domingo, diciembre 23, 2018

Las Ruinas

Hace unos años pillé por casualidad la película en televisión y la empecé a ver con las expectativas muy bajas, pero para mi sorpresa terminé encontrándome un film muy sólido y que hoy día sigue siendo de mis favoritos del género. Desde entonces que he querido echarle un ojo a la novela y cuando por fin vi que estaba disponible en la biblioteca me lancé a por ella sin pensármelo.

Smith coge un punto de partida bastante trillado (un grupo de turistas idiotas acaban en una situación completamente comprometida en un país extranjero por creer que no les va a pasar nada) pero su historia termina siendo bastante original y muy, muy intensa. En esencia es parecida a la película (el mismo Smith se encargó de escribir el guion) pero el desarrollo es significativamente distinto, que yo recuerde lo que es más o menos igual es lo que le pasa a Mathias solo que en el libro le ocurre a otro personaje. Tanto libro como película son buenos, pero como es lógico la novela tiene mucha más chicha.

La historia está narrada en tercera persona y sigue el punto de vista de los cuatro protagonistas, dos parejas de universitarios que en verano viajan a México para pasar un par de semanas tostándose al sol, relajándose y haciendo poco más. Allí conocen a Mathias, un atractivo alemán que quiere ir a buscar a su hermano, quien se fue en dirección a unas ruinas arqueológicas en busca de una chica a la que conoció nada más llegar. Como Mathias no sabe nada de él desde hace días, los chicos se ofrecen a acompañarlo a buscarlo, pero al llegar allí un grupo de mayas les obligan a subir a una colina en la que crece una extraña planta y se aseguran de que no puedan salir.

El punto de vista se va alternando entre los cuatro y es muy entretenido sobre todo porque todos ellos son... voy a decir que humanos, porque tienen defectos a mansalva. Jeff es el típico sabelotodo que se erige como líder desde el primer momento y aunque sus intenciones son buenas, su orgullo termina por costarle muy caro. Amy es esa dentro del grupo que siempre se está quejando pero que hace lo que dicen los demás porque no es capaz de imponerse, aunque en el fondo piense que ella es la que lleva razón. Stacy es la despistada que a menudo tiene la cabeza en las nubes, que prefiere cerrar los ojos ante los problemas y esperar a que pasen, y que renuncia a muchas cosas simplemente para evitarse complicaciones (es con la que me sentí más identificada, tristemente), y Eric simplemente se deja llevar por los demás y no se entera de la misa la mitad. En los primeros instantes en los que se quedan atrapados en la colina es casi desazonador ver cómo se aferran a la idea de que los rescatarán, engañándose a sí mismos, y se enfadan con Jeff por sugerir que tienen que pensar maneras de sobrevivir sin comida y sin agua. Cuando Jeff encuentra la bandeja con el mensaje escrito casi se me cayó el alma a los pies.


Sinceramente una novela de terror con una planta asesina no parece demasiado estimulante, pero Scott sabe lo que se hace, poniendo de protagonistas a unos veinteañeros insensatos que aunque te dan pena, también una parte de ti piensa que se merecen lo que les está pasando por imbéciles. Hacia la mitad del libro el ritmo decae un poco pero en general el autor apenas te da respiro entre una salvajada y otra y madre mía. El destino del pobre Pablo es uno de los más crueles que he leído en muchísimo tiempo.

Las Ruinas cumple fantásticamente bien su misión de hacer pasar si no miedo, al menos inquietud al lector. Es brutal, es sangrienta y en más de una ocasión se me revolvió el estómago. Es de esos libros que te ponen el corazón en el puño mientras lees como esos pobres chicos se encuentran sin comerlo ni beberlo en una situación tan extrema, te hace sentir pena por ellos cuando fantasean con la idea de volver al hotel, de volver a casa o simplemente de beber un vaso de agua fría, porque no puedes evitar ponerte en su lugar. Pero también hay que ser honestos y saber que si estás leyendo un libro así es porque esperas que les pasen cosas malas... Y les pasan cosas muy, muy malas, eso está claro. Tal vez lo que me convenció menos es que la planta cuantas más cosas hace menos amenazadora se vuelve, no sé, creo que al final era todo un poco ridículo.

Para fans del género slasher creo que es una buena opción, solo que aquí en vez de encontrarnos a un asesino con una máscara es una planta y sus zarcillos la que acaba con la vida de este grupo de incautos turistas. Esa sensación de vacío absoluto que me quedó después de leer el final confirma que Smith cumple con creces su propósito de sacudir todos los cimientos del lector.

Nota: 4/5

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