Otro año que se nos va y casi ni me he enterado, bueno pues como todos los años quisiera desde aqui felicitar a todos los lectores de este humilde blog y desearles que les vaya lo mejor posible este año que ahora empieza.
Aprovecho para dejar por aquí una serie de cosillas que quisiera comentar, primero que con el año nuevo regresará temporalmente la sequía del blog hasta que acabe todo lo de DD en el otro blog que retomaré la semana que viene, intentare seguir posteando por aquí de vez en cuando, si puedo una vez a la semana, pero bueno, veremos, en todo caso lo que si tengo pendiente es el tradicional top de lecturas del año, que caerá ya en Enero ya que tengo pendientes de leer varias cosas que a priori se antojan interesantes.
También quisiera comentar la enorme alegría (con todas las cautelas posibles, que no es la primera vez que nos la dan con queso) que ha supuesto la nueva apuesta de Panini, más que por los comics en si (lo tengo todo menos lo del Capi y lo de Masacre, que supongo que caerán), por el giro radical de la editorial hacia el comic popular en una época tan dada a lo contrario, una apuesta que complementa la del coleccionable y que de confirmarse es valiente y que espero que triunfe por todo lo alto.
En fin nada más; feliz año y que pasen todos ustedes una gran noche.
viernes, 31 de diciembre de 2010
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Boardwalk Empire, Scorsese televisado.
Con permiso de The Walking Dead y en espera de cuando llega Game of Thrones, la serie más esperada de la temporada era esta, con Matin Scorsese como productor de la serie y director del primer episodio, y con Steve Buscemi como protagonista principal, la cosa no era para menos.
Ambientada en Atlantic City en los años 20 al poco de aprobarse la Ley Seca, la serie narra los la relación de la mafia con la política y la policía en torno a una ley que fue vista más como una oportunidad de negocio que como otra cosa.
Compleja y dura sin concesiones, Boardwalk refleja el lado oscuro del sueño americano, donde realmente con tu trabajo puedes llegar a enriquecerte...siempre y cuando estés dispuesto a pisar cuellos, sobornar y hasta asesinar a quien sea preciso para ello, también pone en cuestión a la llamada “mayor democracia del mundo”, con unos niveles de corrupción tan obvios como insultantes.
La serie que marca el nacimiento de un nuevo tipo de crimen organizado se muestra como históricamente casi perfecta, con un plantel de actores de lujo, una ambientación perfecta y episodio piloto que muestra a la perfección el tono de la producción presentando brillantemente a los personajes y su entorno, Boardwalk Empire adolece sin embargo de una frialdad extrema que hace difícil que llegue a enganchar del todo.
Esta frialdad unida a la relativa morosidad narrativa (tan habitual en este tipo de proyectos) se tornan como los principales defectos de una serie que sin embargo ha culminado una primera temporada por lo demás ejemplar.
Resulta curioso que estando detrás un director tan pasional y con tanta fuerza como Martín Scorsese, Boardwalk, ya desde el episodio piloto trate en todo momento de alejarse de lo que esta contando, pareciendo tener más vocación documentalista que ficcional, y eso que la pasión de unos personajes no pocas veces extremos, el sexo y la violencia están puestos en primer plano desde el comienzo; sin embargo todo esta contado desde la lejanía como si un narrador omnisciente y de vocación parcial nos estuviera narrando una historia maravillosa que sin embargo no termina de llegar.
Tal vez el excesivo perfeccionismo de la serie termine perjudicando un proyecto que en mi mente se dibujaba más “a pie de calle” por así decirlo, un proyecto que buscará más la implicación del espectador con unos personajes llenos de taras y defectos y por ello complejamente humanos, pero con los que rara vez llegas a empatizar.
En todo caso y más allá de cualquier otra consideración, las enormes virtudes de Boardwalk Empire están muy por encima de sus notables (y tal vez inevitables) defectos, como decía, una serie prodigiosa en ambientación, factura técnica e interpretación y que sin duda ha entrado por meritos propios en un puesto de honor dentro de la tantas mencionada edad de oro de la ficción televisiva americana.
