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14 de mayo de 2024

 En el comunicado de aprobación de la octava revisión del acuerdo

El FMI le da elogios al gobierno, pero no fondos frescos

El organismo avaló la libre competencia de monedas, y celebró el superávit fiscal y la caída de la inflación. Sin embargo, advirtió sobre la calidad del ajuste y pidió por flexibilidad cambiaria.

Natali Risso

El gobierno celebró e hizo trending topic este lunes la aprobación de la octava revisión del programa de facilidades extendidas (EFF) que el FMI firmó en 2022 con Argentina para poder afrontar el que Mauricio Macri tomó en 2018. El staff halagó la política económica de recorte de Javier Milei y concluyó que Argentina sobrecumplió las metas cuantitativas fijadas para el primer trimestre del año. Tras la aprobación por parte del board del Fondo, que se reunirá "en los próximos días", Argentina recibirá un desembolso de 800 millones de dólares para pagar los próximos vencimientos del préstamo. A pesar de los deseos de Luis Caputo y el equipo económico, el FMI dejó en claro que no aportará fondos frescos más que los acordados en el marco del programa. 

El presidente Javier Milei le dedicó varios retweets a la aprobación de la octava revisión del acuerdo entre Argentina y el FMI. En el medio de algunos promocionando la presentación de su libro en el Luna Park, y frases como "Ser progre o de izquierda es creerse culto y no serlo en lo más mínimo", Milei reposteó uno de la cuenta "El peluca Milei" con un título engañoso. "Nuevo Acuerdo con el FMI", dice en mayúscula, expresando más un deseo que una realidad. Si bien Luis Caputo intenta negociar un monto extra de fondos frescos al acordado en el acuerdo inicial para liberar el cepo cambiario, el FMI fue tajante: "Una vez concluida la revisión, Argentina tendría acceso a desembolsos acordes con el programa", ni un DEG más. 

El nuevo acuerdo con el staff técnico del Fondo debe ser ratificado por el Directorio Ejecutivo (representado por los países miembro), que se reunirá "las próximas semanas". Una vez aprobado, el gobierno accederá al desembolso de alrededor de 800 millones de dólares.

Un mundo ideal

El comunicado emitido este lunes por el Fondo Monetario desborda de elogios a la política económica de Javier Milei: "Entre los resultados más notables cabe citar el primer superávit fiscal trimestral en 16 años, la rápida caída de la inflación, el cambio de tendencia de las reservas internacionales y una fuerte reducción del riesgo soberano", asegura.

Pero también da algunos indicios de cómo debería seguir el rumbo económico del gobierno. Bajo el subtítulo "entendimientos claves", aparecen algunas pistas que el FMI resalta como desafíos a futuro: reducción de subsidios en el ítem sobre política fiscal; una politica cambiaria más flexible (que la actual de mini devaluaciones de 2 por ciento mensuales); reducción de las restricciones y controles cambiarios a medida que las condiciones lo permitan.

Párrafo aparte merece la frase que resalta la "transición hacia un nuevo régimen monetario (que involucra la competencia de monedas)". Por primera vez, el Fondo se refiere directamente a la competencia de monedas, que es la alternativa más factible (y más cercana a una política monetaria tradicional) que el oficialismo encontró en el camino a la dolarización.

Si bien el organismo se cubrió advirtiendo acerca de la mejora de la "calidad y la equidad" de la consolidación fiscal; valoró los “esfuerzos significativos para ampliar la asistencia social a madres y niños vulnerables, así como proteger el poder adquisitivo de las pensiones”. 

En este sentido, el organismo omitió los análisis a los que consultoras económicas de cualquier ideología convergen: la mayor parte del ajuste que el FMI aplaude se explica por recortes en el gasto previsional. En los primeros cuatro meses del año, los jubilados que cobran la mínima soportaron una pérdida del 24 por ciento real en sus haberes, y el resto del 37 por ciento, asegura un trabajo del economista Nadin Argañaraz adelantado por PáginaI12.

