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viernes, 10 de marzo de 2023

MIGUEL PINEDA, PASIÓN POR VELÁZQUEZ


Miguel Pineda 'Vilchez', Autorretrato 1853 'El Álbum de la Cuerda', p.165 
Casa de los Tiros (Granada)

Miguel Luis Justo Pineda Montón (Adra - Almería, 1828 – Madrid, 1901) 

Era hijo de Mª del Rosario Mouton (apellido francés castellanizado en Montón) y del juez y empresario Martín de Pineda Lara, quien se trasladó a la localidad de Adra (Almería) junto al político y terrateniente almeriense Miguel Chacón huyendo de la represión de los seguidores de Fernando VII tras el fin del trienio liberal. Allí nació Miguel y vivió hasta 1833, fecha en que que la familia retornó a Granada tras el fallecimiento del monarca. Estudió filosofía, alcanzando el grado de Bachiller en Artes, y también fue alumno de la Academia de Nobles Artes de Granada entre los años 1839 y 1847.

En Granada comienza su carrera artística como grabador y litógrafo. Con 22 años entra a formar parte de la sociedad artístico-literaria “La Cuerda Granadina”, conocida asociación de pintores, literatos, poetas y músicos andaluces y algunos foráneos residentes en Granada. Los miembros de la Cuerda -nudos- eran conocidos por su sobrenombre, el de Pineda era 'Vílchez' y el del escritor Pedro Antonio de Alarcón, uno de sus principales promotores,  era 'Alcofre'.

            "Conocida es de toda la generación que floreció en el periodo de la Revolución de Septiembre, y de los hombres que precedieron a ese movimiento, al finalizar el reinado de Doña Isabel II, lo que significó en Granada la peña de intelectuales denominada «La Cuerda». Componíanla el músico Mariano Vázquez, el pintor Pineda, el crítico Cruzada Villaamil, el escultor Moreno y escritores como Castro y Serrano, Fernández y González el famoso novelista, Fernández Jiménez conocido por el moro Ivon, orador extraordinario, cuya charla admirable era proverbial, Pedro Antonio de Alarcón, Pérez Cossío, los hermanos Riaño y algunos más que en estos momentos no vienen á la pluma". (H.Regín. Mundo gráfico 16.6.1915)

Como dibujante Pineda-Vilchez colabora en 'El Álbum de la Cuerda', publicación manuscrita en la que realiza dibujos que reflejan momentos de la vida de la sociedad. A partir de 1856 participará en 'El Album Granadino', un semanario artístico y literario fundado por Antonio J. Afán de Ribera, y más tarde colabora en 'La Revista Literaria Granadina', en 'El Liceo'  y en 'La Alhambra'.
Vista aérea de Granada. Litografía de Miguel Pineda en la revista “La Alhambra”

A principios de 1867 decide trasladarse a Madrid siguiendo el camino iniciado por sus paisanos Juan Facundo Riaño y Giner de los Ríos que ayudarán a Pineda a integrarse en la vida artística de la capital en la que continuará su actividad de grabador para diversos establecimientos litográficos haciendo algunos retratos y colaborando en la ilustración de libros. El mismo año de su llegada ya figura su nombre en el Registro de Copistas del Museo Nacional de Pintura y Escultura al que acudirá años después en múltiples ocasiones, donde le encontramos a menudo en los años 1887 y 1888.

Detalle de la página del registro de Copistas correspondiente al fin de año de 1888 en el que se registra a Miguel Pineda copiando 8 obras de Veláquez y una de Murillo. Archivo MNP

Su pasión por la pintura de Velázquez va guiando su estudio y le va conduciendo a su conocimiento y especialización. Es probablemente gracias a la fama que van adquiriendo sus interpretaciones velazqueñas por lo que es llamado en 1876 para incorporarse a la sociedad de artistas que estaba realizando una colección de láminas que se publicaban por entregas con el título El grabador al aguafuerte. Su colaboración tardía, ya en el tercer volumen, se ciñe a la reproducción de siete de las 39 láminas que constituyen dicho volumen, todas ellas de Velázquez: Marte, Los borrachos o El triunfo de Baco, Retrato de bufón con libros, Retrato del niño de Vallecas, Retrato de la Infanta María, Retrato de Felipe IV y Estudio de cabeza de viejo, de Bonzi, entonces considerado de Velázquez. Los aguafuertes de Pineda son más libres en su ejecución que los de los otros autores. A veces combina el aguatinta, logrando una solución más personal de la pintura. Las seis láminas pueden verse en la web del Museo del Prado aunque solamente se identifica a su autor como "Pineda" por la firma de sus láminas.

