SL4278 2022

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GERARDO BOTERO ZULUAGA

Magistrado ponente

SL4278-2022
Radicación 91600
Acta 37

Bogotá, D. C., dos (02) de noviembre de dos mil


veintidós (2022).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


ALI KOHAN HOSH NEJAD contra la sentencia proferida por
la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, el treinta y uno (31) de agosto de dos mil veinte
(2020), en el proceso que le instauró a la EMBAJADA DE LA
REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN EN COLOMBIA.

I. ANTECEDENTES

El señor Ali Kohan Hosh Nejad, llamó a juicio a la


Embajada de la República Islámica de Irán en Colombia, para
que se declarara que existió un contrato de trabajo a término
indefinido entre el 21 de noviembre de 1985 y el 20 de junio
de 2016, el cual fue cancelado unilateralmente y sin justa
causa por el empleador; en consecuencia, solicita que se le
condene a pagar el reajuste salarial, reembolsar el valor

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deducido de su salario sin autorización, cancelar las


acreencias laborales emanadas de la relación laboral, la
indemnización por despido sin justa causa, pensión sanción
de jubilación debidamente indexada o en subsidio la pensión
de vejez, el cálculo actuarial por la no afiliación al sistema
general de pensiones, a reconocer lo que resulte probado con
base en las facultades ultra y extra petita y, las costas del
proceso.

Fundamentó sus pretensiones, en que ingresó al


servicio de la Embajada de la República Islámica de Irán en
Colombia, el 21 de noviembre de 1985; desempeñó labores
administrativas de la misión diplomática en forma personal,
cumpliendo horarios, órdenes e instrucciones del
Embajador; que la remuneración fue pactada inicialmente en
dólares (1985 a 1992, 2004 a 2007), luego en euros (2008) y,
finalmente se terminó cancelando en pesos (1988, 1993 al
2003 y 2009 a 2016), siendo el último salario devengado
$7.150.000.00 mensual; que laboró para el ente diplomático
hasta el 20 de junio de 2016, fecha en que le fue entregada
carta de terminación del contrato de trabajo en idioma Farsi,
suscrita por el representante legal; que para ese momento, y
desde el 2 de mayo de 2011, había adquirido la nacionalidad
colombiana por adopción, mediante Carta de Naturaleza No.
9 del 11 de marzo de 2011, la cual le fue dada a conocer a la
Embajada.

Agregó, que nunca fue afiliado al sistema integral de la


seguridad social, pese a que mediante Carta No. DP/OAJ

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10417 del 25 de marzo de 2004, el Ministerio de Relaciones


Exteriores de la República de Colombia, le dio a conocer las
disposiciones que reglamentan las relaciones laborales y de
seguridad social con el personal contratado en el territorio
colombiano, bien como nacional o residente, y solo, frente a
varias reclamaciones que elevó para que se le vinculara al
referido sistema, el 14 de marzo de 2005, ordenó afiliarse a
Colfondos en la modalidad de pensión voluntaria. Además,
se vio obligado a contratar los servicios de medicina
prepagada con Colsanitas, y como beneficiario de su esposa
en el sistema de salud, y luego como independiente a partir
de febrero de 2002 hasta febrero de 2014, momento desde el
cual fue finalmente afiliado por la misión diplomática a la
EPS Sanitas, no así al sistema pensional.

Indicó que, durante la vigencia del vínculo laboral, la


Embajada le realizó descuentos de su remuneración sin
autorización previa durante 30 meses, a razón de $500.000
mensual, de enero de 2014 a junio de 2016; que no le
concedió ni pagó vacaciones; tampoco las demás acreencias
laborales. Que el 21 de septiembre de 2016, reiteró la
solicitud de pago de aquellas, sin obtener su pago.

La Embajada de la República Islámica de Irán, se opuso


a las pretensiones, específicamente, por cuanto la relación
laboral se inició en febrero de 1986 y estuvo regida por
contratos a término fijo de un año, renovados año a año, los
cuales fueron suscritos en idioma Farsi o Persia, y sometidos
a las normas laborales del país contratante. En cuanto a los
hechos, admitió la existencia de la relación laboral, el

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extremo final de vinculación, la forma de terminación,


aclarando que ello obedeció a que ya había cumplido el
trabajador con los requisitos de pensión; aceptó el salario y
modalidad de pago, la no afiliación al sistema de seguridad
social en pensiones, el no pago de las prestaciones sociales
reclamadas y las deducciones salariales mensuales
denunciadas, proceder que justificó en la modalidad
contractual pactada entre las partes, “contrato convenio” y no
“normal o público”, modalidad prevista en la legislación iraní,
que determina en el primero de los casos, que aquella
obligación como la prestacional corre por cuenta del
trabajador, legitiman el descuento salarial que se le hizo por
concepto de préstamos y dispone que es a cargo de la
Embajada a la terminación del contrato, a título prestacional,
únicamente existe la responsabilidad del pago de 20 días de
salario por cada año de servicios, que representan
aproximadamente ciento cuarenta millones de pesos.

En su defensa, propuso como excepciones de mérito la


temeridad y mala fe del demandante, y la de prescripción. (fs.
203 a 217 y 313 a 333 expediente físico y 249-263 y 364 a 383 digital).
Y como previa, la falta de jurisdicción y competencia (fs. 218
a 225 del cuaderno físico y 264 a 271 digital), la cual fue declarada

no probada en la audiencia de que trata el artículo 77 del


CPTSS (fs. 335 a 336 y 385 a 386 de los ídem), decisión que fuera
confirmada por la Sala Laboral del Tribunal Superior de
Bogotá, en providencia del 9 de mayo de 2019. (f. 340 y 394 de
los ídem)

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II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Treinta y Siete Laboral del Circuito de


Bogotá, al que correspondió el trámite de la primera
instancia, mediante fallo del trece (13) de septiembre de dos
mil diecinueve (2019) decidió:

PRIMERO:DECLARAR que entre la demandada EMBAJADA DE


LA REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN y el demandante ALI
KOHAN HOSH NEJAD existió un contrato de trabajo a término fijo
entre el 17 de febrero de 1986 y el 19 de junio de 2016, que cual
(sic) finalizó por decisión unilateral y sin justa causa del empleador
y que se rigió por la normatividad laboral y de la seguridad social
colombiana, cuyo salario por cada anualidad se relaciona en la
liquidación que se aporta con esta sentencia, de conformidad con
la parte motiva de esta sentencia.

SEGUNDO: DECLARAR probada parcialmente la excepción de


prescripción de las primas de servicio causadas con anterioridad
al 12 de septiembre de 2011 y de las demás acreencias laborales
causadas con anterioridad al 22 de septiembre de 2013, salvo las
cesantías, conforme la parte considerativa de esta decisión.

TERCERO: CONDENAR a la demandada (…) a pagar al


demandante (…) las siguientes sumas:

a) $14.816.667 por reembolso de deducciones de salario,


indexados a la fecha de su pago.
b) $110.951.054 por cesantías, indexadas a su fecha de pago.
c) $1.965.270 por intereses a la cesantía, indexados a su fecha
de pago.
d) $32.642.639 por prima de servicios indexada a su fecha de
pago.
e) $9.731.042 por concepto de vacaciones, indexados a su fecha
de pago.
f) $64.350.000 por concepto de indemnización del artículo 64
CST, indexados a su fecha de pago.

CUARTO: CONDENAR a la demandada (...) a pagar al


demandante (…) el cálculo actuarial al sistema general de
pensiones por el período de vigencia de la relación laboral y sobre
un IBC igual al salario declarado, se establece como obligación de
hacer a la parte demandante para que en el término de 10 días
hábiles informe a que fondo de pensiones se encuentra afiliado,
una vez obtenida se le corre un término de 15 días hábiles a la
demandada para que solicite su liquidación, y una vez la obtenga,
se constituye en una obligación de hacer.

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QUINTO: CONDENAR a la demandada (…) a pagar las COSTAS


al demandante (…)

SEXTO: ABSOLVER a la demandada (…) de las demás


pretensiones interpuestas en su contra por el demandante (…) (fs. Cd
563 y 565 del expediente físico, fs. 650 digital):

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación de las partes, la Sala Laboral del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Bogotá, mediante fallo del
treinta y uno (31) de agosto de dos mil veinte (2020), resolvió:

PRIMERO: MODIFICAR PARCIALMENTE el numeral PRIMERO


del fallo apelado, en cuanto a que el contrato que rigió entre ALI
KOHAN HOSH NEJAD y la EMBAJADA DE LA REPÚBLICA
ISLÁMICA DE IRÁN EN COLOMBIA, lo fue a término indefinido
cuyo extremo inicial fue el 31 de diciembre de 1985,
confirmándose en lo demás lo expuesto en dicho numeral.

SEGUNDO: MODIFICAR el literal B y F del numeral TERCERO de


la sentencia de primera instancia, para en su lugar CONDENAR a
la accionada a pagar al demandante por concepto de AUXILIO DE
CESANTÍAS la suma de $217.876.389 y por INDEMNIZACIÓN
POR DESPIDO SIN JUSTA CAUSA $291.638.558.

TERCERO: REVOCAR el numeral CUART0 de la sentencia de


primer grado y en su lugar condenar a [la] EMBAJADA DE LA
REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN EN COLOMBIA, a reconocer y
pagar al accionante la PENSIÓN SANCIÓN a partir del 19 de junio
de 2016, teniendo en cuenta como primera mesada pensional la
suma de $4.858.108.89, concretando como valor de retroactivo
adeudado del 19 de junio de 2016 al 30 de agosto de 2020, la
suma de $289.802.759.95 el cual se seguirá causando hasta la
fecha efectiva de su pago.

CUARTO: CONFIRMAR en lo demás el fallo apelado.

QUINTO: SIN COSTAS en esta instancia.

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Para arribar a la anterior decisión, en lo que interesa al


presente caso, se tiene que el Tribunal, para responder al
tema de la regulación normativa que rigió el vínculo laboral
que existió entre las partes, y que fue objeto de impugnación
por la parte demandada, concluyó que es la legislación
laboral colombiana.

En primer lugar, por cuanto el artículo 2° del CST, en


cuanto a la aplicación de la ley, establece como principio la
territorialidad.

Segundo, por cuanto no existe inmunidad de


jurisdicción para las Misiones Diplomáticas, cuando el
vínculo laboral se ejecuta totalmente en nuestro territorio,
sin que se acredite la aplicación de legislación extranjera
durante su desarrollo, que dé lugar a estimar eventualmente
o por excepción, si ese pacto desconoce o no derechos o
prerrogativas que se consagran a favor de los trabajadores en
la legislación interna.

Y, tercero, porque se confesó en la respuesta a la


demanda, que el señor ALI KOHAN HOSH NEJAD fue
contratado por la EMBAJADA DE LA REPÚBLICA ISLÁMICA
DE IRÁN, en territorio colombiano; que aquel era residente
permanente en el país; que se desempeñó como funcionario
administrativo local; que el contrato se ejecutó nuestro
territorio, y la accionada no demostró que se hubiese pactado
con el trabajador, que el vínculo contractual se rigió bajo la
modalidad contractual expuesta ni por la legislación de la
República Islámica de Irán, ya que los contratos aportados al

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expediente se encuentran en idioma extranjero, y su


traducción no se hizo conforme a lo dispuesto por el artículo
251 del CGP, al no haberse efectuado por un traductor del
Ministerio de Relaciones Exteriores, por intérprete oficial o
en los términos de la Resolución 3269 de 2016, como
tampoco se aportó la prueba de la legislación extranjera
relativa al tema de contratación, en los términos descritos
por el artículo 177 del CGP, aplicable en materia laboral por
remisión del artículo 145 del CPTSS.

Tal determinación se sustentó, además, en sentencias


de esta Corte, como la CSJ SL, 18 nov. 2009, rad. 37321,
CSJ SL, 8 mayo 2013, rad. 42741, y CSJ SL, 22 mar. 2017,
rad. 46856, lo cual, le llevó a concluir, que la decisión
adoptada en este aspecto por el a quo, debía ser confirmada.