Para acabar cabria hacer una breve mención a los extraordinarios títulos de crédito de la serie, pocas veces estos han presentado y definido con tal exactitud al personaje central del show.
Ambientada en Atlantic City en los años 20 al poco de aprobarse la Ley Seca, la serie narra los la relación de la mafia con la política y la policía en torno a una ley que fue vista más como una oportunidad de negocio que como otra cosa.
Compleja y dura sin concesiones, Boardwalk refleja el lado oscuro del sueño americano, donde realmente con tu trabajo puedes llegar a enriquecerte...siempre y cuando estés dispuesto a pisar cuellos, sobornar y hasta asesinar a quien sea preciso para ello, también pone en cuestión a la llamada “mayor democracia del mundo”, con unos niveles de corrupción tan obvios como insultantes.
La serie que marca el nacimiento de un nuevo tipo de crimen organizado se muestra como históricamente casi perfecta, con un plantel de actores de lujo, una ambientación perfecta y episodio piloto que muestra a la perfección el tono de la producción presentando brillantemente a los personajes y su entorno, Boardwalk Empire adolece sin embargo de una frialdad extrema que hace difícil que llegue a enganchar del todo.
Esta frialdad unida a la relativa morosidad narrativa (tan habitual en este tipo de proyectos) se tornan como los principales defectos de una serie que sin embargo ha culminado una primera temporada por lo demás ejemplar.
Resulta curioso que estando detrás un director tan pasional y con tanta fuerza como Martín Scorsese, Boardwalk, ya desde el episodio piloto trate en todo momento de alejarse de lo que esta contando, pareciendo tener más vocación documentalista que ficcional, y eso que la pasión de unos personajes no pocas veces extremos, el sexo y la violencia están puestos en primer plano desde el comienzo; sin embargo todo esta contado desde la lejanía como si un narrador omnisciente y de vocación parcial nos estuviera narrando una historia maravillosa que sin embargo no termina de llegar.
Tal vez el excesivo perfeccionismo de la serie termine perjudicando un proyecto que en mi mente se dibujaba más “a pie de calle” por así decirlo, un proyecto que buscará más la implicación del espectador con unos personajes llenos de taras y defectos y por ello complejamente humanos, pero con los que rara vez llegas a empatizar.
En todo caso y más allá de cualquier otra consideración, las enormes virtudes de Boardwalk Empire están muy por encima de sus notables (y tal vez inevitables) defectos, como decía, una serie prodigiosa en ambientación, factura técnica e interpretación y que sin duda ha entrado por meritos propios en un puesto de honor dentro de la tantas mencionada edad de oro de la ficción televisiva americana.
Para acabar cabria hacer una breve mención a los extraordinarios títulos de crédito de la serie, pocas veces estos han presentado y definido con tal exactitud al personaje central del show.
lunes, 27 de diciembre de 2010
2010: Balance editorial.
Año raro el que se acaba, al menos a nivel editorial, creo que sin ninguna duda este podría ser calificado como “el año del tochal” con una sinergia inter-editorial rara vez vista, y es que haciendo buena la canción de Gurruchaga las editoriales (y los lectores supongo) “las prefieren gordas”.
Este año 2010 ha sido el año en el que los comics por fin parecen haber salido definitivamente del gueto de las librerías especializadas, el año en el que la novela gráfica más que como nuevo movimiento dentro del medio (cuya existencia en todo caso no pretendo ni mucho menos negar) se ha consolidado como termino de prestigio para tratar de dignificar el comic y el año en el que todas las editoriales parecen haberse puesto deacuerdo en que algo de menos de 300 páginas ni es comic ni es nada.
En fin todo esto ha traído cosas positivas, encerrarse en la librerías especializadas y dejar lado el (al parecer en permanente crisis) kisoco, podría parecer visto desde fuera un suicidio, sin embargo la masiva entrada de comics (perdón, de Novelas Gráficas, así en mayusculas que es más digno todavía) en sitios como la Fnac o el Corte Inglés ha terminado con el peligro del gueto, lo cual, como decía, sin duda es positivo, a cambio sin embargo ha traído una contraprestación no tan inesperada vistos todos los elementos implicados, un cambio casi radical de paradigma: el comic ha dejado de ser un medio popular para convertirse en un producto de lujo con precios también de lujo.
