En sintonía con el postulado de este blog de transitar los medios recogiendo la cacona que muchos "expertos", algunos aventurados y demasiados vivos van dejando a su paso para que todos consumamos, este humilde servidor de la sanidad informativa ha creado el premio Manochanta de Oro del Año, el que es otorgado a la personalidad (político, periodista o experto en una determinada disciplina) que se destaque por su temeridad, bizarría o desfachatez a la hora de lanzar afirmaciones tan grandilocuentes, osadamente expresadas y contundentes como desacertadas. Se premia, en definitiva, el hecho de que la distancia entre el candidato y un verdadero experto o estudioso del tema, noticia u opinión, sea la misma que la que separa a un médico recibido y un “manosanta” (o, mejor dicho, manochanta). Por supuesto, la validez de la postulación se comprueba ex post facto: con el diario del día después, o del mes o del año posterior, de acuerdo con el tipo de afirmación de que se trate. Y como de eso se trata nuestra tarea, ya que la basura es lo último que queda, es por eso que anunciamos aquí el premio de este año: el Manochanta de Oro 2016.
Y el ganador de este aaaañooo eeeeessss: ¡Alfonso Prat Gay!
Los méritos del ganador del 2016 pueden apreciarse fácilmente al leer sus pronósticos o anuncios. Para que cada uno de nosotros sopesemos sus aptitudes y artes proféticas que lo hicieron merecedor de este premio, sólo basta con que repasemos algunas de sus declaraciones, teniendo en cuenta, además, que durante este 2016 él mismo era el ministro de Hacienda y contaba por eso con información privilegiada como para hacer sus pronósticos. Vayamos a ellas:
Conferencia de prensa de Alfonso Prat Gay en el Ministerio de Hacienda y Finanzas.
Emitido en directo el 16 de diciembre de 2015.
En conferencia de prensa, el Ministro afirmó que “hoy estamos tranquilos y nos animamos a levantar las restricciones” porque habría comprometido el ingreso al Banco Central de “entre 15.000 y 25.000 millones de dólares” en “la próximas cuatro semanas”, provenientes de distintos orígenes.
Admitió que levantar los cepos implicará "que el levantamiento de aquellas trabas que están frenando la economía va a ser el puntapié para activar las economías".
Prat Gay aseguró que se mantuvieron reuniones con 60 empresarios con quienes “acordamos que seguirá el sistema de precios cuidados” y que se harán todos los esfuerzos necesarios para impedir que una eventual alza del dólar se traslade a los precios de la canasta básica.
Especificó que se requerían "10.000 millones de dólares para poder levantar el cepo al dólar" y que para obtenerlos se avanzó "en varias vías de financiamiento disponible"como "hablamos con bancos extranjeros, crerealeras y empresarios argentinos". Señaló que finalmente se estima que se lograrán "entre 15.000 y 25.000 millones de dólares" que ingresarían "en las próximas cuatro semanas".
Prat Gay estimó en 400 millones de dólares por día el ingreso que harán las cerealeras en las próximas tres semanas.
Admitió que el equipo económico se encuentra trabajando para que la apertura del mercado cambiario no se traduzca en un alza de precios y confirmó que se tomarán como los precios de referencia de los productos aquellos que regían al 30 de noviembre.
Recordó también la convocatoria al pacto social que el presidente Mauricio Macri hará efectiva en enero.
"El gran objetivo es que la rueda vuelva a rodar. Los pesos sobran porque no hay dónde invertir. Cuando la economía vuelva a crecer, subirá la demanda de pesos. Es más: si la economía vuelve a crecer van a faltar pesos, pero no damos nada garantizado" dijo y conluyó: "Nadie tiene la vaca atada. Este es un trabajo que vamos a ir midiendo".
13 de Enero de 2016
Prat Gay presentó metas para 2016: inflación de 25% y déficit fiscal de 4,8% del PBI.
Una pauta de inflación del 20 al 25% para el año en curso anunció el ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat Gay. En el marco de una conferencia de prensa, y ante la consulta de ámbito.com, el titular de la cartera señaló que no se trata de una meta optimista, sino "realista" en función del programa económico.