Luego, al abordar el recurso del demandante, frente a


la inconformidad presentada respecto a la modalidad del
contrato, quien insistió en que lo fue a término indefinido y
no fijo como lo estimó el a quo, precisó el cuerpo colegiado,
que en atención de que el artículo 46 del CST, estipula que
el contrato a término fijo debe constar por escrito y fijar el
término de duración del vínculo, al no encontrar acreditado
que existió un pacto entre los consensuados dirigido a
establecer un convenio contractual a término fijo, por las
falencias probatorias antes advertidas frente a los convenios
aportados al proceso, determinó, que se debía entender que
la relación laboral tuvo la connotación de un contrato de
trabajo a término indefinido, conforme a lo estipulado por el
artículo 47 del CST, lo cual conllevaba a la modificación de

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la sentencia en tal sentido, en la medida que, adicional a lo


anterior, advirtió que a folios 37 del expediente físico (57
digital), reposa certificación laboral expedida por el
empleador, en la cual se indica que el demandante “se
encuentra bajo vinculación laboral de carácter indefinido”.

En cuanto al extremo inicial, en atención a las


certificaciones laborales expedidas por la Embajada, que
obran a folios 32, 33, 37, 38, 40, 41, 42 y 43 del cuaderno
físico (52, 53, 57, 60, 61, 62 y 63 exp. digital), y observar que en
las de folios 52, 57, 59, y 63, se certifica que el vínculo inició
en el año de 1985, adoptó aquella anualidad como punto de
partida de la relación contractual, y al no existir certeza
frente al día y mes, atendiendo lo adoctrinado por esta Corte
en sentencia CSJ SL, 28 abr. 2008, rad. 33489, SL, 6 mar.
2012, rad. 42167, SL905-2013, rad. 37865, en las que se
reitera lo señalado en la CSJ SL, 22 mar. 2006, rad. 25580,
fijó el 31 de diciembre de 1985, como fecha de vinculación
laboral.

Con relación al reconocimiento y pago de la pensión


sanción, regulada por el artículo 133 de la Ley 100 de 1993,
encontró acreditados los presupuestos para conceder la
respectiva prestación, ya que, con las planillas de pago de
Seguridad Social, Formulario Pila (fs. 160, 161 y 164 exp. digital)
y el certificado de afiliación y aportes a Colfondos (f. 357 del
cuaderno físico, 415 exp. digital), contrario a lo afirmado en

primera instancia, encontró acreditado que no existió


afiliación del trabajador al sistema pensional por parte del
empleador; por su parte, con las certificaciones laborales y la

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misiva de terminación del contrato (fs. 30 y 548 cuaderno físico,


40 y 632 exp. digital), constató que la relación laboral tuvo lugar

del 31 de diciembre de 1985 al 16 de junio de 2016, es decir,


por más de 30 años, según se determinó en primera
instancia, sin que fuera objeto de impugnación, y que el
trabajador fue despedido sin justa causa.

Lo anterior, condujo a revocar el reconocimiento del


cálculo actuarial, y en su defecto, a otorgar la pretensión
principal, la pensión sanción de jubilación a partir del 19 de
junio de 2016, porque el trabajador cumplió la edad de 55
años, el 5 de mayo de 2010, fijando la prestación
proporcional en cuantía de $4.858.108.89, para un
retroactivo al 30 de agosto de 2020 de $289.802.759.95.

Frente a la reliquidación de las acreencias laborales,


señaló, que la modalidad contractual a término indefinido no
varía la liquidación obtenida por intereses a la cesantía y
primas de servicio, pero sí en relación con el auxilio de
cesantía, en la medida que, al haberse vinculado
laboralmente antes de la reforma introducida por la Ley 50
de 1990, su liquidación obedece al régimen retroactivo, pues
no obra prueba de acogimiento al nuevo sistema de
liquidación anual allí previsto, lo cual conduce a modificar el
monto reconocido por el a quo, y en su lugar fijar la suma de
$217.876.3879.

Atendiendo igualmente a la modalidad de indefinido del


contrato de trabajo que ató a las partes, reliquidó la
indemnización por despido fijada en primera instancia,

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acudiendo a lo señalado por el artículo 6° de la L. 50 de 1990,


en aplicación al parágrafo del artículo 28 de la L. 789 de
2002, modificando en consecuencia su valor a $291.638.558.

Determinó, respecto de la reliquidación pretendida en


la impugnación por el demandante frente a los intereses a la
cesantía, primas de servicios y vacaciones, que no procede,
por cuanto operó el fenómeno de la prescripción, y
aquello no fue objeto de apelación.

Finalmente, en relación con el reconocimiento de la


sanción por no pago de intereses a la cesantía e
indemnización moratoria por no pago de las prestaciones
sociales al término del contrato, consideró el Tribunal, que
existe prueba del convencimiento aducido por la Embajada
de la República Islámica de Irán, de haber ejecutado el
contrato bajo las normas de su país y no por las leyes
laborales que para este caso debe imponerse, aspecto que fue
expuesto por el demandante en su interrogatorio de parte, al
referir que la accionada al inicio de la relación laboral así se
lo indicó.

Argumentos de orden fáctico y jurídico, que el juez de


segunda instancia consideró respetables y atendibles para
eximir del pago de las condenas pretendidas por el actor, al
no encontrar acreditada su mala fe, lo cual condujo a
confirmar la decisión del juez de primer grado en este
aspecto. (fs. 599 a 612 del cuaderno físico 712 a 738 del expediente
digital)

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IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por el demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente, que la Corte case parcialmente


la sentencia recurrida, en los siguientes aspectos:

a) Modifique la parte resolutiva de dicha sentencia, en cuanto


confirma el numeral TERCERO de la parte resolutiva de la
sentencia de primera instancia, en el cual se condena a pagar
a la demandada a favor del demandante las siguientes sumas:

Literal A. La suma de $14.816.667 por reembolso de


deducciones de salario, cifra que deberá reconocerse indexada
desde el momento de su exigibilidad hasta la fecha de pago.

Literal C. La suma de $1.765.270 por intereses sobre las


cesantías, también indexadas desde el momento de su
exigibilidad hasta el momento de su pago.

Literal E. La suma de $9.731.042 por concepto de vacaciones,


concepto que también deberá ser reconocido de manera
indexada.

b) Revoque la parte resolutiva de dicha sentencia, en cuanto


confirma el numeral SEXTO de la parte resolutiva de la
sentencia de primera instancia, por medio de la cual se
ABASOLVIÓ a la demandada del pago de la indemnización
moratoria establecida en el artículo 65 del CST y la sanción por
no pago de los intereses a la cesantía, prevista en el artículo 3.°
de las Ley 52 de 1975 y artículo 5.° del Decreto Reglamentario
116 de 1976.

Y, una vez casada la sentencia recurrida, actuando la


Corte en sede de instancia, se dicte la correspondiente
sentencia de reemplazo, disponiendo lo siguiente:

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a) Que la demandada está obligada a pagar al demandante, la


reliquidación de las siguientes prestaciones así:

i. Literal A. La suma de QUINCE MILLONES DE PESOS


(15.000.000.00) MCTE, por concepto del reembolso de
deducciones de salario, también indexados desde el momento
de su exigibilidad hasta el momento de su pago.

ii. Literal C. La suma de OCHENTA Y SEIS MILLONES


NOVECIENTOS OCHENTA Y SIETE MIL NOVENTA Y DOS
PESOS (86.987.092.00) MCTE, por concepto de los intereses a
la cesantía, también indexados desde el momento de su
exigibilidad hasta el momento de su pago.

iii. Literal E. La suma de QUINCE MILLONES NOVCECIENTOS


OCHENTA Y OCHO MIL CIENTO NOVENTA Y CUARTRO PESOS
($15.988.194.00) MCTE, por concepto de vacaciones, valor que
deberá ser reconocido de manera indexada hasta la fecha de
su pago.

b) Que la demandada está obligada a pagar por concepto de


INDEMNIZACIÓN MORATORIA, la suma de CIENTO SETENTA
Y UN MILLONES SEISCIENTOS MIL PESOS (171.600.000.00)
MCTE, correspondiente a 24 meses contados desde el 19 de
junio de 2016 fecha de terminación del contrato a término
indefinido, y, a partir del mes 25, intereses moratorios a la tasa
máxima de créditos de libre asignación certificados por la
Superintendencia Bancaria, hasta cuando el pago se verifique.

c) Que la demandada está obligada a pagar por concepto de


sanción por no pago de intereses a la cesantía, la suma de
CIENTO SETENTA Y TRES MILLONES NOVECIENTOS
SETENTA Y CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y CUATRO PESOS
($173.974.184.00) MCTE, correspondiente a una suma
adicional igual a dichos intereses, conforme lo dispone el
artículo 3.° de la Ley 52 de 1975 y el artículo 5.° del Decreto
Reglamentario 116 de 1976.

Con tal propósito formuló tres cargos, por la causal


primera de casación, que no fueron objeto de réplica y que
pasa la Sala a estudiar a continuación.

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VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia impugnada de violar por vía directa


la ley sustancial en la modalidad de infracción directa del
artículo 1° de la Ley 52 de 1975 y el art. 5.° de la Ley 116 de
1976, artículos 53 y 230 de la CN.

Afirmó, que yerra el ad quem, al haber dejado de aplicar


el artículo 1° de la Ley 52 de 1975 y artículo 5.° de la Ley 116
de 1976, que consagran a favor del trabajador la liquidación
y pago de los referidos intereses, aplicable al contrato de
trabajo a término indefinido que vinculó a las partes, pues
no accedió a la solicitud de reliquidación de las prestaciones
sociales sustentada en la impugnación, llegando a
conclusiones desacertadas que llevaron a confirmar la errada
liquidación efectuada por el a quo, pese a que admitió, que
debido a la real fecha de vinculación y modalidad contractual
(31 de diciembre de 1985 y contrato a término indefinido), el
demandante era acreedor del régimen retroactivo de
liquidación del auxilio de cesantías.

Pues, dejó de lado el tema de los intereses a la cesantía,


manteniendo la liquidación bajo el sistema anual y definitivo
de liquidación de cesantías dispuesto por la Ley 50 de 1990,
regulación que no aplica al caso, sino el tradicional del
artículo 249 del CST, y el artículo 1.° de la Ley 52 de 1975 y
5.° del Decreto Ley 116 de 1976, que regula cómo deben
liquidarse y concederse aquellos, consagrando un porcentaje
del 12% anual sobre el saldo de cesantía causado a 31 de
diciembre de cada calenda.

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Considera igualmente, que erró el Colegiado al


determinar que la modalidad del contrato a término
indefinido no variaba la forma en que se obtuvo el valor de
los intereses a las cesantías, en la medida en que habiendo
corregido el tema de la naturaleza contractual definida a
indefinida, al igual que los extremos de duración del contrato
de trabajo que vinculó a las partes, conducía a que la
liquidación efectuada por el a quo, fuese errática, por cuanto
aquellas condiciones hacían que su liquidación fuera
diferente y su valor superior, ya que debía cuantificarse no
sobre una base de liquidación anual de cesantías, previsto
en la Ley 50 de 1990, que arrojó la suma de $1.765.270, sino
como se precisó en la impugnación de la sentencia de
primera instancia, que debían ser fijados sobre el saldo de
cesantías retroactivas causado al 31 de diciembre de cada
anualidad, al retiro del trabajador o de liquidación parcial,
atendiendo lo previsto por la ley, lo cual representa para el
período no afectado por la prescripción, el derecho causado
a más tardar el 31 de enero de 2014, enero de 2015, enero
de 2016, y para el 19 de junio de 2016, la suma de
$86.987.092.

VII. CONSIDSERACIONES

En lo concerniente al primer cargo, en atención a la vía


directa seleccionada, se tienen que no es materia de
controversia en casación los siguientes supuestos fácticos
establecidos por el juez colegiado, a saber: i). Que el señor
ALI KOHAN HOSH NEJAD, laboró al servicio de la

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EMBAJADA DE LA REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN EN


COLOMBIA, entre el 31 de diciembre de 1985 y el 19 de junio
de 2016, sin solución de continuidad, desempeñando la labor
de empleado local administrativo; ii). Que para el momento
de la celebración del acuerdo contractual, el demandante
tenía la nacionalidad iraní y la condición de residente
colombiano; iii). Que aquel adquirió la nacionalidad
colombiana, a partir del 2 de mayo de 2011, mediante Carta
de Naturaleza No. 9 del 11 de marzo de 2011; iv). Que el
salario devengado para el año 2012 y 2013, fue de
$6.500.000.00, y para el 2014, 2015 y 2016 de
$7.150.000.00; v). Que la Embajada confesó en la respuesta
a la demanda, no haber cancelado durante y a la terminación
de la relación laboral, las acreencias laborales que se
demandan, tales como: auxilio de cesantías e intereses a la
cesantía, vacaciones, entre otros conceptos.

