Tenía curiosidad por este libro que estaba en boca de todo el mundo, y aprovechando que una amiga de mi madre le prestó el libro, decidí que era hora de leérmelo, puesto que es cortito.
El libro está protagonizado por Bruno, un niño alemán de 9 años que un día se encuentra con que su família y él se tienen que mudar. De su cómoda y bonita casa de cinco plantas en Berlín, se mudan a una casa fría y horrible en Auschwitz. Bruno odia su nueva casa; no tiene rincones para explorar, no tiene amigos con los que relacionarse, y desde la ventana de su habitación ve una enorme verja y detrás a cientos de personas vestidas todas igual, con un pijama de rayas.
Un día, cuando sale a explorar, Bruno se topa con un niño de su misma edad, vestido con el pijama de rayas y al otro lado de la verja. Entre los dos niños, que no entienden muy bien lo que sucede a su alrededor, se forjará una bonita amistad.
El niño con el pijama de rayas es un libro que se lee en un momento, son poco más de doscientas páginas y en dos tardes ya lo tenía listo. Boyne nos relata el holocaústo judío desde la inocente mirada de un niño, hijo de un general nazi que no tiene ni idea de lo que sucede, no sabe quiénes son los judíos, ni porqué están al otro lado de la verja, ni porqué llevan todos el mismo pijama de rayas. Todo está escrito desde esta inocencia, con mucha sencillez, un libro que vale la pena leer con la mente igual de pura como con la que está escrita y narrada.
Una historia conmovedora, supongo que es una buena manera para que un niño aprenda los horrores del holocáusto a través de la ingenuidad de otro niño, pero que también pueden disfrutar los adultos. Es un libro también bastante desazonador, porque nunca es agradable rememorar esta triste etapa de la humanidad que dejó tanto sufrimiento detrás, da mucha penita todo.
De entre todo, me quedo con los diálogos, sobre todo entre Bruno y Shmuel, y su bonita amistad, de esas que se recuerdan toda la vida.
Nota: 7