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domingo, 26 de noviembre de 2023

FERRANT EN LOS CONCURSOS DE PINTURA DE CÁDIZ

Puerta de entrada al Museo de Cádiz en la plaza de la Mina

En la segunda mitad del siglo XIX, la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz presidida entre 1860 y 1867 por Juan Valverde, quien también sería alcalde del municipio, promovió la convocatoria de certámenes artísticos de carácter histórico con periodicidad bianual para promocionar la ciudad, su historia y su arte. Para ello se elegiría en cada convocatoria un acontecimiento vinculado a la historia de Cádiz a desarrollar por los pintores concursantes, teniendo además como objetivo enriquecer con nuevas obras la colección de pinturas de su Museo provincial. Según de la Banda y Vargas en la Academia gaditana estos certámenes se añadían a las exposiciones que ya se venían organizando en Cádiz desde 1840, adelantándose a las nacionales que no comenzaron hasta 1856. (Anales de la Academia gaditana nº 3-1985) 

En esta entrada vamos a hablar de los tres primeros concursos consecutivos de tema histórico, 1862, 1864 y 1866, en los que el entonces joven pintor madrileño Alejandro Ferrant y Fischermans se presentó logrando el primer premio en cada una de ellos.

EL PRIMER CERTAMEN DE PINTURA HISTÓRICA. CÁDIZ 1862. 

Tema: La caída de Murillo 

Para el primer certamen de pintura histórica, convocado el 20 de octubre 1861, la Academia gaditana elige como asunto a tratar el Acto en que los religiosos y otras personas dan auxilio a Murillo tras su caída en la Iglesia de los Capuchinos de Cádiz mientras pintaba su obra los Desposorios de Santa Catalina considerada la última de su vida, pues del accidente salió malherido y murió pocas fechas después de haber sido trasladado a Sevilla. (La historia del suceso puede consultarse en este mismo Blog. )

Según las bases de la convocatoria publicadas, los artistas solo debían cumplir el requisito de ser españoles y residentes en España; las obras debían presentarse de manera anónima y sin mención de su procedencia; los datos personales debían ir en un sobre adherido en el reverso de la obra con un lema escrito en su exterior; la dimensión de las figuras debía ser superior a la mitad del natural y la obra en su conjunto no debía ser inferior al metro y medio en su lado más corto. Se establecía un primer premio de diez mil reales de vellón y un accésit de cinco mil.

Según las actas que se conservan del concurso comentadas por Nerea V. Pérez López de la Universidad de Sevilla en su artículo La caída de Murillo, primer concurso de pintura de la Academia de Cádiz, (Archivo Hispalense, 2012) al concurso se presentaron siete cuadros, que se expusieron bajo curiosos lemas:
      1. "Nada es tan hermoso como la Verdad",
     
2. "Ars longa, vita brevis",
     
3. "Abán protege a las Artes",
     
4. "El triunfo es siempre de quien se vence a sí mismo",
     
5. "Mes de Mayo",
     
6. "In magnis, satis est voluisse"
     
7. "Murillo siempre serás admirado". 

Adolfo de Castro, secretario en aquel momento de la Sección de Pintura de la Corporación, fue el encargado de realizar la memoria y la crítica de las siete obras presentadas a concurso cuyo ganador debía ser elegido por un jurado de académicos. De ellas en la actualidad únicamente conocemos tres.

El primer premio: Alejandro Ferrant
El galardón principal correspondió a un jovencísimo Alejandro Ferrant y Fischermans, de poco más de dieciocho años que obtuvo diez mil reales de vellón y además de la adquisición de su obra, tal como establecían las bases, por el Museo de Cádiz donde se encuentra en la actualidad, aunque guardada en su almacén. 
Primer premio:  Alejandro Ferrant Fishermans. Nº7. Lema: "Murillo siempre serás admirado".
(No ha sido posible obtener una imagen en color pues el Museo informa que la pintura se encuentra protegida para evitar su deterioro).

De la obra de Ferrant el crítico realiza la máxima ponderación y la describe minuciosamente, calificándola como "cuadro de gran composición". La escena se desenvuelve en un amplio espacio en el que el andamiaje crea el efecto de profundidad. En el centro se encuentra Murillo auxiliado por un grupo de monjes, un monaguillo y otros personajes que se han acercado al oír la caída. El pintor, en una postura un tanto teatral, está siendo atendido por un fraile que le ofrece una escudilla de agua y un joven a su costado derecho que parece sostenerle y que se identifica como un discípulo. La presencia de este joven es una constante en todas las obras presentadas. Castro considera que Ferrant incluye a su discípulo Meneses Osorio en la figura del joven que se encuentra en la escalera y que fue quien terminó el retablo incompleto a la muerte del maestro. El boceto de la obra fue presentado a la Exposición Nacional de de 1864.

El segundo premio: José Marcelo Contreras
El accésit, fue otorgado al pintor granadino José Marcelo Contreras Muñoz (1827-1890) que en esa época era catedrático de colorido y composición en la Escuela de Bellas Artes gaditana. Su obra fue adquirida por una sociedad local y luego pasó a la colección Bellver, perteneciente en la actualidad por donación a la ciudad de Sevilla.
Accésit: José Marcelo Contreras. Nº4. 
Lema:  "El triunfo es siempre de quien se vence a sí mismo"

En la Memoria de Castro se elogia esta obra en la que se destacan «detalles de ejecución felicísima, nobles aspiraciones, amor al arte y sentimiento de lo bello». En la escena, Murillo, que aparece sentado en unos escalones que le aportan profundidad, está siendo auxiliado por dos frailes y un joven que le toma la mano en una actitud de confianza que hace pensar en un discípulo. Detrás de ellos otro monje observa el andamio señalando el posible fallo, mientras otros llegan por una puerta que se abre a la derecha a los que un caballero con espada, que se encuentra en primer término, de espaldas, parece por su ademán relatarles el suceso. Al fondo, el lienzo de los Desposorios se encuentra tapado y en primer plano a la izquierda, caído en los escalones, un cartapacio sobre el que se encuentra el boceto de la obra así como la paleta rota del pintor.

