Y esto es lo más reciente que reseño desde... buff, no lo sé, pues llevo una temporada con entradas de sólo cosas viejunas. Tampoco es de extrañar, llevo tiempo sin comprar novedades, ni siquiera de segunda mano, así que sólo tengo alguna cosa más publicada en los últimos dos o tres años en mis estanterías. En realidad es bastante triste con lo que servidora ha sido.
En concreto este tomo lo adquirí en Marzo de 2017 vía wallapop con la serie completa de Clamp Club de detectives. Me extrañó verlo a la venta tan pronto cuando acababa de salir así que aproveché para incluirlo junto a la serie que era lo que realmente me interesaba. Ahora leído lo entiendo, no está mal pero es un poco flojo.
La torre del dragón
El pueblo de las montañas y el pueblo de la costa están separados entre sí por una muralla con una torre en el centro donde se encuentra la puerta de paso. Ambos estaban a punto de entrar en guerra para ganar el otro territorio cuando un dragón los atacó. Había hecho su nido en la torre y había puesto huevos por lo que no iba a dejar que se acerquen. Sólo un comerciante tendrá el valor de pasar de un lado a otro para llevar las mercancías necesarias para cada población a la espera que se retome la guerra una vez las crías y el dragón abandonen el nido.
Lo primero que me llamó la atención de este relato es el detalle de que por dragón hablasen en realidad de un grifo, esos seres mitad águila mitad león. Quizás es que una es un poco tiquismiquis pero si el título del tomo es "Los siete hijos del dragón" y lo primero que tenemos es un grifo, la cosa chirría. Por no hablar que en realidad sólo aparecen dos dragones de verdad en todo el tomo.
En general, casi todas las historias parecen tener algún mensaje de fondo siendo el de ésta el rechazo a las guerras y lo estúpidas que resultan. Aparte de esto introduce un pequeño romance pero con muy poca chispa que es la mayor pega que comparte con el resto del tomo.
Lo primero que me llamó la atención de este relato es el detalle de que por dragón hablasen en realidad de un grifo, esos seres mitad águila mitad león. Quizás es que una es un poco tiquismiquis pero si el título del tomo es "Los siete hijos del dragón" y lo primero que tenemos es un grifo, la cosa chirría. Por no hablar que en realidad sólo aparecen dos dragones de verdad en todo el tomo.
En general, casi todas las historias parecen tener algún mensaje de fondo siendo el de ésta el rechazo a las guerras y lo estúpidas que resultan. Aparte de esto introduce un pequeño romance pero con muy poca chispa que es la mayor pega que comparte con el resto del tomo.
El santuario de las sirenas
Jun se encuentra de vuelta a casa una sirena medio deshidratada en el bosque que hay pasado la carretera que linda con la playa. Aunque sean medio humanas no llegan a tener siquiera el respeto de los animales y su situación en la sociedad es tema de debate. Después de que una ambulancia la devuelva al mar, Jun la vuelve a ver otro día queriendo cruzar de nuevo la carretera con el riesgo que supone. Evitándolo, consigue que por señas la sirena le indique que lo que quiere es llegar a un edificio que se ve a lo lejos: su instituto.
La historia en sí es muy tonta y el desenlace es totalmente anticlimático. Lo más interesante que tiene es la reflexión de fondo que se puede hacer al respecto del nulo respeto que tenemos los humanos por otras especies o incluso el rechazo a los refugiados con quienes no nos entendemos. Las sirenas serían una combinación de ambas ideas.
Mi deidad particular
Yukie es una niña que se está preparando para acceder a un buen instituto de secundaria. Tras recibir unas malas notas se dirige a estudiar a un rincón tranquilo en el bosque. Ahí una deidad con forma de pez le pregunta por un antiguo riachuelo pero éste ha sido tapado por unas obras. Pensando que si le cuida en casa esa deidad le puede ayudar a aprobar, se la lleva consigo.
Quizás la más "Ghibli" del tomo con la combinación de una deidad de la naturaleza y una niña, un poco a lo Mi vecino Totoro. Aparte de eso, llama la atención la presión por los estudios que existe en Japón incluso a edades tan tempranas que se refleja en la presión que siente Yukie para poder entrar en un buen instituto de secundaria.