A partir de este dato, propuso un compromiso de inflación para 2016 de 20 al 25% que bajará del 12 y 17% el próximo, a 8 a 12% para 2018 concluyendo el último año de la gestión Macri "en un dígito alrededor 5% anual".
Ver el Gráfico interactivo
Nota completa
Prat Gay niega disparada inflacionaria y dice que su devaluación fue la más exitosa de la historia.
18 de marzo de 2016
El ministro de Hacienda afirma que lo que se está observando ahora es el acomodamiento de precios relativos, como las tarifas, y no a una "inflación núcleo" en ascenso. Mantiene su previsión sobre una inflación mensual en torno de 1% sobre el segundo semestre.
El traslado a precios de la devaluación fue el menor de la historia", aseguró Alfonso Prat Gay. Durante una entrevista radial, el ministro de Hacienda y Finanzas fue insistente en su defensa de una meta inflacionaria de entre 20% y 25% para este año.
Desde el punto de vista del ministro, los actuales aumentos de precios no obedecen tanto a una inflación en sentido estricto, sino a un acomodamiento de precios relativos. Es decir, a ajustes de precios que suben por única vez -como las tarifas- y no de manera permanente.
"No seamos esquizofrénicos", pidió. "¿Qué pensaban, que después de una devaluación no iba a haber aumentos de precios'", apuntó en diálogo con el programa El Exprimidor, de FM Latina.
"Estamos preocupados por la inflación, pero insisto en que hacia la segunda mitad del año será del 1% mensual. En Navidad veremos si tuve razón o no". Y completó: "Si nos equivocamos, vamos a corregir".
Nota completa
Alfonso Prat-Gay: “La inflación ya no es un tema; hace dos meses era la única preocupación.”
29 agosto, 2016
El ministro de Hacienda estimó que el índice de precios de agosto será menor al 1%; “Estamos consiguiendo lo que dijimos que íbamos a conseguir”, afirmó.
Alfonso Prat-Gay , aseguró hoy que el Gobierno logró frenar la inflación, una de sus promesas de campaña y uno de sus objetivos de gestión, y estimó que el índice de precios del corriente mes será menor al 1%.
Si bien admitió que no saben en la Casa Rosada a cuánto llegará la inflación en 2016, Prat-Gay afirmó que “no será del 45 por ciento”. “No sabemos cuánto va a ser, pero seguro no va a ser del 45 por ciento, ni aún en los distritos de mayor impacto de tarifas.
Desempleo: “La tasa de desempleo del 9,3 es alta, sin dudas. ¿Es más alta que la del año pasado? Y no estamos seguros porque el Indec truchaba los números. Lo que sí vemos es que, dentro de esos indicadores, el empleo no cayó en el último año. Lo dice la encuesta de hogares del Indec”.
Nivel de actividad: “Es cierto que cayó la actividad en la primera mitad del año. Pero es la misma caída que la segunda mitad del año anterior. Tomamos medidas para revertir la tendencia que traíamos. ¿Lo logramos? No. ¿Pero empezó con nosotros? No, empezó antes”.
Nota completa
Veamos ahora si los pronósticos de Prat Gay fueron acertados:
Todavía no se conocen los números finales de 2016, pero la estimación es una recesión de 2,5% a 3%, con caída de la industria entre 4% y 5% y en la construcción superior a 10%.
Fuente
La inflación de Diciembre 2016 cierra el año y podria ser del 40% o 41%.
Fuente
Pedimos entonces un gran aplauso para este justo ganador, quien puede solicitarnos la entrega del trofeo cuando el camión del Basurero Nacional pase cerca de su domicilio u oficina.
¡Hasta la próxima entrega!
Los anteriores galardonados con el Premio Manochanta de Oro del Año fueron:
En 2010, Miguel Ángel Broda
En 2011, Luis Majul
En 2012, Carlos Melconián
En 2013, Roberto Cachanosky
En 2014, Miguel Ángel Boggiano
Soy el que recorre los medios recogiendo la cacona que muchos "expertos", algunos aventurados y demasiados vivos van dejando a su paso para que todos consumamos, y así vayamos construyendo nuestro "sentido común" nacional con esas "verdades" aceptadas sin dudar, sin siquiera osar ponerlas a prueba. Pero eso es lo que tratamos aquí, de dudar...