En primer lugar, es de recordar, que el Tribunal con


fundamento en los precitados supuestos fácticos y lo
señalado por la reiterada jurisprudencia de esta Corte (CSJ
SL, 18 nov. 2009, rad. 37321, CSJ SL, 8 mayo 2013, rad.
42741, CSJ SL, 22 mar. 2017, rad. 46856), frente a la
aplicación de la ley laboral en Colombia o denominado
principio de la territorialidad establecido en el artículo 2.° del
CST, y muy especialmente, atendiendo el tema de la
inmunidad restringida de jurisdicción de los Estados y sus
bienes en materia laboral, respecto de la cual se ha estimado,
que se permite que puedan ser llamados a juicio por los
tribunales del país receptor, cuando se encuentren
comprometidos derechos laborales de connacionales y

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residentes permanentes en el territorio nacional, que presten


o prestaron sus servicios en actividades administrativas,
técnicas o en el servicio doméstico contratado localmente por
las Misiones Diplomáticas o Delegaciones Extranjeras;
determinó que la relación laboral que vinculó a los
contratantes aquí relacionados, debía ser considerada regida
por la legislación laboral colombiana, tal como lo concluyó el
a quo, por cuanto no se acreditó el sometimiento a las normas
laborales del país contratante - República Islámica de Irán-,
como lo afirmó en la respuesta a la demanda la Misión
Diplomática de Irán en Colombia, por cuanto la prueba con
la cual se pretendió demostrar, fue aportada en idioma
diferente al español, sin que fuera traducida en los términos
previstos por el artículo 251 del CGP, y no se arrimó prueba
de la legislación foránea, en los términos del artículo 177 del
ídem.

En tal virtud, al no verificarse igualmente que la


relación laboral estuvo pactada por varios contratos de
trabajo a término fijo, como se afirmó por la Embajada en la
respuesta a la demanda, pero lo diera por sentado el a quo,
en atención a que no se cumplían los presupuestos del
artículo 46 del CST, concluyó que aquella debía entenderse
bajo la modalidad de duración indefinida, en los términos del
artículo 47 del CST.

Adicional a lo anterior, con fundamento en las


certificaciones laborales emanadas de la Misión Diplomática
iraní (fs. 32, 32, 37, 38, 40, 41, 42 y 43 cuaderno físico principal – 52,
54, 57, 58, 60, 61, 62 y 63 digital), se tiene que el ad quem,

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Radicación n.° 91600

procedió a modificar la decisión del juez de primer grado, no


solo respecto de la modalidad contractual - término fijo a
indefinido -, sino además el extremo inicial, fijándole en el 31
de diciembre de 1985, y no el 17 de febrero de 1986. Tal
situación le llevó a considerar, que había lugar a modificar el
valor establecido por el a quo, respecto al auxilio de cesantía,
debido a que su vinculación laboral fue antes de la vigencia
de la Ley 50 de 1991, lo cual le hacía acreedor a la liquidación
retroactiva prevista por el artículo 249 del CST, pues no se
aportó prueba que se hubiese acogido el trabajador al nuevo
sistema de liquidación anual, método utilizado por el a quo,
para cuantificar aquella prestación.

Pero, a pesar de las consideraciones que anteceden,


estimó que no había lugar a modificar las condenas
impuestas por intereses a las cesantías y primas de servicio,
bajo el criterio de que la modalidad contractual no variaba la
forma como se obtuvo su valor.

Sin embargo, la censura considera que el Tribunal se


equivocó en aquella determinación, al menos en lo que
corresponde a los intereses a la cesantía, al omitir dar plena
aplicación a lo estipulado en el artículo 1.° de la Ley 52 de
1975 y 5.° del Decreto Reglamentario 116 de 1976, debido a
que no obstante haber reconocido que la relación laboral
estuvo regida por un solo contrato realidad a término
indefinido, y dedujo que era acreedor al sistema de
liquidación del auxilio de cesantía de manera retroactiva
regulado por el artículo 249 del CST, lo que conducía a
liquidar la prestación teniendo el tiempo acumulado de

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Radicación n.° 91600

vinculación y el último salario percibido a la terminación del


contrato; mantuvo la cuantificación de los intereses
moratorios bajo el sistema anual de cesantía, ignorando que
el porcentaje del 12% anual estipulado por las precitadas
normas, que regulan para el caso los interés, se aplica sobre
los saldos de cesantías que a 31 de diciembre de cada
anualidad, o en la fecha de retiro, tenga a su favor el
trabajador.

Al respecto, advierte la Sala, que la razón está de lado


del recurrente, pues es evidente, que al estimarse por el juez
de segundo grado que la relación laboral se ejecutó bajo un
contrato a término indefinido, el cual tuvo inició por lo menos
el 31 de diciembre de 1985, y que por tanto el auxilio de
cesantía debía entenderse regulado por el sistema retroactivo
de liquidación establecido por el artículo 249 del CST, lo
procedente es que los intereses a la cesantía deben seguir
igual suerte, es decir, ha de entenderse que continuaban
regulados por lo dispuesto en el artículo 1.° numeral 2.° de
la Ley 52 de 1975, el cual claramente tienen establecido que:

Artículo primero: A partir del primero de enero de 1975 todo


patrono obligado a pagar cesantía a sus trabajadores conforme al
Capítulo VII Titulo VIII, Parte 1.° del Código Sustantivo del Trabajo
y demás disposiciones concordantes, les reconocerá y pagará
intereses del 12% anual sobre los saldos que en 31 de diciembre
de cada año, o en las fechas de retiro del trabajador o de
liquidación parcial de cesantía, tenga este a su favor por concepto
de cesantía.

2.° Los intereses de que trata el inciso anterior deberán


pagarse en el mes de enero del año siguiente a aquel en que se
causaron; o en la fecha del retiro del trabajador o dentro del mes
siguiente a la liquidación parcial de cesantía, cuando se produjere
antes del 31 de diciembre del respectivo período anual, en cuantía
proporcional al lapso transcurrido del año.

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Radicación n.° 91600

Pues adicional a la regulación descrita sobre la materia,


se advierte que bajo el numeral 2° del artículo 99 de la Ley
50 de 1990, se señaló que: “El empleador cancelará al trabajador
los intereses legales del 12% anual o proporcionales por fracción, en los
términos de las normas vigentes sobre el régimen tradicional de
cesantía, con respecto a la suma causada en el año o en la fracción que
se liquide definitivamente.” (Negrillas de la Sala)

En consecuencia, resulta evidente el yerro jurídico en


que incurrió el Tribunal, al haber omitido dar aplicación a los
preceptos descritos, no obstante establecer que la liquidación
del auxilio de cesantías del trabajador estaba regida por el
sistema retroactivo de cuantificación, y con fundamento en
ello haber ajustado el saldo de cesantías adeudado por la
Embajada, con base en los verdaderos extremos de la
duración de la relación laboral y la modalidad contractual,
en la medida en que al modificar el saldo del auxilio de
cesantía, y ser este la base del cálculo de los intereses,
resulta evidente su repercusión directa en el valor de los
mismos, pues deben ser estimados teniendo en cuenta el
saldo acumulado del auxilio de cesantía retroactivo causado
a 31 de diciembre de cada anualidad, y sobre el valor
obtenido a la terminación del contrato.

Así las cosas, el cargo prospera, y habrá de casar


parcialmente la sentencia de segundo grado, en cuanto no
modificó y adicionó el monto de la condena impuesta por
concepto de intereses a las cesantías.

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Radicación n.° 91600

VIII. SEGUNDO CARGO

Acusa la sentencia recurrida de ser violatoria de la ley


sustancial, por vía indirecta, en la modalidad de aplicación
indebida de los artículos 9, 13, 14, 59, 149, 186, 187, 188,
189, 488 y 489 del CST, artículos 53 y 230 de la CN, artículo
1° Ley 995 de 2005, Ley 52 de 1975, Decreto Reglamentario
116 de 1976, y en las normas procesales como violación
medio, en relación con los artículos 60, 61 y 151 del CPTSS.

Como errores de hecho denuncia:

1. Dar por demostrado, de forma equivocada, que los intereses a


las cesantías y vacaciones, no se reliquidaban por cuanto
frente a estos había operado el fenómeno de la prescripción.

2. Dar por demostrado, de forma equivocada, que la reliquidación


de prestaciones sociales no había sido tema de apelación.

3. Dar por demostrado, sin estarlo, que la liquidación de


prestaciones sociales del actor estaba correcta de hecho y
derecho.

Como sustento preliminar, afirmó el recurrente, que el


Tribunal resolvió la solicitud de reliquidación de las
acreencias laborales reconocidas por el a quo, solo para los
literales B) y F) del numeral tercero de la resolutiva de la
sentencia de primera instancia (auxilio de cesantía e
indemnización por despido), pero se abstuvo de revisar el
ajuste impugnado respecto de las correspondientes a los
literales A), C), y E) relativos respectivamente a reembolso de
salario, intereses sobre las cesantía y vacaciones, bajo el
supuesto, respecto de estos dos últimos conceptos, de que la

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21
Radicación n.° 91600

modificación en los extremos de la relación laboral y de la


modalidad contractual no generaba modificación alguna en
ellos, con lo cual, a su juicio, incurrió en un manifiesto error,
por cuanto las condenas impuestas al respecto por el a quo,
tuvo como fundamento la modalidad contractual de terminó
fijo y unos extremos de la relación alejada de la realidad
probatoria.

Error que estima tuvo lugar, porque el fallador de


primer grado pasó por alto, que en la sentencia modificó el
extremo inicial del contrato, pasando del 17 de febrero de
1986 a 31 de diciembre de 1985, y la modalidad contractual
de término fijo a indefinido, lo cual repercute en la
liquidación de las referidas acreencias laborales y representa
un desatino fáctico manifiesto, que afectó los derechos
fundamentales mínimos establecidos en las normas
laborales y constitucionales en favor del trabajador.

En lo que concierne al reembolso salarial, enuncia como


pruebas indebidamente apreciadas: La demanda (fs. 175 a
189), la contestación de la demanda (fs. 326 a 346), recibos de

pago del año 2014, mes de febrero (f. 435) recibos de pago año
2015, meses de enero, febrero, marzo y diciembre (fs. 435, 445,
448, 451, y 442), recibos de pago del año 2016, meses de abril,

mayo y junio (fs. 459, 462 y 464 todos del cuaderno físico principal.)
Sin embargo, en la demostración, denuncia que el fallador de
segunda instancia no apreció los citados medios probatorios,
razón por la cual, será del caso analizar este aspecto del
cargo desde este punto de vista

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 91600

En cuanto a la demanda, precisó que en el hecho 54 se


afirmó que:

“… la demandada realizó arbitrariamente descuentos


salariales a mi prohijado, omitiendo indicar el concepto y
naturaleza de los mismos y adicionalmente, sin contar con su
autorización escrita de éste, deduciendo en cada pago mensual
durante treinta (30) meses, la suma de QUINIENTOS MIL PESOS
($500.000.00) MCTE, desde el mes de enero del año 2014 hasta
el 20 de junio de 2014 hasta el 20 de junio del año 2016, feche en
que se produjo la terminación unilateral del contrato; tal y como
consta en los recibos distinguidos con los años del calendario Iraní
1393, 1394 y 1395, correspondientes a los años calendarios 2014,
2015 y 2016 respectivamente …”

Mientras en la contestación de la demanda, folios 319


respondió: “Es cierto …”

Agregó, que el Tribunal no apreció los recibos de pago


reseñados, confirmando en este aspecto el fallo apelado.
Prueba documental traducida y legalizada que indicó,
analizada en conjunto, acreditan el monto real de la
retención efectuada mensualmente por la suma de
$500.000.00, que no fueron tenidas en cuenta en su
totalidad por el a quo, pues determinó la suma de
$14.816.667.00 al dejar de contabilizar el mes de junio de
2016, lo que en realidad representaba un reembolso de
$15.000.000.00 de enero de 2014 a junio de 2016, al pasar
por alto la prueba visible a folios 464 del expediente, que
demuestra la deducción correspondiente al período mayo 21
a junio 20 de 2016.

En consecuencia, concluyó, que es innegable el defecto


que presenta la liquidación confirmada por el Tribunal, al
inadvertir el descuento arbitrario del último ciclo de pagos,

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 91600

que de haberse apreciado lo hubiera llevado a una


consideración diferente, y es que el descuento arbitrario del
empleador se efectúo durante 30 meses por la suma de
$500.000.00 cada mes, para un total de $15.000.000.00 y
no de $14.816.667 como lo determinó la primera instancia.