Miguel Pineda Montón. Los borrachos o El triunfo de Baco de Velázquez. MNP G00165 
El Grabador al Aguafuerte T3. lám.13. (Abajo detalle de la firma)

Como miembro del Ateneo Científico y Literario de Madrid recibe el encargo de pintar los retratos de algunos de sus socios ilustres. Se trata de personajes significativos pertenecientes al círculo cultural en el que Pineda 
se mueve, como el almeriense Nicolás Salmerón (1838-1908), el sacerdote liberal sevillano Antonio García Blanco (1800-1889)cátedrático de Literatura hebrea en la Universidad Central o Julián Sanz del Río (1814-1869), filósofo, jurista y pedagogo, primer catedrático de Historia de la Filosofía de la universidad española, fundador del krausismo español e impulsor de la Institución Libre de Enseñanza.
Miguel Pineda Montón. Retrato de Julián Sanz del Río. Ateneo de Madrid

En el último tercio del siglo Pineda partcipó al menos en cuatro exposiciones nacionales de pintura: en 1871, 1887, 1890 y 1897, presentando, salvo en la última, (que comentaremos más adelante), sobre todo paisajes y bodegones, sin lograr reconocimiento alguno en ninguna de ellas. En ese tiempo también se dedicó a la reproducción de cuadros de pintores clásicos, siempre con la preferencia de Velázquez como vemos en las cuatro obras representando enanos y bufones que se encuentran actualmente en la  Welcome Library de Londres.
El bufón 'El primo'                          'El niño de Vallecas'
El bufón 'Calabacillas'                               Bufón con libros

La fama de su especialización en las reproducciones velazqueñas, es seguramente la causa de su relación con el historiador irlandés Edward Hartpole Lecky, quien viaja en varias ocasiones por España en busca de documentos y libros en conventos y bibliotecas para su estudio sobre la inquisición española. Lecky, que al igual que Pineda es un enamorado de la obra de Velázquez, le encarga la realización de una serie de copias para su colección personal que viajan con él a Irlanda. La esposa de LeckyElisabeth van Dedema su muerte en 1912, las legará al Museo Nacional de Irlanda donde hasta hace poco tiempo han dormido en el almacén. Las Memorias del historiador, escritas por su mujer recogen el momento del encargo a Pineda:

Elisabeth van Dedem, A memoir of the Right Hon. William Edward Hartpole Lecky, (1909)

    (En Madrid, Lecky disfrutó una vez más viendo a su pintor favorito, Velázquez. Consiguió copias de algunas de sus pinturas por el pintor español Pineda, quien había captado algo del espíritu del maestro. Las Lanzas o La rendición de Breda, era uno de los cuadros que más admiraba en el mundo. En Madrid, como en muchos otros lugares, él y su mujer encontraron amigos. Una mujer encantadora e inteligente, Madame de Riaño, los llevó a la fábrica de tapices, donde vieron a las mujeres trabajando tal como las pintó Velásquez en sus Hilanderas, mostrando cuán fiel a la naturaleza fue el gran artista y cuán inalterable ha permanecido España a través de los siglos.)
Retrato de Lecky en "Memoir of the Right Hon. William Edward Hartpole Lecky" by his wife (1909)

 La holandesa Elisabeth van Dedem de aristocrática familia alemana, era una mujer de amplia cultura, escritora de artículos de historia y política en los que hizo campaña por los derechos humanos y participó activamente en el movimiento sufragista. En el párrafo reproducido menciona a la “encantadora e inteligente Madame Riaño refiriéndose a la traductora Emilia Gayangos, hija del historiador y arabista Pascual Gayangos. Emilia, mujer de amplia cultura, estaba casada con el también historiador y arabista Juan Facundo Riaño, gran amigo de Pineda, que en la Cuerda Granadina era conocido como 'London'.  