La obra no premiada que conserva el Museo de Cádiz: Manuel Cabral 
La tercera obra de la que conocemos su participación en este certamen fue presentada con el nº 6. Su autor, Manuel Cabral Aguado Bejarano, no obtuvo premio, pero su pintura fue reconocida y adquirida por la propia corporación municipal. Actualmente se encuentra expuesta en el Museo gaditano desde su restauración en 2012 (realizada por Pilar Morillo y Álvaro Domínguez Bernal). El tiempo le ha dado la relevancia que no obtuvo en el concurso postergando a la de Ferrant que, a pesar de haber conseguido el primer premio, permanece en el almacén pendiente de restauración.
Manuel Cabral Bejarano. Nº 6. 
Lema: "In magnis, satis est voluisse" (en lo grande es suficiente haber querido)

El pintor utiliza el mismo punto de vista de la obra anterior aunque acerca más la escena al espectador. Uno de los elementos de mayor interés de la obra es la reproducción que vemos al fondo del lienzo de los Desposorios de Santa Catalina de Murillo en el que, según Castro, el pintor no se atiene a la realidad del suceso pues ha incluido imágenes no realizadas por Murillo sino por Meneses Osorio, el discípulo que finalizó la obra al quedar incompleta tras la caída. También aparece en primer plano la paleta rota y el maestro se encuentra semirrecostado en el suelo apoyado en un ayudante que le sostiene por detrás; a su izquierda un joven aprendiz le sostiene la mano diestra. En su entorno diversos frailes en diferentes actitudes: ofreciendo agua, sorprendiéndose, mirando al lienzo con los dedos cruzados. La crítica que recibió la obra fue positiva destacando que la entonación del cuadro era muy agradable.

El resto de las obras
De las cuatro obras restantes, cuyo paradero en la actualidad se desconoce, se ocupa más ligeramente el autor de la Memoria, sobre la primera afirma que ha llevado demasiado lejos su lema "Nada es tan hermoso como la Verdad", al plasmar el sufrimiento sin embellecerlo, lo que refleja un semblante nada hermoso que no tiene el atractivo que debiera inspirar. Destaca de la presentada en segundo lugar, su "buena armonía" y su "agradable colorido", haciendo una escueta descripción de la tercera, sin entrar en juicios sobre su ejecución e indica sobre la quinta que tiene una composición tan sencilla aunque no encuentra en ella "nada que revele el suceso que el cuadro representa". Según la información que Nerea V. Pérez recoge de Elena Gómez Moreno del tomo XXXV del Summa Artis, hay constancia de que una de estas obras fue presentada por el pintor canario Isidoro González Romero (1823-1905) de quien se sabe que la vendió al Duque de Abrantes; otra, según la misma fuente, habría sido realizada por el asturiano Ignacio León y Escosura (1834-1901), hecho bastante improbable pues en esa fecha León y Escosura es un pintor famoso y consolidado que vive en Paris, por lo que pienso que puede existir confusión con el pintor contemporáneo José Álvarez de la Escosura, de ascendencia asturiana que vivió en Madrid y en Jerez de la Frontera y que fue retratista y pintor de obras de composición, que resulta sin duda un concursante mucho más probable. 


EL SEGUNDO CERTAMEN. CÁDIZ 1864
TemaLos mártires Servando y Germán

El siguiente certamen que iba a celebrarse en el verano de 1864 fue convocado en noviembre del año anterior y el tema elegido fue El martirio de los hermanos Servando y Germán patronos de Cádiz que aunque eran oriundos de Augusta Emérita (Mérida), fueron martirizados alrededor del año 305 en un cortijo de la actual San Fernando, llamado Ursiano. Las bases de la convocatoria, de las mismas características que la primera, daban de plazo hasta junio del año siguiente para la presentación de las obras. En cuanto a las medidas, se establecía que las figuras debían ser más de la mitad del natural, y se aumenta el tamaño del lienzo que no podía ser de menos de dos metros en su lado menor. En las bases se aconsejaba la consulta, entre otros, de la historia de dichos santos escrita por Agustín de Horozco.  

La redacción del informe sobre las obras presentadas correspondió en esta ocasión a Javier Urrutia, consiliario vicepresidente de la sección de Pintura de la Academia, quien dio cuenta del resultado de las votaciones en la reunión celebrada el catorce de agosto de 1864. Conocemos cuatro de las obras que se presentaron al concurso, aunque en este caso no por la Memoria realizada por Urrutia sino por las Actas de la Academia y en parte por deducción de su propia temática ya que después del concurso gaditano fueron enviadas a otras Exposiciones. 

El primer premio: Alejandro Ferrant
El galardón principal y los diez mil reales que llevaba aparejados, más otros diez mil de su adquisición, fueron de nuevo al joven Alejandro Ferrant Fischermans con su obra Martirio de los santos Servando y Germán que obtuvo dieciséis de los diecinueve votos emitidos en la votación para el primer premio. Al ser todavía menor de edad la Academia hubo de esperar hasta recibir las instrucciones de su padre para realizar el pago. La obra en la actualidad también se encuentra en el almacén del Museo de Cádiz y en este caso que hemos tenido la fortuna de poder verla a través de una imagen mostrada por el Museo en sus redes sociales (Facebook). (Animamos a la Institución a que muestre del mismo modo otras obras de su almacén).
1864, Alejandro Ferrant. Martirio de los santos Servando y Germán. Museo de Cádiz

La iconografía responde a la tradición gaditana de los jóvenes patronos de la ciudad. La escena se desarrolla en una zona de playa y muestra en el centro uno de los jóvenes arrodillado antes de recibir el golpe de espada del verdugo, mientras a su espalda otro personaje muestra la cabeza de su compañero cuyo cuerpo yace en tierra. La mitad superior del lienzo la ocupa una alegoría en la que se ve el alma del mártir muerto con alba vestidura, palma en la mano y coronado por ángeles, mientras otros traen la corona y palma que espera su compañero. (César Pemán, Catálogo del Museo de 1952) 

En la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada ese mismo año Ferrant presentó el boceto de esta obra junto al de la Caída de Murillo del certamen anterior, aunque el reconocimiento que obtuvo, una Medalla de tercera clase, fue por el retrato de su tío, mentor y un verdadero padre, Luis Ferrant Llausás.