Ahora, frente a la determinación del fallador de primer


grado de no reliquidar los intereses a las cesantías y la prima
de servicios, reitera los argumentos plasmados en el primer
cargo.

De otro lado, en cuanto al yerro de confirmar las


liquidaciones de las acreencias laborales otorgadas por el a
quo, por cuanto consideró que operó la prescripción y aquella
determinación no fue apelada; clarificó que ciertamente
aquella excepción no fue recurrida, por cuanto la misma se
declaró parcialmente probada en los términos establecidos
por los artículos 488, 489 del CST y 151 del CPTSS, al decidir
que los derechos contemplados en la ley laboral prescriben
en tres (3) años, que se cuentan desde que la obligación se
hace exigible, y estar conforme con la interrupción declarada
por el a quo, que surgió del simple reclamo escrito que hizo
el trabajador el 22 de septiembre de 2016 (f. 150 cuaderno físico,
171 exp. digital).

En cuanto a las vacaciones, manifestó, que atendiendo


el término de prescripción establecido por el a quo, conforme
lo señalado por el artículo 186 del CST, se debe tomar el
extremo inicial de la relación laboral, para establecer el
cumplimiento del año de servicios, y conforme con el artículo

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24
Radicación n.° 91600

187 del CST, tal como se precisó en la sentencia de primer


grado, estas solo son exigibles un año después, siendo
facultad exclusiva del empleador otorgarlas dentro del año
siguiente, razón por la cual, la extinción prescriptiva del
derecho empieza a correr un año después de su exigibilidad,
motivo por el cual, la prescripción al derecho a las vacaciones
es de cuatro años.

En consecuencia, estima el recurrente, que al


modificarse la fecha inicial de la relación laboral, la
liquidación de aquella acreencia laboral debió variar, es
decir, que al fijarse por el Tribunal la iniciación del contrato
el 31 de diciembre de 1985, correspondía tomar entre la
referida fecha y el 19 de junio de 2016, lo cual significa, que
al verificarse con el documento de folios 150 del cuaderno
físico (171 del digital), que el actor presentó escrito de
reclamación del pago de todas las obligaciones laborales
adeudadas por el empleador, el 22 de septiembre de 2016,
con el cual se produjo la interrupción de la prescripción, y
presentarse la demanda el 1° de diciembre de 2016, la fecha
inicial de causación del derecho debió fijarse el 31 de
diciembre de 1985, mientras que el a quo, determinó el 17
de febrero de 1986.

Que tal contabilización de términos prescriptivos, se


soporta en providencia CSJ SL71281-2019, para finalmente
entrar a liquidar su valor y concluir, que no estaban
prescritas las vacaciones causadas con antelación al 22 de
septiembre de 2016, generadas a 31 de diciembre de 2012,
2013, 2014, 2015 y 2016, así como la fracción de enero a

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25
Radicación n.° 91600

junio de 2016, que representan la suma de $15.988.194.00,


y no $9.731.042.00 liquidado en primera instancia.

Por consiguiente, precisó que es innegable el yerro en el


que incurrió el fallador de segunda instancia, al omitir
reliquidar este derecho a favor del trabajador y confirmar la
liquidación adoptada por el a quo, lo cual no se acompasa
con lo dispuesto en las normas que regulan el derecho y que
debieron ser debidamente aplicadas para establecer a ciencia
cierta el verdadero valor.

IX. CONSIDERACIONES

De entrada, se releva la Sala de estudiar nuevamente lo


concerniente a la reliquidación o ajuste de la condena
impuesta por el juez de primer grado respecto de los intereses
sobre auxilio a la cesantía, por cuanto aquel asunto ya fue
debidamente estudiado y definido en el cargo que antecede.

En segundo lugar, advierte esta Corporación, que el


Tribunal no pudo incurrir en yerro fáctico alguno, por haber
dejado de valorar o haber apreciar erróneamente los medios
probatorios denunciados por la alzada, y como consecuencia
de ello dejado de revisar las condenas impuestas por el a quo,
relacionadas en los literales A) y E) del numeral tercero de la
parte resolutiva de la sentencia de primera instancia,
concernientes respectivamente al reembolso de salarios y
vacaciones, pese a que modificara el extremo inicial de la
relación laboral y la modalidad contractual fijadas por el juez
de primer grado, y como consecuencia de ello sí ajustara el

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Radicación n.° 91600

valor reconocido por concepto de auxilio de cesantía.

Lo anterior, por cuanto tal como lo señaló expresamente


en la sentencia, en cuanto a la reliquidación de primas de
servicios y las vacaciones, aquellos asuntos no fueron objeto
de apelación por el ahora aquí recurrente en casación, lo cual
igualmente cabe predicar del ajuste al reembolso salarial,
pues conforme lo dejara sentado en la fijación del alcance de
la decisión y se verifica en la impugnación registrada en el
CD que contiene la audiencia de juzgamiento dictada por el
Juez Treinta y Siete Laboral del Circuito de Bogotá, registro
entre 1 hora, 45 minutos, 24 segundos y las 2 horas, 14
minutos, 35 segundos; únicamente fueron objeto de reproche
por la apoderada del demandante frente a la decisión de
primer grado, los siguientes asuntos:

i. “La modalidad del contrato y extremo inicial, asegura debe ser a


término indefinido y a partir de 1985” ya que “las pruebas aportadas
por la demandada no podrían tenerse en cuenta pues no cumplen con
los requisitos mínimos establecidos por el Código General del Proceso
artículo 251 ...”; ii. “Respecto de la liquidación de la indemnización por
despido sin justa causa, expresa no estar de acuerdo con la misma ya
que se liquidó teniendo en cuenta un contrato a término fijo cuando en
realidad fue indefinido, solicitando se aplique la tabla de indemnización
establecidas en los literales, B, C y D del artículo 6 de la Ley 50 de
1990...”; iii. “Lo atinente a la pensión sanción …"; iv. “Solicita la
reliquidación de todas las prestaciones, porque se tuviron en cuenta bajo
la argumentación de un contrato a término fijo, que no existió pues reitera
esos contratos aportados no tienen validez.”, v. “indemnización por mora
en el pago de intereses a la cesantía, peticiona su pago con fundamento
en que las cesantías nunca fueron canceladas y en ese orden los
intereses a las cesantías se omitieron durante toda la relación laboral …"

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Radicación n.° 91600

y finalmente; vi. “La indemnización moratoria por el no pago de


prestaciones sociales …"

Luego, resulta evidente que aquellas pretensiones


quedaron por fuera del debate ante el juez de la alzada,
siendo precisamente ese el fundamento de la decisión del ad
quem, para abstenerse de analizarlas en la sentencia, y por
consiguiente, ahora constituya la razón por la cual no
puedan reclamarse en esta sede extraordinaria, pues
desborda el alcance de la impugnación y, de contera,
constituye un medio nuevo en casación.

Cabe aclarar que, si bien el juez de segundo nivel hizo


alusión a que el demandante en su impugnación, solicitó la
reliquidación de todas las prestaciones, se advierte por parte
de la Sala que, luego especifico y analizó cada una las
acreencias laborales que en realidad fueron materia de
sustentación en el recurso de apelación que fuera formulado
contra la sentencia del a quo, sin que en ella, valga reiterar,
se observe por la Sala, se vinculara petición de revisión
alguna, respecto del reembolso salarial por deducciones
ilegales del empleador y las vacaciones compensadas, que
fueron otorgadas en la mencionada providencia.

En ese orden, aquellos aspectos ahora alegados por la


censura constituyen un medio nuevo, el cual, está proscrito
en casación, sin que sea dable en esta sede extraordinaria su
estudio, puesto que con ello se vulneraria el derecho de
defensa, contradicción y el debido proceso de la parte
convocada a juicio, al sorprenderla con peticiones distintas a

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Radicación n.° 91600

las cuestionadas frente a la decisión de primer grado,


alterando la relación jurídico procesal definida en las
instancias.

Adicional a lo anterior, procede resaltar que, de


admitirse como cierto, que el ad quem omitió pronunciarse
frente a la totalidad de extremos de la litis, como se
desprende del planteamiento presentado por la censura, lo
procedente hacer uso de los remedios procesales que
consagra nuestro ordenamiento jurídico, previstos en el
artículo 287 del CGP, y que era la herramienta jurídica viable
para remediar la supuesta omisión, de así considerarlo,
conducto procesal que no se utilizó, a fin de que se dictara
una providencia complementaria en donde se pronunciara
sobre los puntos que se consideraban no resueltos.

Sobre el medio nuevo en casación laboral, cabe


rememorar lo dicho por esta Sala en sentencia CSJ SL, 16
mar. 2010, rad. 36922, reiterada en la CSJ SL5179-2019, y
más recientemente CSJ SL3443-2021 y CSJ SL1202-2022,
en la que sobre este particular se dijo:

«De suerte que, como lo asentó el Tribunal, lo cierto es que la


parte planteo en el recurso de apelación y lo hace ahora en el
extraordinario, un hecho nuevo, que no fue debatido en las
instancias […]»

[…]

Al respecto, conviene recordar lo sostenido por esta Sala de


la Corte, en la sentencia de 10 de marzo de 1998, radicación

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Radicación n.° 91600

10439, oportunidad en la que expresó lo que a continuación se


transcribe:

“El derecho de defensa y el debido proceso exigen que la relación


jurídica procesal quede delimitada al inicio en el juicio. Es por eso
que el demandante al elaborar su demanda laboral debe ser
cuidadoso no sólo al formular las pretensiones, sino de manera
muy especial al presentar los hechos que constituyen la causa
petendi. Si bien las falencias en cuanto a las primeras pueden ser
reparadas en los juicios del trabajo por el juzgador de primer
grado, en desarrollo de la facultad extrapetita, a condición de que
los hechos que le sirven de apoyo hayan sido planteados y
discutidos en juicio, no puede ese mismo funcionario, ni ningún
otro, corregir el rumbo del proceso trazado por el accionante,
alterando la causa petendi en que éste fincó su acción.”

En similar sentido, se ha pronunciado esta Corporación


en las sentencias CSJ SL653-2018, en donde se reiteró la
CSJ SL9584-2017 y la CSJ SL8546-2017.

Conforme con lo anterior, es claro para la Sala, que el


Tribunal no pudo en su decisión incurrir en los supuestos
yerros fácticos que se le imputan, relacionados con el no
haber revisado la liquidación del reembolso salarial y las
vacaciones compensadas, en que cimentó la censura su
acusación.

Así las cosas, se desestima el cargo.

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X. TERCER CARGO

Acusa la sentencia recurrida de ser violatoria de la ley


sustancial, por vía indirecta, en la modalidad de aplicación
indebida del artículo 65 del CST, modificado por el 29 de la
Ley 789 de 2002, en relación con los artículos 2, 13, 24 y 16
del CST, artículos 4, 53 y 230 de la CN, en las normas
procesales como medio, en relación con los artículos 60 y 61
del CPTSS.

Denuncia como errores de hecho manifiestos en que


incurrió el Tribunal, los siguientes:

- Dar por demostrado, sin estarlo, el convencimiento de parte de


la demandada EMBAJADA DE LA REPÚBLICA ISLÁMICA DE
IRÁN EN COLOMBIA, sobre la aplicación de la ley de Irán en la
relación laboral con el Actor y no por las leyes laborales.

- Dar por demostrado, sin estarlo, el argumento sobre la


exoneración del pago de las prestaciones sociales derivadas
del contrato de trabajo regido por la ley colombiana.

- Dar por demostrado, sin estarlo, que la accionada se comportó


durante toda la relación contractual, sin haber desconocido en
manera alguna el valor de la remuneración pactada, pues
realizó los pagos, que a su entender, eran los legales, conforme
a las condiciones pactadas.

- Dar por demostrado, sin estarlo, que la posición de la


enjuiciada al resistirse a pagar las prestaciones sociales del
actor no era desdeñable.

- Dar por demostrado, de forma equivocada, que existían


argumentos de orden fáctico y jurídico de cierta probidad a
favor de la convocada, no compartidos por esta corporación a
la luz de las leyes del trabajo.

- Dar por demostrado, de forma equivocada, que la demandada


(…), actuó de buena fe.

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- Dar por demostrado, de forma equivocada, que la demandada


(…), no era conocedora de la legislación colombiana en la
relación laboral que tenía con el Actor.

Como prueba indebidamente apreciada, denuncia el


interrogatorio de parte rendido por el demandante (f. 563 CD
audiencia art. 80 CPTSS).

