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lunes, 29 de octubre de 2018

24 Retos de Lectura - #20


Reto 20:
Las emociones fuertes son parte de ti. Este mes el thriller será tu lectura.
Elección: “Papel moneda”, de Ken Follet

Sinopsis:
“Esta magnífica novela explora las corruptas interrelaciones entre el crimen organizado, las altas finanzas, y el periodismo. La acción se desarrolla en un día normal en la sede de un periódico londinense. Cada uno de los capítulos constituye la crónica de ese día, y describe tanto los entresijos de la sala de redacción, como los acontecimientos que el periódico convierte en noticia...”

Leí la consigna y supe qué autor deseaba leer. Era mucho tiempo que sus libros habían terminado en mi ya renombrada –e interminabile- lista de espera. Pero aquí debo hacer una aclaración para quien no me conoce demasiado (amigos... mamá... no rían...) ...soy un poco “obsesiva” con algunas cosas (vos quitá esa carita de “¿un poco?”...) ...entonces, en mi lista de libros por leer, no sólo los autores están por orden alfabético, sino que  sus libros están clasificados por el año de publicación (me parece más lógico) ...y te preguntarás esto a qué viene; pues porque, por cómo soy no podía empezar por leer cualquier libro de Follet, sino que debía hacerlo por el primero de la lista... (sí, has leído bien, debía... y es que soy un caso de psiquiatra para algunas cosas!). Entonces fui con los dedos cruzados a ver si el primero de mi lista era un thriller... y bingo!, lo era... así que comencé a leerlo.

Y lamentablemente, debo decir que tal vez hubiese sido mejor que no lo fuera, que no coincidiera con la consigna del reto; o que hubiese leído las críticas, porque me esperaba muchísimo más de este autor, y sinceramente, me aburrió.

Es un libro muy bien escrito, no digo el contrario. Es breve; con personajes interesantes, donde cada uno de ellos tiene su lado bueno y malo, sus luces y sombras; pero no tiene ningún giro sorprendente, o ninguno de esos elementos que hace que el lector se apasione de la historia, y con los que seguramente luego, el autor ha acostumbrado al público.

Lo bueno, repito, es que ha sido breve y de fácil lectura; lo he terminado antes del previsto y me ha dado tiempo de leer otra cosa... (el último libro de mi amigo Nino Ortea, pero él y su “La gata vio al asesino” se merecen una entrada especial... sólo te adelanto que ha superado cualquier expectativa...) ...y esto, obviamente, no hará que me detenga de leer otros libros de este autor, de Ken Follet.

A la próxima!

(Nota: la sinopsis fue sacada del sitio: megustaleer.com)

jueves, 11 de octubre de 2018

Han pasado poco más de dos años desde cuando te detuviste a leer en aquel parque. Recogiste tus cabellos sobre la nuca, como haces a menudo; y te sentastes sobre la hierba, a la sombra de uno de los árboles que allí se encuentran. Sentías que eras observada; lo sabías, pero continuaste. Te gustaba esa sensación, te excitaba. Y finalmente lo descubriste.

En un sólo momento advertiste su clase, su elegancia aún vestido de forma casual. Cuando se quitó los lentes de sol, pudiste ver sus oscuros ojos, su mirada de paciente cazador. Su cabello matizado de tonos de grises, te hacía suponer experiencia. No pudiste hacer a menos de observar sus manos... finas, cuidadas, de pulso firme. Y, sin razón aparente, temblaste.

Él te observó. Tus hombros, tu cuello, tus labios... que no te frenaste de morder, casi como a provocarlo. Te había puesto nerviosa, un cosquilleo te recorría el cuerpo, por lo que decidiste marcharte. Tu instinto advertía el peligro. Recogiste tus pertenencias y te alzaste. Quisiste pasar por delante de él tan rápido que, sin ni siquiera darte cuenta, caíste de bruces a sus pies, golpeándote la sien.

Déjame que te ayude... –te dijo, mientras sus manos ya sostenían tu cuerpo, levantándolo del suelo. Sólo te has hecho un pequeño corte, nada grave...
Gracias... –estabas definitivamente avergonzada y muy confundida.
Soy un doctor... –agregó él ante tu expresión de incredulidad. Por eso sé lo del corte... pero igual me gustaría me acompañes hasta mi consultorio, es aquí cerca.

Dudaste, había algo en el modo de mirarte. Pero él tomó tu brazo y no supiste negarte. O no quisiste. Él marcaba el paso. Seguro, decidido. Y tú a su lado.

Entraste en el edificio, siguiéndolo,  pese a que tus rodillas casi se tocaban. Cuando se detuvo frente al ascensor, hiciste un paso atrás. Te preguntabas qué demonios hacías allí; pero antes de darte cuenta, él había sujetado tu mano, y estaban subiendo dentro ese reducido espacio.

Tercer piso. Departamento siete. Pasillos alfombrados. Una placa dorada con su nombre y su título en la puerta. Observabas cada detalle, trateniéndolo en la memoria; como si ello te fuera a servir de algo. Pobre ingenua. Abrió la puerta.

Pasa... –te dijo sonriendo de lado. No muerdo... al menos que tú me lo pidas, por supuesto.
¿Cómo? –preguntaste, y tu voz se notaba definitivamente nerviosa.
Bromeaba... –agregó, cerrando la puerta detrás de mí. Acomódate, por favor.

Hiciste un respiro profundo, mientras entrabas para sentarte delante de su escritorio. El corazón te latía tan fuerte que temías lo escuchara sin más. Te pidió dejaras tus cosas y te acomodaras sobre la camilla. Sus manos sostenían la bandeja de los materiales para desinfectarte la herida. Te recostaste sin dejar de mirarlo a los ojos. Sentiste las gotas de sudor frío correrte por la espalda. Cuando apoyó el algodón mojado sobre tu frente, se te nubló la vista. Lo último que recuerdas aquello que te susurró:

Desde ahora estás en mis manos, yo cuidaré de ti... mia cara...

(Este relato pertenece a los "52 retos de 'El libro del Escritor'".
Es el número 43Toca un relato en clave de thriller relatado en 2° persona.)

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