El segundo premio: Manuel Cabral
Los cinco mil reales del accésit, fueron para la obra del pintor sevillano Manuel Cabral Aguado Bejarano, que también repetía su participación en este certamen, obteniendo dieciséis votos en la votación para el segundo galardón. A diferencia del primer premio, que según las bases de la convocatoria debía ser adquirido para el Museo, no existía ninguna previsión respecto al segundo. No obstante el pintor ofreció la obra a la Academia que aprobó un crédito extraordinario de cinco mil reales para su compra, tal como se recoge en el Acta de la Junta Académica de 22 de agosto de 1864. A pesar de ello esta transacción no llegó a realizarse pues el pintor Manuel Cabral manifestó haberlo vendido ya a José Moreno de Mora y Vitón (1825-1908), conocido político y benefactor gaditano. En la actualidad se desconoce su paradero. 

La Correspondencia de España 19.8.1864

Otros participantes 

Francisco Torras y Armengol 
Consideramos que Francisco Torras fue también concursante por la obra de la misma temática y fecha que las del certamen gaditano que hoy conserva el Museo del Prado. Al no obtener galardón en Cádiz Torras decidió enviarla a la Exposición Nacional de Bellas Artes del mismo año donde obtuvo Medalla de tercera clase por el género de Historia. 
Francisco Torras y Armengol, Martirio de los santos Servando y Germán. 1864, 
Biblioteca-Museo Victor Balaguer, Vilanova i la Geltrú
Referencia a la obra de Torras en el Catálogo de la Exposición Nacional de 1864

El cuadro fue adquirido por el Estado en los mismos diez mil reales del premio gaditano y fue depositado en 1866 en la Academia de Bellas Artes barcelonesa. En la actualidad se encuentra, también en calidad de depósito del Museo del Prado, en la Biblioteca-Museo Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú.
Detalle de la referencia a la obra de Torras en el Inventario de 1996 MNP

Francisco Vega y Muñoz 
La presencia del pintor Francisco Vega también en el certamen gaditano se evidencia en su Martirio de San Servando y San Germán (2,51 x 3,36 cm.). Al igual que Torras al no conseguir premio en Cádiz decide enviarlo a la Exposición Nacional de Bellas Artes del mismo año donde obtiene Mención Honorífica Especial por la Pintura de Historia. Resulta curioso que la Exposición Nacional premiara dos obras que representaban la misma temática de un modo tan diverso. 
Francisco Vega y Muñoz. Martirio santos Servando y Germán 1864, MBA Sevilla

En la obra vemos a los dos hermanos de rodillas mirando al cielo, esperando el martirio rodeados por algunos soldados y el verdugo detrás con el hacha apoyada en el suelo, todo ello con un aspecto estático y místico a modo de estampa religiosa. La escena se sitúa frente al mar en las playas del Collado Ursiano en San Fernando, hoy conocido como el Cerro de los Mártires.
Francisco Vega Muñoz en el Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1864

José María Rodriguez Losada
La última de las obras que hemos conocido y consideramos presentada al certamen por su coincidencia temática y temporal, es la del sevillano José María Rodríguez Losada, aparecida recientemente en el comercio. A pesar de competir con jóvenes pintores, de la fama que le precedía y del tratamiento original de su obra, no obtiene en esta ocasión ningún premio.
Jose María Rodriguez Losada. Martirio santos Servando y Germán (3,1 x 2,3 mts.) 1864 (Comercio)

La escena que presenta, al igual que Ferrant, muestra el momento exacto del martirio, con el verdugo de espaldas y uno de los hermanos sobre una mesa de piedra a punto de ser decapitado y el otro de pie cargado de cadenas, llevando colgado un cartel que muestra su nombre y su condición de cristiano, esperando su momento. En cambio, difiere totalmente el escenario en el que tiene lugar el suceso, pues Losada plantea un espacio de piedra que podría parecer una cueva que no coincide con las noticias históricas o legendarias que se tienen del suceso. 
Detalle del cartel del mártir: Servando Christiano

Un pintor fuera de concurso
Juan Rodriguez García
Las Actas de la Academia hablan de que el pintor Juan Rodriguez hijo del pintor homónimo conocido como 'tahonero', presentó también una obra sobre los Mártires Servando y Germán que no fue aceptada a concurso por haberse presentado fuera del plazo. A pesar de ello, Adolfo de Castro, consiliario de la Academia, abogó porque se aceptara su participación y al no conseguirlo propuso su adquisición por la Academia por tratarse de una obra de buenas cualidades y por tratarse además de un pintor gaditano. La Junta aceptó la propuesta y compró la obra que hoy se encuentra a la espera de restauración en el almacén del Museo de Cádiz donde se informa que desgraciadamente no es posible conocer su imagen por hallarse protegida por su mal estado.

EL TERCER CERTAMEN. CÁDIZ 1866
Tema: Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574

En el concurso correspondiente al año 1866 convocado por la Academia de Bellas Artes de Cádiz, junto con el Ayuntamiento de la ciudad, que sufragaba los premios, se eligió el asunto de la Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574 que representa un episodio de la historia local, en el que unos piratas berberiscos son sorprendidos por los gaditanos en la playa de Torregorda, cerca de Cádiz. Se trata del certamen del que hemos podido obtener menos información y en cambio es el único cuya obra ganadora se encuentra expuesta en la actualidad en el museo de Cádiz que la galardonó.

El primer premio: Alejandro Ferrant 
De nuevo el ganador del concurso fue el madrileño Alejandro Ferrant Fischermans, que conquistó  el favor del jurado con su obra de gran tamaño (2,66 x 4.87m.) Tras obtener el premio la obra fue presentada también en la Exposición Nacional de Bellas Artes del mismo año donde fue premiada con medalla de segunda  clase.
A. Ferrant. Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574. Museo de Cádiz

La escena representa el momento en que los piratas son atacados por los gaditanos cuando después de haber saqueado el paraje se disponen a reembarcar el botín conseguido. El único personaje a caballo que se encuentra a la derecha es el corregidor de Cádiz, Don Pedro de Obregón, dirigiendo personalmente la acción. "El colorido es pesado y las luces violentas, pero es muy notable la composición de tantos grupos bien dibujados y resueltos". (César Pemán, Catálogo del Museo de 1952). 