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4 de enero de 2017
14 de enero de 2016
El ajuste macrista y "la grasa de la militancia".
Y finalmente, el macrismo cumple con otra de sus promesas electorales: aplicar un modelo neoliberal de ajuste contra la inflación, el salario y el empleo. Nada nuevo en Argentina, ya que es similar al aplicado en los años 1975-1983 y 1985-2001. Y no es ninguna sorpresa para quien haya leído, entre otros muchos blogs y diarios, Basurero Nacional, ya que adelantamos esto en varias notas como:
Macrieconomía. El plan económico del macrismo.
Apagar el fuego con nafta, esto sí que es un "cambio" macrista.
Repasemos ahora algunas explicaciones de las medidas económicas presentadas por el ministro Prat Gay publicadas en los medios:
La grasa
Los empleados públicos ya no son los malhumorados y vagos estigmatizados en el pasado por Antonio Gasalla, en lo que fue un aporte artístico involuntario para desprestigiar el papel del Estado en la sociedad. Ahora son ñoquis que pasan a cobrar por la ventanilla el 29 de cada mes sin trabajar. En la conferencia de prensa de ayer, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, sumó otra definición despectiva para personal estatal: son grasa. Y además son “grasa militante”. El ministro que intenta con escasa habilidad ser simpático con frases de Moria Casán, puntuando comentarios de uno de los periodistas elegidos para preguntar y cayendo en una laguna en la última pregunta, que lo obligó a dar por terminada la conferencia, expresó de ese modo que los despidos de empleados públicos forman parte de la estrategia de ajuste fiscal del gobierno de Mauricio Macri. Quedó en evidencia la concepción Prat-Gay acerca de una parte del empleo público: Es grasa sobrante en el cuerpo del Estado.
El empleo, público y privado, no parece ser una cuestión central en la estrategia de gestión de la economía del ministro. Ese desinterés lo dejó expuesto cuando se refirió a empleados estatales como “grasa que sobra”, al desentenderse de los despidos en empresas privadas y al advertir acerca de la posibilidad de la pérdida de puestos si la demanda en paritarias es más elevada que la tasa de inflación que él estima para el 2016.
Para bajar el déficit fiscal de 2,3 por ciento del PIB en 2015, que lo infló con contabilidad creativa hasta alcanzar el 7,0 por ciento con el único objetivo de sobrecargar la herencia económica para habilitar el ajuste, Prat-Gay informó que el reordenamiento del gasto implicará una reducción del déficit en 0,8 puntos porcentuales. Mencionó acciones sobre licitaciones irregulares que no precisó, en cambio se extendió con los denominados ñoquis. Aquí fue más explícito. Despedir empleados públicos, o en sus propias palabras: “Eliminar la grasa de la militancia”.
La economía que quiere Prat-Gay es con “menos grasa” pero no sólo del sector público. El adelgazamiento general del empleo está en función del ajuste fiscal y de establecer un nuevo estadio regresivo en la distribución del ingreso.
Nota completa
Ajuste, despidos y metas de inflación
El funcionario explicó la estrategia económica general para los próximos cuatro años. Atribuyó al kirchnerismo los costos de las medidas que viene tomando el Gobierno.
El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, adelantó ayer un ajuste fiscal neto de uno por ciento del PIB, aunque considerando el impacto de la quita de retenciones y otros beneficios impositivos, el recorte treparía a 3,6 puntos del PIB. El funcionario elogió la política de despidos masivos en el Estado, aceptó los del sector privado y se quejó de las subas desmedidas de los precios. Lejos de hacerse cargo del ajuste, los despidos y de la aceleración inflacionaria por la devaluación, atribuyó todos esos hechos a la supuesta necesidad de aplicar una corrección a la economía heredada. El plan ortodoxo que el Gobierno disfraza de inevitable: definir un techo a las paritarias a través de metas de inflación, pagar a los fondos buitre y despedir empleados del Estado como forma de ajustar el gasto público.
