad y la pretendida restricción de cualquier ciudadano para ejercer su voto.
Pero dejemos ahora la palabra a quienes saben mucho más que este humilde servidor público, y que ilustrará a quienes predican desde el púlpito seudodemocrático sobre calidades de votos y educación democrática de la gente:
Dice
Javier Auyero, autor de
Los política de los pobres:
El clientelismo no es un mero canje de favores por votos, sino toda una forma de vida y de ver el mundo. Para el "cliente" es una estrategia de supervivencia, mientras que para el político es una manera de construir su base de poder. A esta conclusión llegó Javier Auyero, hijo del diputado nacional Carlos Auyero, profesor de sociología de la Universidad del Estado de Nueva York (Stony Brook), al estudiar las redes clientelares en una villa del conurbano bonaerense, a la que llama "Villa Paraíso", para proteger la identidad de sus habitantes. De ese trabajo surgió La política de los pobres, editada ahora en Manantial, luego de haber tenido una excelente crítica en ámbitos académicos estadounidenses.
¿Qué decía Auyero en 2001, en plena crisis económica y falta de políticas públicas y sociales?
—¿Qué es el clientelismo?
—Se habla de clientelismo político como el mero intercambio de favores por votos, cosa que existe. Pero esto no significa que los valores promuevan en forma automática el apoyo político. Lo que en realidad motiva el respaldo son las redes de intercambio, que son mucho más complejas que un simple reparto de zapatillas con la firma de un gobernador.
—¿Cómo se hace clientelismo en la provincia de Buenos Aires?
—Se hace todos los días, no sólo en épocas de elecciones. Hoy muchas familias sobreviven con lo que consiguen a través de punteros, unidades básicas, comités, agencias municipales. Por ejemplo, si en los hospitales no hay medicinas, uno puede encontrarlas en las unidades básicas. A través del clientelismo se resuelven cotidianamente los problemas que la gente no puede resolver debido al desempleo y la retirada del Estado en su función de bienestar, no en su función punitiva. Se solucionarán problemas, se llenarán estómagos pero también se construyen relaciones de dominación, de dependencia. Se establecen amores o lealtades cautivas. Es curioso que habiendo tantos estudios sobre peronismo, no haya uno sobre unidades básicas, que son las instituciones, junto a la sociedad de fomento y a los sindicatos, más importantes de la vida popular.Nota completa"Otras personas escriben sobre la política clientelista como una forma de organización, un flagelo que es preciso erradicar o un mal necesario en el camino a una democracia plena. Javier Auyero la describe como una forma estridente, improvisada y crucial de sobrevivir a la pobreza y la desigualdad. Al transmitir sus observaciones de primera mano con una prosa lúdica y enérgica, Auyero arroja luz sobre la política de los pobres en la Argentina y otros lugares."
Nota completaY otro estudioso del tema,
Denis Merklen, autor del libro
Pobres ciudadanos, acota lo siguiente sobre los pobres y su ejercicio de la ciudadanía:
"La pobreza, incluso en casos muy duros, no disuelve la conciencia del ciudadano. Cuando uno trabaja con gente de sectores populares ve que tienen una conciencia ciudadana mucho más aguda de lo que podría imaginar a priori. Esos tipos, que están en condiciones de vida muy embromadas, tienen posibilidades de desarrollo político más limitadas que otras personas, pero no debe abusarse del concepto de clientelismo. El clientelismo es un punto de vista muy fértil para criticar al Estado o al sistema político, porque es cierto que el deterioro de las condiciones de vida limita las posibilidades políticas. El problema viene después, cuando se piensa en cómo construir fuerzas populares. La idea del clientelismo lleva a un callejón sin salida, porque piensa sólo en términos de dominación negando la potencia que existe para liberarse.
¿Cuál es el dirigente más exitoso, el más representativo? Aquel que tiene capacidad de conseguir recursos del Estado. Los pobres quedan condenados a participar de modo perpetuo. Lo que se obtiene hoy no sirve para el mes que viene, no es un derecho adquirido. No es una “conquista”. Cuando usted obtenía la jubilación, la incorporaba. Si le dan 100 pesos tiene que reiniciar sus reclamos mañana. Por eso las clases populares participan más que las clases medias.