Ricardo Balaca y Orejas Canseco 
Ignoramos quien consiguió en esta ocasión el accésit, pero la presencia de una obra con el mismo asunto en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1866 presentada por Ricardo Balaca, nos hace pensar en su participación en el concurso gaditano. No se conoce en la actualidad su paradero, pero dejamos constancia de la presencia de este joven pintor en el certamen gaditano.
Detalle de la referencia a la obra de Balaca en el catálogo de la Exposición de 1966

La Época, 27.1.1867

Sobre los pintores participantes
Alejandro Ferrant y Fishermans (1843 - 1917)
Fotografía de Alejandro Ferrant h.1905 

Vencedor indiscutible de los tres concursos comentados, Alejandro Ferrant ganó el primero con poco más de dieciocho años, representando esta primera victoria el punto de partida de una carrera plagada premios y reconocimientos. Por sus múltiples logros artísticos Ferrant consiguió en 1874 la plaza de pensionado de mérito en la Academia de Bellas Artes de Roma, estancia que duró tres años, hasta 1877, destacando entre sus trabajos allí realizados su San Sebastián extraído de la Cloaca Máxima, (MNP) por el que obtuvo medalla de primera clase en la Exposición Nacional de 1878. En 1880 fue elegido individuo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y fue profesor de la Escuela Central de Artes y Oficios, así como Director del Museo de Arte Moderno. 

José Marcelo Contreras Muñoz (1827-1890)
El granadino José Marcelo Contreras, hijo del arquitecto José Contreras Osorio, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Granada y en el taller de Francisco Enríquez y de Agapito López de San Román, recién llegado de Roma, y se dedicó a la pintura de retratos a fin de ayudar a su familia. En 1847 continuó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En 1854 se trasladó a Córdoba, donde fue nombrado director del Museo de la ciudad. Casado con Francisca Vilches, trabajó asiduamente para el marqués de Cabriñana y el duque de Almodóvar. A partir de 1861, se dedicó a la enseñanza, en la Escuela de Bellas Artes de Cádiz y luego en la de Valencia. En 1864 presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes  La duda de san Pedro, con la que obtuvo medalla de segunda clase, hoy depositada por el Museo del Prado en la Universidad de Barcelona. Tras la muerte de su mujer en 1865, se trasladó a Madrid, donde fue profesor en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Manuel Cabral y Aguado Bejarano (1827 - 1891)
Manuel Cabral Aguado Bejarano. 1851 Autorretrato (det.) MºROM 

Procedente de una estirpe de pintores que comienza con su bisabuelo Diego Bejarano, el sevillano Manuel Cabral se inició en la pintura con su padre el pintor Antonio Cabral Bejarano y continuó sus estudios en la Escuela de la Academia de Nobles Artes de Santa Isabel de Sevilla, de la que posteriormente fue profesor y académico desde 1866. Obtuvo el reconocimiento de pintor honorario de cámara de la reina Isabel II, y trabajó habitualmente para los duques de Montpensier; la mayor parte de sus pinturas se enmarcan dentro del llamado costumbrismo andaluz, más concretamente del sevillano.

Francisco Torras y Armengol (1832 - 1878)

Francisco Torras y Armengol, Autorretrato MNAC

Pintor, escultor ocasional, fotógrafo, y grabador al aguafuerte de reproducciones. Nacido en Tarrasa, se formó inicialmente en Barcelona, en 1854 marchó a París donde amplió estudios en la Escuela Imperial y a su vuelta, en 1859, ingresó en la madrileña Academia de San Fernando donde en 1861 recibe el premio de estudios superiores por Dibujo del Natural, sustituyendo al año siguiente al fallecido pintor e ilustrador José Rubio de Villegas como profesor interino de Estudios elementales de Dibujo -Extremos, (Memoria acerca del estado de la enseñanza en la Universidad Central del curso 1862-1863). Participó en Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en las que fue galardonado con terceras medallas, en la de 1864, precisamente con la obra de Los santos Servando y Germán presentada al certamen gaditano y en 1866 con una Sacra Familia, ambas hoy del Museo del Prado; y en 1871 formaba parte del grupo de pintores que recibió una condecoración por su trayectoria artística.  

Francisco Vega y Muñoz (1840-1868) 
Natural y vecino de Sevilla, en cuya Escuela de Bellas Artes hizo sus estudios junto a su hermano Antonio, escultor. Participó asiduamente en exposiciones tanto nacionales como locales logrando diferentes premios. En la Exposición Nacional de 1864 presentó el Martirio de los Santos Servando y Germán obteniendo mención honorífica especial. Su carrera y su vida quedaron truncadas prematuramente a los veintiocho años.

José María Rodríguez Losada (1826-1896) 

El jerezano José María Rodríguez de los Ríos Losada fue un pintor polifacético, historicista, costumbrista, de temas religiosos y retratista. Fue caballero de la Orden de Santiago y académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Jerez de la Frontera (Cádiz). Formado en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla amplió sus estudios en la madrileña Academia de San Fernando. Participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1858 con tres obras de carácter histórico y obtuvo Mención de Honor de 2ª clase por su Entrega de Sevilla y en la de 1866 con su obra Colecta para sepultar el cadáver de D. Álvaro de Luna, (hoy en el Senado) que fue premiada con Mención Honorífica de 1ª clase. Pintor ya consagrado, se encuentra en plena madurez cuando se presenta al concurso de Cádiz, donde había obtenido algunos galardones en exposiciones previas. 
En el estudio de Rodríguez de Losada colaboraban sus hijos, también pintores, José María, Alfonso y Julio, lo que según algunos especialistas explicaría la amplísima producción atribuida al padre de más de un millar de cuadros y la irregularidad en cuanto al estilo y la calidad de las obras. 