Afirma que el fallador no apreció en debida forma este


medio probatorio, en la medida que con fundamento en el
concluyó que;

(…) en relación con el reconocimiento de la sanción por no


pago de los intereses a las cesantías reguladas en el numeral 3
del artículo 2 de la Ley 52 de 1975 e indemnización moratoria por
el no pago de las prestaciones sociales (artículo 65 CST), se hace
necesario tener presente que, en materia de las indemnizaciones
no existe un único racero que indique objetivamente en qué casos
el actuar del empleador incumplido es de buena o de mala fe, lo
que sólo se vislumbra del análisis particular de cada proceso y
sore el conjunto de las pruebas allegadas en forma regular y
oportuna, y en ese orden se tiene que si bien no hubo pago de
acreencias laborales, lo cierto es que en verdad se advierte el
convencimiento de la EMBAJADA DE LA REPÚBLICA ISLÁMICA
DE IRÁN de estar ejecutando un contrato bajo las normas de su
país y no por las leyes laborales que para este caso deben
imponerse, pues incluso dicha circunstancia fue expuesto
por el actor en su interrogatorio de parte al referir que la
accionada al inicio de la relación laboral así se lo indicó,
razón por la cual el argumento de defensa de la traída a juicio
durante todo el proceso se orientó en tal sentido, situación que en
su criterio, la exoneraba del pago de las prestaciones sociales
derivadas de un contrato de trabajo regido por la ley Colombiana
(sic) y fue así como se comporto durante toda la relación
contractual, sin haber desconocido en manera alguna el valor de
la remuneración pactada, pues realizó los pagos que a su
entender, eran los legales, conforme a las condiciones pactadas.
(Negrillas fuera del texto puestas por el recurrente)

Mientras que, según la pregunta tres del interrogatorio,


fue: “CÓMO ES CIERTO SI O NO QUE LA RELACIÓN LABORAL QUE

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32
Radicación n.° 91600

USTED TUVO CON LA EMBAJADA SE REGÍA POR LA LEY LABORAL


DE IRÁN Y NO LA COLOMBIANA” y su respuesta:

EN LOS PRINCIPIOS SI, NOS HICIERON VEER QUE SE


RIGEN POR LA LEY DE IRÁN, PERO DESPUÉS EL MINISTERIO
MANDÓ CARTA DICIENDO QUE LOS CONTRATOS SE RIGEN POR
PAIS RECEPTOR. Y DESPUÉS SUPIMOS QUE NO ERA ASÍ Y
SOLICITO QUE SE ARREGLARAN PROBLEMAS CON LOS
TRABAJADORES Y LLEGARON ABOGADOS DE IRÁN Y SI LO
HICIERON Y ME DIJERON QUE EL MIO POR QUE ME LLEVARON
MUCHOS AÑOS ME LO IBAN A ARREGLAR, QUE YO SEGUÍA
TRABAJANDO POR LA LEY DE COLOMBIA TODO SE PAGA, EL
PAIS ES RELIGIOSO Y CREÍ EN LA PALABRA DE LOS ABOGADOS
Y EL EMBAJADOR, CREÍ DE BUENA FE QUE ME PAGABAN EN EL
FINAL, SIEMPRE SOLICITE. EL EMBAJADOR PROMETIÓ PAGO AL
FINAL. ELLOS ME EXPLICABAN QUE TODO ME LO IBAN A PAGAR
Y ESTABA CONFIADO EN ELLOS. (Negrillas del recurrente)

Por consiguiente, estimó que con el análisis del ad quem


sobre la prueba, se vislumbra la comisión de un desatino
fáctico manifiesto, por cuanto, si bien es cierto el actor
expresó que en efecto al comienzo de la relación laboral la
accionada le informó que se regía por la ley de la República
Islámica de Irán, no es menos cierto, que afirmó
enfáticamente, que con posterioridad el Ministerio de
Relaciones Exteriores de Colombia, le informó que las
relaciones laborales con el personal local contratado en el
país, se rigen por la ley colombiana. De ahí que califica de
parcial la valoración de la prueba, por cuanto no tiene
suficiente mérito para concluir, que ello constituía causal
eximente para absolver de la indemnización moratoria y la
sanción por el no pago de intereses a las cesantías.

Expresó, que lo que debió analizar el juez, era sí existió


o no conocimiento integral por parte de la Embajada, de la

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Radicación n.° 91600

información sobre la legislación que regía la relación laboral


con los trabajadores locales contratados, nacionales o
residentes en Colombia, al momento de dar por terminado el
contrato de trabajo con el actor, y así establecer, la existencia
o no de causales eximentes de las referidas sanciones.

En consecuencia concluye, que el error del Tribunal en


la valoración de esta prueba es evidente, pues dio por ciertos
los argumentos amañados expuestos por la Misión
Diplomática de Irán, al contestar la demanda, todos ellos
direccionados al desconocimiento sobre la legislación laboral
colombiana y la aparente convicción de que la relación
laboral la regía la ley de aquel país, en desconocimiento de la
jurisprudencia de esta Corte (CSJ SL8216-2016), en cuanto
enseña, que para la aplicación de la sanción moratoria se
debe constatar por el juez, si el demandado suministró
elementos de persuasión que acrediten una conducta
provista de buena fe; sin embargo, en el proceso no se aportó
prueba alguna por la parte demandada que evidencie tal
circunstancia.

Adicional a lo anterior, acude al marco legal de la


Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, de 18 de
abril de 1961, adoptada por Colombia por la Ley 6ª de 1972,
la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de
1963, aprobada por Colombia mediante Ley 17 de 1971, la
Constitución Nacional, la Convención de las Naciones Unidas
sobre inmunidades jurisdiccionales de los Estados y sus
bienes, y el Código Sustantivo del Trabajo, el cual afirma, le
fue dado a conocer a la Embajada por el Ministerio de

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Radicación n.° 91600

Relaciones Exteriores de Colombia en colaboración con el


Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el 25 de marzo de
2004, para señalar, que el dislate del Tribunal en la
valoración de esta prueba es evidente.

A lo anterior agregó, que el presunto desconocimiento o


ignorancia de la ley laboral colombiana por la Misión
Diplomática de la República Islámica de Irán, es inexistente,
si se tiene en cuenta que toda embajada conoce la
Convención de Viena de 1961, por ser norma que regula el
desarrollo de las relaciones diplomáticas entre el Estado
acreditante y el receptor, y en el numeral 3° del artículo 33
establece claramente, que el agente diplomático que contrate
personal local o residente del país receptor, habrá de cumplir
las obligaciones que contenidas en las disposiciones sobre
seguridad social que el Estado receptor imponga a los
empleadores, e igualmente, el artículo 41 preceptúa que: “Las
personas que gocen de privilegios e inmunidades deberán respetar las
leyes y reglamentos del Estado receptor.”

Que el conocimiento de la referida normatividad, la


aceptó la enjuiciada al dar respuesta al hecho séptimo de la
demanda, a folio 324 del expediente físico, donde afirmó que
había acordado con el trabajador: “7. El funcionario local a base
de las leyes de circunscripción de la Misión Diplomática, con el visto
buen de la Embajada de la República Islámica de Irán en Colombia y con
la aprobación del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República
Islámica de Irán, tendrán seguros desde el comienzo de sus
funciones.”

SCLAJPT-10 V.00
35
Radicación n.° 91600

Con lo anterior asegura el recurrente, que la


demandada reconoció expresamente el principio de
territorialidad de la ley colombiana, al referirse a la ley del
lugar de la circunscripción de la misión diplomática y, en
segundo lugar, se obligó a que el trabajador local estuviera
afiliado a la seguridad social en Colombia desde el comienzo
de sus labores.

Ahora, respecto de las pruebas no valoradas por el


Tribunal, denunció:

- La demanda (fs. 175 a 189)


- Nota Verbal DP/OAJ N.° 10417 del 25 de marzo de 2004 (fs.
107 a 125)
- Nota Verbal S-GPI-16-069707 del 2 de agosto de 2016 (f. 126)
- Oficio S-GPI-16105166 del 18 de noviembre de 2016 (f. 127)
- Respuesta Colfondos (f. 146)
- Respuesta a solicitud de pago de vacaciones (fs. 147 a 148)
- Solicitud pago de prima de servicios (f. 149)
- Solicitud pago de prestaciones sociales (f. 150)
- Contestación de la demanda (fs. 326 a 346)
- Recibo de pago (f. 432)

En la sustentación argumentó, que el Tribunal ignoró


completamente valorar la demanda en su integridad, en la
medida en que su disertación para negar la indemnización
moratoria, la fundamentó únicamente en lo esbozado por la
llamada a juicio, desconociendo las razones de derecho
plasmados en la demanda (f. 178 cuaderno físico), donde se
relacionan, sentencias como la CC T-932-2010, relativa a la
inmunidad restringida de los Estados extranjeros en materia
laboral, y la posibilidad de ser llamados a juicio por

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Radicación n.° 91600

tribunales de nuestro país, en cuanto a reclamación de


derechos laborales y prestaciones de nacionales y residentes
permanentes del territorio nacional, que presten sus
servicios a Misión Diplomática o Delegaciones Extranjeras.

Que la sentencia CC T-180-2012, en acción de tutela


instaurada contra el mismo cuerpo diplomático aquí
demandado, reiteran los citados criterios, en el sentido de
que a los agentes diplomáticos de las Misiones o
Delegaciones Diplomáticas, acreditadas en un país
extranjero, se les impone las leyes del Estado receptor
respecto a los servidores nacionales o de quienes tengan su
residencia permanente en dicho Estado; todo lo anterior, en
atención a la adopción de la Convención de Viena sobre
Relaciones Diplomáticas de 1961.

Alude a la Asamblea General de las Naciones Unidas,


del 2 de diciembre de 2004, donde se adoptó la Convención
de Naciones Unidas sobre inmunidades jurisdiccionales de
los Estados y sus bienes, en la cual se reconoció la tesis de
la inmunidad restringida, aprobada por 28 países, entre ellos
la República Islámica de Irán.

Luego, en consideración a los anteriores precedentes,


concluyó ser claro, que la Misión Diplomática aquí
involucrada, era conocedora que debía aplicar la legislación
colombiana, por lo que para el 2012, sabia de primera mano
que los trabajadores locales y los residentes en Colombia
estaban sometidos a aquella y no a la legislación de la
República de Irán, con lo cual se desvirtúa la conclusión del

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Radicación n.° 91600

ad quem, en la que justificó el irregular proceder de la


demanda.

Frente a la Nota Verbal DP/OAJ NO. 10417 del 25 de


marzo de 2004, afirma, que refuerza lo expuesto en
precedencia, por cuanto a través de este documento, el
Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de
Colombia, le dio a conocer a las Misiones Diplomáticas, entre
ellas a la de la República de Irán, a las oficinas consulares y
organismos internacionales acreditados en Colombia, las
disposiciones que reglamentan las relaciones laborales y de
seguridad social con el personal contratado localmente, de
nacionalidad colombiana o residentes en Colombia; entre
ellas la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas
de 1961, la Convención de Viena sobre relaciones consulares
de 1963, y en especial lo referente a las leyes y reglamentos
del Estado receptor, lo cual, en su criterio, demuestra que la
parte demandada conocía desde el 2004, que el contrato
laboral con el demandante se encontraba sometido a la
legislación laboral colombiana, por lo que queda sin piso la
concepción de que su ejecución estaba regulaba por la ley de
su país.

Alude a las recomendaciones en la aplicación de la ley


laboral y de la seguridad social dirigidas por el Ministerio a
los referidos organismos, para indicar, que fueron reiteradas
en la Nota Verbal S-GPI-16-069707 del 2 de agosto de 2016
y en la respuesta al Oficio S-GPI-16-105166 del 18 de
noviembre de 2016.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 91600

Con fundamento en lo anterior, considera, que quedó


confirmado que para el 1° de diciembre de 2016, fecha en que
presentó la demanda en contra de la Misión Diplomática de
la República Islámica de Irán, ya era conocedora de que la
ley que regía la relación laboral con el señor Ali Kohan Hosh
Nejad, correspondía a la laboral colombiana, motivo por el
cual concluye, no ser de recibo la respuesta que diera el 27
de julio de 2017, en cuanto negó tal circunstancia, cuando
la prueba antes analizada demuestra todo lo contrario.

