La mañana llegó en nieblas sobre el mar; como si las aguas azules, escasas de luna, echasen humo; como heladas de olvido... Y al alcanzar los montes de Mijas, la luz del sol se desparramaba por entre tantas alturas, también azules y también ocultadas de luna; como extrañadas de negaciones ancestrales...
Para entonces, se abrieron las nieblas; y el humo del mar se esfumó en cielos abiertos y rotos, que azulaban en celestes pálidos y adolescentes, temerosos, quizá, de fatigas y de luz excesiva...
Son las cosas de la naturaleza; las que me llevan y llevan más allá de los días y sus asuntos, más allá de los hombres y sus miserias, y más acá del amor, pero que nunca del olvido...
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Para entonces, se abrieron las nieblas; y el humo del mar se esfumó en cielos abiertos y rotos, que azulaban en celestes pálidos y adolescentes, temerosos, quizá, de fatigas y de luz excesiva...
Son las cosas de la naturaleza; las que me llevan y llevan más allá de los días y sus asuntos, más allá de los hombres y sus miserias, y más acá del amor, pero que nunca del olvido...
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