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jueves, octubre 22, 2009

«Dices tu pena á quien no le pena, quejaste a madre agena.»

Y diremos este refrán a los bienintencionados que con buenasfes -pero que siguen siendo fe al fin-, van acaso pensando que gobiernos, estados, partidos y leyes, etc. etc. etc. están ahí para ser reformadas y bienservir a la gente que todos los días se la rifa con la muerte (ya sea en los trabajos miserables y la hambruna más desesperante o ya en los aburrimientos de los trabajos mandados de primer mundo y de gerencias de dinero).

¿No les da tristeza todas esas marchas...? No ya por su inutilidad... -porque útiles son y valen para algo... aunque sea para rellenar de acontecimientos los telediarios que tanto se precian en anunciarlas en forma de cifras-, sino porque uno piensa... ¿Y a quién le están protestando? ¿Contra qué ente ya sea político o personal, se manifiesta esta gente?

Y al ponerle nombre a la causa se le pone nombre al mal... y llorando a la madre de turno se creerá que hay algo (siempre dentro del Estado y del Gobierno) que venga a solucionar el entuerto: leyes, partidos, reformas, etc. Cuando lo cierto es que es absolutamente imposible que nada caiga desde arriba para mitigar las penas: absolutamente nada bueno puede venir desde arriba.