Supongo que esto habrá alegrado a muchos que reclamaban ediciones supuestamente dignas (entiendo que para muchos la grapa, o las BM o los CDC tiene una condición indigna de por si) de un material que nació con vocación eminentemente popular y que ahora se ve traicionado en su esencia, esta “dignidad” reclamada a voz en grito ha traído consigo unas ediciones terriblemente caras que eso si lucen en la estantería como nunca antes lo hicieron.
Me hace gracia todo esto de la “dignidad” (he llegado a leer calificativos como “edición de batalla” a la última edición de Pda de los Invisibles o poner el grito en el cielo por atreverse a sacar Asterix en una edición comparativamente barata pero lejos del lujo y la fanfarria que un comic así debería, supuestamente, tener), porque en el fondo lo que viene a decir es que el valor de una obra no está en la obra en si, esto es, que lo importante no es el contenido, no, lo importante es el continente, algo con lo que no podría estar más en desacuerdo.
En todo caso y por poner una nota de optimismo, mirando lo que se nos viene en 2011 con distintos planes editoriales (con más de lo mismo) ya en la red, me llama la atención este articulo de Julián M. Clemente, editor Marvel de Panini, donde habla de la necesidad de recuperar formatos populares, es gracioso porque hasta hace bien poco y en lo que a reediciones se refiere Panini parecía apostar por todo lo contrario, sin embargo últimamente con el fantástico coleccionable que han lanzado al mercado (por cierto con una gran selección de materiales), Panini se ha puesto a la vanguardia de las ediciones populares en un mundillo que parece querer dejar ese concepto atrás...aunque supongo que aún habrá gente que no considere esas ediciones lo suficientemente “dignas”, le faltan los ribetes de oro y el encuadernado en piel de becerro.
Este año 2010 ha sido el año en el que los comics por fin parecen haber salido definitivamente del gueto de las librerías especializadas, el año en el que la novela gráfica más que como nuevo movimiento dentro del medio (cuya existencia en todo caso no pretendo ni mucho menos negar) se ha consolidado como termino de prestigio para tratar de dignificar el comic y el año en el que todas las editoriales parecen haberse puesto deacuerdo en que algo de menos de 300 páginas ni es comic ni es nada.
En fin todo esto ha traído cosas positivas, encerrarse en la librerías especializadas y dejar lado el (al parecer en permanente crisis) kisoco, podría parecer visto desde fuera un suicidio, sin embargo la masiva entrada de comics (perdón, de Novelas Gráficas, así en mayusculas que es más digno todavía) en sitios como la Fnac o el Corte Inglés ha terminado con el peligro del gueto, lo cual, como decía, sin duda es positivo, a cambio sin embargo ha traído una contraprestación no tan inesperada vistos todos los elementos implicados, un cambio casi radical de paradigma: el comic ha dejado de ser un medio popular para convertirse en un producto de lujo con precios también de lujo.
Supongo que esto habrá alegrado a muchos que reclamaban ediciones supuestamente dignas (entiendo que para muchos la grapa, o las BM o los CDC tiene una condición indigna de por si) de un material que nació con vocación eminentemente popular y que ahora se ve traicionado en su esencia, esta “dignidad” reclamada a voz en grito ha traído consigo unas ediciones terriblemente caras que eso si lucen en la estantería como nunca antes lo hicieron.
Me hace gracia todo esto de la “dignidad” (he llegado a leer calificativos como “edición de batalla” a la última edición de Pda de los Invisibles o poner el grito en el cielo por atreverse a sacar Asterix en una edición comparativamente barata pero lejos del lujo y la fanfarria que un comic así debería, supuestamente, tener), porque en el fondo lo que viene a decir es que el valor de una obra no está en la obra en si, esto es, que lo importante no es el contenido, no, lo importante es el continente, algo con lo que no podría estar más en desacuerdo.