En consecuencia, precisa, que se omitió por el juzgador


analizar en su integridad la demanda, respuesta y las
pruebas documentales denunciadas, en tanto demuestran,
sin lugar a dudas, que la accionada tenía pleno conocimiento
del deber de respetar el ordenamiento interno para el
presente evento. Y fruto de lo anterior, erró al tener como
verdadero el presunto convencimiento que invocó la
demandada, de haber ejecutado un contrato laboral bajo las
normas de su país.

Ahora, respecto de la carta de Colfondos dirigida a la


Embajada, con fecha 23 de noviembre de 2006, que da
respuesta a la solicitud de información sobre el aporte que
debía efectuar a favor del trabajador, para que accediera a
una pensión mensual de $4.000.000, a los 62 años de edad,
advierte que es indicativo de que el empleador, pretendió
adoptar medidas para dar estricto cumplimiento a las
directrices impartidas por el Ministerio de Relaciones
Exteriores en el deber de afiliar a la seguridad social integral
al trabajador, y dar cumplimiento a lo previsto por el artículo

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 91600

33 de la Convención de Viena de 1961, y la legislación


colombiana, lo que desvirtúa una vez más, que la relación
laboral se regulaba por el ordenamiento jurídico colombiano.

Refiere, que la respuesta a la solicitud de pago de


vacaciones adeudada, dirigida a la Embajada y suscrita por
el actor, con fecha el 1° de enero de 2008, al igual que
solicitando explicaciones frente a la oferta que le hiciera como
empleador para negociar su derecho pensional, desvirtúa
igualmente el presunto desconocimiento que adujó tener
frente a la normativa que regía la relación laboral, y deja en
tela de juicio la trasparencia que enunció en la respuesta a
la demanda, por cuanto allí le recordó que estaba protegido
por la Constitución, la ley Colombiana y la Convención de
Viena de 1961 y 1963.

Lo propio refiere frente a la carta de solicitud de pago


de prima de servicio dirigida a la Embajada, el 12 de
septiembre de 2014, sobre el pago de los años 2011, 2012,
2013 y primer semestre de 2014, pues se había incumplido
con el mismo, oportunidad en que le puso de presente, que
tenía derecho a ella, conforme al art. 306 del CST, con lo cual
desvirtúa la presunta buena fe del deudor.

Similares conclusiones ilustran sobre la carta de


solicitud de pago de prestaciones, presentada el 22 de
septiembre de 2016, en la que reitera la reclamación del pago
de lo adeudado, y que había reclamado el 21 de julio de 2016.
Y es que el Tribunal erró al no haber valorado las citadas
pruebas, pues de haberlo hecho, hubiese condenado a la

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Radicación n.° 91600

demandada el pago de la indemnización moratoria y la


sanción por el no pago de intereses a la cesantía, por cuanto
el proceder de la Embajada esta desprovisto de buena fe.

Igualmente, reprocha, que no existió probidad de la


Embajada, pues en la respuesta a la demanda, lo que
pretendió fue generar confusión, lo que se traduce en
deslealtad procesal, pues niega en el hecho segundo el cargo
desempeñado por el actor, pese a que en la certificación de
folios 32, 33, 35 a 45, indicó que se desempeñó como
funcionario administrativo local; en el hecho 42, justifica la
omisión de afiliar al sistema de seguridad social, con el
argumento, que según las leyes de Irán era una prestación a
cargo de la Misión Diplomática, lo cual reitera al dar
respuesta a los hechos 45 y 46, señalando en el hecho 43,
que ello se debió, a que la relación laboral con el demandante
estaba regida por un contrato denominado “contrato
convenio”, en el cual la seguridad social estaba a cargo del
empleador, argumento que se repite al dar respuesta al
hecho 49; y en atención al mismo, en la respuesta al hecho
58, señaló que por la naturaleza de aquel contrato, tampoco
había lugar al pago de cesantías, pero a folios 323 afirmó que
se habían celebrado entre las partes varios contratos a
término fijo, renovados año a año desde 1986, lo cual resulta
contradictorio.

Adicionalmente, indicó, que lo afirmado en el hecho 55,


de deber únicamente la prima de servicios a la terminación
del contrato, equivalente a 20 días de salario por cada año de
servicios, no es más que otra argucia para justificar el no

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Radicación n.° 91600

pago de prestaciones y los aportes a la seguridad social, al


fenecimiento del contrato de trabajo, cuyo proceder lo califica
de omisivo y desleal, por cuanto la reclamación de folios 150
del cuaderno físico, desvirtúa el falaz argumento, y
patentizan la inexistencia de la buena fe en su actuar.

Respecto al recibo de pago de aportes a salud, de folio


432, considera que demuestra el conocimiento expreso de la
Embajada del sometimiento de la relación laboral con el actor
a la ley laboral colombiana.

En consecuencia concluye, que del análisis que


antecede, queda desvirtuadas todas las argumentaciones
engañosas esbozadas en la respuesta a la demanda, sobre la
presunta convicción de que la relación laboral estuvo regida
por la ley de la República de Irán, dejando evidente que ello
tenía como objeto justificar su omisión en el pago, por cuanto
la Embajada era conocedora que se encontraba regulado por
la legislación colombiana, y en consecuencia, resulta errática
la conclusión a la que arribó el Tribunal para exonerar de las
sanciones moratorias.

Por último, agregó, que la sola creencia de haber


actuado de buena fe, no significa necesariamente la dispensa
de la sanción, porque el empleador puede cometer actos que
demuestren que su actuar no estuvo acompañado de ella.
Advierte, que la exoneración basada en la mera creencia, sin
más miramiento y análisis, sobre como sucedió en el caso de
estudio, conduce a un yerro jurídico, por la aplicación
automática de la norma, cuando el deber conforme con la

SCLAJPT-10 V.00
42
Radicación n.° 91600

jurisprudencia de esta Corte, se basa en realizar un estudio


serio en torno a la conducta asumida por el deudor
demandado, relacionada con los actos desplegados por el
deudor moroso, que permitan justificar o no su deber en la
obligación de pago. Es así como, acusa al Tribunal haber
errado, al exonerar de la indemnización moratoria por la
simple convicción sobre la aplicación de la ley que afirmó
tener en la demandada, sin que efectivamente allegara
pruebas que así lo demostraran.

Adicionalmente, alude que el Tribunal omitió aplicar al


caso la jurisprudencia que sobre el tema ha desarrollado esta
Sala de la Corte, entre otras, la CSJ SL, 30 mayo 1994, rad.
6666; CSJ SL, 15 jul. 1994, rad. 6658; CSJ SL, 13 abr. 2005,
rad. 24397; CSJ SL, 8 mayo 2012, rad. 39186; CSJ SL70860-
2018, CSJ SL42940-2018; CSJ SL71154-2019,

Así las cosas, afirma, que con el actuar del Tribunal se


vulneró el elenco normativo denunciado, artículo 65 del CST,
y los artículos 3° de la Ley 52 de 1975, artículo 5° de la Ley
116 de 1976, y el artículo 53 de la CN, por lo que estima, se
debe casar parcialmente la sentencia acusada, y constituida
la Corte en instancia, conceder la sanción e indemnización
plasmadas en el alcance del recurso.

XI. CONSIDERACIONES

Aun cuando el cargo no es un modelo a seguir, pues


presenta algunas deficiencias e imprecisiones de orden
técnico, por cuanto, pese a dirigirse por la senda de los

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Radicación n.° 91600

hechos mezcla algunos aspectos jurídicos que resultan


ajenos a esta vía, ello en nada impide su estudio de fondo,
por cuanto de su disertación, la Sala entiende que le atribuye
a la decisión de segundo grado, el haber incurrido en un
yerro fáctico por la equivocada valoración o la falta de
estimación de las pruebas citadas, lo cual condujo al fallador
de la alzada a considerar, que la Embajada de la República
Islámica de Irán en Colombia, durante la relación laboral que
sostuvo con el demandante, siempre tuvo la firme convicción,
que se rigió por la Ley iraní y no la colombiana, y por ello no
estaba obligada a reconocer y pagar prestaciones sociales y
de la seguridad, previstas por la legislación laboral de
Colombia, lo cual le condujo a considerar, que le asistía la
buna fe, y por consiguiente le exoneraba de las sanciones e
indemnizaciones moratorias reclamadas por el actor.

Lo anterior, por cuanto sostiene el recurrente, que las


pruebas denunciadas como no valoradas y las erróneamente
apreciadas, demuestran, contrario a lo advertido por el juez
de la alzada, que la Misión Diplomática actúo de mala fe, al
omitir reconocer y pagar, tanto en la ejecución del contrato
de trabajo como a la terminación del vínculo laboral, los
derechos prestaciones y de la seguridad social que le asistían
al trabajador, en la medida en que de aquellos medios
probatorios, se desprende que la Embajada era conocedora,
por lo menos desde el 2004, que la relación laboral se regía
por las leyes laborales colombianas, y como consecuencia,
estaba obligada a responder por las prestaciones que de
aquel vínculo laboral se derivaron.

SCLAJPT-10 V.00
44
Radicación n.° 91600

Al respecto, es de recordar, que el ad quem, para fundar


su decisión absolutoria, frente a los conceptos antes
referidos, argumentó como razón, que no existe un racero
único que indique objetivamente en qué casos el actuar del
empleador incumplido es de buena o mala fe, sino que ello
parte del análisis particular de cada caso, y atendiendo el
conjunto de pruebas allegadas al proceso. De allí determinó,
que si bien no hubo pago de acreencias laborales, lo cierto es
que en verdad se advierte de ellos el convencimiento de la
Embajada de estar ejecutando un contrato bajo las normas
de su país y no por las leyes laborales colombianas que para
este caso deben imponerse, pues así lo expuso el actor en su
interrogatorio de parte, al referir que la accionada al inicio de
la relación laboral así se lo manifestó, razón por la cual, el
argumento de defensa de la accionada se orientó en tal
sentido durante todo el proceso, esto es, el que no estaba
obligado al pago de prestaciones sociales derivadas de un
contrato de trabajo regido por la ley colombiana, conforme a
las condiciones pactadas.

Tales razones esgrimidas por la Embajada, las calificó


el juez colegiado de respetables, de ser probas, y por
consiguiente acreditaba su buena fe, motivo por el que
procedió a confirmar la decisión absolutoria que al respecto
emitió el a quo, frente a la sanción por el no pago oportuno
de intereses a la cesantía establecidos por la Ley 52 de 1975
y el Decreto Reglamentario 116 de 1976, y la indemnización
moratoria prevista por el artículo 65 del CST.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 91600

Así las cosas, para dar respuesta al recurrente, la Sala


procede a analizar si el Tribunal incurrió o no en los errores
de hecho que se le endilgan en el tercer cargo, los que por
razones prácticas no se volverán a reproducir.

La censura sostiene en el desarrollo del embate, en


primer lugar, que el juez colegiado analizó erróneamente el
interrogatorio de parte que rindió el actor en audiencia del
11 de septiembre de 2019 (CD f. 559 expediente digital), por
cuanto fue parcializado, al derivar del mismo, el haber
confesado que la Misión Diplomática como el trabajador
tenían pleno convencimiento que la relación laboral que los
ataba, se encontraba regida por la ley de la República de Irán,
y por consiguiente, dar por demostrado lo afirmado en la
respuesta a la demanda, ya que, si bien aquel expresó que
en efecto al comienzo de la relación laboral la accionada le
informó que la contratación se regiría por la ley iraní,
presentó algunas aclaraciones, que no fueron tenidas en
cuenta por el fallador,

Al proceder a confrontar las respuestas que suministró


el absolvente en la diligencia del interrogatorio de parte a
través del audio de la audiencia celebrada en la fecha
referida, (minuto 15:35 a 18:09 CD f. 559 cuaderno digital), se
evidencia, que éste manifestó, que al momento de la
contratación con la Embajada de la República Islámica de
Irán en Colombia, se le hizo creer que la relación laboral se
regía por las leyes laborales del país extranjero, pero que
aquello fue aclarado después al Embajador, cuando el
Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, le mandó

SCLAJPT-10 V.00
46
Radicación n.° 91600

cartas a la Misión Diplomática, indicándole que todos los


trabajadores residentes y que laboren en Colombia, que
firmaron contrato con ella, se rigen por la ley del país
receptor, lo cual motivó que el empleador procediera a
solucionar lo que era debido, pero no su particular caso.