Ricardo Balaca y Orejas Canseco (1844 - 1880)
Autorretrato. h.1865. Ricardo Balaca. MNP

Nacido en Lisboa durante el exilio forzado de su padre el pintor cartagenero José Balaca Carrión, vuelve con la familia a Madrid en 1850 donde se formará junto con su hermano Eduardo en la Academia de Bellas Artes San Fernando en la que estuvo matriculado desde los trece años, desde 1857 a 1864. En ella fue compañero del joven Alejandro Ferrant, solo un año mayor que él. Cultivó géneros pictóricos afines al romanticismo, como el costumbrismo, el paisaje y el retrato. Su presencia en la famosa fotografía del curso de Bellas Artes 1857-1858, muestra a ambos y a Raimundo Madrazo cerca de sus profesores,  los tres hijos de pintores, que eran los más jóvenes del curso.

Detalle de la foto de Martínez del grupo del Curso 1857-1858 de la Academia de Bellas Artes de San Fernando (BNE). En torno a los profesores (Ribera, padre e hijo, Madrazo y Haes se sitúan, marcados con círculo rojo, los tres más jóvenes, de izquierda a derecha, Raimundo Madrazo (17 años), Alejandro Ferrant (15) y Ricardo Balaca (14)

Juan Rodriguez García (1816 - c.1880)
El pintor gaditano Juan Rodríguez García, «Tahonero hijo»,  aprendió con su padre Juan Rodríguez Jiménez, llamado «el Tahonero» y en la Escuela de Bellas Artes de CádizDesde 1836 vivía en Jerez de la Frontera dedicado a la enseñanza de dibujo y pintura y por la cantidad de artistas que reunió en su entorno suele ser considerado como el padre de la llamada “Escuela Jerezana”. En 1852 fue nombrado pintor de cámara de su Majestad. Se casó con la escultora jerezana María del Carmen Ponce de León y Villavicencio (1816-1866). Ambos presentaban sus obras a los concursos y exposiciones que se celebraban en Jerez, rivalizando en prestigio con las de Sevilla y Cádiz.

El Museo de Cádiz
Pionero en el ámbito de la promoción del Arte a través de sus tempranas Exposiciones y Certámenes artísticos, guarda en su almacén y archivo buena parte de su historia y de su memoria que podría darse a conocer para poder ser estudiada. Alejandro Ferrant y Fischermans, pintor de gran relieve, algo olvidado por la historia cuyo prestigio está siendo reconsiderado en los últimos años, fue reconocido por la Academia gaditana en el inicio de su carrera artística tres veces consecutivas; hoy el Museo expone una de las tres obras con las que logró alzarse triunfador sobre pintores ya establecidos, manteniendo las otras dos en el limbo del arte que es el almacén de los museos, sin permitir siquiera su conocimiento a través de la imagen. Sería de desear que esa institución museística diera a conocer su historia mostrando por cualquier medio sus contenidos, contribuyendo de esta forma a completar lagunas de la Historia del Arte que no deben quedar en el olvido.

martes, 22 de noviembre de 2022

FERRANT Y PRADILLA - ROMA, 1874

Caricaturas de Cilla en Madrid Cómico: Izq. Pradilla (20.6.1880), Derecha, Ferrant (1.6.1884)

Alejandro Ferrant y Fischermans (Madrid, 1843-1917) y Francisco Pradilla y Ortiz (Villanueva de Gállego- Zaragoza. 1848 - Madrid, 1921) llegan al mundo de la pintura por muy diferentes caminos. 

Alejandro Ferrant estaba predestinado a ser pintor desde su nacimiento. Perteneciente a una importante saga artística que se remonta hasta su bisabuelo Josep Ferrán de Vilafranca del Penedés, que era asistente del Mariscal de Campo Barón de la Barra que se trasladó a vivir a Barcelona fomentando que sus hijos pudieran formarse en dibujo y talla en la Escola de Dibuix de la Junta de Comerç instalada en la Llotja. Al menos dos de sus hijos, Adriá y Luis (el abuelo de Alejandro), se dedicaron a la escultura, la talla artística y la ebanistería realizando su actividad en Mallorca durante la guerra contra los franceses. Hacia 1820 Adriá decide retornar a Barcelona continuando su actividad en escultura y Luis decide trasladarse a Madrid donde sus hijos tendrán la oportunidad de formarse en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. De sus cuatro hijos Ferrant Llausás, dos, Cayetano y Alejandro, se inclinan por la talla y los otros dos, Luis y Fernando, por la pintura. (Ver en este blog: Los Ferrant una familia de artistas II).

"Alejandro Ferrant nació pintor", decía su amigo Ángel Barcia; su educación artística comienza en su propio hogar, desde niño, de la mano de su tío el pintor de historia Luis Ferrant Llausás -que también era su padrastro por haberse casado con la viuda de su hermano Alejandro-, aprendizaje que le va a permitir el paso a los estudios superiores de la Academía madrileña a los catorce años, de 1857 a 1861.
Luis Ferrant Llausás. Retrato de Alejandro Ferrant de 11 años con capa y sombrero llevando bajo el brazo su carpeta de Dibujo. 1854. MROM
Detalle de la famosa foto realizada por Martinez, hnos. Curso 1858-59 (BNE), en la que aparece señalado el joven Ferrant en la cabecera del grupo, junto a los profesores Carlos Luis RiberaCarlos Haes y Federico Madrazo y a la izquierda el también joven Raimundo Madrazo. 

En 1862 participa por primera vez en el concurso bianual que organiza la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz para promocionar la ciudad. Alejandro Ferrant se presentará en tres ocasiones a dicho certamen, logrando el primer premio en cada una de ellas. En 1864 participa por primera vez en una Exposición Nacional en la que consigue una medalla de 3ª clase por el retrato de su padrastro y en 1867 una de 2ª clase por la obra que había ganado ese año en Cádiz: Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574. 