En números 

Al cierre del primer trimestre, Argentina debía sumar reservas por 6000 millones de dólares, conseguir un superávit fiscal de 962.000 millones de pesos y mantener en cero la asistencia monetaria al Tesoro.

De acuerdo a cálculos de la consultora PxQ, el Banco Central logró acumular reservas internacionales netas por 8834 millones desde el comienzo de la nueva gestión, sobrecumpliendo en 2834 millones la meta fijada por el FMI. "El principal factor detrás de la acumulación de divisas en la primera parte del año fue la acumulación de deuda comercial debido al nuevo esquema de pago de importaciones implementado al inicio de la nueva gestión", resalta la consultora que agrega que, con una normalización de los pagos de importaciones, para seguir acumulando divisas "es fundamental que el complejo oleaginoso-cerealero liquide las divisas provenientes de las exportaciones". De acuerdo a la consultora, el promedio diario liquidado en los primeros días de mayo exhibe un escenario optimista en el que "el BCRA podrá comprar divisas aún cuando el acceso del sector privado al mercado cambiario se incremente en relación a los meses anteriores".

El gobierno también sobrecumplió las metas fijadas para el resultado fiscal primario, alcanzando 3,87 billones de pesos, 2,9 billones más que lo solicitado por el Fondo. "¿Qué necesita el Gobierno para que se sostenga el sendero de superávit sin tener que recurrir a mayor ajuste discrecional del gasto?", se pregunta y responde PxQ, "aprobación del paquete fiscal de la ley de Bases; buena liquidación del agro que fortalezca la recaudación de derechos de exportación; recuperación de la actividad que fortalezca los ingresos impositivos; suba de tarifas energéticas y de transporte para reducir gasto en subsidios.

Finalmente, el BCRA también sobre-cumplió la meta de financiamiento monetario. "Según nuestras estimaciones, a fin de Abr24 el financiamiento monetario neto habría pasado a terreno positivo tras la intervención del BCRA en el mercado secundario de títulos públicos en la previa de la licitación del 25 de abril", explicó PxQ. Sin embargo en mayo,  el Tesoro necesitará re-comprar títulos en manos del BCRA para volver al financiamiento monetario cero.

Pagina 12

13 de mayo de 2024

Otro fracaso de Caputo: El FMI le negó los fondos frescos que el gobierno de Milei esperaba recibir

El Fondo Monetario Internacional (FMI) le acaba de dar otro cachetazo al Ministro de Economía, Luis Caputo, al no liberar los fondos frescos que tanto ansiaba para liberar el cepo cambiario. Aunque se aprobó la octava revisión del acuerdo con Argentina, el organismo internacional dejó claro que no habrá fondos adicionales, limitando el acceso del gobierno argentino a alrededor de 800 millones de dólares para cubrir vencimientos.

(Por Walter Onorato - @WalterOnorato) Según fuentes de La Política Online (LPO), Caputo tenía la esperanza de obtener hasta 15 mil millones de dólares fuera del programa establecido, una cifra que fue rebajando gradualmente hasta los 5 mil millones de dólares, pero se encontró con una firme negativa por parte del directorio del FMI.

El desencuentro entre Caputo y el FMI no es nuevo. Ante la negativa del organismo, Caputo se había comprometido a obtener los 5 mil millones de dólares necesarios para mantener a flote la economía argentina, incluso prometiendo a Javier Milei, una figura controvertida en el ámbito económico, conseguir este monto.

Uno de los puntos de fricción es el cepo cambiario impuesto por Caputo y Milei, que el Fondo Monetario Internacional considera como un factor que contribuye al atraso cambiario. El organismo exigía una devaluación significativa del tipo de cambio para corregir esta situación, pero el gobierno argentino parece reticente a tomar medidas drásticas que podrían desestabilizar aún más la economía, especialmente en términos de inflación.