Elisabeth van Dedema su muerte en 1912, legará las pinturas al Museo Nacional de Irlanda donde hasta hace poco tiempo han dormido en el almacén. Se trata de cinco lienzos redescubiertos en 2005 y dados a conocer por la estudiosa Catherine Yeaton (Capturing Velazquez; Lecky's Bequests to the National Gallery of Ireland, 2005) quien los consideró al principio auténticos Velázquez por su buena factura. Sin embargo, tras su limpieza y estudio constató que se trataba de obras más pequeñas que sus originales, fechadas en 1869 y todas ellas firmadas por Pineda en la parte inferior izquierda. Curiosamente la estudiosa observa que las diferentes tonalidades, más oscuras en las obras de Pineda, se debían a que intentó, a su juicio, copiar las obras de Velázquez tal como se encontraban en el momento de copiarlas, muy diferentes a como se encuentran en la actualidad limpias de los barnices que las oscurecían entonces.
La Infanta Margarita y  El Príncipe Baltasar Carlos a Caballo
Esopo, Menipo 
Los Borrachos

Desde 1869 Pineda simultaneó su trabajo artístico con la docencia, siendo profesor de Bellas Artes en diversas escuelas, la última de ellas la Escuela Superior de Artes e Industrias de Madrid  donde fue  profesor de Dibujo Geométrico hasta su jubilación en 1900. 

Además de las reproducciones de obras concretas, en su mayoría de Velázquez, resultan interesantes una serie de obras que Pineda realiza hacia final de siglo, dos de ellas presentadas a la Exposición Nacional de bellas Artes de 1897, que reflejan el interior del entonces Museo Nacional de Pintura y Escultura y reproducen obras de grandes artistas, siempre con la preferencia de Velázquez, pero también de Murillo y Ribera, introduciendo en ellas personajes, como un guarda, un visitante o una copista con lo que logra captar no solo las obras sino el ambiente que las rodea.
Miguel Pineda. Interior del Museo Prado, con el cuadro de las Meninas y dama leyendo”
Detalle de la imagen tomada del grafoscopio (1882-83) de Jean Laurent, 
en la que puede verse la coincidencia de diversas obras variando su posición.
 
Miguel Pineda. Interior del Museo Prado, con el cuadro de las Lanzas y soldado. Comercio.

De la misma temática y época se conocen dos obras que reproducen parcialmente La Sala de Velázquez del Museo en la que se exhiben ocho y doce obras respectivamente de dicho autor y en primer plano las figuras de un conserje y de una pintora que parece estar copiando El bufón Pablo de Valladolid. Ambas obras de 70,5 x 97 cms. coincidiendo con el tamaño de las  presentadas a la Exposición Nacional de bellas Artes de 1897. 

Exposición Nacional de Bellas Artes de 1897. Detalle de la participación de Miguel Pineda

En la mayoría de estas obras sentimos la presencia del pintor, que 'descuidadamente' deja a la vista sus utensilios de pintura como una reivindicación de su papel de copista e intérprete del gran maestro.
  
Miguel Pineda. Dos aspectos de la Sala de Velázquez del Museo del Prado (70,5 x 97 cms.) Col. particular

A este mismo momento pertenece la reciente obra adquirida por el Museo del Prado que representa una escena de Sala del mismo en la que destaca como lienzo principal el Martirio de San Felipe de José de Ribera ante el que se encuentra un conserje uniformado que parece estar vigilando varios lienzos que se encuentran en el suelo. Probablemente no se trata de obras originales como alguien ha apuntado pues existía la prohibición de descolgar cuadros para realizar las copias; mas bien hay que pensar que se trate copias de obras allí realizadas por el propio Pineda cuyos utensilios estarían en el banco de trabajo sobre el que se apoya un tiento que aparece en primer término. El hecho de que las copias aparezcan ya enmarcadas habría que considerarlo como una licencia del pintor en aras de la estética del conjunto. Entre ellas se reconoce el San Andrés, el San Pablo Ermitaño y el San Simón, de José de Ribera que en la época se encontraban expuestos en la misma sala.