Prat-Gay estableció metas decrecientes de inflación, empezando por una franja del 20 al 25 por ciento para 2016, y definió un objetivo fiscal que prevé un fuerte recorte de subsidios y de otros gastos que vinculó con el “derroche” de la gestión anterior. Justificó que los 18 mil despidos en el sector público le permiten al Estado deshacerse de la “grasa de la militancia” y aseguró que se abrirán concursos. También se desligó de los despidos en empresas del sector privado. Planteó que el no pago a los fondos buitre incrementó la factura del juicio, que espera resolver en el corto plazo a partir de las negociaciones en Nueva York.
Inflación
“Así como tuvimos un shock al salir del cepo cambiario, en el tema fiscal e inflacionario seremos cuidadosos pero con mano dura para avanzar hacia los objetivos que nos planteamos”, dijo Prat-Gay. Consideró que la inflación de 2015 se ubicó entre 28 y 30 por ciento anual y fijó metas decrecientes. En 2016 la franja objetivo es del 20 al 25 por ciento; en 2017, de 12 a 17 por ciento; en 2018, del 8 al 12 por ciento, y en 2019, del 3,5 al 6,5 por ciento. Sin embargo, no dio muchos argumentos que justifiquen esa baja en la inflación, más allá de su expectativa por la reducción del déficit fiscal. Los programas de metas de inflación consideran clave a la ortodoxia fiscal y monetaria y la fe en que los agentes económicos le crean a la pauta que definen el Gobierno y el Banco Central.
Empleo y paritarias
“Ahora los sindicatos tienen un número menos con el cual distraerse”, comentó Prat-Gay sobre la suspensión de la divulgación del índice de precios del Indec. En cambio, dijo que “haremos un promedio con los datos que andan circulando”. Sin embargo, Prat-Gay insistió en su franja de 20-25 por ciento como meta inflacionaria para 2016, lo que representa el techo que el Gobierno quiere imponer para las paritarias de este año. Ese límite no es una especulación sino que Prat-Gay lo hizo explícito.
“Si ustedes nos creen, la referencia va a ser de un 20 a un 25 por ciento de inflación para este año. Si lo que decimos es cierto, el que fija salarios por encima de esa pauta quedará descolocado. Es decir, o va a vender menos –por impacto de los mayores costos, que dejarían al producto por encima de los demás en términos de precios– o tendrán que ajustar por el lado del empleo”, describió Prat-Gay.
Nota completa
La herencia de Prat-Gay
Alfonso Prat-Gay dijo el 5 de noviembre, en campaña electoral, que una devaluación no provocaría grandes costos en materia inflacionaria porque en la práctica la economía se manejaba con la cotización de otros tipos de cambio, como el contado con liquidación o el blue. “Con nuestra propuesta, que será coherente con un programa económico, lo que va a suceder es que subirá el dólar oficial, que prácticamente no afecta a nadie, y van a bajar los otros, que afectan a la gran mayoría de la población”, afirmó. “El dólar a 9,50 no existe”, aseguraba más desafiante el propio Mauricio Macri. Las advertencias sobre los riesgos de ocasionar una estampida de precios al mover el dólar de 9,65 a 15 pesos, como estimaba el candidato en aquel momento, eran descartadas, y quienes las hacían eran tratados de ignorantes. “Es algo que Daniel Scioli no entiende”, apuntaba por ejemplo Prat-Gay.
El ahora ministro de Hacienda y Finanzas cumplió la primera parte de su promesa. Empezó a delinear un programa económico que arrancó con la eliminación de las restricciones a la compra de divisas y la consecuente devaluación. Las principales medidas en el primer mes de gobierno ubican a los sectores financieros y agroexportadores como privilegiados, elevando sus márgenes de rentabilidad por distintas vías. A los primeros, por ejemplo, con la suba de las tasas de interés, la eliminación de la obligación de compensar a los ahorristas por ese aumento del costo del dinero, la generación de incentivos para la llegada de capitales golondrina y la emisión creciente de deuda pública. Para el agro, la devaluación, la quita y rebaja de retenciones y la supresión de cupos a la exportación significan una transferencia de miles de millones de pesos.