En su comunicado, el FMI reitera su pedido para flexibilizar el cepo cambiario y reducir las restricciones y controles cambiarios, aunque reconoce que los resultados económicos de Argentina han sido mejores de lo esperado, destacando el cumplimiento de las metas establecidas por Milei.

Se destaca especialmente el logro del primer superávit fiscal trimestral en 16 años, así como la rápida caída de la inflación y el cambio positivo en las reservas internacionales. Sin embargo, el FMI insiste en la necesidad de mejorar la calidad y equidad de la consolidación fiscal, lo que incluye reformas para hacer más eficiente y progresivo el sistema tributario, reducir los subsidios y fortalecer los controles del gasto.

La relación entre Argentina y el FMI continúa siendo tensa, con el organismo internacional presionando para implementar medidas que considera necesarias para estabilizar la economía del país, mientras que el gobierno argentino busca mantener un equilibrio delicado entre las demandas del FMI y las necesidades económicas internas.

 

EN ORSAI

29 de febrero de 2020

Hasta el FMI contradice a Cambiemos

El offside más grande de los últimos 50 años

Días después de que representantes de Cambiemos salieran criticar al ministro Guzmán diciendo que no había mayores problemas de deuda, el FMI declaró que la situación no es sostenible.
Por Claudio Scaletta
El diputado nacional Luciano Laspina (PRO) 
El oficialismo vivió como un éxito que el FMI declare la insustentabilidad de la deuda. Puede parecer raro festejar una insustentabilidad, pero para el Ministerio de Economía era el primer objetivo a cumplir. El dato más importante fue que el organismo dijera que la insustentabilidad no era sólo económica, sino también “política”, dicho de otra manera que no existe margen social para ajustar más. También que agregase que los acreedores privados deberán asumir una actitud “colaborativa” en la renegociación, es decir asumir una quita cuya forma se verá, pero que no necesariamente significará una pérdida.
¿Cuál sería la novedad? ¿El Fondo le quiere “cargar el muerto” a los privados? ¿Existe una novel actitud colaborativa del organismo con los odiados gobiernos populistas? A no equivocarse, no existen intereses contrapuestos entre el FMI y los acreedores privados. Los más de 44 mil millones de dólares prestados al gobierno de Mauricio Macri sirvieron para financiar la salida de los capitales especulativos a cambio de dejar una deuda impagable en tiempo y forma. Los técnicos del organismo no son ortodoxos obtusos, desde el minuto cero sabían que el préstamo era insustentable. Ya a partir de fines de 2018 los informes de las misiones que controlaban la evolución de la economía local recurrían al eufemismo de que la deuda era “sostenible, pero no con una alta probabilidad”. ¿Alguien en su sano juicio podía creer que los multimillonarios vencimientos en moneda extranjera de 2021 y 2022 eran pagables? La deuda fue estructurada para ser renegociada, para que el crédito puente inicial se transforme en otro de facilidades extendidas que supone “reformas estructurales”, es decir, continuar con las viejas políticas de ajuste fiscal, destrucción del aparato de Estado y cambios en la legislación laboral favorables al capital. El objetivo del FMI siempre fue y es la imposición de políticas para sostener la extracción del excedente de divisas que el país genere y políticas que impidan una transformación de la estructura productiva, es decir de la inserción internacional.
