Hoy se han cumplido cinco años del fallecimiento de Marcelino Camacho hallá en el año 2010. Cinco años de la pérdida de un gran luchador. Una persona que no solo fue un gran luchador, si no que estuvo comprometido toda su vida en la defensa de las libertades y derechos de los más desfavorecidos.
Como todas las grandes personas, y Marcelino lo fue, despertó respeto hasta en sus propios enemigos, porque Marcelino era una persona que no generaba indiferencia. Marcelino fue a la vez un innovador y un ortodoxo del sindicalismo. Un innovador porque cuando se crearon la Comisiones Obreras introdujo nuevas forma de hacer sindicalismo, “el sindicalismo de nuevo tipo”, un
sindicalismo que rompe con los viejos modelos sindicales imperantes
durante la II República. Un sindicalismo de carácter sociopolítico y
asambleario. El fue el alma del nuevo modelo sindical de CC.OO. Y a la vez fue un ortodoxo porque defendía que los clásicos métodos de estar cerca de los/as trabajadores/as, en las asambleas y en los centros de trabajo no podían ser sustituidos por las tecnologías de la comunicación. Eso es uno de los elementos que hoy está fallando en el sindicalismo de CC.OO, la cercanía con los/as trabajadores/as como consecuencia del abuso y/o mal uso de las tecnologías de la comunicación y las redes sociales.
Marcelino fue siempre una persona honesta y coherente. Eso le llevo a ser diputado por el PCE con el compromiso de conseguir para los/as trabajadores/as un estatuto que les devolviese la dignidad y les dotara de garantías y derechos de las que entonces carecíamos. Y esa honestidad y coherencia fue la que le llevó a su dimisión como diputado, por su discrepancia con el PCE al no estar de
acuerdo en dar su apoyo a un texto que no compartía. ¿Que pensaría hoy Marcelino de como ha dejado el PP ese Estatuto de los Trabajadores que el se negó a apoyar? Sin dudarlo estaría en la primera linea de lucha para derogar unas medidas tan retrogradas contra los/as trabajadores/as.
En el sindicalismo de hoy faltan personas de la catadura moral de Marcelino. Siempre vivió acorde con sus ideas y principios, austero, honesto y con la firmeza de sus convicciones por delante. Por eso él siempre será un referente de lo que debe ser una persona que se dedica a la noble función de la política o el sindicalismo. Cuando vemos que estamos rodeados de corrupción y corruptos, de políticos que llegan a la política para defender privilegios en lugar de defender los derechos de sus representados, cuando vemos que esa corrupcion ha salpicado incluso al propio sindicato de CC.OO., la figura de Marcelino cobra mucho más valor. Porque a él ni le doblaron, ni le doblegaron, ni le pudieron domesticar.
Los trabajadores tenemos una deuda permanente con Marcelino. Por toda una vida dedicada a la defensa de las libertades y los derechos de los/as trabajadores/as y sobretodo por su ejemplo. Por eso, hoy en el quinto aniversario de su fallecimiento, los/as trabajadores/asd en general y los sindicalistas de CC.OO. le rendimos un merecido homenaje. Porque en estos momentos de retrocesos en los derechos de los trabajadores y trabajadoras necesitamos muchos Marcelinos para poder recuperar los muchos derechos perdidos.
Marcelino siempre estarás en nuestra memoria.
Salud, República y Socialismo.