martes, diciembre 25, 2018

El Cuaderno de Noah

Nicholas Sparks es uno de esos autores que siempre tengo en mente leer pero que los voy dejando porque me da pereza. El Cuaderno de Noah es su primera novela y probablemente la más conocida gracias a su película, y es el segundo libro que leo del autor con resultados bastante similares: sí, está bien, pero tampoco es para tanto.

Se trata de una historia de amor entre dos amantes que vivieron un verano inolvidable cuando eran adolescentes pero que por circunstancias de la vida se separaron, aunque jamás pudieron olvidarse. Catorce años después la chica, Allie, a punto de casarse con otro, decide ir a ver a su antiguo enamorado Noah para saber si todavía siente algo por él.

Que es una historia romántica es indudable. Es total y absolutamente azucarada: él le recita constantemente poemas a ella, sus conversaciones básicamente giran sobre lo mucho que se aman, y que están hechos el uno para el otro, y que comparten alma, y todo eso. El desarrollo es muy rápido, en menos de 48 horas ya ha quedado claro que su amor es épico y especial y todo eso que las personas normales no experimentan jamás en la vida real. ¿Qué pasa? Que no hay respiro, porque todo es superintenso y emocional y no hay humor que alivie un poco la tensión, y a mí este tipo de romance (entre chico y chica, al menos) me carga. En el cine no tengo problema, de hecho con la película lloré a mares (¡me acuerdo que me la alquilé en el videoclub! ¡Soy mayor!), pero en la literatura me cuesta más implicarme tanto. Y más en este caso, en el que la parte en la que se enamoran de adolescentes no la vemos, solo a través de algunos retazos de los recuerdos de ellos (y en el caso de Noah es "me acuerdo de todo por igual porque TODO fue igual de maravilloso" así que no ayuda mucho en ese aspecto).


La narración tampoco es su punto fuerte, llega un punto en el que se hace un poco cansina la enésima descripción del amanecer y del cielo y de lo hermosa que es la naturaleza que rodea la casa de Noah, además de que pierde mucho tiempo en detalles aburridos. Los personajes son bastante sosainas. Y más allá de eso no le encontré sentido a que hubiera capítulos narrados desde el punto de vista de Lon si luego en la resolución de la trama no vamos a saber cómo se siente con lo sucedido. Bueno, de hecho, la resolución de la trama es muy anticlimática.

Lo que más me gustó fue la parte de la residencia, porque no es tan habitual leer sobre romance entre personas de la tercera edad y es muy bonito ver cómo se siguen queriendo.

Así que bueno, está entretenido pero nada para tirar cohetes. Uno de los raros casos en los que la película es muy superior al libro.

Nota: 3/5

domingo, diciembre 23, 2018

Las Ruinas

Hace unos años pillé por casualidad la película en televisión y la empecé a ver con las expectativas muy bajas, pero para mi sorpresa terminé encontrándome un film muy sólido y que hoy día sigue siendo de mis favoritos del género. Desde entonces que he querido echarle un ojo a la novela y cuando por fin vi que estaba disponible en la biblioteca me lancé a por ella sin pensármelo.

Smith coge un punto de partida bastante trillado (un grupo de turistas idiotas acaban en una situación completamente comprometida en un país extranjero por creer que no les va a pasar nada) pero su historia termina siendo bastante original y muy, muy intensa. En esencia es parecida a la película (el mismo Smith se encargó de escribir el guion) pero el desarrollo es significativamente distinto, que yo recuerde lo que es más o menos igual es lo que le pasa a Mathias solo que en el libro le ocurre a otro personaje. Tanto libro como película son buenos, pero como es lógico la novela tiene mucha más chicha.

La historia está narrada en tercera persona y sigue el punto de vista de los cuatro protagonistas, dos parejas de universitarios que en verano viajan a México para pasar un par de semanas tostándose al sol, relajándose y haciendo poco más. Allí conocen a Mathias, un atractivo alemán que quiere ir a buscar a su hermano, quien se fue en dirección a unas ruinas arqueológicas en busca de una chica a la que conoció nada más llegar. Como Mathias no sabe nada de él desde hace días, los chicos se ofrecen a acompañarlo a buscarlo, pero al llegar allí un grupo de mayas les obligan a subir a una colina en la que crece una extraña planta y se aseguran de que no puedan salir.