Seguramente, si en las pasadas elecciones se hubiese impuesto el macrismo, el descripto habría sido el camino de la renegociación: usar el remanente no desembolsado del acuerdo Stand by por casi 10 mil millones de dólares para pagar a los privados y avanzar hacia una renegociación con ese pago inicial más un acuerdo de facilidades extendidas. El pago de 10 mil millones hasta fue publicado como primicia por los operadores de la prensa hegemónica. Pero el FMI supo leer el cambio en las relaciones de poder en Argentina y la posibilidad cierta de un default que, al parecer, no le conviene a nadie. O quizá sí, pero no al Fondo.
Cabe preguntarse qué tendría más costo político para el organismo ¿la declaración de insustentabilidad de una deuda apenas dos años después del otorgamiento del mayor crédito de su historia o un default liso y llano? De lo que no cabe duda alguna es que, en términos de sus contenidos explícitos, su programa “fracasó”. Una vez más, y como cualquier economista intelectualmente honesto podía prever, la intervención del Fondo agravó la situación de la economía en general y de la deuda en particular. Su función nunca es brindar esas soluciones.
Lo que hay es un cambio de estrategia del organismo que dejó muy mal parado a los representantes del macrismo, quienes una vez más no supieron leer el escenario internacional y decidieron volver a jugar a favor de los intereses de los acreedores. A pesar de la gafe de Mauricio Macri, quien le echó la culpa de su fracaso y del megaendeudamiento a sus funcionarios, los representantes de “Juntos por el Cambio” siguieron la estrategia de decir que la deuda generada era irrelevante.
Los extraños números cambiemitas fueron tuiteados por el diputado Luciano Laspina después del discurso en el Congreso del ministro Martín Guzmán. El diputado afirmó que la relación deuda/PIB de Argentina era del “58 por ciento”, lo que la ubicaría en la media regional y por debajo de economías como la brasileña, que dicho sea de paso tiene el grueso de su deuda en moneda propia. Pocos días después el FMI sostuvo que la relación deuda/PIB era del 90 por ciento. Laspina también dijo que la vida promedio de la deuda era de diez años, otra falacia dado que el grueso de los vencimientos se concentran en 2021 y 2022.
Para el diputado cambiemita, entonces, el sobre-endeudamiento sería un invento y el problema sería “la anomalía argentina”, especialmente por la reputación perdida en 2005 y por enfrentar a los buitres. Otra vez, ellos no fueron. Para terminar, Laspina volvió a sugerir el fallido programa que aplicó su gobierno. Más arriesgado fue el ex ministro de la primera Alianza, Juan Llach, quien afirmó en la misma red social que el FMI “le soltó la mano” a Macri igual que al gobierno que integró. Para el siempre difuso mundo cambiemita prestar 44 mil millones en dos años y financiarle la campaña electoral más cara del mundo equivaldría nada menos que a soltar la mano.
La realidad de la deuda macrista es bien diferente. De acuerdo a los números del Ministerio de Economía, entre 2015 y 2019 la deuda pública bruta pasó 240.665 a 323.177 millones de dólares, un aumento del 34 por ciento que, sin embargo, y aquí está el verdadero problema, se explica en su totalidad por el aumento de la deuda en moneda extranjera, la que paso de 166.762 millones de dólares a 251.448 millones en el mismo período, una suba de más del 50 por ciento.
Si estos números se descomponen entre deuda con organismos y deuda con los acreedores privados, despejando de paso la deuda intra sector público, los números son los siguientes. Con los organismos financieros internacionales los pasivos se fueron, siempre para el período 2015-2019, desde 102.933 a 194.298 millones de dólares, un aumento del 89 por ciento. Con los privados la deuda pasó en el mismo lapso de 56.018 a 118.481 millones de dólares, un aumento del 111,5 por ciento y el 80 por ciento denominada en moneda extranjera. Pero para el ex oficialismo no hubo sobreendeudamiento. Lástima el detalle de la insustentabilidad.
Pagina 12