Lo que no ocurrió fue la segunda parte de la consigna, que el incremento del dólar no tendría impacto sobre precios. Por el contrario, desde que Prat-Gay anticipó la devaluación a principios de noviembre se produjo una disparada inflacionaria, de acuerdo con las mediciones de la totalidad de las consultoras privadas, mientras que el Indec eligió justamente ese momento para discontinuar la publicación oficial. El índice Congreso también desapareció como referencia, pero pese a ello es claro que en el último bimestre de 2015 la suba de precios triplicó el ritmo que traía hasta entonces. Lejos de asumir cualquier responsabilidad por esa situación, que significa un golpe al poder adquisitivo de trabajadores, jubilados y sectores de ingresos fijos, Prat-Gay se desentendió ayer de las consecuencias de sus decisiones y le cargó la cuenta al gobierno anterior.
Ahora resulta que el dólar de 9,65 existía, pero era “ficticio”, por lo cual “el sinceramiento” es parte de “la herencia”. El ministro no hizo ninguna referencia a que antes sostenía que el dólar oficial “no afecta a nadie” y que por lo tanto su incremento no impactaría en los precios. Ayer consideró lógico lo contrario, que se hubiera producido un alza de la inflación, pero se congratuló de que lo peor haya quedado atrás. La nueva promesa es que la inflación terminará el año en un rango de entre 20 y 25 por ciento, y en función de ello reclamó a los gremios que moderen sus pretensiones en paritarias. Sería la forma de completar la gigantesca transferencia de ingresos desde sectores trabajadores a banqueros y ruralistas que supone el nuevo “programa económico coherente”. La redistribución regresiva de la riqueza, que empezó con la devaluación, es la verdadera herencia de Prat-Gay.
Nota completa
Como vemos, nada nuevo bajo el sol. Y las consecuencias de estas nuevas-viejas medidas económicas las veremos en el corto y mediano plazo en nuestros bolsillos y el la tasa de desempleo, como ha sucedido siempre que se las tomó. Y, por supuesto, nada tiene que ver la "grasa de la militancia" de la que habla Prat Gay.
Una última pregunta sobre este debate sobre la militancia: ¿los funcionarios de Cambiemos (PRO-UCR, etc.) no militan?
Macrieconomía. El plan económico del macrismo.
Apagar el fuego con nafta, esto sí que es un "cambio" macrista.
Repasemos ahora algunas explicaciones de las medidas económicas presentadas por el ministro Prat Gay publicadas en los medios:
La grasa
Los empleados públicos ya no son los malhumorados y vagos estigmatizados en el pasado por Antonio Gasalla, en lo que fue un aporte artístico involuntario para desprestigiar el papel del Estado en la sociedad. Ahora son ñoquis que pasan a cobrar por la ventanilla el 29 de cada mes sin trabajar. En la conferencia de prensa de ayer, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, sumó otra definición despectiva para personal estatal: son grasa. Y además son “grasa militante”. El ministro que intenta con escasa habilidad ser simpático con frases de Moria Casán, puntuando comentarios de uno de los periodistas elegidos para preguntar y cayendo en una laguna en la última pregunta, que lo obligó a dar por terminada la conferencia, expresó de ese modo que los despidos de empleados públicos forman parte de la estrategia de ajuste fiscal del gobierno de Mauricio Macri. Quedó en evidencia la concepción Prat-Gay acerca de una parte del empleo público: Es grasa sobrante en el cuerpo del Estado.
El empleo, público y privado, no parece ser una cuestión central en la estrategia de gestión de la economía del ministro. Ese desinterés lo dejó expuesto cuando se refirió a empleados estatales como “grasa que sobra”, al desentenderse de los despidos en empresas privadas y al advertir acerca de la posibilidad de la pérdida de puestos si la demanda en paritarias es más elevada que la tasa de inflación que él estima para el 2016.