Ferrant siempre tuvo una especial afición a la acuarela. En 1866 participa en la primera Sociedad de Acuarelistas que el pintor Cosme Algarra estableció en Madrid en su estudio de la Calle San Agustín. Esta sociedad se disolvió tras la creación de la Agrupación de Acuarelistas de España en 1869 por Casado del Alisal y Martínez de Espinosa en la que se organizaron clases nocturnas de acuarela en un aula de la Academia de San Fernando, a las que Ferrant continuó asistiendo.

El conjunto de méritos y premios recibidos hasta 1873 fueron valorados para conseguir la plaza de pensionado de mérito por la Pintura de Historia en la recién creada Academia de Bellas Artes de España en Roma, que le fue concedida en 1874 por unanimidad del tribunal. 

La vida de Francisco Pradilla estuvo, por el contrario, llena de dificultades. Nace en Villanueva de Gállego (Zaragoza) y es el segundo de ocho hijos de una modesta familia formada por Marina Ortíz y Miguel Pradilla Pina, que era un modesto trabajador dedicado probablemente a la forja. Pronto la familia se instala en Zaragoza, donde se documenta su estancia a partir de 1859. Allí comienza sus estudios en el Instituto de bachiller, pero no pasaría del segundo curso pues tiene que abandonar la enseñanza para ganarse la vida. «Falto de todo apoyo y sin recursos tuve que dejar el instituto para ser pintor de puertas». En esas mismas fechas entra como aprendiz en el taller de Mariano Pescador y Escárate (1816-1886) para realizar decorados escenográficos. Allí aprende a moler colores y preparar lienzos para los decorados del Teatro Principal de esa ciudad. Hasta 1865 continúa estudios en una Escuela local de Bellas Artes dependiente de la Academia de San Luis donde tuvo a Bernardino Montañés de profesor. 

Siempre con el objetivo de mejorar su instrucción, a principios de 1866 se traslada a Madrid donde es acogido por su tío Simón Pradilla Pina, que vivía en el número 35 de la calle Leganitos, donde regentaba un estanco aunque esa dirección también figura como Casa de Préstamo a su nombre en el Anuario del comercio, la industria, la magistratura y la administración de Madrid de 1880. 
Francisco Pradilla, Autorretrato [con 21 años], 1869 Col. Particular

Pradilla continúa trabajando como pintor de brocha en las obras de la Estación de Mediodía, pero gracias a su experiencia es contratado por la sociedad “Ferri, Busato y Bonardi”, escenógrafos del Teatro Real que tenían su taller cerca de la puerta de Atocha, donde el pintor cuenta que tenía que moler los colores y realizar la preparación de las telas durante las noches para su utilización al día siguiente. Su falta de tiempo y de medios le impide hacer vida social, ir a cafés, teatros, incluso poder tener amigos, pues todos los ingresos que obtiene los destina a continuar su formación recibiendo clases nocturnas de dibujo de su paisano Ponciano Ponzano. Esta preparación le va a facilitar  el acceso a la Escuela Superior de Pintura y Escultura en el curso 1866 - 1867, con 18 años, en la que no sobresalió ni parece que lograra la tan ansiada consideración de Federico Madrazo. Cuando en 1869 Casado del Alisal y Martínez de Espinosa fundan en Madrid la Agrupación de Acuarelistas de España, Pradilla acude a sus clases nocturnas y realiza excursiones con otros artistas, empezando por la obligada visita a Toledo, de donde se conservan diversas obras. También vuelve a su tierra, Zaragoza y los veranos de 1871 a 1873 los dedicará a Galicia. 
F. Pradilla, 1869, Antigua Puerta de Bisagra de Toledo, entonces cegada (Col.part.) 
W.Rincón "Francisco Pradilla Ortiz 1848-1921"(2021). 

Sus avances en dibujo le permitieron ser contratado en La Ilustración de Madrid y sobre todo en La Ilustración Española y Americana, donde iniciará su colaboración en 1872 y después la mantendrá como corresponsal desde Roma.

Según su amigo Matías Gómez Latorre -primo hermano de su condiscípulo en la Academia Pedro Rodriguez Latorre (1848-1915): «Era Pradilla de carácter serio, reconcentrado, muy estudioso, con cultura extensa y profunda y un tremendo aficionado a la buena música; yo también lo era por aquella época y juntos íbamos a menudo al paraíso del Real, cuando costaba una modesta pesetilla, y a los conciertos de Barbieri y Gaztambide». También comentaba sobre su «indumentaria astrosa» y decía que la mayoría de sus compañeros, «huían deliberadamente su contacto». (El Socialista, 7-XI-1921). 

A pesar de este comentario, Pradilla se va haciendo un pequeño círculo de amigos con sus colegas acuarelistas entre los que se encuentra el también esforzado pintor Domingo Muñoz Cuesta, condiscípulo de la Academia (Curso 1870-71), habitual compañero copista en el Museo del  Prado y colaborador como Pradilla en La Ilustración Española y Americana, de quien pinta su retrato dedicado con la inscripción "A mi amigo Muñoz, con mucho trabajo y malo. Francisco Pradilla"
Francisco Pradilla. Detalle del Retrato de Domingo Muñoz Cuesta, h.1869
(Propuesta de identificación)
 Col. M. José Sala Pallás. (W. Rincón "Francisco Pradilla Ortiz 1848-1921" -2021).

En 1873, cuando se convoca la primera oposición de las plazas de pensionado de número para la Academia Española de Bellas Artes de Roma, Pradilla se encontraba en Galicia, por lo que su tío Simón presenta la solicitud en su nombre, aun sabiendo que su sobrino no se sentía animado a participar. No obstante el pintor realiza los ejercicios y consigue la plaza. El 27 de febrero de 1874 fue nombrado pensionado de número en la Academia de Roma, junto a Casto Plasencia, por la Pintura de Historia, a Jaime Morera, en Paisaje y al arquitecto Aníbal Álvarez, entre otros, que se convertirían en buenos amigos.
Fotografía de Pradilla, Plasencia y Álvarez h.1877 
Publicada por la Ilustración Artística 16.1.1905

La dirección de la Academia de Roma la ostentaba desde principios de ese año el pintor José Casado del Alisal que había sustituído al recientemente fallecido Rosales. A ambos admiraba Pradilla y de ellos había aprendido en la Agrupación de Acauarelistas.