El punto de vista se va alternando entre los cuatro y es muy entretenido sobre todo porque todos ellos son... voy a decir que humanos, porque tienen defectos a mansalva. Jeff es el típico sabelotodo que se erige como líder desde el primer momento y aunque sus intenciones son buenas, su orgullo termina por costarle muy caro. Amy es esa dentro del grupo que siempre se está quejando pero que hace lo que dicen los demás porque no es capaz de imponerse, aunque en el fondo piense que ella es la que lleva razón. Stacy es la despistada que a menudo tiene la cabeza en las nubes, que prefiere cerrar los ojos ante los problemas y esperar a que pasen, y que renuncia a muchas cosas simplemente para evitarse complicaciones (es con la que me sentí más identificada, tristemente), y Eric simplemente se deja llevar por los demás y no se entera de la misa la mitad. En los primeros instantes en los que se quedan atrapados en la colina es casi desazonador ver cómo se aferran a la idea de que los rescatarán, engañándose a sí mismos, y se enfadan con Jeff por sugerir que tienen que pensar maneras de sobrevivir sin comida y sin agua. Cuando Jeff encuentra la bandeja con el mensaje escrito casi se me cayó el alma a los pies.


Sinceramente una novela de terror con una planta asesina no parece demasiado estimulante, pero Scott sabe lo que se hace, poniendo de protagonistas a unos veinteañeros insensatos que aunque te dan pena, también una parte de ti piensa que se merecen lo que les está pasando por imbéciles. Hacia la mitad del libro el ritmo decae un poco pero en general el autor apenas te da respiro entre una salvajada y otra y madre mía. El destino del pobre Pablo es uno de los más crueles que he leído en muchísimo tiempo.

Las Ruinas cumple fantásticamente bien su misión de hacer pasar si no miedo, al menos inquietud al lector. Es brutal, es sangrienta y en más de una ocasión se me revolvió el estómago. Es de esos libros que te ponen el corazón en el puño mientras lees como esos pobres chicos se encuentran sin comerlo ni beberlo en una situación tan extrema, te hace sentir pena por ellos cuando fantasean con la idea de volver al hotel, de volver a casa o simplemente de beber un vaso de agua fría, porque no puedes evitar ponerte en su lugar. Pero también hay que ser honestos y saber que si estás leyendo un libro así es porque esperas que les pasen cosas malas... Y les pasan cosas muy, muy malas, eso está claro. Tal vez lo que me convenció menos es que la planta cuantas más cosas hace menos amenazadora se vuelve, no sé, creo que al final era todo un poco ridículo.

Para fans del género slasher creo que es una buena opción, solo que aquí en vez de encontrarnos a un asesino con una máscara es una planta y sus zarcillos la que acaba con la vida de este grupo de incautos turistas. Esa sensación de vacío absoluto que me quedó después de leer el final confirma que Smith cumple con creces su propósito de sacudir todos los cimientos del lector.

Nota: 4/5

sábado, diciembre 22, 2018

Me llamo Lucy Barton

Elizabeth Strout es una escritora muy célebre que ganó un premio Pulitzer por su novela Olive Kitteridge, que además fue llevada a la televisión por la HBO hace no muchos años. En Me llamo Lucy Barton la autora nos narra la historia de una mujer que echa la vista atrás a las situaciones determinantes de su vida, especialmente a una estancia de nueve semanas en un hospital por complicaciones tras una apendicitis en la que tuvo un acercamiento con su madre, a la que no veía desde que dejó su casa para irse a vivir a Nueva York.

El libro toca varios temas como son el crecer en extrema pobreza, el vivir en un ambiente abusivo, la soledad, la depresión, lo complicado de las relaciones humanas (especialmente con la familia), así como momentos claves de la historia como la epidemia del sida en los ochenta o los atentados del 11-S. En esencia es una historia sobre lo fácil y a la vez difícil que es el amor que sentimos hacia nuestros padres, hermanos y hermanas, hijos e hijas, cónyuges, y cómo son esas relaciones y la forma en la que nos afectan lo que nos va moldeando como personas. En algunos momentos me he sentido identificada porque yo también soy de esas personas a las que les es casi imposible expresar sus sentimientos hacia los demás, y que a menudo me enfrento a los problemas mirando hacia otro lado, así que las partes de la relación entre Lucy y su madre son las que más me han llegado.