19 de enero de 2020

La confluencia de intereses de Argentina, el FMI y acreedores privados para una rápida refinanciación de la inmensa deuda heredada del macrismo
Kristalina Georgieva peronista: impuestos progresivos y más gasto social
Los postulados de la titular del FMI sobre la desigualdad. La negociación de un nuevo acuerdo con Argentina. Las condiciones para la reestructuración de la deuda con acreedores privados del exterior. El papel de Estados Unidos. 
Por Alfredo Zaiat
El gobierno de Alberto Fernández adelantó que no repudiará la deuda contraída por la administración Macri con el FMI y con acreedores privados, y que pretende liderar una veloz y amigable renegociación de esos pasivos. 
La tecnoburocracia del Fondo Monetario quiere cerrar rápido un acuerdo con Argentina para, de ese modo, dejar atrás su (ir)responsabilidad de financiar, con el préstamo más grande de la historia del organismo, el fiasco político y económico de Macri. 
Los acreedores privados están ansiosos por concretar pronto una redefinición de las condiciones de la deuda argentina para evitar pérdidas aún más abultadas de las padecidas con el macrismo, y poder entonces comenzar un nuevo ciclo de negocios.
En la confluencia de esos intereses se delimita el territorio del crucial frente de la deuda. Esta coincidencia no significa que hasta alcanzar el objetivo final, o sea el cierre de los respectivos acuerdos, no haya eventos que puedan alterar el ánimo de cada una de las partes. 
Pero resulta evidente que existe voluntad de los principales protagonistas de evitar que el actual default virtual se transforme en uno descontrolado, con costos inmensos para la economía argentina, para la reputación y finanzas del FMI y para el patrimonio de los grandes fondos y bancos de inversión de Wall Street.
La presencia de estudios de abogados junto a fondos buitre rondando alrededor de la deuda argentina, los rumores interesados que se distribuirán en solícitos medios de comunicación sobre el ritmo de las tratativas y movimientos especulativos con las paridades de los bonos serán el contexto de una negociación que involucrará miles de millones de dólares
La clave será no caer en esas trampas de confusión puesto que existen intereses divergentes, en especial entre los propios acreedores privados, e incluso los que pueden aparecer entre los técnicos del FMI y la geopolítica de los Estados Unidos de Trump.
A favor de la posición argentina es que la actual titular del FMI, Kristalina Georgieva, comparte los principales postulados económicos y sociales del gobierno de Alberto Fernández: cobrar más impuestos a los sectores de mayor capacidad contributiva, transferir más recursos a los grupos sociales que se ubican en la base de la pirámide de ingresos y aumentar, si es necesario, el gasto social.
Con esas ideas Georgieva estaría en condiciones de afiliarse al peronismo pero, se sabe, la última palabra en el Fondo la tiene Estados Unidos.

En el Vaticano

Georgieva afirmó en Davos, Suiza, que "hemos tenido interacciones muy constructivas hasta ahora con el nuevo liderazgo en Argentina. Hablé con el Presidente, con el Ministro de Hacienda y ahora con el staff que trabaja con el equipo de Argentina”. Para agregar que “estamos buscando hacer lo que podamos para ayudar a Argentina. Estamos de acuerdo con la necesidad de restaurar la economía y abordar el aumento de la pobreza que ha afectado negativamente a muchos argentinos”.
El próximo 5 de febrero estará en el Vaticano como panelista en un seminario que organiza la Pontificia Academia de la Ciencias Sociales llamado "Nuevas Formas de Fraternidad Solidaria de Inclusión, Integración e Innovación". Del encuentro participarán también el ministro de Economía, Martín Guzmán, y su mentor el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Georgieva encabezará el panel "Transformación de las reglas de la Arquitectura Financiera Internacional".
El tema de la deuda será uno de los ejes de la convocatoria. El folleto de difusión cita una frase del Papa Juan Pablo II para contextualizar ese debate: "Muchas naciones, especialmente las más pobres, se encuentran oprimidas por una deuda que ha adquirido tales proporciones que hace prácticamente imposible su pago". 
El caso argentino no califica como "naciones más pobres", pero sí en que no está en condiciones económicas de pagar su abultado stock de deuda.

