Mostrando entradas con la etiqueta julio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta julio. Mostrar todas las entradas

miércoles, 17 de julio de 2019

LOS ABRAZOS RECIBIDOS



Quizá escriba por un recuerdo o por una necesidad de evocar esos tiempos que marcharon para no verlos nunca jamás.

Ya pasado el día de la Virgen del Carmen, siento que mis sentimientos están encontrados con el pasado y con el insensato presente que se descubre cada día más opuesto y diferente.
Me diréis que ya empiezo con mi nostalgia a reivindicar un tiempo que era mejor y me niego rotundamente a que creaís que es así.
No era un tiempo mejor, era un tiempo distinto y no sé, si por vivirlo con bastantes menos años fue mejor. Pero sí fue una época más verdadera.

Durante los días de la Novena a la Virgen del Carmen que se ha celebrado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Victoria, he visto la mitad de la iglesia vacía. 
En los cultos cada vez se ven menos feligreses y devotos, los tiempos están cambiando y la iglesia no va a quedarse atrás en sufrirlo. No voy a analizar los motivos por los que todo esto está cambiando, quizás en otro momento sería bueno estudiarlo.

Me quiero referir a los recuerdos que me han traído este día. Un día caluroso de julio que siempre amanecía con alegría, donde había que felicitar a las Carmen que tuviésemos cerca.  A la madre, a la tía, a la vecina, a la amiga que se conformaba con recibir una tarjeta dedicada. Ese día donde un vaso de gaseosa era más que suficiente para sentirse invitada por la anfitriona.

Por la tarde todos a la iglesia para celebrar el día. Una multitud de personas acomodándose en las bancas, con batas frescas y numerosos coloridos, con aquel peculiar olor a colonia Heno de Pravia y Álvarez Gómez, o el intenso olor a Varón Dandy que desprendían la mayoría de los hombres. 

El sofocante calor, que era aplacado con abanicos de colores, los que cada vez que se abrían  sus varillas de caña o de bambú, desataban un peculiar sonido que se repetía una y otra vez. 

El Rosario, los cantos, los rezos, la Comunión y los abrazos recibidos de conocidos a la hora de salir de la iglesia. 

Después en la calle, los pequeños con carreras y juegos emprendíamos una tarde jubilosa de verano y los mayores detenidos en el porche de la iglesia con saludos y despedidas que se hacían más largas de la cuenta. 

De todo eso no he visto nada durante estos días, no es que sea nostalgia, es que los días cada vez son más diferentes.  

martes, 14 de julio de 2015

sábado, 26 de julio de 2014

BALADA DE UN DÍA DE JULIO



Esquilones de plata 
 Llevan los bueyes. 
 —¿Dónde vas, niña mía, 
 De sol y nieve? 
 —Voy a las margaritas 
 Del prado verde. —
El prado está muy lejos 
 Y miedo tiene. —
Al airón y a la sombra 
 Mi amor no teme. —
Teme al sol, niña mía, 
 De sol y nieve. —
Se fue de mis cabellos 
 Ya para siempre. —
Quién eres, blanca niña. 
 ¿De dónde vienes? 
 —Vengo de los amores 
 Y de las fuentes. 
 Esquilones de plata 
 Llevan los bueyes.
 —¿Qué llevas en la boca 
 Que se te enciende? —
La estrella de mi amante 
 Que vive y muere.
 —¿Qué llevas en el pecho 
 Tan fino y leve? —
La espada de mi amante 
 Que vive y muere. —
¿Qué llevas en los ojos, 
 Negro y solemne? —
Mi pensamiento triste 
 Que siempre hiere. 
 —¿Por qué llevas un manto 
 Negro de muerte? —
¡Ay, yo soy la viudita 
 Triste y sin bienes! 
 Del conde del Laurel 
 De los Laureles. —
¿A quién buscas aquí 
 Si a nadie quieres?
 —Busco el cuerpo del conde 
 De los Laureles. 
 —¿Tú buscas el amor, 
 Viudita aleve? 
 Tú buscas un amor 
 Que ojalá encuentres. —
Estrellitas del cielo 
 Son mis quereres, 
 ¿Dónde hallaré a mi amante 
 Que vive y muere? —
Está muerto en el agua, 
 Niña de nieve, 
 Cubierto de nostalgias 
 Y de claveles.
 —¡Ay! caballero errante 
 De los cipreses, 
 Una noche de luna 
 Mi alma te ofrece. —
Ah Isis soñadora. 
 Niña sin mieles 
 La que en bocas de niños 
 Su cuento vierte. 
 Mi corazón te ofrezco, 
 Corazón tenue, 
 Herido por los ojos 
 De las mujeres. —
Caballero galante, 
 Con Dios te quedes. —
Voy a buscar al conde 
 De los Laureles... 
 —Adiós mi doncellita, 
 Rosa durmiente, 
Tú vas para el amor 
 Y yo a la muerte. 
 Esquilones de plata 
 Llevan los bueyes. 
 Mi corazón desangra 
 Como una fuente. 

 Poemas de Federico García Lorca 

EL QUE NOS ABRIGARÁ EL CORAZÓN

  Hace unos días paseando pensaba en lo diferente que son estos días a los de otros años. La felicidad que se siente, en estas fechas previa...