Pensionados en Roma 1874-1877

No sabemos con certeza si Pradilla  y Ferrant pudieron tener alguna relación antes de ir a Italia, aunque al menos tuvieron que coincidir en las clases nocturnas de la Agrupación de Acuarelistas  a las que consta que ambos pintores asistieron, y, desde luego, tendrían muchos conocidos comunes. Pradilla coincidió en las clases de la Academia con Francisco Ferrant Boris, primo hermano de Alejandro, hijo del paisajista Fernando Ferrant. Lo que sí sabemos es la amistad que surge entre ambos durante el primer año de estancia en Roma en el que van a vivir experiencias comunes y van a establecer una relación que les llevará a colaborar en la obra que el primer año tienen que copiar como beneficiarios de la pensión. 

Por los informes que el director enviaba trimestralmente a Madrid sabemos que los pensionados se ocupaban de visitar la ciudad, tomaban apuntes de sus monumentos y museos, y , asistían por la noche a las clases de Acuarela que tenían lugar en la Academia Gigi de la Vía Margutta a las que también solía asistir Fortuny cuando se encontraba en Roma, pues a pesar de su encumbramiento y sus recientes éxitos, siempre mantuvo la relación con el grupo de pintores españoles desplazados en Roma y con la Academia desde su creación. 

La acuarela fue de nuevo, probablemente, el punto de encuentro de Pradilla con Ferrant en Roma pues el resto de su vida discurría por diferentes caminos. Ferrant se había establecido en la plaza de Capuchinos con su madre y su hermana Pilar haciendo vida de familia, mientras Pradilla con el resto de pensionados, al no tener todavía una sede donde poder alojarse, tuvieron que alquilar un piso en la vía de la Croce, 34, viviendo esta primera etapa con estrecheces por lo escaso de la pensión y de las dietas y con muchas dificultades para encontrar un lugar adecuado para residir y sobre todo para pintar.

Al llegar el verano, a pesar de que el Reglamento establecía que los pensionados no podían salir de Roma durante el primer año, muchos de ellos obtienen el permiso necesario para dejar la ciudad con dirección a las playas del sur. Pradilla, junto con Morera, Ferrant, con su familia, siguen los pasos de Fortuny, que a principios de julio había optado por pasar el verano cerca de Nápoles, en Portici, a los pies del Vesubio, donde alquiló la Villa Arata, frente al mar. 

Alejandro Ferrant aprovecha su viaje para visitar a los Fortuny en Portici, tal como le cuenta tiempo despues al musico Barbieri en una extensa carta: "Una tarde en Portici visitamos, en su preciosa villa de Arratti, al pobre Fortuny y a su querida familia, que tenían un paraíso por casa, al lado del mar con unas vistas admirables y había un túnel pequeño entre este y la casa porque por encima pasaba la vía férrea. Estaba contentísimo, pintando el célebre cuadro de a Playa en que puso a Cecilia, sus hijos y otras señoras y en el fondo una multitud de chicos bañándose. Cuadro de luz y verdad de color y fineza de ejecución, que es un portento." (Carta de Ferrant a Barbieri. Roma 9 de diciembre de 1876.)
M. Fortuny, Playa de Portici 1874 Meadows Museum. Dallas 

No hay constancia, en cambio, de que Pradilla, gran admirador de Fortuny, a pesar de viajar por la zona, hiciera también una visita al pintor. Los apuntes y obras que se conservan realizadas en ese tiempo se refieren a Nápoles o a Capri, como la tablita que regaló a Angel Avilés y que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Córdoba formando parte de su numeroso legado.
Marina de Capri. "Al amigo A. Avilés F. Pradilla. Capri. 1874" MBA Córdoba

Pero el verano termina y Ferrant y Pradilla vuelven a encontrarse en Roma para planificar la realización de la obra que, según el reglamento de la Academia, debían realizar el primer año de pensión: una pintura que reprodujese «un cuadro de un maestro antiguo o de un fragmento importante de algún fresco o pintura de grandes dimensiones, procurando que dicha copia sea de autor ilustre». Ambos pintores, al inicio del nuevo curso, se ponen de acuerdo para realizar conjuntamente la copia de la parte "terrenal" de La Disputa del Sacramento de Rafael, la primera obra que el maestro de Urbino pintó en la estancia vaticana de la Signatura. 

Poco tiempo después, tiene lugar un suceso que va a conmover la vida artística de Roma: la inesperada muerte de Mariano Fortuny, figura principal del amplio colectivo artístico español en Roma. Ferrant y Pradilla vivieron el hecho muy de cerca y les impresionó profundamente; ambos captarán los detalles del velatorio y entierro enviando sus dibujos a España para su publicación en La Ilustración Española y Americana.
Detalle del dibujo de Alejandro Ferrant Fischermans grabado por A. Carretero que recoge la comitiva del entierro de Fortuny. A la izquierda puede verse al pintor Pradilla tomando notas. (La Ilustración Española y Americana 15.12.1874)
Francisco Pradilla (Dibujo) B.Rico (Grabado). Entierro de Fortuny. 1874. La Ilustración Española y Americana, 15/12/1874.  (El original perteneciente a a Colección JANO, en la CM)

El 8 de diciembre publica una carta de Pradilla "que no estaba destinada á la publicidad" en la que hace un amplio relato de los detalles del suceso: Un joven amigo de Fortuny, artista de talento, que honra frecuentemente las columnas de La Ilustración, ... nos escribe desde Roma con fecha 27 de Noviembre ínteresantes pormenores sobre la enfermedad y fallecimiento del gran pintor que la patria acaba de perder.— Corríase entre nosotros (dice el Sr. Pradilla) que Fortuny se hallaba algo indispuesto del estómago, y en efecto, por dos noches seguidas notamos su ausencia de la clase de los pensionados..." (La Ilustración Española y Americana, 8/12/1874.)  