–Usted retoma el concepto de “desafiliación” de Robert Castel. Le pido, para terminar, que nos lo explique.
–El concepto de “desafiliación” tiene una enorme ventaja. Presupone que la sociedad es un conjunto integrado por lazos, familiares, de empleo. La sociedad es un todo, ese sería el estado normal de las cosas. Castel intenta explicar el momento en que las crisis (de empleo especial, pero no únicamente) las personas se desenganchan y quedan por fuera, desafiliados. El problema es de vínculos. Incluso en esos años en que tanto se hablaba del “fin del trabajo”, del “horror económico” él (muy tesoneramente) porfiaba en que el gran integrador sigue siendo el trabajo. Quien no tiene trabajo no está liberado, sufre".Nota completa
Como vemos, no es lo mismo hablar desde el púlpito sobre los pobres y su visión política que saber sobre el tema, algo indispensable para representarlos o gobernarlos.
Para resumir el concepto desarrollado aquí podemos acotar, parafraseando la "verdad basurera" que postulamos en este blog, que la
voluntad del pueblo no existe en sí mismo, sino que se construye con nuestras voluntades individuales, expresadas en cada voto, sin considerar nuestras particularidades; y ante esa voluntad mayoritaria es que debemos todos rendirnos.
Apelando a una palabra más sabia que la de este humilde basurero, citaremos ahora al maestro Alejandro Dolina:
"A mi me parece que hay una equivocación con respecto a la naturaleza de la voluntad popular. Algunos creen, al revés, que en la política hay una verdad científica y que los electorados aciertan o no aciertan. Si el electorado no acierta, no los votan, dicen: ¡Caramba se han equivocado, han dicho que 6 por 9 es 30! El acierto es la mayoría para la democracia. El acierto se constituye por la voluntad, no se trata de ver quién es más inteligente. Se trata de saber cuál es la voluntad del pueblo; no importa cuál sea su formación.
A veces, para ver si uno va bien, no sólo hay que mirar para adelante y para arriba, sino también para atrás. El dirigente político debe mirar hacia atrás, primero para ver lo que pasó; segundo para ver si sigue en el rumbo; y tercero para ver si viene el pueblo atrás de él. Porque el tipo está marchando en pos de una utopía... y llega él solo.Ver aquí
Finalmente, para demostrar que este dilema no es nuevo, apelaremos a una palabra más acreditada que la nuestra para cuestionar esta pretenciosa intención de calificar o descalificar votos ajenos. Ya don
Manuel Dorrego, argumentó contra el art. 6 de la Constitución de 1826, sobre la necesidad de la extensión del sufragio, lo siguente:
“He aquí la aristocracia, la más terrible, porque es la aristocracia del dinero (…) Échese la vista sobre nuestro país pobre: véase que proporción hay entre domésticos y asalariados y jornaleros y las demás clases, y se advertirá quienes van a tomar parte en las elecciones. Excluyéndose las clases que se expresan en el artículo, es una pequeñísima parte del país, tal vez no exceda de la vigésima arte (...) ¿Es posible esto en un país republicano? ¿Es posible que los asalariados sean buenos para lo que es penoso y odioso en la sociedad pero que o puedan tomar parte en las elecciones?" El argumento de quienes habían apoyado la exclusión era que los asalariados eran dependientes de su patrón. “Yo digo que el que es capitalista no tiene independencia, como tienen asuntos y negocios quedan más dependientes del Gobierno que nadie.. A esos es a quienes deberían ponerse trabas (...) Si se excluye a los jornaleros, domésticos, asalariados y empleados. ¿entonces quiénes quedarían? Un corto número de comerciantes y capitalistas”. Y señalando a la bancada unitaria: “He aquí la aristocracia del dinero y si esto es así podría ponerse en giro la suerte del país y marcarse (...) Sería fácil influir en las elecciones; porque no es fácil influir en la generosidad de la masa, pero si en una corta porción de capitalistas. Y en ese caso, hablemos claro: ¡el que formaría la elección sería el Banco!”
Ver aquí una actualización de este tema.