En todo caso y por poner una nota de optimismo, mirando lo que se nos viene en 2011 con distintos planes editoriales (con más de lo mismo) ya en la red, me llama la atención este articulo de Julián M. Clemente, editor Marvel de Panini, donde habla de la necesidad de recuperar formatos populares, es gracioso porque hasta hace bien poco y en lo que a reediciones se refiere Panini parecía apostar por todo lo contrario, sin embargo últimamente con el fantástico coleccionable que han lanzado al mercado (por cierto con una gran selección de materiales), Panini se ha puesto a la vanguardia de las ediciones populares en un mundillo que parece querer dejar ese concepto atrás...aunque supongo que aún habrá gente que no considere esas ediciones lo suficientemente “dignas”, le faltan los ribetes de oro y el encuadernado en piel de becerro.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Los Muertos Vivientes en la televisión, si pero no, o al menos no del todo.
Recién finalizada la brevísima primera temporada de la serie (apenas si seis episodios), llega el momento de hacer un breve balance de lo que ha sido una de las series más esperadas (y exitosas) de la temporada.
No era nada fácil llevar Los Muertos Vivientes a la pequeña pantalla, no porque como sucede en otras ocasiones, el material fuera especialmente difícil de adaptar, más bien al contrario, el comic con su estructura capitular, sus abundantes diálogos y sus poderosos cliffhangers, parecía ideal para ser llevado a la televisión y más en el momento dulce que esta atraviesa en lo que a la ficción se refiere, no, el problema estaba en otro lado, gran parte del éxito del comic se debía a que era precisamente eso, un comic, llevarlo a la TV podía resultar redundante tanto con los clásicos de Romero, como con la moda zombie hoy imperante, lo que podía hacer que el proyecto tuviese complicado el tener algo que ofrecer que no se hubiera visto cientos de veces ya.
Sin embargo un excelente capitulo piloto de manos del siempre cumplidor Frank Darabont, pareció despejar dudas, el capitulo, bien planificado, lleno de fuerza y con continuará de los que hacen época, abría el camino a lo que bien podría ser un hito más en esta edad de oro de la ficción televisiva (al menos de la del otro lado del Atlántico, claro), por desgracia las cosas han estado lejos de ser así.
Tras un segundo episodio claro homenaje-plagio a Zombi, la mítica película de Romero, donde el nivel ya bajaba en lo que a tensión dramática y caracterización de personajes se refiere (además de tener fallos de racord realmente dolorosos), la serie entró en uno de esos males tan común a tantas series, que sin embargo consiguen solventar por otras vías: la extrema lentitud en el avance de una trama que plantea varios interrogantes sin ser capaz de resolver ni uno solo de ellos si quiera a lo largo de los seis episodios que componen esta decepcionante primera temporada, a cambio de esa lentitud sin embargo no ofrece apenas nada, más allá de momentos esporádicos de tensión resueltos las más de la veces por la vía más rápida y fácil posible.
Y es que si una palabra puede definir a la serie es esa, decepción, decepción porque los personajes apenas si se han desarrollado, decepción porque los roles y las relaciones intergrupales (salvo notables excepciones) apenas si han tenido cabida, decepción porque lejos del ya tópico “los zombis son solo el telón de fondo del reflejo de las relaciones humanas en una era critica”, en la serie los zombis y sus apariciones han resultado de lejos lo más interesante que esta ha podido ofrecer, decepción porque ni siquiera la relación entre Shane, Lori y Rick ha conseguido alcanzar un climax en un primera temporada que ha parecido toda ella en si misma un capitulo piloto enormemente alargado para presentar brevemente a los personajes y su entorno.
En fin, teniendo en cuenta la calidad del material de partida, la implicación de gente de talento de Darabont o Kirkman y el excelente capitulo piloto uno podía esperar mucho más de una serie que como único punto positivo cuenta con el hecho de que la segunda temporada puede empezar limpia de polvo y paja en cuanto a lo que la presentación de personajes, contexto y la absurda búsqueda de respuestas se refiere, esta temporada ha tenido muchos problemas y en general sus defectos han terminado superando a sus innegables virtudes (que alguna tiene, claro, aunque casi todas están en el capitulo inicial), pero lo cierto es que no es nada lo suficiente grave como para que no pueda solucionarse en la segunda temporada con un poco más de cuidado y ambición, yo al menos si tengo ganas de comprobarlo.
