Es evidente que al Partido Popular le trae al pairo las cifras del paro. Si no fuera por las repercusiones electorales que puede tener el problema del paro, las estadísticas del paro tendrían la misma importancia que el estudio de la sexualidad del cangrejo ermitaño.
Tener 6 millones de parados como afirma la EPA del último trimestre de 2013, además de un drama, debería ser tratado como una vergüenza nacional. Pero no es así porque les viene muy bien al P.P. y a la CEOE. Ambos saben que ese ejercito de reserva de parados, como lo denominaba Carlos Marx, trabaja en su beneficio, les sirve a sus objetivos políticos y empresariales.
Porque, para ambos, tener un ejercito de reserva de 6 millones de parados les facilita las cosas para imponer sus proyectos políticos y laborales. Porque cuando en un país mas de uno de cada cuatro personas, en disposición de trabajar, esta en paro y con escasas o nulas posibilidades de encontrarlo, esto condiciona gravemente la acción sindical en la empresa. Esto hace que los trabajadores en activos se vuelvan mas conservadores en sus luchas y fijen como primera prioridad el mantenimiento de sus puestos de trabajo. El segundo efecto es que son mas receptivos (los trabajadores) a aceptar recortes en sus condiciones laborales gracias a esa espada de Damocles que pende sobre ellos, que es el drama del paro. Y por contra repercute en los parados en la medida que se sienten más proclives a aceptar puestos de trabajo en unas condiciones que no aceptarían si el desempleo fuese mucho menor.
Con lo cual se degradan las condiciones salariales y laborables tanto de los antiguos como de los nuevos puestos de trabajo. Objetivo final tanto del P.P. como de la CEOE. Con ello se evidencia lo que ya se sabía y se venia denunciado desde otros ámbitos políticos y sindicales, la reforma laboral no tenia como objetivo favorecer la creación de empleo. Su objetivo era provocar una perdida de poder adquisitivo de los salarios (reducción de costes laborales) y montar un nuevo marco laboral mucho más favorable a la patronal que permitiera el deterioro de las condiciones laborales del conjunto de los trabajadores.
Esto es lo que se ve reflejado en la ultima EPA de 2013. Nos mienten cuando dicen que hay 69.000 parados menos. Lo que hay son 69.000 personas que han desistido de estar en la lista del paro por desánimo o porque han emigrado. Durante 2013 descendió la población activa en 267.900 personas, personas que han desistido de buscar empleo o han decidido buscarlo en otros países. Y en 2013 la afiliación a la Seguridad Social ha descendido en 198.000 personas. Con lo que no solo no se ha creado empleo sino que se ha continuado con la destrucción del mismo.
Lo mas grave es que se destruye empleo de calidad (contrataciones indefinidas) y se sustituye por empleo precario (se incrementa la contratación temporal y la de tiempo parcial). Además el número de hogares con todos sus miembros en paro ha continuado creciendo hasta llegar a 1.832.300, de las cuales 686.300 no percibe prestación alguna.
La situación de desesperación de muchas personas hace que se acepten empleos basura y se incremente la economía sumergida, que según el sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) durante 2012 se incrementó hasta llegar al 24,6 de PIB. Economía sumergida que ha pasado, en los años de la crisis económica, desde el 17,8% de 2008 hasta el 24,6% de 2012, sin que ningún gobierno haya tomado medida alguna para corregirlo.
El ejercito de reserva de parado, el asumir el lenguaje y el discurso de la clase gobernante (no hay otra salida posible, todos tenemos que poner nuestros esfuerzo para salir de la crisis, los recortes están proporcionados a las capacidades económicas de las distintas capas sociales, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, etc.) y cierta incapacidad sindical de canalizar el descontento social, han traído como consecuencia una ineficaz contestación a las medidas anticrisis y el deterioro de las condiciones laborales salariales y sociales de la ciudadanía.
Pero del mismo modo que el ejercito de reserva de parados se ha mostrado hasta ahora acomodaticio, puede, en cualquier momento, revertir la situación y ponerse en contra del P.P. y la CEOE. Solo hace falta encontrar el detonante que haga estallar el conflicto social. El problema es encontrar ese detonante. Hasta ahora hemos asistido a pequeños conflictos sociales que se han saldado favorablemente para los trabajadores y la ciudadanía en general (Limpieza del ayuntamiento de Madrid, privatización de la sanidad pública de Madrid, Gamonal, etc.). Lo que hace falta es ese detonante que generalice el conflicto social. Razones hay muchas, falta encontrar algo que sea capaz de aunar las iras de toda la sociedad. ¿Seremos capaces de encontrarlo?
Salud, República y Socialismo