Para bajar el déficit fiscal de 2,3 por ciento del PIB en 2015, que lo infló con contabilidad creativa hasta alcanzar el 7,0 por ciento con el único objetivo de sobrecargar la herencia económica para habilitar el ajuste, Prat-Gay informó que el reordenamiento del gasto implicará una reducción del déficit en 0,8 puntos porcentuales. Mencionó acciones sobre licitaciones irregulares que no precisó, en cambio se extendió con los denominados ñoquis. Aquí fue más explícito. Despedir empleados públicos, o en sus propias palabras: “Eliminar la grasa de la militancia”.
La economía que quiere Prat-Gay es con “menos grasa” pero no sólo del sector público. El adelgazamiento general del empleo está en función del ajuste fiscal y de establecer un nuevo estadio regresivo en la distribución del ingreso.
Nota completa
Ajuste, despidos y metas de inflación
El funcionario explicó la estrategia económica general para los próximos cuatro años. Atribuyó al kirchnerismo los costos de las medidas que viene tomando el Gobierno.
El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, adelantó ayer un ajuste fiscal neto de uno por ciento del PIB, aunque considerando el impacto de la quita de retenciones y otros beneficios impositivos, el recorte treparía a 3,6 puntos del PIB. El funcionario elogió la política de despidos masivos en el Estado, aceptó los del sector privado y se quejó de las subas desmedidas de los precios. Lejos de hacerse cargo del ajuste, los despidos y de la aceleración inflacionaria por la devaluación, atribuyó todos esos hechos a la supuesta necesidad de aplicar una corrección a la economía heredada. El plan ortodoxo que el Gobierno disfraza de inevitable: definir un techo a las paritarias a través de metas de inflación, pagar a los fondos buitre y despedir empleados del Estado como forma de ajustar el gasto público.
Prat-Gay estableció metas decrecientes de inflación, empezando por una franja del 20 al 25 por ciento para 2016, y definió un objetivo fiscal que prevé un fuerte recorte de subsidios y de otros gastos que vinculó con el “derroche” de la gestión anterior. Justificó que los 18 mil despidos en el sector público le permiten al Estado deshacerse de la “grasa de la militancia” y aseguró que se abrirán concursos. También se desligó de los despidos en empresas del sector privado. Planteó que el no pago a los fondos buitre incrementó la factura del juicio, que espera resolver en el corto plazo a partir de las negociaciones en Nueva York.
Inflación
“Así como tuvimos un shock al salir del cepo cambiario, en el tema fiscal e inflacionario seremos cuidadosos pero con mano dura para avanzar hacia los objetivos que nos planteamos”, dijo Prat-Gay. Consideró que la inflación de 2015 se ubicó entre 28 y 30 por ciento anual y fijó metas decrecientes. En 2016 la franja objetivo es del 20 al 25 por ciento; en 2017, de 12 a 17 por ciento; en 2018, del 8 al 12 por ciento, y en 2019, del 3,5 al 6,5 por ciento. Sin embargo, no dio muchos argumentos que justifiquen esa baja en la inflación, más allá de su expectativa por la reducción del déficit fiscal. Los programas de metas de inflación consideran clave a la ortodoxia fiscal y monetaria y la fe en que los agentes económicos le crean a la pauta que definen el Gobierno y el Banco Central.
Empleo y paritarias
“Ahora los sindicatos tienen un número menos con el cual distraerse”, comentó Prat-Gay sobre la suspensión de la divulgación del índice de precios del Indec. En cambio, dijo que “haremos un promedio con los datos que andan circulando”. Sin embargo, Prat-Gay insistió en su franja de 20-25 por ciento como meta inflacionaria para 2016, lo que representa el techo que el Gobierno quiere imponer para las paritarias de este año. Ese límite no es una especulación sino que Prat-Gay lo hizo explícito.
“Si ustedes nos creen, la referencia va a ser de un 20 a un 25 por ciento de inflación para este año. Si lo que decimos es cierto, el que fija salarios por encima de esa pauta quedará descolocado. Es decir, o va a vender menos –por impacto de los mayores costos, que dejarían al producto por encima de los demás en términos de precios– o tendrán que ajustar por el lado del empleo”, describió Prat-Gay.