José Jiménez Aranda. Detalle de la antecámara mortuoria de Fortuny, en el que puede verse a Ferrant dibujando junto a Pradilla. La Ilustración Española y Americana, 22/11/1875. 
(Emiliano Cano. Los últimos días de Mariano Fortuny y Marsal.Cartas Hispánicas, 2018 )

De vuelta a las tareas de pensionados los dos pintores inician los preparativos del trabajo que han decidido realizar, la copia de la parte terrenal de la Disputa del Sacramento de Rafael de la Estancia de la Signatura. No se plantean la posibilidad de abordar la obra en su conjunto, incluyendo la parte celestial porque superaría ampliamente sus obligaciones de primer año de pensión. Hay que pensar que debieron obtener los permisos necesarios para poder montar el andamiaje que les permitiría ver de cerca la obra. El testimonio de esta estructura podemos verlo en un dibujo que realizó Pradilla
Dibujo de Francisco Pradilla: Ferrant (en lo alto del andamio) y Pradilla, ante la mitad del lienzo que le corresponde, copiando el fresco de la Disputa del Sacramento en la Sala de la Signatura del Vaticano. 1875. Colección particular.

En la primavera del año siguiente, la obra resultante, un lienzo de grandes dimensiones (3,08 x 7,95 m.) es enviada a España, donde según los cronistas de la época, causa sorpresa y admiración, aunque alguno, como Jacinto Octavio Picon realiza una dura crítica por no haber copiado la obra en su integridad: "La composición ha sido mutilada horriblemente: se ha copiado toda la parte inferior, la acción que se realiza en la tíerra y se ha omitido la superior, la que se cumple en él cielo. La unidad de la obra está completamente destruida". (El Globo, 4 de octubre de 1875). 
Alejandro Ferrant. Copia de la de la Disputa del Sacramento de Rafael. Parte derecha del lienzo. 
Francisco Pradilla. Copia de la de la Disputa del Sacramento de Rafael. Parte izquierda del lienzo 
A.Ferrant, Copia de la de la Disputa del Sacramento de Rafael. Remate superior del conjunto con cuatro ángelotes que sostienen los Evangelios y en el centro el Espíritu Santo. 
Copia del fresco Disputa del Santísimo Sacramento, pintado por Rafael en la Estancia Vaticana de la Signatura (óleo sobre lienzo, 3,08 x 7,95 m; Galería alta del patio del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, Madrid). 

La mitad de la izquierda del cuadro la ha copiado hábilmente el Sr. Ferrant, viéndose las figuras (todas de tamaño natural), muy bien concluidas y con los tonos á la manera de Rafael. El bastidor que completa la obra por la derecha es del Sr. Pradilla, con un colorido intencionado y ventajosas dotes también en su autor. (Miguel Martínez Ginesta, El Imparcial 3 oct.1875).

Algunos autores han considerado por error que Ferrant solamente habría realizado el pequeño lienzo correspondiente a la parte superior. Lo cierto es que Alejandro Ferrant realiza la mitad que le corresponde de la obra y además, más allá de la obligación, pinta el pequeño lienzo superior del Espíritu Santo rodeado de ángeles que sostienen los evangelios, buscando al rematar de una forma más armónica el conjunto de la obra, aunque quizás también quisiera compensar el trabajo realizado por Pradilla de la parte central del altar con el ostensorio. 

El director de la Academia, Casado del Alisal, en el informe que envía a Madrid sobre la obra hizo notar que Ferrant había llevado con exceso las obligaciones que le imponía el Reglamento. "Pradilla junto a su amigo Ferrant, modificadas por el estudio sus primeras tendencias de elección y dividiéndose proporcionalmente el trabajo, reproducen la parte inferior del gran fresco de Rafael La Disputa del Sacramento .../... A los dos lienzos indicados acompaña un tercero ejecutado por Ferrant, que sirve de complemento al trabajo de ambos artistas y que corresponde a la parte central superior del fresco. En él está representado el Espíritu Santo rodeado por ángeles..."
La unión de los tres lienzos que componen la obra, marcada aquí por una línea azul, muestra la distribución de las áreas de trabajo: la parte derecha y la superior, de Alejandro Ferrant, la izquierda de Pradilla.

No tenemos noticias de que ambos pintores volvieran a colaborar, como en esta ocasión, pero a juzgar por algunas obras de Ferrant cabe pensar que dicha relación se mantuvo a lo largo del tiempo como ocurre en El retrato de Pradilla que Ferrant regala en 1903 al Museo de Arte Moderno (hoy en el Museo del Prado), en el dibujo publicado en la Ilustración con motivo de la presentación de La Rendición de Granada de Pradilla en el Senado, o, por último, la incorporación de Pradilla al olimpo de los próceres aragoneses, junto con Goya, en la cúpula de la sala del trono  del palacio de Sástago en Zaragoza 
Alejandro Ferrant, Retrato de Francisco Pradilla, 1874. Donado por el pintor al Museo de Arte Moderno, MNP. 
Alejandro Ferrant. La rendición de Granada de Pradilla en el Senado. La Ilustración española y americana. 15.7.1882
Alejandro Ferrant. Detalle de La Alegoría de Zaragoza en la cúpula del Salón del Trono del Palacio de Sástago. 1889 (Zaragoza)

No conocemos, en cambio, ninguna obra en la que el pintor zaragozano representara a Ferrant, aunque probablemente mantuvieron una buena relación tanto durante el resto de periodo de estancia en Roma como a lo largo de su vida. 

El carácter de Pradilla algo triste y pesimista lo define bien la descripción de Ángel Barcia que le conoció durante el pensionado romano. "Tuvimos larga conversación sobre España, el estado del arte, sobre las amarguras, el desaliento, el cansancio, el continuo rabiar del artista. Bien experimenta él todo esto, es el pensionado de más genio y también el más desgraciado, al menos el que más sufre, claro;". Muy diferente su consideración sobre Ferrant "El carácter de Alejandro es excelente, bondadoso, dulce, afectuoso, modestísimo; es un modelo de amor filial y de buenas costumbres. (A. Barcia. Mamotretos. BNE).
 Alejandro Ferrant, Autorretrato con boina, dedicado a su cuñado, el diputado Antonio Vázquez. 1906