En los anteriores términos, resulta claro que lo allí


expresado, no puede ser considerado constitutiva de
confesión a la luz de lo dispuesto en el artículo 191 del CGP,
en tanto el juez dejó de lado las aclaraciones y explicaciones
relacionadas con el hecho confesado, lo cual quebranta el
principio de la indivisibilidad de la confesión dispuesto por
el artículo 196 del mismo estatuto, que dispone: «La confesión
deberá aceptarse con las modificaciones, aclaraciones y explicaciones
concernientes al hecho confesado, excepto cuando exista prueba que las
desvirtúe. Cuando la declaración de parte comprenda hechos distintos
que no guarden íntima conexión con el confesado, aquellos se apreciarán
separadamente».

Es así como, al analizar la pregunta tres del


interrogatorio, se tiene que el apoderado de la parte
demandada interrogó al señor Ali Kohan, en los siguientes
términos: “Cómo es cierto sí o no que la contratación que usted tuvo
con la Embajada se regía por la ley laboral de Irán y no la colombiana.”
(minuto 15:35 a 18:09 CD f. 559 cuaderno digital), a lo cual

respondió:

Esos contratos, en los principios sí, nos dejaron creer que se rigen
por las leyes de Irán, pero después el Ministerio de Relaciones
Exteriores de Colombia mandó cartas a la Embajada indicado que
todos los trabajadores que trabajen en Colombia, firmaron en
Colombia, son bajo la ley del país receptor. Y la Embajada nos
explicó, y yo tengo cartas de la embajada diciendo lo que estoy

SCLAJPT-10 V.00
47
Radicación n.° 91600

diciendo, nos hicieron creen en principio que estábamos bajo la ley


de Irán. Después supimos que no era así y El Ministerio mandó
cartas a la Embajada, no solo a la de nosotros, sino a todas las
embajadas, y solicitó el Ministerio que todas las Embajadas
solucionaran todos los problemas que tenían con los trabajadores.
Entonces llegaron abogados de Irán a resolver los problemas de
los contratos, y si lo hicieron, y me dijeron que el mío no lo podían
arreglar porque me dijeron, que como yo llevo muchos años
trabajando, no hay forma que ellos puedan pagar al Seguro Social,
porque llevó mucho tiempo. Pero me explicaron, que sigo
trabajando bajo la ley de Colombia, y todo se paga, y la realidad
es que Irán es un país religioso, no dudamos de la palabra del
Embajador y sus abogados, creí de buena fe que así iba a ser, y
me fijaron que me pagaban todo en el final. (…) Ellos siempre me
explicaban o El Embajador me dijo, tranquilo que todo lo van a
pagar. Entonces yo estaba confiando en ellos.

Luego, resulta evidente el desatino fáctico manifiesto,


en que incurrió el fallador de segundo grado, pues aquella no
tiene mérito suficiente para deducir la confesión que le hizo
producir, para dar por sentado, que éste había admitido
como cierto, que el no pago de las acreencias laborales por
parte de la Embajada, obedeció a la firme convicción de las
partes, de que nada al respecto se adeudaba a la terminación
del contrato, por cuanto al amparo de la legislación iraní, solo
existía la obligación de pagar la remuneración pactada y la
prima de fenecimiento del contrato, lo cual, para el Tribunal,
representaba justa causal eximente de exoneración de las
indemnizaciones moratorios demandadas.

Luego, es claro, que en el análisis que el ad quem,


realizó frente a aquella pieza procesal, sí incurrió en el yerro
fáctico que se le imputa, pues le dio la connotación de
confesión regulada por el artículo 191 del CGP, que acusa la
censura, y además se observa, que le puso a decir a la
prueba, algo distinto “(…) dicha circunstancia fue expuesta por el

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Radicación n.° 91600

actor en su interrogatorio de parte al referir que la accionada al inicio de


la relación laboral así se lo indicó (…)”, refiriéndose al
convencimiento que adujó la Embajada de haber celebrado y
ejecutado un contrato de trabajo con el demandante bajo las
normas de su país y no de las leyes laborales de Colombia, y
con base en ello concluir, que dicho argumento fáctico era
probo y atendible para exonerar de las condenas por sanción
por no pago de intereses a la cesantía y moratoria por la no
solución de acreencias laborales al término del contrato.

Así las cosas, con el solo interrogatorio de parte


absuelto por el demandante y concretamente con la
aceptación del ciado hecho, sin consideración a las
aclaraciones, resulta suficiente para concluir, que ello no
resultada acertado para tener por demostrado lo afirmado en
la respuesta en la demanda por la Embajada, frente a las
razones esgrimidas para justificar su actuar omisivo,
respecto del cumplimiento de las obligaciones prestacionales
generadas en favor del trabajador.

Luego, lo anterior resulta suficiente para que salga


avante la acusación, en la medida en que aquel medio
probatorio constituyó el argumento central de la
determinación del Tribunal, para dar por acreditado, que la
entidad demandad actúo de buena fe, y así relevar de la
imposición de las referidas sanciones moratorias.

Sin embargo, se estima relevante agregar, que además


de lo anterior, lo que observa la Sala, es que la censura,
adicionalmente demuestra, que la aclaración vertida en el

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Radicación n.° 91600

interrogatorio de parte por el actor, atinente a la nota verbal


DP/OAJ N.° 10417 del 25 de marzo de 2004, mediante la
cual, el Ministerio de Relaciones Exteriores enteró y
recomendó a la Misión Diplomática de Irán, dar aplicación a
los convenios internacionales y, por consiguiente, a la ley
laboral de Colombia como país receptor, frente a los
contratos de trabajo celebrados con connacionales y
extranjeros con residencia permanente en el país,
efectivamente fue recibida por la Embajada, pues así se
admitió en la contestación al hecho 44 de la demanda (fs. 316-
317 cuaderno físico, 366-367 digital), con lo cual, igualmente

desvirtúa el recurrente, la presunta justificación esgrimida


por el cuerpo diplomático, y que tuviera el colegiado como
fundamento razonable para deducir de aquel la existencia de
la buena fe.

En consecuencia, es claro que no resultaban atendibles


y razonables los argumentos esgrimidos por la Embajada, en
orden a justificar el no pago de las prestaciones derivadas de
la relación laboral, reguladas por la legislación laboral, y que
siempre actúo convencido de que la relación laboral estuvo
regida por la legislación de su país, a través de un “contrato
convenio”, regulado por la legislación laboral iraní.

Pues, si como lo determinó con acierto el Tribunal,


apoyado en la validez de las pruebas arrimadas al proceso y
las sentencias CSJ SL, 18 nov. 2009, rad. 37321; CSJ SL, 8
mayo 2013, rad. 42741; y CSJ SL, 22 mar. 2017, rad. 46856,
no se acreditó que las partes hubiesen pactado que la
relación laboral se regiría por el mencionado contrato y la

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50
Radicación n.° 91600

legislación de la República Islámica de Irán, como tampoco


se allegó prueba de ello bajo las ritualidades previstas en las
normas procesales vigentes en Colombia, lo procedente era
concluir, contrario a lo estimado, que la relación contractual
debía entenderse regida por la legislación colombiana.

A lo cual, procede agregar, tal como lo advierte la


censura, que es evidente que el juez de segundo grado pasó
por alto, que aún en el evento de haberse acreditado que las
partes hubiesen pactado que el vínculo contractual se regiría
por la legislación del país extranjero, al ser las normas sobre
contratación laboral de orden público, obligan a los
contratantes, por encima de lo que pactaran, conforme se ha
expuesto por la jurisprudencia de esta Corte, y que fuera bien
traída por el Tribunal en la sentencia ahora objeto de
análisis.

Luego, es claro, que la Embajada de la República


Islámica de Irán, no podía desconocer los derechos mínimos
previstos en favor del trabajador en la ley del país receptor
(Colombia) y, por consiguiente, es por ello que esta Corte, en
la jurisprudencia referenciada, ha adoctrinado, que siempre
que se alegue la aplicación de la legislación extranjera, es
deber de los jueces comparar si ésta, por lo menos, no
desconoce los principios y derechos mínimos de los
trabajadores colombianos o extranjeros residentes
permanentes en Colombia.

Así las cosas, con lo hasta aquí observado por la Sala,


resulta suficiente para concluir, que las pruebas analizadas

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(interrogatorio de parte del demandante y libelo


contestatario), demuestran con suficiencia, que desde marzo
de 2004, la Embajada era conocedora que los contratos
laborales suscritos con los connacionales o los extranjeros
residentes permanentes en Colombia, aun cuando se hubiese
pactado que se regirían por las normas de la legislación iraní,
se encontraban sometidos a la legislación laboral del país
receptor, en protección a los derechos mínimos consagrados
en la Constitución y la ley, entre ellos el convenio celebrado
con el señor Ali Kohan Hosh Nejad y, por consiguiente,
resulta claro que cualquier convencimiento que hubiera
tenido al inició de la relación contractual sobre su ejecución
y las obligaciones que se derivaban en favor del trabajador,
quedan sin piso fáctico y jurídico, a partir de aquel acto de
comunicación del Ministerio de Relaciones Exteriores de
Colombia.

Los referenciados medios probatorios resultan


suficientes para concluir, que el Colegiado sí incurrió en los
yerros fácticos denunciados, al dar por demostrado, que la
Misión Diplomática de la República Islámica de Irán, dejó de
pagar al actor las prestaciones sociales establecidas por la
legislación colombiana derivadas del contrato de trabajo que
los vinculó, pese a tener conocimiento hasta la terminación
del contrato de trabajo, que aquel se regía por la legislación
Colombiana, y por ende, mal puede pregonarse un actuar de
buena fe, para en virtud a ello ser razonable o atendible la
exoneración del pago de las citadas sanciones.

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Lo advertido, por cuanto la Embajada, tal y como lo


denuncia la censura y se observa por la Sala, no se arrimó al
proceso, con las formalidades de validez previstas en la ley
procesal, elemento probatorio alguno que demostrara lo que
al respecto afirmó esta en la respuesta a la demanda; por el
contrario, el actor acreditó que aquella desplegó actuaciones
revestidas de negligencia, ausentes de buena fe.

Consecuente con lo anterior, la Sala se releva de


estudiar los demás documentos de prueba que el recurrente
acusa como dejados de apreciar por el Tribunal,
especialmente aquellos que no son calificados en casación,
esto es, los documentos declarativos provenientes de terceros
y la versión de la propia parte actora, pues lo ya analizados
medios de convicción, resultan ser suficientes para el quiebre
parcial de la sentencia acusada en los aspectos antes
estudiados.

Finalmente, pese a que el presente cargo se encuentra


encausado por la vía de los hechos, considera la Sala
necesario resaltar, que pacífico ha sido el criterio sostenido
por esta Corporación, según el cual, la sanción moratoria
prevista en el artículo 65 del CST, no opera de forma
automática frente a la conducta del empleador de sustraerse
del pago de los salarios y prestaciones sociales adeudados al
trabajador a la terminación del contrato de trabajo,
derivando en que aquella sólo es procedente cuando quiera
que el juez advierta que el empleador no aporta razones
aceptables, serias y atendibles de su conducta, a partir del
análisis conjunto de las pruebas y circunstancias que

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rodearon el marco de la relación de trabajo.

Igualmente, se debe advertir en este asunto, era el


empleador quien debía asumir la carga de demostrar que
actuó sin intención fraudulenta, situación delimitada por
esta Corporación en la sentencia CSJ SL3288-2021, donde
se expuso:

[…] cabe anotar que si bien es cierto en algún momento del


desarrollo de su jurisprudencia esta Sala de la Corte consideró
que, de cara a la imposición de la sanción por mora en el
empleador incumplido existía una presunción de mala fe, ese
discernimiento no es el que en la actualidad orienta sus
decisiones, porque, pese a que mantiene su inveterado y pacífico
criterio sobre la carga del empleador para exonerarse de la sanción
por mora, de probar que su conducta omisiva en el pago de
salarios y prestaciones sociales al terminar el contrato estuvo
asistida de buena fe, considera que ello en modo alguno supone la
existencia de una presunción de mala fe, porque de las normas
que regulan la señalada sanción moratoria no es dable extraer una
presunción concebida en tales términos, postura que, ha dicho, se
acompasa con el artículo 83 de la Carta Política.

Estas situaciones fueron justamente las que inobservó


el ad quem, toda vez que no dio por establecido que el
comportamiento de la demandada, con la forma en la cual
quiso enmarcar la relación contractual fue ineludiblemente,
la de sustraerse de sus obligaciones laborales, sin que esta
haya demostrado que su conducta estuvo revestida de buena
fe.