Pero poco más. Esta es una de las veces en las que casi me siento mal de no haber disfrutado de una novela con una recepción tan positiva, pero es que no he conseguido apenas conectar con el estilo de la autora. Strout divaga mucho, hay un montón de capítulos que apenas aportan nada a la trama, la forma que tiene Lucy de expresarse es muy pesada, y no te cuenta nada de forma explícita, todo lo tienes que leer tú entre líneas, por lo que al final da la sensación de que no haya pasado nada en absoluto. Me ha recordado a la escritura de autores como Coelho o Espinosa, en tanto parece que continuamente te estén aleccionando sobre algo, y ese tipo de literatura no me suele entrar demasiado bien y se me hace aburrida.

Pese a ello es una novela cortita, que me he leído en una sentada, y en general el punto principal, que es el desarrollo de la relación entre madre-hija, está bien llevado. No es para nada un mal libro, pero te tiene que gustar esta forma de contar las cosas que tiene Strout, y no lo ha conseguido conmigo lamentablemente.

Nota: 2/5

A Ciegas

A Ciegas (Birdbox) es el debut literario del cantante y compositor Josh Malerman, una novela que desde el principio ha gozado de muy buena aceptación y que es frecuente encontrar en las listas de mejores libros de terror. Su adaptación a película se estrenó ayer en Netflix, con Sandra Bullock en el papel principal.

Nos encontramos en un mundo en el que la repentina aparición de unas criaturas desconocidas causa que todo aquel que las vea pierda la cordura y ataque a los que están a su alrededor antes de quitarse su propia vida. Malorie es una superviviente que cuida de sus dos hijos pequeños de cuatro años y que decide emprender un viaje (a ciegas) para ponerlos a salvo.

Pese a su corta duración a la novela le cuesta un poco arrancar, principalmente porque todos esos capítulos de Malorie remando en el río, con sus hijos aguzando el oído para detectar cualquier amenaza, se hacen un poquito repetitivos, pero una vez te metes de lleno en el mundo que propone Malerman es difícil no engancharte a la historia. 

Lo mejor que tiene este libro es que crea una atmósfera muy buena. Los personajes viven encerrados en una casa, con todas las ventanas ocultas bajo mantas, y las pocas veces que salen al exterior tienen que taparse los ojos para no arriesgarse a ver a una de esas criaturas. Y cada vez que salen y se exponen al peligro el autor transmite muy bien esa sensación de miedo cuando escuchan un ruido repentino. Malerman hace una cosa muy bien y es que jamás te dice cómo son realmente las criaturas, por lo que casi todos los momentos tensos están descritos a través de las sensaciones, los sonidos, y de cómo perciben los personajes lo que hay a su alrededor totalmente a ciegas. Hay un punto en el que los personajes teorizan que la razón por la que la mente humana no es capaz de racionalizar el ver a uno de esos bichos es porque se aleja totalmente de lo que cohabita a nuestro alrededor, por lo que el cerebro, al tratar de darle sentido a una cosa así, termina por enloquecer. Me recordó a cómo describe Stephen King a las criaturas de Buick, aunque en ese caso las consecuencias de verlas no eran tan desastrosas.


El desarrollo está muy logrado, explicándote poco a poco cómo llegó Malorie a encontrarse sola con los dos niños y todo lo que aconteció en aquella casa. Desde el incidente con las cintas de vídeo, la jaula de pájaros, la llegada de nuevos habitantes, y hasta que Malorie consigue el sistema de altavoces, toda la parte del pasado es un sin vivir continuo. 

Bird Box es una muy buena novela de terror psicológico, que te agarra y no suelta y que crea un mundo apocalíptico terrorífico y muy vívido. Le cuesta un poco coger el ritmo, los personajes en su mayor parte no son demasiado memorables (salvo Tom y Gary, más allá de la propia Malorie) y el final está bien sin más, pero la tensión está superlograda y en más de una ocasión se las apaña para acelerarte la respiración. Recomendado sin duda para los fans de la literatura de terror, sobre todo los que prefieran lo psicológico al gore (aunque de esto también hay).

Nota: 4/5