No era nada fácil llevar Los Muertos Vivientes a la pequeña pantalla, no porque como sucede en otras ocasiones, el material fuera especialmente difícil de adaptar, más bien al contrario, el comic con su estructura capitular, sus abundantes diálogos y sus poderosos cliffhangers, parecía ideal para ser llevado a la televisión y más en el momento dulce que esta atraviesa en lo que a la ficción se refiere, no, el problema estaba en otro lado, gran parte del éxito del comic se debía a que era precisamente eso, un comic, llevarlo a la TV podía resultar redundante tanto con los clásicos de Romero, como con la moda zombie hoy imperante, lo que podía hacer que el proyecto tuviese complicado el tener algo que ofrecer que no se hubiera visto cientos de veces ya.
Sin embargo un excelente capitulo piloto de manos del siempre cumplidor Frank Darabont, pareció despejar dudas, el capitulo, bien planificado, lleno de fuerza y con continuará de los que hacen época, abría el camino a lo que bien podría ser un hito más en esta edad de oro de la ficción televisiva (al menos de la del otro lado del Atlántico, claro), por desgracia las cosas han estado lejos de ser así.
Tras un segundo episodio claro homenaje-plagio a Zombi, la mítica película de Romero, donde el nivel ya bajaba en lo que a tensión dramática y caracterización de personajes se refiere (además de tener fallos de racord realmente dolorosos), la serie entró en uno de esos males tan común a tantas series, que sin embargo consiguen solventar por otras vías: la extrema lentitud en el avance de una trama que plantea varios interrogantes sin ser capaz de resolver ni uno solo de ellos si quiera a lo largo de los seis episodios que componen esta decepcionante primera temporada, a cambio de esa lentitud sin embargo no ofrece apenas nada, más allá de momentos esporádicos de tensión resueltos las más de la veces por la vía más rápida y fácil posible.
Y es que si una palabra puede definir a la serie es esa, decepción, decepción porque los personajes apenas si se han desarrollado, decepción porque los roles y las relaciones intergrupales (salvo notables excepciones) apenas si han tenido cabida, decepción porque lejos del ya tópico “los zombis son solo el telón de fondo del reflejo de las relaciones humanas en una era critica”, en la serie los zombis y sus apariciones han resultado de lejos lo más interesante que esta ha podido ofrecer, decepción porque ni siquiera la relación entre Shane, Lori y Rick ha conseguido alcanzar un climax en un primera temporada que ha parecido toda ella en si misma un capitulo piloto enormemente alargado para presentar brevemente a los personajes y su entorno.
En fin, teniendo en cuenta la calidad del material de partida, la implicación de gente de talento de Darabont o Kirkman y el excelente capitulo piloto uno podía esperar mucho más de una serie que como único punto positivo cuenta con el hecho de que la segunda temporada puede empezar limpia de polvo y paja en cuanto a lo que la presentación de personajes, contexto y la absurda búsqueda de respuestas se refiere, esta temporada ha tenido muchos problemas y en general sus defectos han terminado superando a sus innegables virtudes (que alguna tiene, claro, aunque casi todas están en el capitulo inicial), pero lo cierto es que no es nada lo suficiente grave como para que no pueda solucionarse en la segunda temporada con un poco más de cuidado y ambición, yo al menos si tengo ganas de comprobarlo.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
¿Hastío superheróico?
Últimamente he podido detectar en cierta parte de la blogosfera “de la cosa del tebeo” (que diría el gran Ismael) un cierto desencanto con Marvel y DC ante sus innegablemente repetitivas propuestas, un desencanto que parece encontrar sus justificación en que hoy en día los comics de supertipos son sencillamente malos, pero ¿es así realmente la cosa?.
Para empezar quisiera señalar que yo también estoy cansado, muy cansado de muchas de las cosas que han rodeado a las dos grandes a lo largo de los últimos años, un cansancio que ha llevado a que este año no haya habido una sola novedad de la majors que realmente me haya llegado, tanto crossover, tanto como-molismo, tanto “esta historia es más grande que la vida”, tanto decompressive, ha terminado por cansarme, hasta tal punto de que más allá de las grapa solo sigo Daredevil (a fuerza ahorcan) y Los 6 Secretos, y esta, aunque me gusta, con Pda subiéndose a la parra continuamente con los precios, no me extrañaría que cayera pronto.