En la sentencia CSJ SL3936-2018, reiterada en CSJ


SL3288-2021, se consideró:

Por tanto, la forma contractual adoptada por las partes no es


suficiente para eximir de la sanción moratoria, en la medida que,
igualmente, deben ser allegados al juicio otros argumentos y

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elementos que respalden la presencia de una conducta


conscientemente correcta.

Así entonces, no se advierte que el Tribunal se hubiese equivocado


al imponer la sanción moratoria en este caso, pues como bien
adujo no existen elementos que lleven a pensar que la demandada
obró de buena fe, para desconocer los derechos mínimos de la
trabajadora y dicha carga probatoria le corresponde a la
accionada, la cual no se satisface alegando el íntimo
convencimiento de estar obrando en el marco de un contrato
civil o comercial en el que la actora acordó prestar servicios
en forma autónoma y, mucho menos, la presencia de cuentas de
cobro a título de honorarios, ya que la prueba de la buena fe, se
itera, debe ser en concreto. (Negrillas fuera de texto)

Argumentos fácticos y jurídicos, que caben igualmente


respecto a la exoneración de la sanción prevista por la Ley 52
de 1975 y Decreto Ley 116 de 1976, por el no pago de
intereses a las cesantías.

Así las cosas, se concluye, que el cargo es fundado y, en


consecuencia, se casará parcialmente el numeral Sexto de la
parte resolutiva de la sentencia recurrida, en cuanto exoneró
a la Misión Diplomática de la República de Irán, de la sanción
por no pago de intereses a la cesantía e indemnización
moratorio por la no cancelación de las acreencias laborales a
la terminación del contrato.

En consecuencia, se CASARÁ PARCIALMENTE la


sentencia del 31 de agosto de 2020, proferida por el Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, en los términos que
se dejaron expuestos.

Sin costas en casación.

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XII. SENTENCIA DE INSTANCIA

En sede de instancia, resultan suficientes las


consideraciones expuestas al resolver el recurso de casación
frente a cada uno de los ajustes fácticos y jurídicos, que
respecto a los conceptos salariales, prestacionales e
indemnizatorios constituyen el objeto de la impugnación
elevada por la parte demandante contra la sentencia de
primer grado, para determinar que está debe ser modificada
y revocada parcialmente, en los términos que se define a
continuación, restando únicamente por establecer el valor de
las condenas debatidas por el recurrente.

Lo anterior, no sin antes recordar, que en atención lo


establecido por la Sala, tanto desde el punto de vista fáctico
como jurídico en sede de casación, no es objeto de discusión
los siguientes hechos: i.) Que entre las partes existió un
contrato de trabajo a término indefinido, que se ejecutó entre
el 31 de diciembre de 1985 y el 19 de junio de 2016, sin
solución de continuidad; ii.) Que el demandante se
desempeñó como empleado local administrativo al servicio de
la Embajada de la República Islámica de Irán en Colombia;
iii.) Que el salario devengado para el año 2012 y 2013 fue de
$6.500.000.00, y para el 2014, 2015 y 2016 de
$7.150.000.00; iv.) Que la Embajada confesó en la respuesta
a la demanda, no haber cancelado durante y a la terminación
de la relación laboral, las prestaciones sociales que se
reclaman, tales como: auxilio de cesantías e intereses a la
cesantía, sanción por no pago de intereses, primas de
servicios, vacaciones, entre otros conceptos.

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Luego, con fundamento en lo anterior, y en atención a


los yerros fácticos y jurídicos que advirtió la Sala, se incurrió
en la sentencia de primera instancia, procederá a cuantificar
el valor de cada uno de los conceptos que son materia de
análisis.

1. Intereses a la cesantía y sanción por el no pago


oportuno.

Al determinarse que la relación laboral estuvo regida


por un contrato a término indefinido, el cual tuvo inició por
lo menos el 31 de diciembre de 1985, y que por tanto el
auxilio de cesantía se entiende regido por el sistema
retroactivo de liquidación establecido por el artículo 249 del
CST, es claro que los intereses a la cesantía se regulan por lo
dispuesto por el artículo 1.° numeral 2.° de la Ley 52 de 1975,
lo cual significa, que para su valoración, se debe tener como
base el saldo de cesantía retroactivo, liquidado a 31 de
diciembre de cada anualidad, y sobre aquel, se aplica el 12%
señalado por la norma.

En consecuencia, teniendo en cuenta que no fue objeto


de impugnación la declaratoria de prescripción de los
derechos prestacionales causados con antelación al 22 de
septiembre de 2013, el valor de los intereses a las cesantías
que debe reconocer y pagar la Embajada al demandante,
corresponde a la suma de $84.735.374, conforme se
desprende de la liquidación que se describe a continuación.

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AÑO SALARIO TIEMPO SALDO % VALOR


SERVICIO CESANTÍA INTERESES INTERESES
2013 $6.500.000 10.081 $182.018.056 12% $21.842.167
2014 $7.150.000 10.441 $207.369.861 12% $24.884.383
2015 $7.150.000 10.801 $214.519.816 12% $25.742.383
2016 $7.150.000 10.970 $217.876.389 5.63% $12.266.441
TOTAL INTERES A LA CESANTÍA $84.735.374

Adicional a lo anterior, en consideración de que no se


acreditó por el empleador cancelar dentro de la oportunidad
legal dispuesta por el artículo 1° de la Ley 52 de 1975 y 1° y
5° del Decreto Ley 116 de 1976, los respectivos intereses a la
cesantía, deberá reconocer y pagar una suma igual y
adicional a la que corresponde por dicho concepto. La cual
es de $84.735.374

Por consiguiente, la sentencia de primera instancia se


modificará en el numeral Tercero, literal C) en el sentido de
condenar a la Embajada de la República Islámica de Irán en
Colombia, a pagar la suma de $84.735.374 por concepto de
intereses a la cesantía, y se revocará parcialmente el numeral
sexto, para en su lugar, condenar igualmente a la Misión
Diplomática, a cancelar una suma igual, $84.735.374, por
concepto de sanción por el no pago oportuno de los intereses
a la cesantía.

2. Indemnización Moratoria

Conforme quedó evidenciado al decidir la casación, la


parte accionada no logró acreditar las razones esgrimidas en
la contestación de la demanda, con las cuales pretendió

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justificar el hecho de no haber reconocido y pagado al


trabajador durante y a la terminación del contrato de trabajo,
las prestaciones sociales que de allí se derivaron, pues pese
de argumentar que ello se debió a que siempre actúo bajo el
convencimiento de haber suscrito un contrato bajo las reglas
previstas por la legislación de Irán, denominado “contrato
convenio”, y no al amparo de la legislación laboral
colombiana, no aportó medio probatorios idóneos que
demostraran razones series y atendibles de su conducta, que
razonablemente lo hubieran llevado al convencimiento de
que nada adeudaba por derechos sociales, y que permitieran
ubicar, como lo hizo el a quo, su actuar en el terreno de la
buena fe para así exonerarla de tan drástica sanción, como
lo es, la indemnización moratoria regulada por el artículo 65
del CST, modificado por el artículo 28 de la L. 789 de 2002.

Además, importa a la Corte recordar, que la exoneración


de esta clase de sanción cuando se discute la existencia del
vínculo contractual laboral, no depende de la negación del
mismo por parte del accionado al dar contestación al libelo
contestatario, ni la condena depende exclusivamente de la
declaración de existencia que declaré el juzgador en la
sentencia que ponga fin a la instancia, en la medida en que,
en ambos casos, se requiere del examen de la conducta del
empleador a la luz de la valoración probatoria que hable de
las circunstancias que rodearon el desarrollo del contrato, a
fin de poder determinar si la postura de éste resulta o no
fundada, lo cual depende de la prueba arrimas y no de la
simple afirmación de haberse regido el vínculo por un
contrato de diversa naturaleza al laboral, o como se indicó en

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el presente caso, haber estado convencido de que aquel se


regía por la ley extrajera y no la nacional de Colombia.

Pues como lo ha sostenido pacíficamente la


jurisprudencia de esta Sala, tratándose de la indemnización
moratoria, la buena fe, equivale a obrar con lealtad, con
rectitud y de manera honesta, es decir, se traduce en la
conciencia sincera, con sentimiento suficiente de lealtad y
honradez del empleador frente al trabajador, de que en
momento alguno ha querido atropellar sus derechos, lo cual
está en contraposición con el obrar de mala fe, de quien
pretende obtener ventajas o beneficios sin probidad o
pulcritud (CSJ SL691-2013).

Así las cosas, al no estar debidamente demostrada la


existencia de las razones esgrimidas por la accionada, que
justifiquen el no haber cancelado a la terminación del
contrato las acreencias laborales que se derivaron en favor
del trabajador, en desarrollo de la relación laboral que
vinculó a las partes entre el 31 de diciembre de 1985 al 19
de junio de 2016, lo procedente es revocar la decisión
adoptada por el a quo, para en su lugar, condenar a la
Embajada de la República Islámica de Irán en Colombia, a
pagar a título de indemnización moratoria a favor del señor
Ali Kohan Hosh Nejad, la suma de $171.600.000,
correspondiente a los primeros 24 meses contados a partir
del fenecimiento del contrato, transcurridos entre el 19 de
junio de 2016 e igual calenda del 2018, y a reconocer y pagar
a partir del 20 de junio de 2018, intereses moratorios a la
tasa máxima fijada por la Superintendencia Financiera, a

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partir del mes 25 posterior a la terminación del contrato de


trabajo, y sobre el saldo de lo adeudado por concepto de
prestaciones.

Reconocimiento de la indemnización moratoria que


conduce igualmente a revocar la condena que por concepto
de indexación que hiciera el a quo, con excepción de su
imposición respecto a los conceptos relacionados con las
vacaciones y la indemnización por despido, frente a las que
se mantendrá aquel mecanismo de actualización de la
condena.

Las costas en ambas instancias estarán a cargo de la


parte vencida en juicio, la Embajada de la República Islámica
de Irán en Colombia.

XIII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, CASA
PARCIALMENTE la sentencia dictada el treinta y uno (31) de
agosto de dos mil veinte (2020), por la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, en el
proceso ordinario laboral que el señor ALI KOHAN HOSH
NEJAD le promueve a la EMBAJADA DE LA REPÚBLICA
ISLÁMICA DE IRÁN EN COLOMBIA, en los términos que se
dejó expuesto en las considerativas.

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En sede de instancia, RESUELVE: REVOCAR y


MODIFICAR PARCIALMENTE la sentencia proferida el 13
de septiembre de 2019, por el JUZGADO TREINTA Y SIETE
LABORAL DEL CIRCUITO DE BOGOTÁ, en los siguientes
términos:

PRIMERO: MODIFICAR PARCIALMENTE el numeral


PRIMERO del fallo apelado, en cuanto a que el contrato que
rigió entre ALI KOHAN HOSH NEJAD y la EMBAJADA DE LA
REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN EN COLOMBIA, lo fue a
término indefinido cuyo extremo inicial fue el 31 de
diciembre de 1985, confirmándose en los demás lo expuesto
en dicho numeral.

SEGUNDO: MODIFICAR el literal B, C y F del numeral


TERCERO de la sentencia de primera instancia, para en su
lugar CONDENAR a la accionada a pagar al demandante B)
La suma de $217.876.389.00 por concepto de Auxilio de
Cesantía; C) La suma de $84.735.374.00 por Intereses a las
Cesantía; F) La suma de $291.638.558.00 por Indemnización
por Despido Sin Justa Causa. REVOCAR la condena
adicional que por indexación impuso el a quo, bajo los
literales, los cuales quedan así: A) La suma de
$14.816.667.00 por reembolso de deducciones de salario. Y
D) La suma de $32.642.639.00 por concepto de primas de
servicio. En lo demás se confirma lo dispuesto en este
numeral en la sentencia de primer grado.

TERCERO: REVOCA PARCIALMENTE el numeral


SEXTO de la parte resolutiva de la sentencia impugnada,

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para en su lugar CONDENAR a la accionada a reconocer y


pagar al demandante, la suma de $84.735.274 por concepto
de sanción por no pago de intereses a la cesantía, y la suma
de $171.600.000 por indemnización moratoria causada del
20 de junio de 2016 al 19 de junio de 2018, y a reconocer a
partir del 20 de junio de 2018, los intereses moratorios a la
tasa máxima fijada por la Superintendencia Financiera,
liquidados sobre el valor de las prestaciones sociales
adeudadas.

CUARTO: CONFIRMAR en lo demás el fallo apelado.

Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

GERARDO BOTERO ZULUAGA

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