Miguel Pineda Montón. Interior del Museo del Prado, h.1897
Imagen tomada del grafoscopio (1882-83) de Jean Laurent, en el que puede verse en la fila inferior al Martirio de San Felipe (1) las copias que aparecen apiladas en centro del cuadro de Pineda: San Simón (2), San Andrés (3) y San Pablo Ermitaño (4).

Para terminar, la interesante reproducción que realiza Pineda de un personaje presente en el cuadro de La Rendición de Breda de Velázquez que en ocasiones se ha tomado por su autorretrato. La obra fue adquirida en 2006 en la sala vienesa Dorotheum por el almeriense de José Manuel Marín que generosamente la depositó en el Museo de Adra (Almería), donde se encuentra en la actualidad.
    
 Miguel Pineda 'Retrato de hombre con chambergo de plumas', 1876. En depósito en el Museo de Adra. (A la derecha original de Velázquez).

La biografía artística de Miguel Pineda Montón se encuentra pendiente de un estudio en profundidad que nos permita conocer mejor el conjunto de su obra y su evolución artística. Es probable que pudieran salir a la luz otras pinturas que formen parte de colecciones particulares y sería de gran interés conocer mejor su relación con las figuras del pensamiento y la cultura que consolidaron la Institución Libre de Enseñanza. El camino está iniciado con los avances en su conocimiento que se han producido en los últimos tiempos, gracias a los trabajos mencionados de la estudiosa Catherine Yeaton, de los artículos con amplia información sobre la vida y obras del abderitano publicados por la Asociación para la Recuperación del Patrimonio Cultural de Adra (2008) y las aportaciones de Cristina Mongay de la Universitat de Lleida en su tesis: Persistencia de la Época Moderna. Una revisión del mundo académico de las Bellas Artes en el Madrid de los siglos XVIII y XIX. (2017).

La adquisición de una de sus obras por el Museo del Prado (Abalarte, Madrid, 2021) ha contribuido a su actualización y toma en consideración, pero sentimos que su repercusión sea limitada porque el destino de la obra adquirida no vaya a ser otro que el almacén del Museo. En aplicación de la política de Depósitos del Museo esta obra podría ser cedida para su exposición al museo almeriense de Adra donde se valoraría altamente su presencia y animaría la investigación sobre el artista.

domingo, 8 de diciembre de 2013

EL GRECO, ANGUISSOLA, VELÁZQUEZ... UNA VISITA AL PRADO

3 DE DICIEMBRE DE 2013


Aunque no hace falta ninguna excusa para hacer una visita al Museo del Prado, me he acercado con la intención de ver el Expolio de Cristo de El Greco, tras su restauración y he aprovechado el tiempo y la ocasión para realizar otras visitas pendientes.


El Expolio de la Catedral de Toledo 

Se expone hasta final de año una de las primeras obras que el pintor griego realizó a su llegada a España, entre los años 1577 y 1579, por encargo de la Catedral de Toledo en cuya sacristía se sigue conservando.


El Expolio de El Greco de la Catedral de Toledo. detalle

Cuando veo una obra restaurada de esta envergadura siempre pienso que debería exponerse junto a una imagen de igual tamaño de la obra, obtenida antes de la restauración, para poder apreciar los detalles de la labor realizada. En su lugar a menudo se nos muestra la radiografía de la obra restaurada y, como en este caso, también una reflectografía. En general estas fotografías solo tienen interés para los técnicos salvo en casos contados en que sacan a la luz elementos nuevos no visibles en la obra pintada.

Para poder ver el antes y el después tenemos que conformarnos con la imágenes que se suelen publicar que no tienen una gran calidad y por tanto tampoco permiten hacer una comparación detallada.

Antes y después de la restauración

Solamente un detalle de la pintura despertó mi curiosidad y es la firma del pintor realizada sobre un papel desdoblado que se encuentra a la derecha en el borde inferior del cuadro.

Detalle de la firma en el Expolio

Como puede observarse, la firma aparece parcialmente tapada por una mancha de tonos marrones oscuros que podría parecer un sombrero, una piedra o simplemente una mancha de pintura. Aunque esa apariencia de mancha aparece también en algunas copias de la obra, reconozco que me extrañó su presencia, dada la pasión del restaurador -Rafael Alonso- de limpiar y limpiar hasta hacer aflorar lo que sea que haya haya debajo. Además -y eso precisamente se puede ver en la radiografía- debajo de la mancha se encuentra el papel de la firma completo. Esperaremos a que algún día se publique el estudio técnico en el que se nos cuente el secreto de la mancha.