Si bien todo esto es, bajo mi punto de vista cierto (no ayuda tampoco la ridiculez extrema de los dos grandes crossovers del año), no creo que realmente los Universos Marvel y DC estén tan mal, realmente los comics de superhéroes actuales no me parecen tan malos como fueron la mayoría en los 90, en realidad el nivel me parece medio-alto en la mayoría de los casos, sin embargo la sensación de hastío no deja de crecer.
¿Cual es la explicación?, probablemente la culpa sea más nuestra (mía), de los desencantados que de los comics en si, tras tantos años siguiendo comics de superhéroes, tras ver como el “que todo cambie para que todo siga igual” era llevado a extremos absurdos, ha llegado el momento en el que uno se cansa y se pregunta ¿que coño estoy leyendo?
A esto no ayuda claro el que ya nada sea creíble en este mundillo (¿Steve Rogers?, ¿matrimonio de Spiderman?, ¿Detective Marciano?), el que casi no haya nada sagrado (¿Barry Allen?) y una forma de narrar tan exasperantemente lenta como contranatura a la esencia del género, aunque sin duda producto lógico de la era que nos ha tocado vivir, sin embargo el principal problema estriba más en que ya no somos niños y por tanto no vemos nada de esto con ojos de niño, si el Capi muere no nos impactamos y decimos “ala como mola”, si no “a ver cuando vuelve”, cuando hay un megaevento no nos emocionamos si no que gruñimos “malditos sacacuartos”, es un poco como lo que ha pasado con la última película de Indiana Jones, realmente no es mala o peor que las anteriores, más bien es totalmente fiel a la saga, pero vista con ojos de adultos y desprovista de esta mitificación de sus predecesoras, la película fue recibida con cierta desgana, como si hubiese perdido un toque que o bien nunca tuvo o bien estuvo más condicionado por la época en la que fueron vistas que por otra cosa.
En fin, probablemente todas esta cosas sean solo cosa mía que me como mucho la cabeza, pero con todo, este desencanto tiene su parte positiva ya que estos últimos años me he ido acercando a otros comics (Vertigo, Bone, Odio y en general todo lo que tiene que ver con Peter Bagge, Cerebus, Agujero Negro o en un futuro Asterios Polyp) que me han abierto todo un mundo de posibilidades que hasta hace poco me eran casi desconocidas, un mundo en el que poco a poco quiero seguir penetrando este año que se nos viene encima.
Para empezar quisiera señalar que yo también estoy cansado, muy cansado de muchas de las cosas que han rodeado a las dos grandes a lo largo de los últimos años, un cansancio que ha llevado a que este año no haya habido una sola novedad de la majors que realmente me haya llegado, tanto crossover, tanto como-molismo, tanto “esta historia es más grande que la vida”, tanto decompressive, ha terminado por cansarme, hasta tal punto de que más allá de las grapa solo sigo Daredevil (a fuerza ahorcan) y Los 6 Secretos, y esta, aunque me gusta, con Pda subiéndose a la parra continuamente con los precios, no me extrañaría que cayera pronto.
Si bien todo esto es, bajo mi punto de vista cierto (no ayuda tampoco la ridiculez extrema de los dos grandes crossovers del año), no creo que realmente los Universos Marvel y DC estén tan mal, realmente los comics de superhéroes actuales no me parecen tan malos como fueron la mayoría en los 90, en realidad el nivel me parece medio-alto en la mayoría de los casos, sin embargo la sensación de hastío no deja de crecer.
¿Cual es la explicación?, probablemente la culpa sea más nuestra (mía), de los desencantados que de los comics en si, tras tantos años siguiendo comics de superhéroes, tras ver como el “que todo cambie para que todo siga igual” era llevado a extremos absurdos, ha llegado el momento en el que uno se cansa y se pregunta ¿que coño estoy leyendo?