Acuerdo

Entre las elecciones PASO y de primera vuelta, el entonces candidato Alberto Fernández afirmaba que no era necesario un acuerdo con el FMI. Luego de ganar en forma contundente por una diferencia de 8 puntos sin necesidad de competir en un ballottage, en el período de transición, anunció que no pediría el saldo del préstamo del Fondo por unos 11 mil millones de dólares.
Los acreedores privados reclaman un acuerdo con el FMI para avanzar en la modificación de las condiciones de emisión de los títulos públicos. Sin un nuevo programa con el Fondo no hay margen para un plan de alivio de la deuda privada. Estos acreedores afirman que sólo de ese modo pueden confiar –por la auditoría del Fondo- del compromiso del país para el cumplimiento de un sendero fiscal y monetario que les brindaría tranquilidad de cobrar los intereses y capital de la deuda.
En esa instancia, con un staff técnico del FMI que ha quedado descolocado con el financiamiento al fracaso macrista, la posibilidad de un acuerdo es más probable. Existe una confluencia de factores que lo impulsan, con uno solo que puede entorpecerlo: los Estados Unidos de Trump.
No sería necesario el cierre de un acuerdo formal para avanzar en la reestructuración de la deuda con los acreedores privados del exterior, pero sí habrá una demanda de un apoyo explícito del FMI al programa argentino. Las declaraciones de Georgieva van en ese sentido.
El Fondo avala la renegociación de la deuda con acreedores privados, promoviendo incluso una quita en el monto a pagar por intereses y capital. Como acreedor privilegiado, el FMI recomienda la consolidación de las cuentas públicas, primero para garantizar el cobro de sus acreencias y luego los pagos al resto de los acreedores, además de considerar el equilibrio fiscal como una política de sustentabilidad macroeconómica.
En ese tránsito de mejorar las cuentas públicas, el Fondo ha modificado un poco su visión ortodoxa, en especial sobre cómo alcanzarlo. En décadas pasadas, con sus tradicionales ajustes recesivos recomendaba que la carga impositiva adicional sea en los tributos de fácil recaudación, como el IVA o las retenciones al complejo agropecuario. Ahora no es terminante y deja a los responsables del área económica definir cómo conseguir más recursos, incluso empezó a sugerir la aplicación de una mayor progresividad tributaria.
Por ese motivo las medidas económicas iniciales de Fernández no fueron rechazadas por el FMI, lo que quedó explicitado con la afirmación de Alejandro Warner, director del Departamento del Hemisferio Occidente y encargado del caso argentino, referida a que el gobierno se "va moviendo en una dirección positiva".
En ese contexto, el Gobierno busca cerrar un acuerdo o un apoyo enfático del FMI que le permitiría una renegociación más cómoda con los acreedores privados.