En todo caso es una ocasión singular la que nos presta el Museo de poder disfrutar la visión de esta obra maestra que no podemos desaprovechar.

Una visita a la Sala LVI

Paso una rápida revista a la Sala LVI en la que únicamente falta el retrato del "titular", el Felipe II de Sofonisba Anguissola, que continúa en su periplo exterior, ya que es sin duda uno de los cuadros más "viajeros" del Museo. Por suerte en su lugar se expone la única obra que tiene el Museo de la hermana de SofonisbaLucía Anguissola, el Retrato del médico cremonés Pietro Manna, enviado a España por su padre, Amilcare, seguramente en espera de recibir algún beneficio, regalo o privilegio que pudiera incorporar a la dote de alguna de sus hijas casaderas. Aunque no guarde relación con la temática de la sala, al menos es una obra realizada por una mujer, algo que, como sabemos, no abunda en el Museo del Prado.
Felipe II de Sofonisba (el ausente)     Pietro Manna de Lucía Anguissola (el presente)

Me alegra ver que ha vuelto la princesa Juana (A. Moro), que también ha estado de viaje una temporada, y que vuelva a estar en su sitio aunque no puedo por menos que seguir lamentando la falta de sensibilidad de los responsables de la sala de mantenerla formando pareja con un bufón cuando podría estar acompañada de su propio hijo, el rey Sebastián de Portugal, pintado por Cristóbal de Morais que se conserva en los almacenes del Museo. (P07709).
  A. Moro. Retrato de Juana de Austria.  C.de Morais Retrato de D. Sebastián. MNP

También ha vuelto a su lugar, junto a su madre la reina Isabel de Valois (S. Anguissola), la infanta Isabel Clara Eugenia  con su enana Magdalena Ruiz, (S. Coello, atr.), imagino que ahora madre e hija estarán mucho más contentas.

Sánchez Coello (Atr.) Isabel Clara Eugenia con M. Ruiz.  MNP
Sofonisba Anguissola. Isabel de Valois. MNP

En definitiva, la sala se encuentra casi al completo a la fecha actual.

Algunos miembros de la familia de Felipe IV de Martinez del Mazo

Una visita obligada a la exposición de Veláquez, mientras dure, siempre depara alguna sorpresa. Además del conjunto velazqueño, hoy me he detenido especialmente en La infanta Margarita de Austria vestida de luto de Juan Bautista Martínez del Mazo .

La imagen de la Infanta Margarita, que ya no es la de la niña de las Meninas sino una joven de unos quince años, vestida de luto por la muerte de su padre, que está a punto de casarse con el emperador Leopoldo I, es pintada por Martínez del Mazo introduciendo un cierto ambiente doméstico a través la imagen familiar que se vislumbra al fondo.
J. B. Martinez del Mazo, Retrato de Baltasar Carlos y Retrato de la infanta Margarita

Esta obra me ha recordado otra que el mismo autor realizó veinte años antes, que es el retrato de su hermano, el joven Baltasar Carlos, que no se encuentra en la exposición pero sí en el Museo (Sala 16A), realizado cuando tenía dieciséis años de edad, según la inscripción del propio cuadro, vestido también de negro seguramente por el fallecimiento de su madre, Isabel de Borbón. 

Los dos hermanos han sido retratados tantas veces en su infancia que sorprende ver como se han hecho mayores y muestran en su rostro la tristeza por la pérdida del pasado y de sus seres queridos.

Historias Naturales. 

En el ir y venir por el museo he aprovechado para ver el proyecto de Miguel Ángel Blanco que ha planteado veintidós intervenciones de "carácter natural" -minerales, animales disecados, fósiles, esqueletos, e insectos- procedentes del Museo Nacional de Ciencias Naturales, para acompañar a otras tantas obras pictóricas que se encuentran dispersas por el Museo. 
El furor de las águilas. Una de las intervenciones más interesante elegida como presentación de la exposición

Reconozco que alguna de las intervenciones ha despertado mi interés pero en general resultan difíciles de buscar y de encontrar y puedes pasar por delante sin reparar en las mismas, o puedes tenerlas sobre la cabeza, y no verlas. En resumen, una idea interesante, alguna pieza de gran belleza, pero una implementación mejorable.