Nota completa
La herencia de Prat-Gay
Alfonso Prat-Gay dijo el 5 de noviembre, en campaña electoral, que una devaluación no provocaría grandes costos en materia inflacionaria porque en la práctica la economía se manejaba con la cotización de otros tipos de cambio, como el contado con liquidación o el blue. “Con nuestra propuesta, que será coherente con un programa económico, lo que va a suceder es que subirá el dólar oficial, que prácticamente no afecta a nadie, y van a bajar los otros, que afectan a la gran mayoría de la población”, afirmó. “El dólar a 9,50 no existe”, aseguraba más desafiante el propio Mauricio Macri. Las advertencias sobre los riesgos de ocasionar una estampida de precios al mover el dólar de 9,65 a 15 pesos, como estimaba el candidato en aquel momento, eran descartadas, y quienes las hacían eran tratados de ignorantes. “Es algo que Daniel Scioli no entiende”, apuntaba por ejemplo Prat-Gay.
El ahora ministro de Hacienda y Finanzas cumplió la primera parte de su promesa. Empezó a delinear un programa económico que arrancó con la eliminación de las restricciones a la compra de divisas y la consecuente devaluación. Las principales medidas en el primer mes de gobierno ubican a los sectores financieros y agroexportadores como privilegiados, elevando sus márgenes de rentabilidad por distintas vías. A los primeros, por ejemplo, con la suba de las tasas de interés, la eliminación de la obligación de compensar a los ahorristas por ese aumento del costo del dinero, la generación de incentivos para la llegada de capitales golondrina y la emisión creciente de deuda pública. Para el agro, la devaluación, la quita y rebaja de retenciones y la supresión de cupos a la exportación significan una transferencia de miles de millones de pesos.
Lo que no ocurrió fue la segunda parte de la consigna, que el incremento del dólar no tendría impacto sobre precios. Por el contrario, desde que Prat-Gay anticipó la devaluación a principios de noviembre se produjo una disparada inflacionaria, de acuerdo con las mediciones de la totalidad de las consultoras privadas, mientras que el Indec eligió justamente ese momento para discontinuar la publicación oficial. El índice Congreso también desapareció como referencia, pero pese a ello es claro que en el último bimestre de 2015 la suba de precios triplicó el ritmo que traía hasta entonces. Lejos de asumir cualquier responsabilidad por esa situación, que significa un golpe al poder adquisitivo de trabajadores, jubilados y sectores de ingresos fijos, Prat-Gay se desentendió ayer de las consecuencias de sus decisiones y le cargó la cuenta al gobierno anterior.
Ahora resulta que el dólar de 9,65 existía, pero era “ficticio”, por lo cual “el sinceramiento” es parte de “la herencia”. El ministro no hizo ninguna referencia a que antes sostenía que el dólar oficial “no afecta a nadie” y que por lo tanto su incremento no impactaría en los precios. Ayer consideró lógico lo contrario, que se hubiera producido un alza de la inflación, pero se congratuló de que lo peor haya quedado atrás. La nueva promesa es que la inflación terminará el año en un rango de entre 20 y 25 por ciento, y en función de ello reclamó a los gremios que moderen sus pretensiones en paritarias. Sería la forma de completar la gigantesca transferencia de ingresos desde sectores trabajadores a banqueros y ruralistas que supone el nuevo “programa económico coherente”. La redistribución regresiva de la riqueza, que empezó con la devaluación, es la verdadera herencia de Prat-Gay.
Nota completa
Como vemos, nada nuevo bajo el sol. Y las consecuencias de estas nuevas-viejas medidas económicas las veremos en el corto y mediano plazo en nuestros bolsillos y el la tasa de desempleo, como ha sucedido siempre que se las tomó. Y, por supuesto, nada tiene que ver la "grasa de la militancia" de la que habla Prat Gay.
Una última pregunta sobre este debate sobre la militancia: ¿los funcionarios de Cambiemos (PRO-UCR, etc.) no militan?
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