Plan

Con el gobierno de Macri, el FMI regresó como financista directo de Latinoamérica con el tradicional stand by, comenzando un nuevo ciclo en la región de préstamos condicionados. Recuperó de ese modo el papel de auditor de las políticas económicas en función de garantizar, fundamentalmente, el pago de intereses y capital de la deuda externa. Con mucha más dedicación y preocupación ahora luego de haber entregado un insólito préstamo a Macri por 57 mil millones de dólares.
Como se sabe, el FMI es un organismo multilateral y los accionistas son 189 países miembros, siendo Estados Unidos el principal con el 16,5 por ciento del capital. Estas características exponen que no es viable declarar la cesación de pagos de esa deuda porque se la estaría haciendo a todos los países, en especial a las potencias económicas. En caso de hacerlo, el país se convertiría en un paria financiero y comercial, sin posibilidad de tener vínculos con el resto del mundo.
Ante estas objetivas condiciones desventajosas, un economista de consulta de Fernández comentó a este diario que no existen motivos para no cerrar rápido un acuerdo con el FMI porque no habría exigencias de un ajuste recesivo ni oposición a las actuales medidas económicas.
Las iniciativas fiscales para conseguir más recaudación estuvieron apuntadas a sectores medios altos y altos de la pirámide de ingresos. Por eso se lo define como un ajuste expansivo. Además, en materia previsional, favoreciendo el incremento de ingresos de la base de la pirámide y proponiendo modificar la pésima fórmula de movilidad del macrismo, para frenar la inercia indexatoria sin afectar a la inmensa mayoría de los jubilados.
El Fondo pide equilibrio fiscal; no reclama ahora cómo conseguirlo. Por ese cambio de enfoque se comprenden los elogios, para muchos inesperados, que le regaló al gobierno a las pocas semanas de gestión.
No es un dato menor que el propio FMI está en aprietos con la Argentina, puesto que en una decisión financiera irresponsable, motivada por el diseño del cuadro geopolítico de los Estados Unidos para América Latina, concentró más de la mitad de la cartera crediticia en un solo deudor.
Especialistas en administración de diversificación del riesgo crediticio enseñan que no es conveniente para el acreedor quedar atrapado de la suerte de un deudor. En caso de que éste enfrente dificultades para pagar, el mayor problema lo tendrá quien prestó, no quien recibió los dólares.
Con el arma de negociación acerca de la corresponsabilidad del Fondo en la actual crisis de deuda, el gobierno de Fernández aspira a lograr una generosa refinanciación de los vencimientos del megacrédito.

Kristalina

El patrón del FMI es Estados Unidos y el sello al acuerdo será político, además de las cuestiones técnicas. El doble salvataje al gobierno de Macri vía el Fondo es el antecedente más reciente de la apuesta fallida de Trump a un gobierno de derecha en Argentina.
Ese auxilio financiero tuvo el respaldo de la entonces titular del FMI Christine Lagarde, quien dejó el cargo para pasar a ocupar la presidencia del Banco Central Europeo, desde noviembre pasado. Quien la reemplazó fue la búlgara Kristalina Georgieva. En un reciente artículo publicado en "Diálogo a fondo", el blog del FMI sobre temas económicos de América Latina, expuso un renovado enfoque para la histórica tradición de políticas de ajuste del organismo.
Georgieva plantea en "Reducir la desigualdad para generar oportunidades" que en la última década la desigualdad "se ha convertido en uno de los problemas más complejos y desconcertantes de la economía mundial". Detalla varias desigualdades: de oportunidades, intergeneracional, entre mujeres y hombres y de ingresos y riquezas. Afirma que esas desigualdades, en muchos países, están en aumento, y que hay que tener voluntad para abordarlas. Indica que ejecutar reformas para atender ese problema "es difícil desde el punto de vista político", pero menciona que los réditos "en materia de crecimiento y productividad valen la pena".
Aquí es donde aparece un cambio en la visión de la nueva conducción del FMI respecto a las anteriores, al señalar que es necesario replantear el problema y, antes que nada, en lo que se refiere "a políticas fiscales y tributación progresiva".
Es ilustrativo el siguiente textual de Georgieva: "La progresividad de los impuestos es un aspecto fundamental de una política fiscal eficaz. Nuestras investigaciones muestran que en el segmento superior de la distribución del ingreso es posible elevar las tasas marginales de impuestos sin sacrificar el crecimiento económico".
La titular del FMI propone cobrar más impuestos a los ricos y, además, asegura que esa mayor carga no afectará el crecimiento. Esto va en línea con el ajuste expansivo de Fernández que subió impuestos a los sectores de mayor capacidad contributiva.
Las medidas de emergencia de Fernández y el artículo de Georgieva permiten cerrar el círculo para comprender el inmediato apoyo al rumbo económico por parte del FMI, luego del desastre macrista.