La desaparición de Clara Peeters

No hace mucho tiempo dediqué dos artículos en este blog a las pintoras en el Museo del Prado, tanto las presentes como las ausentes, llegando a la conclusión de que solamente se exponían en el Museo las obras de tres pintoras: la que da nombre a este blog, Sofonisba Anguissola, la también italiana Artemisa Gentileschi y la flamenca Clara Peeters (Amberes h.1594-h.659)

Pues bien, hoy he comprobado con tristeza que la Obra de Clara Peeters  titulada "Mesa" [P1622], un magnífico bodegón expuesto en la Sala 16b, ha sido retirado de su emplazamiento y según la información recibida, "enviado al almacén".

A pesar de ser la única obra expuesta de la artista, de las cuatro que posee el Museo, procedentes de la Colección Real; a pesar de ser el único entre las decenas de bodegones del museo pintado por una mujer, alguien ha considerado su presencia innecesaria.

Las obras de Clara Peeters están llenas de detalles que muestran su maestría, su firma suele aparecer dentro de elementos del propio cuadro (en la obra que estaba expuesta se encuentra en el mango del cuchillo) y en ocasiones ella misma se autorretrata a través del reflejo en algún objeto metálico de sus obras.


Alguien podría decir que hay demasiados bodegones expuestos en el Museo, y yo estaría de acuerdo con esa afirmación, pero se da la circunstancia de que el resto de pintores de bodegones del museo exponen más de un ejemplar de sus obras. He tenido la paciencia de buscar los artistas y cuadros de naturalezas y bodegones expuestos que se reparten básicamente entre las Salas 8A, 18 y 87 y, sin ánimo de exhaustividad, puedo señalar los siguientes:

De Juan Espinosa se exponen cinco obras


De Tomás Hiepes se exponen siete obras


De Montalvo, tres obras


De B. Perez, dos obras


De Van der Hamen, cuatro


 De J. B. Romero, dos obras


De J. Ferrer, dos obras, deliciosas

De L. E. Menéndez, veinticinco obras (24 en la misma sala)


Yo me pregunto que si lo que falta es espacio, ¿no sería posible guardar alguna de estas obras que en muchos casos resultan reiterativas en su temática y composición? 

En cambio, se envía al almacén una obra singular por su contenido, por su origen, por su época, además de tratarse del único bodegón pintado por una mujer que se exponía en el museo.

sábado, 7 de diciembre de 2013

FAMILIA VELÁZQUEZ - MARTÍNEZ DEL MAZO

De nuevo la Exposición de la Familia de Felipe IV de Velázquez en el Museo del Prado... me ha dado la oportunidad de disfrutar de una obra singular, en este caso de su discípulo y yerno Juan Bautista Martínez del Mazo y de intentar "leer" la historia que en ella se cuenta. 

Se trata de la Familia del Pintor,  que siguiendo el esquema compositivo del retrato de grupo de Las Meninas de su suegro y maestro, nos permite contemplar una escena de la propia familia del pintor que también lo es de Velázquez.

Juan Bautista Martínez del Mazo, La familia del pintor. Kunsthistorisches Museum Viena
  
Como sabemos Juan Bautista Martínez del Mazo se forma en el taller de Velázquez de quien va ser el discípulo preferido. En 1633 se casa con la única hija del maestro, Francisca de Silva Velázquez con quien tuvo nueve hijos, de los que cuatro murieron en edad temprana. Tras la muerte de su hija en 1653, a Diego Velázquez le quedan, de ese matrimonio, dos nietas, Inés Manuela y Mª Teresa y tres nietos con los curiosos nombre de GasparBaltasar y Melchor

El viudo Martínez del Mazo se casa por segunda vez con Francisca de la Vega, con quien tiene otros cuatro hijos: Juan Antonio, Luis, Francisco y Fernando Felipe; este último también murió tempranamente al igual que su madre que falleció en 1665. El pintor, necesitado de ayuda para la crianza de sus hijos, vuelve a casarse una tercera vez con Ana de la Vega, que probablemente era su cuñada, con quien ya no tuvo más hijos.