A esto no ayuda claro el que ya nada sea creíble en este mundillo (¿Steve Rogers?, ¿matrimonio de Spiderman?, ¿Detective Marciano?), el que casi no haya nada sagrado (¿Barry Allen?) y una forma de narrar tan exasperantemente lenta como contranatura a la esencia del género, aunque sin duda producto lógico de la era que nos ha tocado vivir, sin embargo el principal problema estriba más en que ya no somos niños y por tanto no vemos nada de esto con ojos de niño, si el Capi muere no nos impactamos y decimos “ala como mola”, si no “a ver cuando vuelve”, cuando hay un megaevento no nos emocionamos si no que gruñimos “malditos sacacuartos”, es un poco como lo que ha pasado con la última película de Indiana Jones, realmente no es mala o peor que las anteriores, más bien es totalmente fiel a la saga, pero vista con ojos de adultos y desprovista de esta mitificación de sus predecesoras, la película fue recibida con cierta desgana, como si hubiese perdido un toque que o bien nunca tuvo o bien estuvo más condicionado por la época en la que fueron vistas que por otra cosa.
En fin, probablemente todas esta cosas sean solo cosa mía que me como mucho la cabeza, pero con todo, este desencanto tiene su parte positiva ya que estos últimos años me he ido acercando a otros comics (Vertigo, Bone, Odio y en general todo lo que tiene que ver con Peter Bagge, Cerebus, Agujero Negro o en un futuro Asterios Polyp) que me han abierto todo un mundo de posibilidades que hasta hace poco me eran casi desconocidas, un mundo en el que poco a poco quiero seguir penetrando este año que se nos viene encima.
lunes, 20 de diciembre de 2010
Dexter, quinta temporada.
Aprovechando que he acabado todo lo de Daredevil y Elektra en el otro blog, y de cara a retomar la parte final del mismo con más fuerza el año que viene con lo queda para acabar, voy a recuperar un poco el ritmo por aquí esta semana y la que viene, hablando (escribiendo) sobre algunas de las series que sigo y que han acabado y recientemente y haciendo mi personal balance de lo que ha sido el año comiqueril, hoy repasamos la quinta temporada de Dexter.
La primera ves que hablamos por aquí de Dexter nos preguntábamos si realmente este era tan incapaz de sentir como realmente pensaba, si su total ausencia de empatía era tal o era solo una mascara más para auto-justificar su “pasajero oscuro”, un mero refugió en el que tratar de entender su presunta falta de humanidad, que en el fondo pudiera no ser tal.
Con cinco temporadas ya en su haber, lo que parece claro es que la respuesta a esa pregunta es la clave, el motor que mueve en la serie, a lo largo de todas las temporadas, Dexter siempre ha terminado buscando, por accidente o no y con desiguales resultados, alguien con quien conectar, con quien poder mostrarse como realmente es, una búsqueda, una necesidad más bien que parece desmentir su total falta de empatía, haciendo del personaje alguien mucho más humano de lo que el mismo parece querer creer.
Esta quinta temporada, como no podía ser de otra forma vuelve a ahondar en esa vía, que lejos de estar sobre explotada, parece que todavía puede dar mucho de si, mezclando elementos de la tercera y la cuarta, la quinta y recién concluida entrega de la serie supone tal vez la de mayor densidad dramática, en cuanto a caracterización de personajes de cuantas ha protagonizado una serie que va camino de convertirse en leyenda.
Dura, sin concesiones y con momentos de horror puro, que pueden llegar a afectar de verdad incluso al espectador más curtido, la quinta temporada de Dexter tiene la virtud de crear dos antagónicos personajes secundarios magnificos, equilibrar las tramas principales y secundarias y dar una resolución coherente a un futuro que se antojaba como complicado, reflexionado por el camino sobre las vías hacia el éxito y los resultados de la exaltación de nuestros más primarios instintos.
El principal problema de la temporada, que tal vez sea extensible a toda la serie, excepto a la ejemplar e insuperable (una obra maestra sin paliativos, y por ello inimitable) primera temporada, radica en que mientras que Dexter como personaje central, evoluciona, crece y aprende más sobre si mismo, su estatus parece quedarse estancando, probablemente por eso la cuarta temporada causo tanto impacto al crear un cambio permanente e inesperado, que pese a todo no vario el papel de Dexter en su trabajo y en su rol como ejecutor.