Gasto social

Georgieva también avanza en resaltar la importancia de las políticas sociales para combatir la desigualdad. Indica que "cuando están bien concebidas, pueden ser fundamentales para mitigar la desigualdad del ingreso y sus efectos negativos en la desigualdad de oportunidades y la cohesión social".
Informa acerca de un nuevo estudio del FMI que muestra que el incremento del gasto social necesario varía considerablemente entre los países. Para detallar que en áreas clave, como salud, educación e infraestructura prioritaria, las economías de mercados emergentes necesitarían aumentar el gasto todos los años, hasta que se sitúe en alrededor de 4 puntos porcentuales del PIB en 2030. En un país en desarrollo de bajo ingreso situado en la media, estima que esa cifra debería ser de 15 puntos porcentuales del PIB.
Brinda pistas acerca de cuál es la actual orientación del FMI respecto al gasto social. Apunta que las iniciativas del organismo para corregir la desigualdad han sido incorporadas en sus labores de supervisión, préstamos, investigación y fortalecimiento de las capacidades, y que eso continuará en el próximo decenio.
Detalla que "una de las piedras angulares de la manera en que abordamos las cuestiones relacionadas con la inclusión económica es nuestra estrategia de gasto social". Parte de la premisa de que el gasto social tiene que ser no solo suficiente sino también eficiente, y que debe estar financiado de forma sostenible. Para sentenciar que "estos conceptos no son meros indicadores; son los principios rectores sobre los que se asienta el asesoramiento que brindamos en materia de políticas".
Pone por ejemplo que si el gasto social es insuficiente para lograr los Objetivos del Desarrollo Sostenible o para proteger a una proporción significativa de hogares pobres y vulnerables, "entonces es necesario incrementarlo". Apunta además que las cambiantes condiciones demográficas elevarán los temas relacionados con la sostenibilidad fiscal al primer plano en los debates sobre gasto social, incluido el gasto en salud y pensiones. Para sentenciar que "lo más importante es mitigar los efectos adversos del ajuste en los pobres y los vulnerables".

Cuatro patas

En el armado de la mesa para un nuevo acuerdo con el FMI, las cuatro patas que lo sostienen son el gobierno argentino, la tecnoburocracia del Fondo, Estados Unidos y Wall Street.
1. Alberto Fernández y su ministro Guzmán han dado muestras de estar dispuestos a avanzar en negociaciones amigables, eludiendo los tradicionales condicionamientos del organismo. Podrán abrazarse a los postulados de combatir la desigualdad que expone la compañera Georgieva para conseguir una refinanciación de los abultados vencimientos de la deuda con el FMI.
2. Georgieva y el staff técnico del FMI necesitan con urgencia un acuerdo que les permita dar vuelta la página del fracaso anotado con el gobierno de Macri. Después de la sucesión de fiascos de los '90, la crisis de 2008 le permitió al FMI recuperar un papel relevante en el sistema financiero internacional. Una eventual debacle argentina con el Fondo detrás volvería a arrojar al organismo a un espacio público de cuestionamiento generalizado acerca de su funcionamiento e intervención en los países.
3. Estados Unidos utiliza al FMI como un brazo financiero del despliegue de su geopolítica en la región. La prueba más reciente fue el aval al préstamo récord a la administración Macri, que se había subordinado en forma total a los intereses estadounidenses. Ahora se ha abierto otro juego de presiones con el gobierno de Fernández en relación a las crisis en Venezuela y en Bolivia.
4. Los fondos y bancos de inversión de Wall Street, interesados en una refinanciación de la deuda que no implique una quita de capital elevada y les permita reiniciar un ciclo positivo de negocios con la deuda argentina, pueden ser un actor último y determinante para inclinar a Estados Unidos a brindar el apoyo a un nuevo acuerdo del FMI con Argentina y, después, a la refinanciación de la deuda con los privados.
En este juego a cuatro bandas se definirá la negociación de la deuda en los próximos meses, que será el necesario puente a cruzar para llegar a la base para iniciar un programa de recuperación y posterior crecimiento económico, condición imprescindible para reafirmar la legitimidad política del gobierno de Fernández.