Esta obra de Martínez del Mazo adquiere especial relevancia no solo por ser uno de los pocos retratos de grupo que se realizan en esta época sino, precisamente, por los personajes retratados, pues se trata de la única descendencia que tuvo el pintor Diego de Silva y Velázquez

Los Personajes

En el cuadro doce personajes, forman diversos grupos: 

El grupo de la izquierda lo constituyen cuatro jóvenes que son los hijos de la primera mujer y por tanto los nietos de Velázquez, que van vestidos de negro y de forma elegante como personas relacionadas con la Corte; el situado más a la izquierda y de perfil es Gaspar, de unos 26 años y con un cierto parecido a su abuelo; a su lado está Baltasar y delante de ellos el menor, Melchor. La joven que se encuentra con ellos sujetando el broche de adorno de su vestido es María Teresa, de 17 años.


En el grupo del centro los dos niños son hijos de la segunda esposa: a la izquierda Juan Antonio, el mayor de unos 9 años, y a la derecha Luis, de 7. Resulta curiosa la diferente vestimenta de ambos pues mientras el mayor tiene el aspecto de un pequeño soldado el menor va vestido como un campesino, como un pequeño San Isidro, lo que hace pensar que se tratara de algún disfraz que llevaran puesto con motivo de alguna festividad. Del pequeño Luis se conserva un boceto preparatorio en la Dulwich Picture Gallery de Londres


En el grupo de la derecha vemos a una mujer sentada con dos niños en su entorno, uno de ellos, el mayor es Francisco de unos 5 años, vestido de paje, que sujeta un pajarito en la mano derecha y una espada en la otra. En cuanto a la mujer y la niña pequeña que se apoya en ella, la identificación ha sido más discutida.

Aunque hay diversas hipótesis sobre la identificación, la más plausible es la establecida por Raquel Novero Plaza en un exhaustivo estudio sobre la obra y sus personajes publicado en el Boletin del Seminario de Estudios de Arte de la Universidad de Valladolid, que considera que la mujer sentada sería la nieta mayor de Velázquez, Inés Manuela de 27 años, casada en segundas nupcias con el doctor Don José Nuñez en 1661 y por tanto la niña que aparece junto a ella sería la hija de ambos, bisnieta de Velázquez.
J.B. Martinez del Mazo. Boceto niña. Posible bisnieta de Velázquez. Col. particular

Ismael Gutiérrez Pastor ha identificado el retrato de esta niña en un boceto que se conserva en una colección particular de Bilbao, aunque él la considera como la última hija de Martínez del Mazo. (AEA LXXXVIII, 2005)

Prácticamente en el centro de la escena se encuentra colgado un cuadro con la imagen de Felipe IV, que entendemos como un doble homenaje de Martínez del Mazo al patrón y maestro, ya que la obra se identifica con la pintada por Velázquez en 1658 que en la actualidad se encuentra en la National Gallery de Londres.

En la sala del fondo se ve el propio taller del pintor en el que Martínez del Mazo (durante mucho tiempo se creía que era el propio Velázquez) retoca el cuadro de la Infanta Margarita en rosa y plata que su suegro dejó inacabado, mientras la mujer que vemos con un niño pequeño  sería la segunda mujer del pintor, Francisca de la Vega con su hijo Fernando Felipe.


El ámbito en que  se desarrolla la escena es la Casa del Tesoro del Palacio Real, donde Martínez del Mazo desarrolla su actividad como pintor de Cámara tras la muerte de su suegro. El lugar nos resulta familiar pues podemos reconocer algunos de los espacios utilizados por su maestro en sus obras, como en las Hilanderas o incluso en las Meninas. 

Para terminar, señalar que el escudo que se encuentra en la esquina superior a la izquierda del lienzo corresponde a la familia Mazo lo que acredita su hidalguía. Para Raquel Novero ello supondría, frente a otras hipótesis, la confirmación de su nacimiento en la localidad de Solórzano, pues los nacidos en Cantabria eran considerados hidalgos y podían hacer uso del escudo familiar.

En conjunto la exposición presenta numerosas obras de notable interés, pero esta Familia del Pintor de Juan Bautista Martínez del Mazo  merecería por sí sola la visita.