De puertas para adentro.
No se es más por proclamarlo, no es mejor por exhibirlo, no es el público ornamento el que valida tu fondo. No es la idea de los otros, ni las fingidas virtudes, lo que, al final, determina tu verdadera importancia. No es lo que llevas contigo cuando te muestras al mundo. Es todo lo que me ofreces cuando te quedas en casa .