Los lobos no mienten
Yukari es madre de un niño con "Síndrome del Hombre Lobo", una enfermedad que hace que la gente se transforme en uno en determinados momentos una vez al mes. Una vez Keita ya es mayor sufre por todo lo que supone tener este síndrome, en particular le molesta el periodo de pérdida de memoria que tiene, como si estuviese borracho, los días previos a la transformación.
El planteamiento narrativo de esta historia es bastante original. La primera parte está contada desde el punto de vista de la madre mientras Keita es pequeño. El estilo parece el que utilizan muchas mangakas en los free-talks de final de los tomos, con un dibujo muy sencillo y mucho texto sin bocadillos. Luego, la historia sigue desde el punto de vista de Keita con un estilo ya normal.
En cuanto al fondo, es curioso el planteamiento del tema de los hombres lobo como una enfermedad o, mejor, un síndrome no demasiado conocido: los miedos y dudas de la madre que no sabe cómo afrontarlo, el aprendizaje en grupo con otros padres, el mentalizarse en las medidas que debe tomar por el bien de su hijo... Esta primera parte me pareció mucho más interesante que el relato del hijo, enfadado con su enfermedad que lo paga con su madre.
El humilde Byakuroku
Byakuroku es un anciano artista tan excepcional que sus dibujos cobran vida y, por eso, todos los que hace los deja sin terminar al no dibujar la pupila del segundo ojo del ser que haya retratado. Al haberse quedado sin dinero y sin casi útiles para pintar decide dar vida a un dibujo imitación de los suyos que tenía en casa: un samurai y su caballo. Su objetivo es que le ayuden a capturar a alguna de sus creaciones cuando les dé vida dibujando su segundo ojo.
Aquí lo más interesante que tiene es el cambio gráfico de la autora para intentar acercarse al estilo de dibujo tradicional que tan bien pega con la historia que quiere contar. Por lo demás, un relato muy flojo sobre la relación de padres e hijos con un envoltorio surrealista muy peculiar.
El dragón que amaba a los niños
El príncipe Shun ha llegado a la aldea buscando a alguien que le ayude a llegar a la guarida del dragón para poder quitarle una de sus poderosas escamas con las que devolverá la salud al enfermo rey. Nadie en el pueblo parece dispuesto a acompañarle junto a sus guardias, sólo Yô, una mujer que llegó allí después de perder a su marido y su hijo, se ofrece voluntaria.
Quizás la historia más intensa del tomo, lo que tampoco es decir mucho con lo flojas que en este sentido son las demás. Habla del dolor de una madre y de su venganza. Creo que puedo decir que es mi favorita.
La familia Inutani
Arisa y Yurika son dos gemelas que pertenecen a una peculiar familia en la que cada miembro desarrolla un poder especial. Los de ambas han despertado recientemente: Yurika la teletransportación y Arisa... poner pijamas a la gente. El día en que celebran en casa ese acontecimiento hay una tormenta y su padre deja que entre un joven que resulta ser un famoso detective.
Y ésta es la que menos pega con el resto del tomo con ese rollo del detective que se cree que está en un capítulo de cualquier serie de casos clásica. Todo para llegar al mensaje final de que todos tenemos nuestro valor y podemos aprovechar lo que hacemos bien cuando llega el momento.
Conclusión
La autora usa un humor sutil para aderezar los relatos que no le queda nada mal. La fantasía la introduce igualmente en el mundo contemporáneo en algunas historias o en contextos históricos siendo las históricas quizás las que más me convencen. Y en cuanto al dibujo, tiene un estilo que consigue que quede bien en cada una de las historias por diferentes que sean. A primera vista, en cuanto a elementos objetivos, no hay nada negativo que decir. El problema viene con lo subjetivo.
Aunque el tomo es gordito, unas 250 páginas, no dejan de ser siete historias cortas en un único volumen. Algunas están bien con esta extensión pero otras parecen quedarse algo cojas. Con todo, el mayor problema que le veo es que, aunque trate ideas muy interesantes y plantee algunos debates de fondo, ni llega a profundizar ni, lo peor, consigue transmitir gran cosa. Es un tomo que me ha dejado fría, es la mejor forma que tengo de decirlo. Aún así no puedo decir que sea malo, ni mucho menos, pero me parece que le ha faltado emoción pues la poca que tiene no ha conseguido llegarme.