Así el y de nuevo, al final el personaje aprende y crece con la experiencia vivida....pero su mundo puede seguir igual a como estaba al iniciarse esta temporada, a esto se une el abuso del recurso de poner al personaje en situaciones tan limite que su resolución se antoja demasiado forzado, algo que puede terminar perjudicando demasiado a una serie, que no es ni debe ser Prison Break.
Con todo, y ante la imposibilidad de estructurar una serie con vocación de durar con el personaje tal y como fue presentado en la primera temporada (magnifica si, pero virtualmente incontinuable, con un personaje central que si parecía realmente incapaz de sentir), lo cierto es que los creadores de la serie han sabido mantener el tipo, excepto quizá en la fallida tercera temporada, así esta quinta vuelve a mantenernos en vilo hasta su ajustadísimo final, sin saber en ningún momento por donde va a salir la cosa, lo que confirma a Dexter como uno de los símbolos más claros de la actual edad de oro televisiva.
La primera ves que hablamos por aquí de Dexter nos preguntábamos si realmente este era tan incapaz de sentir como realmente pensaba, si su total ausencia de empatía era tal o era solo una mascara más para auto-justificar su “pasajero oscuro”, un mero refugió en el que tratar de entender su presunta falta de humanidad, que en el fondo pudiera no ser tal.
Con cinco temporadas ya en su haber, lo que parece claro es que la respuesta a esa pregunta es la clave, el motor que mueve en la serie, a lo largo de todas las temporadas, Dexter siempre ha terminado buscando, por accidente o no y con desiguales resultados, alguien con quien conectar, con quien poder mostrarse como realmente es, una búsqueda, una necesidad más bien que parece desmentir su total falta de empatía, haciendo del personaje alguien mucho más humano de lo que el mismo parece querer creer.
Esta quinta temporada, como no podía ser de otra forma vuelve a ahondar en esa vía, que lejos de estar sobre explotada, parece que todavía puede dar mucho de si, mezclando elementos de la tercera y la cuarta, la quinta y recién concluida entrega de la serie supone tal vez la de mayor densidad dramática, en cuanto a caracterización de personajes de cuantas ha protagonizado una serie que va camino de convertirse en leyenda.
Dura, sin concesiones y con momentos de horror puro, que pueden llegar a afectar de verdad incluso al espectador más curtido, la quinta temporada de Dexter tiene la virtud de crear dos antagónicos personajes secundarios magnificos, equilibrar las tramas principales y secundarias y dar una resolución coherente a un futuro que se antojaba como complicado, reflexionado por el camino sobre las vías hacia el éxito y los resultados de la exaltación de nuestros más primarios instintos.
El principal problema de la temporada, que tal vez sea extensible a toda la serie, excepto a la ejemplar e insuperable (una obra maestra sin paliativos, y por ello inimitable) primera temporada, radica en que mientras que Dexter como personaje central, evoluciona, crece y aprende más sobre si mismo, su estatus parece quedarse estancando, probablemente por eso la cuarta temporada causo tanto impacto al crear un cambio permanente e inesperado, que pese a todo no vario el papel de Dexter en su trabajo y en su rol como ejecutor.
Así el y de nuevo, al final el personaje aprende y crece con la experiencia vivida....pero su mundo puede seguir igual a como estaba al iniciarse esta temporada, a esto se une el abuso del recurso de poner al personaje en situaciones tan limite que su resolución se antoja demasiado forzado, algo que puede terminar perjudicando demasiado a una serie, que no es ni debe ser Prison Break.
Con todo, y ante la imposibilidad de estructurar una serie con vocación de durar con el personaje tal y como fue presentado en la primera temporada (magnifica si, pero virtualmente incontinuable, con un personaje central que si parecía realmente incapaz de sentir), lo cierto es que los creadores de la serie han sabido mantener el tipo, excepto quizá en la fallida tercera temporada, así esta quinta vuelve a mantenernos en vilo hasta su ajustadísimo final, sin saber en ningún momento por donde va a salir la cosa, lo que confirma a Dexter como uno de los símbolos más claros de la actual edad de oro televisiva.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)